Hoy he cumplido 52
años. Podría estar mejor, podría estar peor, todo dependerá de quién y de cómo
se mire.
Hasta aquí he vivido en tres países diferentes, por lo que he tenido que lidiar con muchas fechas de poca relevancia para mí. Triunfo de revoluciones, días de independencias, de brujas, de santos, de difuntos, etc. y por encima de ellas, en momentos buenos y en los malos, he mantenido y celebrado, a mi forma, el día de mi nacimiento.
Como una tradición de
casi 40 años, el 12 de marzo de cada año, no trabajo, no estudio, no asisto a
reuniones de ningún tipo, no hago nada impuesto. En ocasiones aprovecho y hago
algo diferente, en otras me siento, escucho música y miro al techo. Casi
siempre, después de una comida más rica hecha por Martica, espero la llamada de
mi amiga Normita, que esté yo dónde esté, nunca deja de hacerme.
En realidad a mis
años tengo varias fechas privadas que podría celebrar. Además de mi nacimiento,
podría recordar mi primer infarto sin morirme, o la llegada a Estados Unidos después
de muchos años de añoranza, e incluso la operación de corazón donde tampoco
morí, pero lo de tumbarme dos o tres días en celebraciones privadas, resultaría
más difícil de entender por otros y por tanto lograr.
En ésta fecha, además
de los de plantilla, siempre me viene a la memoria mi profesora de Historia de África
en la Universidad de La Habana. He tratado de olvidarla, pero ni modo, siempre
termino dedicándole unos minutos, tal como si ella tuviera que ver algo con mi
llegada al mundo.
No sé si ya hice el
cuento, pero …, de todas formas lo volveré a hacer. Puede que, tal como dicen
los míos, a veces me vuelva un poco repetitivo.
Recuerdo que cuando
estaba finalizando mi carrera, la profesora que antes mencioné me impartió dos
semestres sobre África. Un año entero de tortura. Ella, la profesora, era muy
mala. De esas que le quitan a cualquier alumno las ganas de seguir estudiando.
Además como pueden imaginar la materia que impartía también torturante. Discúlpame
Normita
La profe, lo que no
tenía de inteligente, le sobraba de aburrida, pero era por aquellos años la
Secretaria del Núcleo del Partido Comunista en la facultad ideológica de la UH.
Muchas veces pasa así. Hoy no tengo claro si a los brutos los seleccionan para
las tareas partidistas por ser brutos o lo de ser brutos no les deja otra
opción. Esto fue casi una ley durante muchos años en los lugares que conocí.
Por ejemplo, recuerdo que en el Museo de la Ciudad donde trabajé varios años,
el Secretario del Núcleo del PCC era un hombre viejo, albañil, buena persona,
obrero de la mano, de muy bajo o ningún nivel de escolaridad. Imagínense en un
museo como aquel, donde primaba la intelectualidad, un secretario del partido
albañil. El pobre hombre, creo que en realidad un buen hombre, solo podía como líder
del Partido, presentar y darle la palabra a Leal, que como es sabido decía y
hacía lo que le daba la gana.
Yo, además de mis
problemas ideológicos, lo que ya era bastante, me empeñé en demostrarle a la
profe que lo que ella explicaba, mal o bien, a mí me interesaba poco y como
parte de mi plan, el día de mi cumple, no fui a su clase. Yo era joven.
En el siguiente
encuentro, por supuesto que me preguntó por la causa de mi ausencia y yo se lo
expliqué públicamente. Para qué fue aquello. La profe indignada arremetió
contra mí con una gastada arenga revolucionaria.
Parecía mentira, dijo, que un alumno casi al finalizar su carrera universitaria faltara a una clase por algo tan banal como su cumpleaños y que además frescamente lo confesara.
Parecía mentira, dijo, que un alumno casi al finalizar su carrera universitaria faltara a una clase por algo tan banal como su cumpleaños y que además frescamente lo confesara.
Era una mujer
torturada, además de ser mala profesional. Su esposo a la sazón también
profesor de la misma carrera, la apabullaba, se burlaba y la humillaba públicamente.
Él era un tipo inteligente, tenía amarrado bien su negocio con su Historia de
América, pero era un comemierda.
Como todo en la vida,
pasó el tiempo y pasó y un día, donde los últimos comenzaron a ser los
primeros, ya yo historiador famoso, JAJAJA, caminando por una de las calles del
Vedado, miro y veo que aquella profesora venía con los brazos abiertos,
sonriendo y casi corriendo hacia mí.
Primer pensamiento,
me confunde con alguien.
Segundo pensamiento,
se volvió loca.
Pues no, ni lo
uno, ni lo otro. Todo aquel agrado era
para mí, cosa que acepté con un poco de sorpresa y de temor.
Preguntas,
respuestas, hasta que en un determinado momento inesperado, me dijo, no sabes
cómo me he acordado de ti en todos estos años. De mí, le pregunté, me parecía
raro pues ella y yo no habíamos sido ni medianamente allegados.
No recuerdo
exactamente el día de esto que he contado, pero si recuerdo que ya estábamos en el errónea o cabronamente llamado “periodo
especial” por lo que la Revolución había comenzado a caminar desenfrenadamente
hacia atrás y todo aquello escrito en la Historia me Absolverá se estaba
comenzando a absorber por un pueblo que experimentaba por primera vez algo
llamado polineuritis por la falta de …
Asombrado le escuché
decir a la antigua Secretaria del Partido, Rolando, si yo hubiera celebrado mis
cumpleaños como tu celebraste los tuyos y dejó la frase inconclusa, a lo mejor
porque tenía miedo de que yo a esas alturas fuera además de historiador,
miembro de la Seguridad del Estado y entonces …
Dejó la idea
inconclusa, y me ofreció una cara de esas de pucheros.
De más está decir que
aquello me gustó mucho. Ella fue espontánea y sincera. Aquella vez, en medio de
la calle me habló de su derrota. Me sentí bien, igual que hace muy poco cuando
una persona muy cercana a mí, decidió en su pleno juicio darse de baja del PCC
del mismo PCC al que había pertenecido siempre y por el que tanto había luchado.
No espero a enfermarse, no se agarró de que está creciendo el hueco negro de la
capa de ozono y que se están extinguiendo las ballenas por la caza
indiscriminada, no espero a morirse, como han hecho y harán muchos otros. Creo que
hay que estar un poco cansado y ser muy valiente para tomar esa decisión. La
noticia me llegó como si yo hubiera ganado una batalla, y como saben los que me
conocen, un triunfo es un triunfo.
Entonces sigo
celebrando mis cumple a mi forma, incluso aquí en Estados Unidos. No dejaré que
el imperialismo acabe con mis convicciones.
Este año, o sea, hoy,
introduje algún cambio, para dar muestras de mi madurez y sobre todo
flexibilidad. Hoy jueves 12 de marzo vine a trabajar, de hecho esto lo escribo
desde mi puesto de trabajo, a cambio me voy a echar el día de mañana y así empato el fin de
semana con tres días para descansar más. Se puede ser maduro, pero no
comemierda. JAJAJA
No puedo pensar en
jueves y viernes, o sea, si lo pensé, lo que no puedo es ejecutarlo, porque el
imperialismo es manso, pero no bobo.
Aún estoy bien, no lo
duden. Desde el punto de vista frío y material, cuando pasé por la frontera
sólo tenía una maleta, hoy si tengo que mudarme necesito contratar un camión para
mover todos los tarecos que tenemos. He sido ayudado y como compensación hoy
tengo en mi aval el haber ayudado a otras personas más necesitadas. Eso como
dice Jonathan, me gusta.
Por los números, he
vivido mucho. Voy en camino a la vejez, ya que lamentablemente a la juventud no
se puede regresar, Sin embargo estoy empezando a vivir, en realidad cada día que
despierto, empiezo a vivir de nuevo.
Soy un tipo alegre,
ya casi no me pongo bravo. Trato de estar siempre en positivo. Quiero y tengo
muchas buenas personas que me quieren y para colmo tengo menos arrugas en la
cara que Brad Pitt, a lo mejor porque él no tiene aire acondicionado central en
su casa.
Vivir en USA es toda
una historia, algún día escribiré sobre mis experiencias, ahora les estoy
experimentando.
Tengo planes? Claro,
pero he aprendido a hacer planes a corto plazo. Las cosas para demasiado lejos
no me atrapan. Tal como dice mi amigo Ruso, “no me hables de futuro. El futuro
es ahora. El futuro es hoy”
Les dejo unas foticos
acabadas de hacer hoy. Puedo jurar que no las he pasado por Photoshop. JAJAJA