lunes, 31 de agosto de 2020

Maykel Castillo Pérez, alias “El Osorbo”. Un hombre que se cose los labios.

Las malas decisiones de gobiernos traen opositores, el aumento de los opositores desatan las malas decisiones que gobiernos escogen para desconocer, reprimir y contener a los opositores. Malas medidas, opositores, más malas medidas, más opositores. Es un ciclo. Más represión de gobierno, más personas pierden el miedo, protestan y aparecen como oposición. Mas protesta, más represión. Mientras más se reprime, más fuerza desarrolla la oposición, mientras más fuerza en cualquier orden aparecen, más violencia de los gobiernos. Es casi una ley. 

Así, poco a poco, jugando ese ciclo, van apareciendo las figuras, van aclarándose las ideas, van sumándose más personas, poco a poco se pierde el respeto, poco a poco se pierde el miedo. La desmoralización de gobiernos favorece que el reclamo individual se convierta en demanda popular y un día, incluso no planificado por los expertos, las personas se lanzan a la calle, se tumban los muros, se ajusticia a los culpables, los “jefes” huyen, etc. Muchas veces, para los más maduros e incrédulos, la historia puede comenzar con un simple pisotón de pie, una bofetada mal dada o dada a la persona equivocada, un apagón, un empujón, etc., a veces los movimientos populares aparecen sin tantas reuniones o tantos programas.

Maykel Castillo Pérez, alias “El Osorbo”, tiene que haber sido un joven, como otros muchos, con problemas. Quizás por rebeldía, por necesidad o mala cabeza, sus acciones juveniles, convertidas en delitos comunes, lo llevaron a cumplir varios años de privación de libertad. Lo he escuchado decir que fueron cosas de su pasado, que ya están superadas y por las cuales ya pagó.

Tiene que haber sido un joven rebelde, de esos llamados problemáticos, a los que la cárcel, como a muchos otros, en vez de calmarlo, lo hizo más rebelde. Nacido y criado en La Habana Vieja, hoy es reconocido como un cantante rapero contestatario y disidente, que pertenece al Movimiento San Isidro, un grupo de artistas urbanos, del barrio que da el nombre, de donde hoy Luis Manuel Alcántara, es la figura más emblemática.

El proyecto San Isidro, agrupa a jóvenes y ya no tan jóvenes artistas cubanos que están en Cuba y algunos fuera de ella, pero que mantienen los vínculos con sus orígenes. De él han salido varias figuras que hna convertido su arte en una forma de protesta contra el gobierno cubano y que dicho gobierno ha tratado, por todas las vías, de desmoralizar, acusándolos de falsos artistas, que en realidad son delincuentes.

Abundan entonces sobre ellos las acciones represivas, citaciones de la policía, detenciones sin reales causas, publicación de informaciones desmoralizadoras incluso por los medios oficiales de información, vigilancia permanente en sus casas, golpizas.

"El Osorbo", pertenece a ese grupo de jóvenes que debe tener el récord de mayor vigilancia y veces detenido por la policía oficial y por la llamada policía política, o sea, hombres vestidos de civil, de algún departamento del Ministerio del Interior, que portando armas se presentan en cualquier lugar, en cualquier momento y lo montan en un carro, con destino desconocido. A decir de sus amigos y compañeros del proyecto San Isidro, “El Osorbo”, cada 48 horas, es recogido, escondido por varias horas o días y luego dejado en libertad. A decir de sus compañeros, en ninguna de las ocasiones se ha estado cometiendo un delito, sólo se está expresando una idea diferente frente a la cámara de un celular, o se está filmando una realidad, o sea, las largas colas para adquirir productos, personas que están viviendo en la calle porque sus edificios se han caído y esperan por semanas la solución del gobierno, entrevistas sobre la alimentación o sobre determinado hecho puntual como la detención de alguien, etc.


Maikel entonces es una figura, para una parte de los cubanos en Cuba y por supuesto para otra parte de los cubanos fuera de la isla. Antes el anonimato era casi obligatorio, ahora es muy fácil darte a conocer, publicar tus ideas y videos, dar conferencias y entrevistas. De ahí pienso yo, las constantes y frecuentes detenciones. Los que hemos pasado por algún trámite parecido, sabemos cómo funciona.

Te llevan o citan a un lugar, donde eres recibido por varios “agentes”, a veces de militar, otras de civil, que te dicen: “Sabemos en lo que estás, conocemos lo que estás haciendo, te pedimos “amablemente” que dejes de hacerlo”, “Sabemos con quién te reúnes y lo que haces todos los días, te pedimos “amablemente” que te portes bien”, “Sabemos que acabas de comprar un jabón por la izquierda, no queremos hacerte daño, pero podríamos ahora mismo dejarte detenido, te pedimos “amablemente” que no sigas”, “Sabemos que eres bueno, que estás confundido, que no quieres hacer lo que haces, pero las malas influencias te tienen equivocado, te pedimos “amablemente” que no te dejes influenciar”, “Te tenemos abierto un expediente por lo que podríamos procesarte por tal o más cual delito, entonces dinos que está haciendo tu amigo fulano de tal o mengano de tal”, “Sabes que hemos sido condescendientes, te reúnes con personas que quieren hacer daño a la revolución, entonces te pedimos que colabores con nosotros y podrás “escapar”, te dejaremos tranquilo, podrás seguir reparando tu apartamentico”, “Conocemos a lo que te dedicas, sería bueno que sacaras una VISA para Burundi y no regreses, te vamos “amablemente” a dejar salir”. Mas o menos siempre es igual, está probado que la policía y los "secretos" a los que todos conocemos, son pocos creativos.

Parece que esa ha sido la historia de Maykel El Osorbo, pero él no ha querido ceder, ni colaborar, por el contrario, cada recogida lo hace más rebelde, cada citación lo ha regresado más decidido. Ha ido mejorando su trabajo de oposición, lo que lo ha llevado a estar todos los días en la calle, transmitiendo, a mi modo de ver, sin miedo lo que ve y está pasando en su entorno.

Ahora, hace pocas horas, cansado, pero decidido a continuar, "El Osorbo" ha subido un escalón en su protesta. Se ha cosido la boca con hilo, frente a una cámara y así se ha ido a la estación de policía donde nuevamente estaba citado. Solo, sin comparsa, sin grupo de opositores a su alrededor, sin marchas populares de apoyo. La acción, filmada con la mayor crudeza de su realidad, ha impactado a los que incluso son difíciles de impactar.



¿Qué hace a un hombre atentar contra su integridad física?, ¿Qué fuerza mayor o designio divino hace que se esté dispuesto a resistir el dolor, aguantar el sufrimiento físico y además causar dolor en los que te rodean, madre, esposa, hijos, amigos?

La respuesta para mí es sencilla. Se está loco, se ha perdido el instinto de conservación, se trata de llamar la atención o se está muy convencido de un ideal por el cual se lucha, por el cual se vive y se está dispuesto hasta incluso morir.

La historia nos ha enseñado a valorar a estos hombres, que hacen cosas que quizás nosotros mismos no estamos dispuestos a hacer. Abel Santamaria, el gran joven cubano, permitió que le sacaran los dos ojos a sangre fría y no delató a sus compañeros de lucha. Gandhi, realizó varias huelgas de hambre para lograr la unidad pacífica de los indios. Coco Fariñas, ha llevado también varias huelgas de hambre para ser reconocido y llamar la atención sobre el problema cubano, recién ahora varios hombres en Cuba han muerto bajo huelgas de hambre dentro de las cárceles cubanas. Mario Chang se metió 30 años como preso político “plantado” en Cuba. Hace pocos días, Maykel se cosió los labios.

Entonces aparecen las interpretaciones, Abel y Gandhi son héroes de las ideas, hombres excepcionales, valientes, inigualables, que todos terminamos respetando y hasta adorando. El Coco y Maykel son unos delincuentes, locos, que no tienen ideas propias, sino que son mercenarios pagados por el “imperialismo yanqui”.

A Abel hay que imitarlo, a Maykel hay que rechazarlo, es la propuesta de las autoridades cubanas, quienes, por todos los medios, no sólo tratan de desprestigiar, sino de callar. Gandhi fue un patriota, Maikel, según las autoridades políticas, es un vendepatria, un loco, un mal parido y, sobre todo, un enemigo del pueblo cubano, o sea, un joven negro, de La Habana Vieja, cantante de rap, que estuvo años preso en las cárceles del gobierno, ahora está en contra del pueblo de dónde salió, de dónde comió, de dónde probablemente lo hayan ayudado. Al mismo Maykel que las personas saludan en la calle con agrado, el mismo que tiene decenas de amigos que lo apoyan, que lo siguen, que lo defienden de la policía y lo buscan por toda La Habana cuando se lo llevan sin destino fijo conocido, ahora, según el gobierno, es enemigo de ese pueblo. Una vez más pueblo contra pueblo, la mejor estrategia de los gobiernos con miedo, que se saben en peligro constante de desaparecer.

Maykel “El Osorbo”, que viste desde hace dos años un uniforme de preso, como su ropa común, ahora se ha cosido los labios como muestra de protesta. Ha dejado claro, por escrito, que está preso, aunque por el momento tenga por cárcel a la ciudad, que no puede expresar lo que piensa, que está cansado de que lo llamen a declarar. ¿Cómo comerá?

Y es cierto, puede estar tratando de llamar la atención sobre la realidad que está pasando, sobre su realidad que no es inventada, Puede de esa forma, querer monopolizar la opinión de muchos otros dentro y fuera de Cuba en busca de decisión y apoyo. Puede estar diciendo a gritos, aunque con labios cosidos, lo que el gobierno quiere ocultar. Ha escogido una forma poco ortodoxa, pero es su forma y hay que respetarlo, sobre todo por aquellos, que pensando igual que él, no nos atrevemos.

Entonces, ¿Dónde están las voces que admiran a Abel y a Gandhi?, ¿Dónde están los que hablan de héroes?, ¿Dónde están los que mencionan el valor? Admiro al tipo, me gustaría conocerlo, me gustaría darle la mano y decirle, mi hermano, estás fuera de liga. Te apoyo.

Transformación.

He pensado mucho cómo titular este escrito, pensé que la palabra exacta debía ser evolución, porque en el discurso coloquial se puede utilizar como sinónimo de transformación, por aquello de que ambas pueden ser entendidas como un cambio gradual, entre otras cosas, en el campo de las ideas, pero la evolución indica esa misma transformación hacia delante, hacia algo positivo, hacia mejor, entonces no quiero dañar más a algunos de mis sistemáticos lectores, el tema puede desembocar en sentimientos. Jamás es mi intención hacer daño, ni tan siquiera incomodar, aunque tengo momentos que, si incomodo con mi verdad, me da igual.

Ya conté que llegué a este país cruzando la frontera entre México y Estados Unidos, venía de República Dominicana y la acción de ingresar, gracias a Fidel Castro y mi condición de cubano fue extremadamente fácil y feliz. A las pocas horas de presentarme delante del oficial de inmigración estaba libre y con documentos legales para vivir en los Estados Unidos.

Aquel momento siempre es grato recordarlo, pero para no volver a improvisar, reproduciré una parte de lo que escribí en este mismo blog el día 11 de julio de 2013, dónde describí lo que significó dicha autorización.

“(…) Pues para luego es tarde. “Vamo’ echando” antes de que se arrepientan. Recogida de bultos, despedida de los compañeros de causa, papeles en mano, caminatica hasta el oficial que se encontraba en la silla cómoda detrás del mostrador. Última revisión de papeles, fotos y caras. Autorización para pasar.

Sensación indescriptible, casi sin habla. La mejor imagen que se me ocurre es la misma de la película, “Fuimos Soldados”, cuando el protagonista, Mel Gibson se tira del helicóptero y pone un pie en el territorio vietnamita o la del video de Neil Armstrong cuando dicen que puso el pie en la Luna, incluso con cámara lenta y todo. Al poner un pie en el verdadero territorio norteamericano, estuvimos unos minutos parados como sin saber qué hacer, ni para dónde coger, como si estuviéramos medio mareados. Llamadas por teléfono a Jenny que esperaba desesperada. Mucha alegría, Yordán nos iría a recoger en tres horas. Caminata arrastrando las maletas por las calles de Laredo, que ya están acostumbradas a estas imágenes. Llegada al Burguer King más cercano para nuestro primer desayuno norteamericano, mientras yo recorría la zona en busca de un café fuerte, negro, parecido al cubano, que dé más está decir que jamás encontré.

Ya estábamos en Estados Unidos Martica, Jonathan y yo. ¿Terminamos? JAJAJA. Todo lo contrario, acabábamos de empezar”.

Pues sí, detrás de aquel primer paso por encima de la raya amarilla pintada sobre el asfalto, casi simbólico, comencé a dar pasos y no he parado hasta hoy, la idea de “acabábamos de empezar”, es la mejor definición de lo que ha pasado.

En esos pasos de aprendizaje, dónde casi se parte desde cero, porque nada de la teoría conocida sirve exactamente y hay que volver a aprender y aprender, una de las cosas que más me llamó la atención fue el tema de la política. Como ya dije venía de República Dominicana, país lindo y solidario, donde la experiencia política, con perdón de los hermanos, es desastrosa. Todo es peor, los partidos políticos, las campañas electorales, las elecciones, las votaciones de los vivos, los muertos, los que no están, los que nunca nacieron, los candidatos, los traje y las corbatas, las barrigas grandes, la mafia que los rodea, etc. No hablo de la experiencia cubana, porque, desde y por mi gusto, es peor.

Entonces Obama estrenaba su segundo mandato, después de unas elecciones ganadas en buena lid. Llegué gustándome el presidente. Era negro, bien parecido, descendiente de una familia no rica, su madre lo había criado solo y tuvo pocos vínculos con su padre, poseedor de una gran sonrisa agradable, una voz melodiosa y un discurso pausado, con muchos vínculos con niños y promotor de homenajes culturales a muchos músicos y cantantes que admiro. Era lo más parecido a un tipo normal. Es Obama un tipo inteligente, que, para su bien, está casado con una mujer también inteligente, profesional, con un expediente laboral prestigioso creado antes de conocerlo. Mujer procedente de una familia negra y pobre del sur de Chicago, tenía en aquellos momentos ideas que me motivaron a seguirla de cerca y observar sus resultados, no como un búcaro de la Casa Blanca, sino como una persona, que, independiente de su marido presidente, estaba decidida a dejar su huella.

Debo reconocer que me gustaban los Obama, pero como nada es eterno, muchas veces ni el amor de pareja, en la misma medida que fueron actuando los Obama, sobre todo al final de su último período, la visita a Cuba y la fiesta con el gobierno, la suspensión en secreto y sorpresivamente del privilegio que tuvimos los cubanos durante décadas para llegar y vivir en Estados Unidos, lo que todavía hoy tiene embarcados a miles de personas, me fueron diciendo que algo no estaba bien. Les quité un poco de almíbar y entonces …

Fui testigo, como observador, de las elecciones del 2016, donde los demócratas sacaron a Hillary y los republicanos aparecieron con Trump. Hillary, proveniente de la vida política de muchos años, con experiencia dentro del gobierno y dentro de su casa, su marido Clinton había sido un buen presidente según la Lewinski. Trump, proveniente del mundo empresarial, de los negocios, de éxito económico, pero con muy pocos vínculos con la política como carrera. Hillary, linda en su juventud, mujer, de forma general políticamente correcta. Trump, exactamente todo lo contrario.


Debo reconocer que si algo me llamó la atención fue la enorme cantidad de cubanos que apoyaron al segundo. Conocía a muchos, eran mis excompañeros de secundaria, preuniversitario, muchos de los que, casi “furiosamente”, dejaban sus ideas de apoyo abierto en las redes sociales, en sus mensajes, en sus intervenciones.

En aquellos momentos, en una primera parte de un artículo que publiqué en este blog, el 12 de noviembre, “Elecciones presidenciales en USA 2016. Make America Great Again!”. Me arriesgué a escribir:

 Frente a las elecciones y sobre todo a su resultado, a mí lo primero que se me ocurre es una pregunta más que elemental. ¿Cómo puede haber salido presidente de un país como este, nada más y nada menos que Estados Unidos, una persona cuyo discurso por momento fue racista, discriminatorio, agresivo, bufonesco, vulgar, etc., con un pasado medio oscuro como empresario y persona, cuya actuación ha sido criticada hasta por los animales y que no tiene ni la más mínima idea de lo que significa la política, el gobierno, la diplomacia, la toma de decisiones de gobierno, etc., frente a una mujer que primero tiene en su aval haber sido la Primera Dama de esta país, que es elegante e incluso, por qué no linda, que representa a la democracia, a la tolerancia y que además tiene una enorme experiencia como político y como trabajadora dentro de un gobierno?”

(…) Amigos, no seamos ingenuos, Hillary Clinton y Donald Trump forman parte del mismo juego. Hillary y Donald son dos actores que participan en un espectáculo que ahora se llamó elecciones presidenciales, que tenían que representar un guion que les pusieron en las manos. Ella y él, que no están solos, pues tienen detrás a 200 ó 2000 personas que les dijeron como vestir, como comer, como llorar, qué decir en cada momento, etc., estaban actuando. Donald actuó mejor y se llevó este año el Oscar”.

 Más adelante en ese mismo artículo aseguré:

“Donald ganó y el que está jodido no es él, para nada y lo demuestra el que he escuchado ayer que acaba de renunciar a su salario como presidente. El tipo va a trabajar de gratis o por lo menos sin cobrar. Fidel, nuestro líder, cobraba su salario. Dicho por él mismo frente a la TV, no sabía mucho lo que se hacía con él, pero lo cobraba. Lo que está jodido, y es mucho más preocupante, es una gran parte de las personas de este país, aunque nos cueste trabajo creerlo y para nada tiene que ver con la doctrina marxista leninista”.

(…) “Es cierto, Donald pronunció un discurso racista. Difícil de entender en el 2016, pero la realidad es que una parte de este pueblo es racista, aunque quieran taparlo. Hay muchas, pero muchas personas que no le gustan los negros americanos ni los de ningún lugar y menos los latinos, para qué hablar de los asiáticos. Se tragan a estas personas porque ya están aquí y no les queda más remedio. Donald habló del poder blanco, del poder de los rubios de ojos claros y ese mensaje llegó porque era el mensaje que muchos querían escuchar”.

Luego no conforme conmigo mismo, le metí a una segunda parte sobre el mismo tema, para mostrar mi asombro, mi desconocimiento, mi descontento y quizás mis muy modestas ideas muy al principio sobre lo que estaba viviendo.

“Trump habló de reducir la ayuda a los pobres. Eso es una locura individualista, que representa el más despiadado pensamiento capitalista. Eso es verdad, pero también es verdad que muchos, muchísimos americanos están jodidos con lo de la ayuda y no quieren saber de ella. Muchos se quejan de que trabajan y pagan impuestos para mantener a personas que no trabajan ni pagan nada. ¿Difícil de entender la falta de solidaridad? Si es cierto, pero lo que pasa también es que hay millones de personas que necesitan ser ayudadas y otros millones de personas que viven descaradamente del gobierno y eso para ellos no está bien”

(…) “Esto de la solidaridad es lindo, pero para muchos norteamericanos es un problema y se quejan constantemente de tener que pagar trabajando, para que otros disfruten sin trabajar, pudiendo hacerlo. Entonces esa idea, pues gustó en muchas personas que declaran, pues a quién le van a quitar la ayuda, a los vagos y muchas veces a los delincuentes, pues que se la quiten, que salgan a trabajar.”

(…) “Trump hizo el ridículo y en su discurso se burló y ridiculizó a otras personas, las agredió verbalmente. Eso es increíble para una persona que aspira a ser presidente, no importa de Estados Unidos o de Burundi. Sin embargo, ese comportamiento gustó a muchos, los entretuvo, los hizo reír, los hizo sentir superiores.

Donald puede que no sea tan malo como lo representó en su papel protagónico, ni Hillary sea tan buena como la han querido pintar los que defienden la democracia a través de ella.

Lo cierto es que muchas personas votaron a favor de Donald por vengarse de los 8 años seguidos que estuvieron los demócratas en el poder y sobre todo para vengarse de haber tenido que soportar a un presidente negro, hijo de una mujer blanca americana con un nada más y nada menos inmigrante negro africano. Si es cierto, instruido, buena persona, quizás buen padre, pero negro. Fatal para muchísimas personas de este pueblo. En realidad, cada candidato llevó un programa o pedazo de programa como propuesta, pero eso a mi entender no fue el fuerte de las elecciones, a tal punto que tanto los que defienden a una parte y le echan a la otra y viceversa no apoyan sus criterios con elementos serios comparativos, sencillamente ha primado el espectáculo, las agresiones incluso físicas, las faltas de respecto, las pasiones elevadísimas a niveles extraordinarios, la burla, etc.”

(…) "Make America Great Again!”, o sea, Hacer a Norteamérica Grande de Nuevo, el famoso slogan repetido por Donald para nada es una casualidad. De casualidad aquí no hay nada. Es un tremendo slogan para una campaña presidencial en este justo momento frente a sentimientos nacionalistas y quizás medio chovinistas que existen, que se habían debilitado, pero existen. Puede parecer prepotente, arrogante e insultante, pero esa idea es la que muchos tienen en sus cabezas. Norteamérica es grande, estuvo sufriendo y tenemos que hacerla grande nuevamente. Norteamérica es para los blancos norteamericanos que vamos a hacer un esfuerzo por soportar a los que no lo son. Norteamérica es el mejor país del mundo, incluso para muchos es el único país en el planeta, los otros países deberían desaparecer. (…) Hacer Norteamérica grande otra vez, no está malo, sólo que se puede estar refiriendo exclusivamente a la parte económica, porque esa es la parte que interesa a la mayoría, lo otro, lo de la democracia, la igualdad, la solidaridad, viene luego. Trump y Hillary, que forman parte del mismo modo de vida, hoy son privadamente multimillonarios precisamente por no repartir lo que tienen. Lo de repartir es un cuento. Entonces tenemos un nuevo presidente, el cual estoy convencido que irá cambiando su discurso por otro más moderado que le sugieran los que trabajan para él. Una cosa es ganar una campaña presidencial y otra es ser presidente. Tendrá que consultar, como todos, cada una de sus decisiones y entonces para nuestra tranquilidad en ese momento se deberá imponer la experiencia, la cordura, lo sensato y “políticamente correcto”. Ya hemos pasado por presidentes malos, recordar a Bush y nada, en la base, la vida siguió igual”.

Bueno, así pensaba yo, acabado de llegar, por primera vez siendo testigo, aún pasivo, de unas elecciones en Estados Unidos. La experiencia fue fuerte, Hillary y Trump. El viejo esquema, el viejo discurso, más de lo mismo, la dulce sonrisa frente a lo nuevo, lo chocante, lo visiblemente agresivo, lo discordante. La lucha dentro de partidos políticos fuertes, como partidos políticos que luchan fuertemente.

Hoy, después de aquellas arriesgadas declaraciones, con el paso de cuatro años, mi experiencia ha cambiado, mi forma de ver las cosas tiene mayor basamento, hoy conozco de cerca mejor a los norteamericanos. Estados Unidos es un país grande con muchos partidos políticos, muchos de ellos apenas son mencionados.

Como muchos otros países del mundo, existen dos partidos importantes, los principales, o sea, los que tiene mayor representación en el territorio, casi en el 95%, el Partido Republicano y el Partido Demócrata. Luego aparecen los llamados terceros, de menor importancia, por ejemplo: el Partido Verde, el Partido Libertario, el Partido Comunista y el Partido de la Constitución. Pero además, para hacer más complejo el panorama, existen otros partidos mucho menores, mucho más regionales que son, el Partido Paz y Libertad, el Partido Socialista de los Trabajadores, el Partido de la Opción Personal, el Partido Write-Ins, el Partido Socialista, el Partido de la Prohibición, el Partido Comunista Revolucionario y el Partido Centrista. De una forma u otra, por el empuje y la filiación ciudadana, la sociedad y el sistema político para las elecciones se debaten, según muchos, en lo que se conoce como un sistema democrático bipartidista, donde concurren los dos primeros grandes partidos que mencioné al principio, Demócrata y Republicano. Ese es el mismo escenario y escenografía que se repite cada cuatro años y por los cálculos se repetirá.

Ahora, demócratas, impulsados por la figura de Biden, quien fuera vicepresidente de Obama, y que como vicepresidente hizo poco, a mi modo de recordarlo, aunque es honesto decir que he visto videos suyos corriendo por los portales y jardines de la Casa Blanca junto a Barack y republicano lidereado por Trump, después de sus cuatro primeros años como presidente, el mismo Trump políticamente no correcto, pero más maduro, más calmado, más aceptable, tal como pronostiqué, cuyos números de resultado de trabajo, creo y así dejo 1% de espacio al beneficio de la duda, lo favorecen.

Ni idea tengo de quién va a ganar las elecciones el próximo noviembre, ese resultado es siempre impredecible, porque lo mismo los que votan siempre no van a votar, que los que nunca votan salen ese día embullados, que los que antes votaron por un color, ahora votan por otro. El sistema de elecciones en Estados Unidos, diferente, hace posible que se obtenga mayoría en el voto popular directo, o sea, más personas que votan por un nombre, pero ese no es el que se lleva el trofeo. Entonces lo recomendable es trabajar a favor de un candidato y esperar.

Yo soy cubano de origen, pero ahora soy ciudadano norteamericano, vivo felizmente en Estados Unidos, estoy dispuesto a morirme aquí, lo que significa que no tengo planes de regresar a invertir en Cuba. Hoy, para no enloquecer, he pactado conmigo mismo, tengo un origen y una patria, que, por desgracia a lo mejor, son diferentes. Mi primera misión en camino, ya no a la felicidad, sino a la estabilidad emocional es pensar en el lugar donde estoy, no se puede vivir en un lugar sufriendo porque se desea vivir en otro, al menos cuando tenemos la opción de escoger. Conozco y tengo familia y amigos Cuba, pero ni Trump, ni Biden trabajan para y por la isla, ni las opiniones y votos cubanos desde allí significan nada. Los candidatos tienen o deben tener una oferta para mí como ciudadano, deben ser capaces de, por lo menos, imaginar mi futuro para los cuatro próximos años. Eso es real, más que sentimientos.

Por el momento, sólo miro, leo, pienso y tomo mis notas. Estoy embullado con mi opción de votar por primera vez aquí. No quiero que me lo sigan contando. Lo cierto es que hoy entiendo más a mis compañeros de primaria y secundaria, entiendo más a mis vecinos “trumpistas”. Me llama menos la atención la enorme cantidad de latinos, además de los cubanos, que apoyan al candidato republicano y no me asombra la cantidad de “afroamericanos”, o sea, negros, que ha salido a no sólo apoyar, sino a defender al políticamente no correcto presidente. Entiendo, porque escucho, a muchos demócratas de toda la vida, incluso negros demócratas que hoy sin miedo apoyan a Trump, incluyendo a los descendientes del Dr. King.

¿Todos están equivocados? No creo, sería infantil pensar así. Ellos y quizás yo, estamos pensando en defender a los Estados Unidos, a hacerlo más grande de lo que ya es. Estamos pensando en que los cuatro próximos años, nuestra realidad aquí, la de nuestros hijos, sea mejor.

Biden es un político, con más de 40 años de experiencia en ese tipo de vida. Trump es un empresario, con derrotas y triunfos en ese sector como siempre pasa. Biden, quiere repartir, no deja muy claro de dónde lo va a sacar. Trump quiere crecer, quiere regresar las empresas, quiere producir puestos de trabajo, quiere mantener el país salvo de emigración ilegal, muchas veces proveedora de drogas y delincuencia, quiere no regalar, sino que las personas puedan ganarlo.

Es difícil, siempre aparece el fantasma Cuba, pero, ¿en la concreta, en la objetividad, de qué sirvió al pueblo, el acercamiento de Obama al gobierno cubano? Creo, mirando hoy las noticias, que de nada. ¿El gobierno de Trump ha bloqueado por mar y tierra al pueblo cubano?, ¿Ha parado la inmigración legal de cubanos hacia los Estados Unidos?, ¿Le ha quitado a algún cubano un pescado que cogió en una presa, un jabón que tenía guardado para usar o vender a otro cubano, una libra de carne de cerdo de la cual era dueño desde que crio a su puerquito recién nacido? No, estoy convencido de que no.

¿El gobierno de Trump ha prohibido que yo envíe dinero norteamericano a mi familia? No, lo que está establecido es que se puede enviar hasta 3 000 dólares cada tres meses, pero, no seamos tan artistas, ¿conocemos aquí a alguien que trabaje y como resultado de su trabajo, le sobren y pueda enviarle a su familia 1 000 dólares mensuales? Yo, aquí, no los conozco. El gobierno cubano acaba de comprar 82 000 000 de dólares en comida, equipos, medicinas, sólo en el primer semestre de este 2020 con Trump en la Casa Blanca. Sólo 82 000 000 porque es lo que el gobierno cubano ha podido pagar. Es cierto, mi familia está pasando un mal momento, pero, ¿qué tiene que ver el gobierno americano de Trump o de otro cualquiera con que en estos momentos, en Cuba no exista el plátano, el boniato, la yuca, para repartir? Que yo sepa nada.

Oh, el gobierno norteamericano está tratando de apretar el gobierno cubano, a esos come vacas por más de 60 años, a esos demagogos, que no viven donde vive el pueblo, que no van a los hospitales que visita el pueblo, que no cogen guaguas, camellos o pagan extremadamente caro el mal transporte, que hoy, con tal de no perder el poder, están reprimiendo, como nunca antes, con perros amaestrados incluidos, a todo el que se le ocurra manifestarse en contra, no de la idea teórica del marxismo, sino en contra de tener que hacer 8, 10 horas de cola para comprar un poquito de detergente, eso, porque trato de ser coherente, me parece bien. El gobierno norteamericano no está en las calles de Cuba metiendo miedo y vigilando. La Habana tenía 136 cines en 1959, como ninguna otra ciudad en el mundo, más cines que New York, hoy sólo quedan 19. ¿El gobierno norteamericano los ha ido cerrando durante todos estos años o Trump trabajó en el Ministerio de Cultura? No, creo que no.

Tal como dije sobre Trump y Hillary en las elecciones del 2016, que ambos “forman parte del mismo modo de vida, hoy son privadamente multimillonarios precisamente por no repartir lo que tienen”, ahora digo lo mismo para Trump y Biden, ambos son actores de una obra, ambos tienen que hacer rating, ambos, desde una opción capitalista, no existe otra, están tratando de llevarse las palmas, pero ahora, sin ánimos triunfalistas, me parece que el primero es mejor actor  y caballo en la carrera dentro del hipódromo “America”, sería entonces anormal apostar por un caballo viejo, cansado, que no ha corrido y no sabe correr.


Volveré sobre este tema, quizás para hablar un poquito más exacto de los partidos, de los programas, de los protagonistas, desde mi óptica norteamericana. No estoy preocupado ahora mismo, no lo puedo estar, por los cangrejos de carapachos azules, que están bajando de peso en una de las islas de la Polinesia, al este de Australia. No se lo pueden perder. JAJAJA.

viernes, 28 de agosto de 2020

¿Martí dijo que comiéramos una piña para ser libres?

Hace unas semanas, conversaba, en realidad chateaba como si habláramos, con un joven que viven en Cuba. Él con un poquito más de treinta años, rubio, bonito, graduado de técnico medio y ahora recién papá, me confesaba, con cierta pena que nunca se había leído un libro, que quería hacerlo, pero que no sabía ni por dónde empezar. La confesión, aunque no desconocida por mí, de la realidad de muchos jóvenes hoy, me llamó la atención y parte de nuestra conversación entonces transitó sobre la importancia de leer y algunas recomendaciones. Ahora ya no leer para él, sino para su pequeño hijo.

Eso me hizo pensar en mí, en Cuba y la realidad que hemos vivido muchos y otros viven y de paso, cosa que hago con agrado, destacar algunas cosas de las que vivo, dentro de estos llamados por muchos “salvajes americanos”.

Como ya he escrito nací entre libros, no teníamos muchas más posesiones materiales que las que todos tenían por aquellos años, pero al vivir en una familia de profesionales y profesores, las paredes de mi casa y parte de los cuartos estaban llenas de libros y revistas. Luego me mudé para la casa de Martica y al ser sus padres profesionales y sus hermanos estudiantes de la universidad, aunque de otros temas diferentes a los míos, las paredes también tenían libros técnicos, novelas y más revistas.

De mi abuelo heredamos una inmensa colección de “Mecánica Popular” de antes del triunfo de la revolución y de mis padres heredé otra colección inmensa e inigualable de revistas “Correo de la Unesco”. Luego recibimos las publicaciones de “Sputnik”, que parecida a las publicaciones de selecciones “Reader´s Digest” que ya conocía, eran muy agradable de leer, por sus temas variados.

Por todo esto, era muy común que hubiese libros en todas partes en mi casa, sobre las mesas de noche, sobre los muebles del comedor, incluso dentro de los closets.

Recuerdo con mucho agrado, cuando niño, mi abuela Mama Yuya me leía a la hora de dormir libros para niños. Dormí en el cuarto de esa abuela hasta que tuve 10 años, cuando me subieron a la casa de arriba, para darle paso en aquel súper acogedor cuarto a mi hermano Iván. De esa época tengo mis libros preferidos.

Ya he contado, con cierta nostalgia, que crecí en un momento donde había en La Habana muchas librerías, de libros nuevos y de libros usados y que los libros eran vendidos a precios muy módicos, en moneda nacional. Las mejores novelas de la humanidad, con incluso ediciones buenas, costaban dos, tres, a lo sumo cinco pesos cubanos. Hubo un momento de gran impresión cubana y de importación de libros, que estuvieron al acceso de todos. Fue, hasta cierto punto común, visitar frecuentemente las librerías tal como se visita una pizzería, en mi caso, creé una manía de visita semanal. Desde la enseñanza primaria, había en cada escuela una biblioteca a las que se visitaba de forma programada, como una asignatura más, dentro del programa de estudio. La figura de la bibliotecaria era importante.

Claro, no todo el mundo tuvo la misma historia, el mismo acercamiento, la misma necesidad, dependió mucho de los padres, el ambiente, el profesor que mostró, enseñó, ilustró, pero lo cierto fue que el acceso fue fácil, a la mano. En un momento incluso, ya cuando los problemas económicos se mostraron más evidentes, aparecieron personas que alquilaban los libros y las revistas. Para ellos fue un negocio, pero para el que quería leer era “una bendición”. Ya yo un hombre, por esa vía tuve acceso a muchos libros que antes no había podido tener o conseguir. También recuerdo a muchos amigos, con los que intercambié libros, con los que comenté temas, con los que intercambié contenidos, muchas de las mejores novelas que me leí, me llegaron por esa vía. De esa época heredé mi pasión por Frederick Forsyth y por George Orwell.

Recuerdo un poco el dolor con que, frente a mi salida definitiva del país, tuve que lidiar con deshacerme de mis libros. Había logrado acaparar muchos, primero sobre historia, principalmente de Cuba y luego de los temas relacionados con marketing, a lo que me dediqué por varios años antes de partir y muchas buenas novelas. La gran colección de revistas Correo de la Unesco se la dejé a mi hermano Iván, tal como si le estuviera dejando miles de dólares, joyas, un carro, etc., el resto fue regalado entre mis amigos, un grupo fue entregado a un amigo especialista en libros viejos y un grupo lo tuve que echar dentro de sacos de yute y poner frente a mi casa para que cualquier interesado lo cogiera o los basureros lo echaran dentro del carro de la basura.

De mi paso por República Dominicana, recuerdo con agrado la colección que logré, comprando mes tras mes la revista National Geographic, que después de 5 años, nuevamente con la salida del país, envié revista a revista a mi hermano Iván en Cuba. Nuevamente tal como si le estuviera enviando dólares, joyas, carros, etc.

A mi llegada a Estados Unidos, descubrí librerías como las que no había visto nunca. Lugares agradables, muchos con cafeterías dentro, donde se vende entre otras cosas muy buen café expreso y llenas de personas que compran libros, revistas, música, etc., y, más lindo, que se sientan a leer o estudiar dentro de ellas. Más agradable, dentro de aquellos lugares muy bien decorados y atendidos, aparecen espacios, pequeño obviamente en comparación con el total, para la venta de libros en español.

Los libros son caros, pero depende como se vea, unos más caros que otros, sobre todo si buscas libros especializados en artes, ingeniería, medicina, etc., pero, en realidad, si trabajas y puedes comprarte un 12 de cervezas importadas, vas a una buena pizzería a comer o vas a un cine a ver una película de estreno, entonces te los puedes comprar. He pagado por un libro 25 dólares, que, si ganas 2 000, es sólo el 1,25% de tu salario, lo que hace que, con ganas y prioridades, una vez cada seis meses te puedas comprar uno.

Los cubanos cada vez que estamos trabados apelamos a José Martí, convencidos de que encontraremos un pensamiento, una frase, una palabra, relacionada con el tema que nos traba, en este caso, retomo lo que escribió, aquello de “Ser cultos, para ser Libres” y entonces me hago preguntas, ¿qué pasó con nuestra cultura, con aquellos gustos por la lectura, con aquellas imágenes de personas que caminaban con un libro debajo del brazo o que sentado en cualquier banco de cualquier parque, leían, con aquellos recuerdos de padres regalándole libros a sus hijos, de amigos ayudando a amigos a leer, prestándoles como algo muy valioso, un libro?, ¿Qué nos pasó con la buena caligrafía y la ortografía a la hora de escribir, con la expresión correcta a la hora de hablar?

Los descalabros económicos son más complicados que problemas económicos. Cuando ellos se hacen largos, pesados, irrecuperables, dañan otras esferas de la vida y eso, creo, nos pasó en Cuba.

Los que como yo pasamos de 50 años, quizás algunos más jóvenes, tuvimos la suerte, si la suerte, de crecer en un momento por lo menos estructuralmente organizado. Fuimos herederos de buenos profesores, de aquellos que sobre todo y por encima de todo, amaban su profesión, muchas de mis maestras de primaria, tocaban piano, cantaban bien, pintaban, montaban obra de teatro con sus alumnos. Tuvimos escuelas con bibliotecas organizadas, con libros para estudiar y para leer, con librerías en muchas esquinas de las ciudades, con libros buenos y baratos y además con familias organizadas hacia el estímulo al estudio, la lectura, la cultura general.

Tuvimos, por lo menos, la opción de poder intentarlo, a lo mejor con grandes lecturas de las grandes obras de la humanidad o con aquellas revisticas melosas de Corín Tellado. Lo más común en cualquier casa era un diccionario, a donde te enviaban a leer para que conocieras una palabra o rectificaras el mal uso de otra. Tuvimos incluso programación en la televisión dirigida a estos fines, programas maravillosos que enseñaban y que era casi una ley verlos. ¿Recuerdan “24 por Segundo”, con el carismático Enrique Colina, “Cine en TV” y “Tanda del Domingo” con el súper Doctor Mario Rodríguez Alemán y el inigualable “Escriba y Lea” con aquel panel de profesorazos e intelectuales cubanos? Existía la intención de estimular al aprendizaje, a la lectura, al arte, al cine.

Después todo eso fue desapareciendo. Los profesores envejecieron, murieron, otros se cansaron y los muchos, en busca de la sobrevivencia lícita y entendible, se movieron a otros sectores más y mejor remunerados y donde se podía “luchar”, digamos el turismo. De pronto las escuelas se quedaron sin maestros y se comenzó a improvisar. La necesidad hizo que se fabricaran maestros en 3 meses, que se cazaran jóvenes descarriados y se les diera un curso rápido de magisterio, como resultado aparecieron en las aulas, maestros tan jóvenes como los alumnos, que no sabían escribir, que no sabían hablar, pero más, que no podían controlar la disciplina, ni educar a nadie. Aparecieron los maestros jóvenes enamorando a sus alumnas y peor, los maestros que vendían las pruebas y cobraban, a veces en dinero, otros en especies, los aprobados. Maestros que no podían estimular a la lectura, porque ellos no habían leído nada. Y esa es la gran diferencia. Una cosa es alfabetizar a cuatro o cuatrocientos analfabetos, enseñarlos a firmar y leer los encabezados de un periódico, y otra cosa es improvisar en el sistema de educación de un país entero. Esa improvisación, que no se ve en las estadísticas anuales, porque los niños y jóvenes pasan y pasan de grados, luego lo recoge la sociedad y eso, a decir de especialistas, a largo plazo, es peor que no exista aguacate o que no se pueda comer camarones.

Yo, que para nada soy un experto, ni un gran conocedor de nuestro idioma, me quedo asombrado de la forma en que muchas personas hablan en Cuba, mayor mi asombro cuando leo, porque a la falta de conocimiento del español, se ha unido el nuevo idioma creado para la tecnología, lo que hace que lo que se escribe se convierta en algo imposible de entender, muchas veces de leer. Y creo entonces que esos jóvenes, son hijos de otros que fueron jóvenes y que esos errores no se visualizan porque no se ven. No se corrigen porque muchos no saben lo que está mal y tiene que ser corregido. Recuerdo aquella caligrafía “Palmer” de mis abuelas, mujeres que habían estudiado en sus épocas siendo pobres. Recuerdo aquel diccionario “Larousse Ilustrado” de caratula azul oscuro, al que me enviaban a revisar casi a diario.

Entonces, quedándome con la primera parte del pensamiento martiano, o sea, aquello de se culto, creo, que todo aquello que nos hicieron creer, aquello del país más culto, de los pobladores más informados, de la población más preparara y madura para interpretar, de aquellos profesionales que impresionarían el mundo, fue parte, primero de un sueño, y segundo, de toda una consciente manipulación propagandística.

OJO, para los más sentimentales, no estoy diciendo que no existen en Cuba grandes hombres y mujeres de letras, grandes científicos, grandes artistas, actores, personas muy cultas y “apreparadas”, como decíamos en el argot popular. Lo que estoy tratando de contar es que hoy, eso de hombres y mujeres cultos, digamos, para ser conservador, está en peligro. Aquel joven de 30 años me confesó que nunca había leído un libro. ¿Será el único?

Los jóvenes, ese supuesto relevo, ese supuesto grupo mejor preparado, que incluso está llamado a ser mejor que sus padres, hoy están muy metidos en la tecnología de uso común, tan metidos que llegan, muchos para mi gusto, a verse embobecidos, tan embobecidos que llegan a plantear, los conozco, que no hace falta ir a la escuela, ni tan siquiera a una universidad, las que deberían ser cerradas, todo lo que se necesita para aprender y conocer, está en internet. Pobre relevo.

Con estas ideas camino por Lincoln y descubro algo, que recuerdo mencioné en algún artículo antes escrito en mi blog como una idea de paso y que, repito, con gusto me sirve para demostrar que ese criterio que muchos aseguran de que el  norteamericano es un individuo sólo interesado en el tema material, que sólo vive para consumir desmedidamente, quizás criterio desarrollado por algunas películas, la vida de algunas “celebrities” y algunas mentiras que nosotros mismos hemos dicho, no son absolutamente ciertas.

Caminando y tratando de observar, descubro que existen muchas casas, o sea, muchas familias y personas, interesadas en otros asuntos. No conozco a estas personas, a lo mejor son aquellos profesores buenos que tuve en Cuba, que también emigraron a Estados Unidos y hoy viven en Lincoln, Nebraska.

Existen jardines, donde las familias tienen puesto una especie de buzones, a veces con forma de casitas de cristales bien diseñadas, con libros, para que las personas puedan pasar y leerlo.  ¿Cómo funciona?


Los libros están protegidos por cristales, por lo que puede llover y nevar, sin que se dañen, es una intención-acción para el verano y el invierno y para poseerlos, no hay que pedir permiso a nadie, ni pagar nada. Es autorizado y gratis.

Entonces el potencial lector puede:

  1. Pasar coger un libro, leerlo, devolverlo o no devolverlo.
  2. Pasar coger un libro y poner otros como agradecimiento o intercambio
  3. Pasar y donar un libro para que otras personas lo puedan leer.

Debe ser que me estoy poniendo viejo, pero esto me parece lindo. En un país donde todos estamos acusados de salvajes, de ignorantes, de tontos políticos, existen personas pensando en la comunidad, en los otros y ponen sus conocimientos, sus recursos, su tiempo en ayudar desinteresadamente.

Pienso entonces en Cuba y recuerdo que mis dos padres, profesores, por años, mantuvieron en mi casa diariamente una de aquellas llamadas “casa estudio”. Ambos eran trabajadores y en las tardes, sin cobrar un centavo, ayudaban a niños y jóvenes a estudiar, a hacer sus tareas escolares, a orientarlos y a muchos enseñarles sobre la vida. Hoy sé que muchas personas son llamados “repasadores”, quizás de esos también llamados aún revolucionarios, conozco que muchos padres por los problemas que existen en todos los niveles de enseñanza les envían sus hijos, pero esas personas hoy cobran y cobran mucho dinero.

Cómo es posible que estas ideas lindas de poner libros en los jardines no aparezca, cuando en cada cuadra hay organizaciones políticas y de masas que controlan y entretienen a los vecinos y se tenga a un funcionario de gobierno, espía confeso del gobierno cubano dentro de los Estados Unidos, por lo cual cumplió años de cárcel, viajando por todo el país con una piña en la mano, organizando que cada CDR, o sea, cada cuadra del país, siembre una piña para resolver el tema alimentario cubano a largo plazo y de forma sólida y estable?, ¿Hoy es la rica piña lo que se necesita comer?

Martí, el Apóstol, dijo “Ser cultos para ser Libres”, ¿No conocía lo de la piña o se le ocurrió esa idea sobre la cultura porque no tenía otra cosa en qué pensar?

He recibido la pena de un joven en Cuba, que no tiene quién lo oriente, no tiene quién le preste un libro, quiere leer, pero no sabe por dónde empezar, que vive además en un lugar donde los libros, al menos una parte de ellos hay que comprarlos en moneda libremente convertible y tiene que conversar el asunto con un tipo que está en los Estados Unidos. ¿Dónde están los vecinos, que aplauden la idea de sembrar una piña por cuadra y no se les puede ir a ver para la lectura?

Aquí les dejo las preguntas que me hago mientras camino por Lincoln.

lunes, 24 de agosto de 2020

“La caída libre final”. (Cuarta Parte - creo que Final)

Debo reconocer que, una vez que comienzo a escribir, me propongo terminar con esto de las partes, pero en medio de la escritura, se me ocurren y ocurren nuevas ideas, que me hacen volver, por lo que pido disculpas, a escribir bajo el mismo tema. Trataré de terminar con esta serie y quizás escribiré sobre las ardillas de Lincoln.

Recuerdo que cuando mis hijos fueron bebitos, yo papá joven, a veces lloraban para dormir, se ponían majaderos, se arrascaban los ojos, se movían de un lugar a otro dentro de la cuna, que, por cierto, a pesar de los 4 años que se llevan, fue la misma. Yo, a prueba de paciencia porque eran mis dos hijos bebitos, de haber sido un gato todo hubiera resultado diferente, los miraba y pensaba para mis adentro y a veces tratando de dialogar con ellos, les preguntaba, pero hijita o hijito, si tienes sueño, por qué no te acabas de dormir.

Hoy creo que el gobierno cubano debe hacerse el mismo tipo de pregunta frente a la emigración cubana, esté donde quiera que está. Claro, imagino que se pregunten para ellos mismos en secreto o para un muy reducido grupo de “compañeros:

_ Pero hijitos, si ya tienen la libertad tan añora de expresión, de movimiento, si ya pueden votar en libertad, sin consecuencias negativas, por un candidato político, ya han logrado casas, carros, todos los artículos modernos que se han inventado, si ya tienen toda la comida de todos los países del mundo y se la pueden pagar, pero si ya les sobra un dinero para pasear, invertir, tener su cuentecita en el banco y además ayudar a su familia aquí, con la que estamos acabando, ¿por qué no se están tranquilos, por qué no se callan, por qué forman tantos líos?

Entonces mientras escribía la tercera parte, escuché a una mujer cubana, de nombre Yamila, de senos muy grandes, una voz muy dulce y una forma de hablar que recuerda a aquellas buenas maestras que tuvimos algunos en nuestras primarias o a una abuela súper cariñosa, decir: _ “llevo muchos años fuera de Cuba, pero no me la van a quitar de mí cabeza. Hace muchos años que vivo afuera, mi único hijo nació fuera, mi esposo murió fuera, pero en Cuba tengo enterrados a mis padres y mis abuelos, que son las cosas más sagradas que yo tengo en mi vida. No me van a quitar a Cuba y me gustaría volver a caminar por las calles de La Habana”.

Y esa definición, para nada política, ni ideológica, ni partidista, para nada económica, sin mencionar al gobierno malo, sencillamente expresó ese sentimiento que traté de describir en la parte anterior de este artículo, ese vínculo con un lugar, con un pedazo de tierra, con un olor, con un sabor, que hace a las personas hablar de patria. Nación más que gobierno, nación más que ideología, nación por encima de todo como un sentimiento de pertenencia, incluso a un lugar, donde no se está o no se vive. Nación no para recuperar casas o propiedades quitadas, dinero perdido. Nación o patria para poder ir a una tumba a rezar, poner flores o conversar. ¿Qué sabrán los políticos cubanos de estos sentimientos? Quizás algunos consideren a esta mujer cubana como una gorda ridícula, que, a estas alturas del juego, se dedica a pensar en huesos viejos.

De mi último artículo para acá, o sea, hace escasas 24 horas, sigo pensando que muchos estamos equivocados, otros muchos, más malitos, estamos jodidos.

Sigo viendo constantemente la frase de Viva Cuba Libre y me pregunto, ¿libre de qué? Cuba es libre desde 1902 cuando se creó su república, desde ahí hasta acá, con sus bajas y altas, con sus fracasos y logros, Cuba más nunca ha sido poseída por otro país. El último estatus de absoluta dependencia política y económica terminó en 1898. Claro, es cierto, existió una dependencia de los Estados Unidos, de forma amigable, pero los norteamericanos no construyeron el Capitolio de La Habana, no diseñaron Miramar, no se fueron en masas a cortar caña de azúcar o recoger café en las montañas, no construyeron las líneas de ferrocarril, ni las calles. Esa dependencia amigable, a la cual se quitó por injusta, luego, durante muchos años se cambio por otra dependencia amigable con los “soviets”.

Supongo que los que estamos aquí afuera, digamos “Viva Cuba Libre de Comunismo”, haciendo alusión a eliminar o cambiar el sistema político y el antisistema económico que existe en la isla y no nos gusta, a pesar de no vivirlo todos los días y los que están allí deberían gritar “Viva Cuba Comunista”, lo de dejaría bien claro lo que defienden. Muchas personas, que no conocen los detalles, preguntan, ¿por qué gritan viva Cuba libre? Otros más jodedoras o “mal intencionados” preguntan, ¿es que la única libertad es el comunismo?

Ahora traigo una historia con la que prometo terminar esta serie de artículos, un poco que refuerza lo de caída libre final, que ya dije que fue sugerido por Félix, mi amigo, así que, si algo hay que reclamar con relación al título, por favor llamen a Félix a España. Esta historia puede demostrar mi teoría sobre lo jodidos que estamos, o, por el contrario, demostrar que sólo el jodido soy yo.

Desde hace unos meses ya, la historia comenzó en mayo, se viene organizando desde Miami, una ayuda humanitaria para Cuba ahora no vale la pena mencionar a los protagonistas, ni las organizaciones que han participado, sin embargo, es bueno aclarar que esa ayuda no tiene nada que ver con el gobierno norteamericano, ni con la CIA y que Trump no ha donado absolutamente nada, ni tan siquiera un dólar. El muy cabrón.

La idea, como humanitarismo es linda, aunque todos sabemos que es imposible matemáticamente, estructurar una ayuda para los 11 millones de cubanos en la isla. La contraparte en Cuba, son algunas iglesias, que han recogido la solicitud de 1500 familias que necesitan con mayor urgencia de alguna ayuda, iglesias, que según dicen tienen toda la autoridad legal para recibir donaciones desde el exterior y luego repartirlas entre sus miembros.

Ahora, la sola idea de organizar una ayuda ha descubierto las más disímiles opiniones a ambos lados del Estrecho de la Florida. Aquí los que apoyan la idea y han donado, incluso sin tener familiares en Cuba, productos alimenticios, de higiene, medicamentos y los que, increíblemente para mí, voces independientes desde aquí, que cuestionan el asunto, diciendo que no va a funcionar, que eso de ayuda es mentira, que era una estafa, que no se podría enviar, que el gobierno cubano no la aceptaría, que los organizadores se van a quedar con todo, etc.

Aquí, militantes del partido comunista cubano sentimentales, que todo lo cuestionan y que no apoyan nada, porque lo que hacen es criticar al que tiene una idea, salen a relucir entonces lo que se hizo hace años, lo que las personas ahora organizadoras juraron la bandera cuando fueron pioneros, los que nunca dijeron nada en Cuba y ahora hablan, etc.

Del otro lado de la isla, muchas personas se manifiestan a favor de la ayuda, algo que les llegue los aliviará, pero, increíble también, muchas voces no tan independientes, sino a todas luces organizadas por el gobierno, enuncian las mismas ideas del grupo de militantes aquí, sólo que con más odio y un argumento de ficción, Cuba no necesita ninguna ayuda, menos de los gusanos de Miami. Cuba lo que necesita que se levante “el bloqueo” para entonces poder comprar en Estados Unidos todo lo que el gobierno no puede producir, tener un nuevo deudor, al que dentro de pocos años se le deberá millones de dólares. Acabo de ver una información oficial del gobierno argentino, reclamando una deuda de 2700 millones de dólares que Cuba tiene con el país suramericano desde la década del 70, por sólo poner un ejemplo de lo que ese gobierno, no el de Batista, ni el de Machado, debe.

Los organizadores no se han desalentado y han movilizado a muchas personas, he visto imágenes dulces de niños nacidos en Miami, o sea, norteamericanos, pero de padres cubanos ir a entregar sus donaciones. He visto conmovedoras imágenes de viejitos, jubilados, que han entregado dos latas de frijoles, con pena, casi disculpándose, por no poder entregar más.

La ayuda se ha convertido en el nuevo escenario para la lucha, esa lucha de nosotros los cubanos, cargada de odio, reservas, historias pasadas, problemas emocionales no resueltos, etc. Escenario para destacarse, escenario para coger "likes”, para pasar cuentas. No lo logramos ponernos de acuerdo, los de aquí y los de allá fajados ahora por una ayuda humanitaria que pretende ayudar. Repito, no se beneficiaría a la población total, porque para eso sería mejor que se le entregarla la administración del país entero a los que organizaron la ayuda. No se puede beneficiar a la población total, porque harían falta no varios contenedores, sino billones y billones de dólares para poder lograr que cada cubano, que cada familia, tenga lo que necesita para vivir. Billones de dólares que un grupo de ciudadanos no pueden producir e incluso que ni el mismo banco central de Cuba debe tener en sus arcas.

He visto imágenes de la recolección y de la organización de la ayuda y no es un montaje de Hollywood. He visto a cubanos bajarse de sus carros y entregar cajas, he visto las imágenes de almacenes llenos de productos que, según dicen, fueron debidamente organizados, embalados y depositados en contenedores que saldrían para Cuba en un momento determinado.

Se lograron armar cinco contenedores, es mucho, téngase en cuenta que Miami, sobre todo, ha sido una de las ciudades más afectadas por el COVID-19 de todos los Estados Unidos, muchas personas en las casas, sin trabajo, muchos negocios cerrados, muchas personas aplicando a la ayuda económica del gobierno y, así y todo, se logró recopilar cinco contenedores, que mañana pueden ser diez y dentro de dos meses pueden ser cien.

Según los organizadores aquí, finalmente los contenedores, legalmente avalados con todos los documentos a nombre de instituciones que tienen autoridad para importarlos en Cuba, salieron en un barco y llegaron al puerto del Mariel, donde aún están en el patio. La misión se ha manejado en extremo secreto, triunfo de los organizadores, para evitar que pudiera ser boicoteada, los contenedores fueron metidos y descargados en Cuba, gústele a quién le guste, pésele a quién le pese. Según la imagen del satélite que aquí les dejo, los contenedores están ubicados en ese puerto del oeste habanero.

¿Desapareció el problema?, ¿Se terminó? Para nada, el problema ha crecido.

Veamos los hechos, para entender cuando digo que estamos jodidos. ¿Necesita o no Cuba, o sea, los cubanos, una ayuda humanitaria?

Yo, sin conocer muchos los números, sólo por ver algunas imágenes, escuchar algunas historias y hablar con los míos allí, creo que sí, que, si alguien envía un pan, una aspirina, una lata de frijoles, debería ser no sólo bien recibida, sino agradecida.

A cada rato se escucha que los hermanos vietnamitas enviaron a sus hermanos cubanos un barco de arroz como donación. Que el hermano gobierno chino donó a su hermano el gobierno cubano, tal o más cual cosa. Que los antiguos hermanos soviéticos, hoy actuales rusos, donaron medicinas, a sus hermanos los cubanos. Entonces Cuba, el gobierno, recibe más que nunca donaciones, con las que apalear los problemas, cosa que es rica, porque las donaciones como regalo, no hay que pagarlas en efectivo, no hay que devolverlas.

Claro, esas donaciones para cubanos, pasan por las manos del gobierno, entonces de ese barco de arroz donado por Viet Nam, no se aumenta la cuota establecida por libreta, no se le da más arroz al pueblo, no se logra, ni cobrándolo más caro, poner por la libre, sino que de ahí también sale el arroz para los hospitales, las escuelas, la inmensa policía, el fastuoso ejército, los miles de cuadros de dirección regados por todo el país, etc.

Entonces Cuba necesita donaciones, el pueblo necesita que se le ayude y paradójico, ahora, también desde los dos extremos del Estrecho de la Florida, aparece las quejas, los problemas. Desde Miami, voces independientes critican los contenedores, aseguran que no podrán salir del puerto del Mariel, otros sonríen y consideran el triunfo, le han metido cinco contenedores, lo que entre otras cosas, además de la ayuda, lleva el sabor del triunfo y el mensaje de que además de los pollos, la soya, los medicamentos que Cuba compra a Estados Unidos sin “embargo”, los contenedores destruyen la idea de que se quiere matar de hambre al pueblo cubano y que los “yanquis” no dejan salir nada para Cuba. Si, es un triunfo, pequeñito, sólo son cinco contenedores, pero es un triunfo, de aquellos que dijeron: “si se puede”.

Lo que resulta increíble es que dentro de la isla grande, voces no tan independientes y de muchos representantes de eso que se llama pueblo, estén diciendo que la ayuda no se necesita, que la deben regresar a los Estados Unidos, donde si se pasa hambre, algunos más atrevidos están reclamando que se enseñen los documentos legales de embarque de esos contenedores con números de tracking y todo, tal como si ellos reclamaran a su gobierno que tiene que enseñarle los documentos y los números de cada una de las acciones que toma, de cada una de las inversiones, de cada uno de los regalos.

He visto a cubanos, una mujer negra, de nombre Magaly, llena de cadenas de oro, al parecer con vínculos con Italia, decir que Cuba no necesita nada, que los cochinos cubanos de Miami pueden meterse su ayuda humanitaria por el c… He visto a un joven guajiro cubano sentado detrás de su mesa de comedor con 4 aguacates, 6 platanitos de frutas, 10 guayabas y varias postas de pollo norteamericanooooooo, porque mostró las etiquetas, asegurar que hay comida, que se come bien, que hay de todo, que él con esos cuatro aguacates y platinos de fruta es feliz, que donde se está jodido es en Estados Unidos, donde las personas no tienen dinero para comprar comida.

He visto a unos “famosos” de las redes, los Edmundo García, los Alex “El Guerrero”, un matrimonio llamado Doctores Cordóví, médicos, que además de “influencer cubanos” enviados a todas luces por el gobierno, no cabe dudas, son muy desagradables para mi gusto, que se encuentras haciendo misión juntos en Guyana, habiendo dejado a sus hijos en Cuba con la abuela, lo que debería estar prohibido por el gobierno, o sea, la salida de los dos padres juntos, lo sé porque soy hijo de internacionalistas, decir que no confían en la ayuda, porque ella puede contener productos contaminados, envenenados, que los contenedores pueden tener bombas en su interior.

He leído la declaración que hizo el Consejo de Iglesias de Cuba, firmada por el presidente Antonio Santana, que dice en algunas de sus partes, lo dejo para que lo puedan leer:

“No es un secreto, la carencia de bienes de primera necesidad que tiene nuestro pueblo, pero tampoco lo es el cruel bloqueo económico, financiero y comercial acrecentado por el Gobierno de los Estados Unidos hacia Cuba, como tampoco lo es, el decisivo esfuerzo de la máxima dirección del país por salvaguardar la vida de los cubanos y de muchas personas en el mundo, evidenciando la vocación de solidaridad que nos distingue como personas de buena voluntad”. (…) “el canal para traer ayuda nunca será el que promueva la división y dobles intenciones con fines políticos”.

No contentos con esto, días después el Secretario Ejecutivo de la misma institución, Joel Ortega Dopico, dejó sus ideas en apoyo a su jefe y acusó a Cuba Decide, la organización sin fines de lucro que organizó lo de la ayuda, que según él: “pretenden vincular a las iglesias cubanas con intereses serviles a la actual administración del gobierno de los Estados Unidos”.

¿Qué nos pasa?, ¿Nos estamos volviendo locos? Los doctores Cordoví, súper demagogos y más desagradables, sobre todo ella, hablando de productos envenenados, de bombas, un consejo de iglesias hablando de bloqueo, de esfuerzo decisivo de la dirección del país, de la idea de vincular a las iglesias cubanas con intereses serviles a favor de Trump. ¿Quiénes les redactan las ideas a estos personajes?

Ahora, según dicen, la ayuda, los contenedores llevan varias semanas en el Mariel y a pesar de que aseguran que el receptor tiene toda la autoridad legal dada por el gobierno cubano para sacar donaciones de los puertos cubanos y luego repartirlas a su gusto, sin la intervención del partido comunista, el poder popular, etc., la carga no se ha liberado, o sea, la carga no ha salido. Según las fotos de satélite que se ha hecho pública, están en Mariel.

Imaginen. Patio de contenedores, como todos, al aire libre, Sol de verano en el norte de Cuba, Mariel, productos alimenticios dentro de cajas metálicas, sin refrigeración, que corren el riesgo, imagino algunos, de echarse a perder por la demora, aparentemente trámites y trámites, la eterna burocracia socialista, ahora más sólida, más autorizada, o quizás pedida.

Si, creo que nos estamos volviendo locos. En la misma medida que agradecemos a los vietnamitas, que están en casa del carajo, un barco de arroz de calidad mala, o sea, 95%, que quiere decir que de cada 100 granos, 95 están partidos y que en muchos países no se pueden vender, menos exportar, sólo se usa para consumo animal, rechazamos fuertemente, con declaraciones y todo, la ayuda, pequeña, pero coño ayuda gratis, que un grupo de cubanos libres, ha recogido para enviar a cubanos en Cuba.

Si, creo que estamos locos, porque no podemos dejar de convertir todo en un problema político, en una guerra, en un conflicto entre personas que tenemos los mismos apellidos, Pérez, González, Rodríguez. Pero lo jodido de esto, o sea, de nuestra locura, no es que son los viejos recalcitrantes, resentidos, gusanos pioneros, los inclaudicables de sentimiento, son cubanos de pueblo, jóvenes que están luchando, los doctores Cordoví no están en una misión internacionalista, están en un negocio para el gobierno cubano y para ellos personalmente, otros que están robando, viviendo de remesas y de imágenes norteamericanas, con cadenas de oro en el cuello, con celulares atómicos, incluso con pollos “americanos” en sus cocinas.

Ahora no se trata de la posibilidad que vas a tener por estar gorda, de hacerte una liposucción gratis en un hospital o de que recibas la instrucción académica sin tener que pagar diariamente por las clases, por cierto acabo de ver un video filmado con un celular dentro de un aula, donde jóvenes, varones y hembras, le tiran todo lo tirable, libros, mochilas, escobas, palos, hierros y sillas a dos jóvenes estudiantes, imágenes solo comparadas con aquellas del libro y película “El señor de las moscas” donde niños “salvajizados” terminan por matar a un niño. Búsquenlo si no me creen. https://www.facebook.com/cochita.alvarez.10/videos/168393251482157/UzpfSTEwMDAwMDc2MzM4MTk4MjozMTgwNzAxMzE1Mjk4NjE3/

Ahora no se trata de eso, se trata de ayuda en comida y productos para higiene, por lo que veo, para parte de un pueblo que hace 8 horas de colas para comprar dos postas de pollo o un jabón, personas con sarna sin medicamentos, personas comiendo tres mangos o dos pedazos de calabaza, por no tener algo más que comer, son muy necesarios, más que necesarios, imprescindibles.

Está claro, sólo 1500 familias se beneficiarán ahora, quizás por pocos meses, pero si cada familia cubana, tiene como mínimo cuatro personas, entonces 6000 cubanos mejoraran, podrán aguantar. De esos cubanos, muchos viejos, que han quedado solo, que han envejecido y lo que tenían ya no lo tienen y lo que tienen no les es suficiente. Son esos 6000 cubanos, viejos, niños, que podrán sonreír y descansar por unos días.

La ayuda que se ha anunciado como humanitaria para los cubanos, que sabemos que el gobierno no necesita, porque sus integrantes, civiles partidistas y militares, están priorizados y garantizados, ahora se vuelve un problema político, o, en realidad, otro problema político, nada más y nada menos que entre enemigos aparentemente irreconciliables, nosotros, los mismos cubanos.

El gobierno cubano, sin una producción agrícola e industrial, sin exportaciones, sin remesas en dinero y productos, sin turismo, sin muchos proveedores a los que poder tocar puertas, a unos le debe y otros le temen al compromiso , necesita desesperadamente de dólares americanos, estimula con tiendas de productos llamados de alta gama a los cubanos a pedir, no hay otra forma, esa moneda a sus familiares en el exterior, ahora estimula a que los productores cubanos exporten, siempre a través del gobierno, con la concebida “coima”, “mordida”, sus productos artesanales o agrícolas, pero no deja pasar, no agiliza, no viabiliza, la entrada de cinco “pendejos” contenedores, porque ellos no pasan por sus manos, porque ellos no pueden ser manipulados, como se ha manejado otras donaciones durante muchos años, algunas vendidas en las tiendas en moneda libremente convertible, dirigidas muchas por aquella institución llamada Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, (ICAP), órgano, por muchos años, dedicado entre otras cosas a manejar, incluso con fines personales, las llamadas donaciones. ¿O es que se nos ha olvidado?

Que jodido estamos como pueblo. Consejo de Iglesias y voces cubanas en Cuba y fuera de ella, hablando de venenos y bombas en los contenedores solidarios. Cubanos divididos ahora por cinco contenedores, muchos que no vamos a consumir, que no dependemos de ellos, pero lo que nos gusta es la división.