Todos necesitamos ser perdonados y todos tenemos que perdonar. El perdón, debe ser el más importante y difícil sentimiento humano. En realidad, creo que el perdón real, es una acción sólo lograda por personas grandes, diferentes, sólidas, lo que lo hace muy exclusivo de un reducido grupo. La historia recoge muchos ejemplos puntuales de perdón, pero más que todo, son eso, ejemplos.
Debe ser el perdón tan
necesario, pero a la misma vez, difícil, que, según Lucas, 23:34, a eso fue lo
último que se refirió Jesús, cuando, antes de morir destrozado en la cruz,
dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Creo, a la luz
de los acontecimientos y a pesar del tiempo que ha pasado, el Padre Celestial
aún no nos ha perdonado por lo que le hicimos a su hijo.
Todos andamos y hablamos
sobre el perdón como si fuera una receta de cocina, como si fuera tan fácil
como mezclar agua, azúcar y limón. Todos hablamos del perdón como solución,
sobre todo, cuando no hemos sido afectados. Todos exigimos perdón cuando estamos
fuera del potaje y nos parece que sólo esa palabra es capaz de resolver todos
los males de la humanidad. Sobre todo, todos hablamos del perdón cuando hemos
metido la pata hasta Hong Kong y queremos salir ilesos. Pero, ¿Podría perdonar,
por ejemplo, una madre o un padre, al que un tipo que sin necesidad, sin razón,
a veces sólo por diversión, ha violado a su hija de 14 años, la ha
descuartizado y luego de quemar los pedazos del cuerpo, los ha tirado en
diferentes partes de una ciudad, tal como si fuera un “delivery” de pizzas?,
¿Podría esa madre o padre, mirar a ese monstruo y decirle: _ “Bueno, te
perdonamos, ven a tomar café hoy en la tarde? Es difícil de entender, incluso,
cuando frente al TV uno descubre historias de súper perdones.
Sabemos que el Santo Padre
Juan Pablo II en 1981, perdonó a aquel turco loco, Mehmet Ali Agca, que,
tratando francamente de matarlo, le disparó cuatro veces a boca de jarro. Eso
fue lindo, obviamente también fue político, la solución convirtió al padre en
más santo. En realidad, no se podía esperar menos del Santo Padre, para eso le
pagan. Pero la vida es, muchas veces, otra cosa y tiene obviamente otros
salarios.
Todos cargamos con uno de
esos archivos de metal tan comunes en Cuba, donde en una gaveta dice “perdones
obtenidos”, en otra dice “casos perdonados” y en la última dice “casos a
perdonar”. En la primera gaveta, es probable que tengamos guardadas con agrado,
las muchas veces que hemos sido perdonados, por inmaduros, alocados,
desconocedores, etc. y todas otras peticiones que hemos hecho en busca del
perdón. En la segunda, es probable que, demostrando nuestro buen proceder, tengamos
diez expedientes cerrados, totalmente perdonados, y en la última gaveta de
seguro guardamos cientos de expedientes, con la etiqueta de “casos en
investigación, pendientes a perdonar”. Lo que resulta que es más fácil pedir
que se nos entienda a entender. Es mucho más fácil el formal perdón, cuyos
argumentos podamos tener a mano para cuando nos convenga volverlos a sacar, que
lo de dar real borrón y abrir una cuenta nueva. Si hay una palabra que escucho
en mis conversaciones casi diarias con mi amigo Ruso, es la palabra perdón, a
veces la escucho tanto, que me aburre.
Recuerdo que hace ya unos
años visitamos a nuestros amigos Lizzy y Mario, todos los que allí estábamos
terminamos hablando de Cuba. Somos cubanos. Una de las ideas más fuertes
defendidas fue que los cubanos necesitábamos perdonarnos sinceramente. Y hoy
creo que es cierto, necesitamos mirar al futuro y eso puede comenzar por
perdonarnos, lo que puede significar mirar y obrar, dentro de nuestras
diferencias, hacia un mismo lugar. Para hablar de futuro, tenemos que comenzar
por perdonarnos.
Aunque, en algún lugar de
este blog, en uno de mis artículos, me he declaro más seguidor de Simon
Wiesenthal, judío que dedicó su vida a localizar culpables y entregarlos a la
justicia para que pagaran por sus crímenes cometidos durante todo el período hitleriano,
creo que, en líneas generales, la justicia, no la venganza, puede comenzar con
perdonar. Chile perdonó a Pinochet, al menos las leyes y una parte de la
sociedad, pero, ¿Dónde están los desaparecidos? Fidel salvó a Cuba de la droga,
pero para ello convirtió a varias esposas jóvenes en viudas, para ello dejó a
varios niños y adolescentes huérfanos, sin padres. Raúl, el partido comunista,
los integrantes del gobierno, quizás muchos cubanos perdonaron a Fidel, pero, ¿las
viudas y los hijos huérfanos de un día para otro, podrán perdonarlo?
De una forma u otra, todos
los cubanos que vivimos en Cuba a partir de 1959, tuvimos contacto con el
comunismo. Unos protagonistas efusivos, otros victimas públicas o silenciosas,
testigos y otros simple observadores escondidos detrás de las ventanas. La
mayoría fuimos pioneros, militantes de la UJC o el PCC, trabajadores de las
empresas estatales, únicas para poder trabajar. Muchos recibimos un salario de
la revolución, logramos una lavadora, un ventilador ruso, una semana en una
casa en la playa. Todos comimos de la bodega, vehículo del gobierno para
entregarnos la comida que él determinó que necesitábamos comer, todos fuimos
atendido en los hospitales “socialistas” por lo cual no tuvimos que pagar una
factura en el momento que nos atendieron, todos nos transportamos en alguna
forma de transporte público dirigido y mantenido por el gobierno.
Fue imposible evadir algunas
de estas formas, estando de acuerdo o no, alguna de ellas, bajo el manto de
comunismo, nos tocó. Sólo los que se fueron al día siguiente de entrar Fidel a
La Habana y con ella decretar el triunfo de su revolución, hoy pueden decir que
no fueron culpables. Repito, todo era del gobierno y aun casi todo es del
gobierno, la bodega, el teléfono, el agua, la electricidad, las medicinas, los
médicos, los maestros, los carpinteros, plomeros y mecánicos, el aire, los
ríos, las playas, etc. Entonces, como plantearon mis amigos en aquella reunión
de familia, todos necesitamos perdonar y quizás ser perdonados.
La idea de haber sido
pionero, militante comunista por buenos resultados en el estudio o trabajo, la
idea de trabajar duro, estudiar, participar en aquellos llamados “trabajos
voluntarios”, incluso la idea de haber creído en que por aquella vía se estaba
construyendo un futuro mejor, no convirtió a todas aquellas personas, incluso a
nosotros mismos en unos asesinos, criminales, represores. Claro, en esta lista
de incluidos, voluntarios o forzados, había que sacar a los oportunistas, a los
que, si torturaron, si reprimieron, se aprovecharon con las prebendas, los
beneficios extras, hicieron daño por placer, diversión, porque de todo existe
en la casa del señor. Para muchos de ellos, para mi entender y gusto, el perdón
está más lejos.
Creo que los cubanos todos
hemos sido muy dañados, es entendible, los papás en su andar, a lo mejor sin
quererlo, dañaron a sus hijos y así se estableció la cadena o el círculo, que llegó
a ser vicioso. Conflictos, mentiras, exigencias, promesas, fueron los
condimentos diarios de nuestras vidas. Todo esto está agravado, a mi entender,
entre los que estamos aquí o estamos allá, entre los que hemos cambiado y los
que no queremos o podemos cambiar, entre los que sobrevivimos y hoy mantenemos
autorizadamente a nuestras familias y los que no tenemos familia en ningún
lugar que nos mantenga. Los que dedicamos la vida honesta a un proyecto y hoy
tenemos poco y los que dedicamos nuestras vidas deshonestas a cualquiera cosa
menos al proyecto y hoy tenemos mucho. Los culpables de Cuba, los que callamos
y no dijimos nada y los culpables de la emigración que hablamos y lo decimos
todo.
Es difícil de entender e
incluso de explicar, pero esa diferencia, esa intransigencia, esa exigencia por
el pasado, yo lo siento diariamente y no por parte del gobierno, sino por parte
de los propios cubanos. De Cuba no se puede hablar, porque siempre se convierte
en un conflicto, no entre enemigos, lo que sería más fácil de procesar, sino
entre familias y amigos, de donde se puede entender un discurso acusador y no
pocas veces, amenazador, a mi parecer, innecesario entre cubanos pueblo, más
allá de que te pueda gustar la fresa o el chocolate.
Lo siento y no escribiré
sobre nada que no sea verdad, o al menos mi verdad, la que veo y padezco. Me
gustaría aclarar aquí que escribo e incluso critico con respeto, a lo que
respeto merece, tratando de ser equilibrado y siempre, tratando de dar mi
opinión, no la opinión que alguien me impone o vende. No quiero hundir a Cuba
en el mar, no soy yo el que va a atacar para anexar a la isla a una potencia.
No soy tan siquiera alguien que mantiene una posición extremista pagada por la
CIA, la derecha histórica cubana en el exilio o por Otaola. No pienso, hablo y
escribo por encargo. No descubrí los problemas del gobierno cubano cuando crucé
la línea amarilla en la frontera de Laredo. El gobierno de Cuba no se ha puesto
malo ahora cuando yo llegué a Lincoln, Nebraska, porque cuando yo nací ya el
gobierno había escogido ese camino.
Si escribo sobre los
mosquitos de Cuba, que por momentos son muchos, sobre todo cuando no puedes estar
frente a un ventilador por falta de electricidad, lo primero que recibo es un
mensaje de: “Claro eso es porque tú no estás en Cuba. Pero, además, es
mentira, pero además en África hay más mosquitos y en los canales de Miami hay
cocodrilos que a veces salen al medio de la calle”. Pero, ¿Qué les pasa?, ¿No
ven los mosquitos o es que se han vuelto insensibles a ellos? Ahora hablamos de
mosquitos, entonces, ¿Qué tienen que ver los cocodrilos de Miami?
A veces escribo y dedico una
línea a decir que el presidente de Cuba está gordo o ha engordado. Respuesta: “Si
claro porque tú estás afuera, eso es mentira no está gordo, pero además Estados
Unidos es el país con más contagiados por el COVID-19, las personas allí están
muertas en las calles porque no hay hospitales, el seguro médico no sirve y no
hay tierra, ni cementerios dónde enterrarlos”. Pero, ¿Qué les pasa? ¿Son
ciegos, no ven la barriga que tiene Díaz Canel?, pero, además, revisen las
fotos, ¿No ven la barriga del primer ministro? Ahora, hablamos de las barrigas,
que a no ser de parásitos o por temas glandulares, existen por mucha comida, a
lo mejor no de mucha calidad, lo acepto, pero mucha comida si es. ¿Qué tiene
que ver eso con el virus y los cementerios en Estados Unidos?
Otras veces escribo sobre lo
mucho que lamento que mis amigos, familiares, y en general, muchas personas
estén haciendo 4, 6 y más horas de cola para adquirir alimentos, lamento que
ahora para conseguir algo de “alta gama”, o sea, espaguetis y tomate, tengan
mis amigos y familia y una parte de los cubanos, que pagar en dólares
americanos y alguien me responde: “Si claro porque tú estás afuera, pero
además, es mentira, las personas están ese tiempo en lo que aparentan ser colas
tomando el Sol, para ayudar al organismo a fijar la vitamina D, pero te quiero
decir que Trump tiene un color de pelo horrible, la ayuda que dio es una
miseria que no alcanza ni para tomar un helado, no se lleva bien con su esposa
y ha aconsejado inyectar claro a los americanos”. Pero, ¿Qué les pasa? Las
colas en las tiendas, la necesidad de alimentos, el tener que pagar caros
productos que, además, nada más que se pueden hoy conseguir en dólares, nada
más que lo veo y sé yo. No sean obcecados, ciegos, ofuscados, turbados y
ridículos, ¿Qué tiene que ver un problema de pareja, intimo, que a Melania le
moleste la papada de su marido, con las tiendas en dólares en Cuba?, ¿A quién
se le puede ocurrir llamar producto de “alta gama” a los espaguetis,
descubiertos por Marco Polo en unos de sus viajes a China en el año 1271, o
sea, siglo XIII?
Si se me ocurre escribir a
cerca de la política norteamericana, más que todo mis dudas y desconocimientos,
porque es lo más que tengo sobre ese tema, muy rápido recibo respuestas
parecidas a estas: “Si claro porque tu estas afuera, pero, ¿Recuerdas que se
hizo aquí una campaña de alfabetización a principios de la década del 60, en
los mismos momentos que se derrotó al imperialismo norteamericano en Playa
Girón, gracias a que Fidel se tiró del tanque en que llegó?, ¿Recuerdas que los
médicos cubanos han salvado 30 457 689 vidas humanas, más 567 987 vidas de
animales, mascotas de esos humanos por todo el mundo y que a Rosita Fornés se
le nombró la vedette cubana?” Pero, ¿Qué les pasa?, ¿Se han vuelto locos?,
¿Qué tiene que ver la Casa Blanca con el Ministerio de Cultura o el ICRT
cubanos?, ¿Los republicanos y demócratas norteamericanos son los culpables de
los animales abandonados en las calles de Siri Lanka o que los monos invadan
algunas ciudades de la India?
Y así con cada una de las
ideas. Entiendo, a nadie le gusta que estén hablando sin razón de su país.
Conozco ese sentimiento porque llegué a República Dominicana en el 2007 con el “cubanísimo”
subido. Luego la vida me demostró que, sin dejar de tener la razón en algunas
cosas sobre los cubanos como pueblo, en lo de “ísimo” estaba equivocado. Es fuerte
e injustificado aceptar que en Cuba cada año mueren de hambre miles de niños o
que el gobierno los asesina para hacer caldosas. Es duro aceptar que los
gobernantes han engordado porque se comen a las chicas lindas de 15 a 20 años,
después de haberlas violado todos a la misma vez. Es irreal aceptar que Díaz
Canel hoy lideree un cártel de narcotráfico y que con sus inmensas ganancias haya
comprado el Desierto de Sahara para desarrollar un plan de reforestación para
sembrar mariguana. Puedo aceptar además que, todos los americanos son locos,
que los demócratas y los republicanos son unos asesinos políticos, que Trump es
un fantoche, cuya esposa fue una actriz media porno, cuyo hijo más pequeño
parece medio bitongo, que no se debe invertir en cohetes para el cosmo, por lo
que a la NASA habría que cerrarla. Puedo entender que no les guste la nieve, el
frío y que crean que el salmón de Canadá es mejor que el que se pesca en
Estados Unidos. Pero, ¿Qué les pasa?, ¿Por qué nos hemos vuelto tan patéticos?
Pero, todo eso y más, ¿Qué
tiene que ver todo esto, los locos políticos americanos, los monos de la India,
los cocodrilos de Miami, con el boniato, la calabaza, los tomates, la leche de
vaca, el café, que se debería conseguir en Cuba fácilmente?, ¿Qué tiene que ver
el problema alimentario hoy en Cuba o el desabastecimiento de alimentos, si a
falta de poder criar avestruces y jutias en grandes cantidades, el gobierno ha comprado,
cifras oficiales, casi 81 millones de dólares en alimentos, pollo, soya, maíz,
fertilizantes y tractores, en el primer semestre de este año, 2020, al mercado
norteamericano?, ¿Qué tiene que ver el COVID-19 con el plátano o la yuca que no
se sembró en el año 2015?
Amigos, perdonemosno. Cuba no
es un lugar especial, es un país como todos los que existen en el planeta y
todos tienen cosas buenas y malas. No seamos ridículamente falsos amorosos. Los
políticos allí, los que integran el gobierno, no son personas sacadas de una
caja mágica, son personas de carne y hueso, son como todos los políticos del
mundo, son como todos los gobernantes, que pensando que actúan de buena
voluntad, se equivocan, cometen errores, tienen dudas, prueban variantes
laboratóricas, improvisan, se recomiendan a Dios, etc. Pero, además, los cubanos,
para nada somos especiales, ni diferentes, no somos escogidos por nadie, somos
un pueblo con sus virtudes y defectos, con sus logros, con su cultura y malos
hábitos sociales como cualquier otro pueblo. Seamos menos chovinistas, ser
nacionalista es bueno, ser extremista es malo.
Ni los médicos, ni los
científicos, ni los policías, ni los niños, ni los delincuentes y asesinos, ni
las vírgenes o mojas, ni los rockeros o reguetoneros son nada exclusivo de Cuba,
nada fuera de serie y únicos. Somos igual que cualquier otro pueblo de los
países del mundo. Ni Varadero, ni las palmas, ni los ríos, ni los huracanes, ni
los restaurantes, ni los museos, ni los hospitales, ni las escuelas, ni los
estadios de pelota, son nada único y exclusivo, no nos engañemos más o no engañemos
a otros. Como Varadero, Hospital Almejeiras, el Parque Lenin, existen miles de lugares
parecidos o mejores en el resto del mundo. Cuba tiene su majestuoso Morro, la
inigualable La Cabaña, el muy bien construido Túnel de la Habana, pero Egipto tiene
sus pirámides, China tiene su muralla, Perú su Machu Pichu, Argentina las
carnes y las barbacoas, Brasil a las brasileñas, África los leones, elefantes,
monos en vida salvaje y Paris, Londres, Tokio y New York tienen de todo, en
todas las cantidades, tamaños, colores, sabores, etc. Inglaterra tiene su Stonehenge, Nebraska tiene su Carshenge.
Pero además, ¿qué es patria?
A cada rato, veo la idea de que tal o más cual persona ha traicionado, siento
con frecuencia el rechazo o la exigencia de que, claro dices eso porque tú estás
afuera. Entonces me preguntó, pero si mi familia, de la cual sí me separé, no
me habla de traición y abandono, por el contrario, a pesar de no vernos todos
los días, están convencidos de que salir de Cuba fue lo mejor que me pasó, ¿Cómo
entender a un desconocido que me habla de traición? ¿Traición a qué o a
quiénes?
¿Qué es la patria, quién la otorga,
quién la quita? ¿La patria se obtiene por nacimiento, por vida o por
sentimiento? Hay personas que nacen en un avión. ¿Su patria es la atmósfera, el
espacio exterior?, ¿Pueden reclamar el avión para vivir en él? Hay personas que
nacen en un barco. ¿La patria es el Océano Atlántico o el Océano Pacífico?, ¿Pueden
llevarse el barco para su futura casa? Hay personas que nacen en un país donde
su madre trabajaba, estaba de paso, hacia turismo, pero a ese país nunca regresaron.
¿La patria es el hospital o el taxi donde nacieron?
Nací en una familia con tres bisabuelos
españoles. Los vi hablar mucho de España, los vi, ya ellos viejitos, llorar
mucho cuando recordaban su infancia. Nunca regresaron a su país natal, hicieron
familia en Cuba, trabajaron en Cuba, murieron como cubanos. ¿Les correspondía
también un pedazo de esa tierra? Hoy existen muchísimos cubanos ciudadanos españoles,
que incluso votan en las elecciones de ese país, sin nunca haber pisado España,
muchos, sin saber exactamente dónde queda ese lugar. Existen muchos norteamericanos
regados por el mundo, viven donde mejor les parece, regresan a Estados Unidos cuando
ellos quieren y vuelven a salir. ¿Han traicionado a los Estados Unidos? Yo soy
ciudadano estadounidense y para obtener ese reconocimiento he prometido
defender, proteger y respetar este país. ¿Puedo considerar este lugar donde
vivo, trabajo, crezco y pretendo morir, mi patria?, ¿Puedo delinquir aquí,
cometer un crimen y decir no me puedes juzgar, porque nací en Cuba?
¿Traicionó Máximo Gómez a República
Dominicana cuando decidió casarse con una cubana, fundar una familia en Cuba y,
sobre todo, dedicar más de 30 años de su vida a luchar de verdad por la independencia
de la mayor de las Antillas?, ¿Traicionó el Che a su Argentina natal cuando
salió a luchar por la revolución cubana de Fidel y luego decidió irse a morir a
Bolivia? Alejo Carpentier, el llamado grande de las letras cubanas, después de
haber nacido en Suiza y vivir pocos años en Cuba, se estableció en Paris y allí
murió, ¿A cuál de los tres países traicionó? Wilfredo Lam, cubano, mulato, apenas
vivió en Cuba, su vida transcurrió entre España y Paris. ¿Lam traicionó a Cuba
por haber nacido en ella y ser negro, pero haber decidido mudarse a Europa? ¿Rosita
Fornés, la nombrada con justificación vedette cubana, nacida en New York, es
considerada una traidora a los Estados Unidos, por considerarse cubana e
incluso ser enterrada en Cuba o es considerada traidora a Cuba por determinar
pasarse los últimos años de su vida en Miami, lugar donde murió?, ¿Entonces por
qué unos si y otros no?, ¿Es la Mona Lisa, que fue pintada en Florencia, pero
que se exhibe en el Museo del Louvre, Francia, una traidora a Italia? Por favor.
No acabo de entender por qué
lo primero que pasa es que se trata de culpar o hacer sentir culpables a aquellos
que ya no están o se han marchado. ¿Culpa de qué? Si la patria se obtiene por
nacimiento, entonces hasta el último hijo de puta, hasta el asesino e incluso
hasta el más loco terrorista, le corresponde un pedazo de esa tierra, gústenos
o no. Si la patria se obtiene por permanencia, entonces todo el que se mudó,
vivió, trabajó, luchó, estudio, comió, durmió, hizo el amor, tuvo hijos, crio
un perro o un gato, se tomó una cerveza, tiene derecho a un pedazo de tierra, gústenos
o no. En algún lugar de este blog, ya conté, que escuché a Serrat decir
que su madre decía que “la patria era el lugar que le permitía dar de comer a
sus hijos. ¿Fue ella más madre que patriota?, ¿La vida la llevó a ser más pragmática
que sentimental?, ¿Tuvo más valor en ella un pedazo de pan que una tela con colores
llamada bandera? El mismo hijo años después cuenta en su canción Vagabundear:
No me siento extranjero en ningún lugar
Donde haya lumbre y vino tengo mi hogar
Y para no olvidarme de lo que fui
Mi patria y mi guitarra la llevo en mí
Una es fuerte y es fiel
La otra un papel.
¿Puede Serrat ser acusado de
antipatriota, de traidor, de vender o cambiar patria por llamar a su guitarra
fuerte y fiel?
Amigos, perdonémosno. Si, al gobierno
cubano hay que criticarlo, como se critica a cualquier gobierno del mundo. Resolvamos
nuestra confusión, un gobierno no es la patria, un gobierno con presidente y
equipo incluido, no es Cuba. Si, al gobierno hay que criticarlo si lo está
haciendo mal e incluso al gobierno hay que quitarlo si no logra encontrar soluciones
para hoy. Las personas no podemos vivir en el pasado, los psicólogos lo aconsejan.
Al gobierno hay que exigirle y darle un tiempo, si no funciona, si no lo logra,
hay que cambiar de gobierno. Cada cubano, obtenida esa categoría por nacimiento,
vida o sentimiento, recordar a Gómez y al Che, tiene el derecho, viva donde
viva, de dar su opinión sobre lo que está pasando en Cuba. Debería tener ese
derecho, sin miedo, sin temor, sin que nadie le diga: “claro, porque tu estas
afuera”. Cada cubano tiene el derecho de entrar y salir, de quedarse o irse, de
regresar, sin tener que pedir permisos extras, a no ser que deba algo a la
justicia. Criticar al gobierno, proponer ideas, ver desde cerca o lejos lo que
está mal, estar de acuerdo o no con algo o alguien, no significa estar hablando
mal o peor, sentir en contra de Cuba. Cuba no es de los cubanos que están allí,
muchos porque aún no han podido irse y se han quedado trabados, muchos porque oportunistamente
viven de los desarreglos o los poderes, muchos aún motivados, otros inconformes
o disgustados, Cuba debería ser de los cubanos todos. Nunca debería aparecer el
rencor y la acusación de los que se quedaron contra los que se fueron y aunque esto no esté escrito, aunque no lo
pueda demostrar con fotos o documentos, existe, por lo menos yo lo siento.
El gobierno chino, que he dicho que no
me gusta, cuando decidió hacer sus arreglos, escribió a la emigración y dijo:
China es una gran patria, usted es chino donde quiera que esté, usted debería
sentir orgullo de pertenecer a esta gran nación, usted puede regresar cuando
quiera o ayudar desde donde quiera que esté. China son los chinos todos.
Entonces, eso une, da derechos, motiva a participar y ayudar. China, uno de los
países más represores para el interior del mundo moderno, dio derecho a los que
estaban afuera, a los que habían huido, a los que habían emigrado e incluso a
los que habían nacido fuera del territorio geográfico y administrativo chino.
Por favor, no seamos patéticos. La
culpa de lo que pasa en Cuba no es mía y cuando digo mía, digo de los que
emigramos. Cuba no ha cambiado para mal debido a mi ausencia y cuando digo
ausencia, digo la de los que nos ausentamos. Yo no traicioné ningún pacto de
hermandad, ni ningún código secreto. Yo no agredí a Cuba mientras viví allí, no
lo he hecho desde que salí. Cuba es más que los cubanos vivos hoy, es más que
un gobierno, incluso cuando sea muy bueno y actúe muy bien y obtenga muchos
logros, que a mi entender no es el caso.
No seamos patéticos y dejemos de
escondernos detrás de parabanes formulados y repetidos como justificación. Cuba,
aunque es mucho más, esta jodida como gobierno, viene jodida y no se ve el
camino, no existe un plan, no existe un tiempo. Cuba como gobierno, sólo
propone el sacrificio eterno. Los seres humanos nacemos, crecemos y junto a eso
se nos exigen determinados resultados en cada etapa de la vida, determinados
fines, se nos evalúa constantemente como estudiantes, trabajadores, amigos, hijos,
padres, etc., se nos premia y sanciona por nuestros logros y actuaciones, entonces,
¿Qué nos pasa?, ¿Por qué no poder evaluar al gobierno sin tener que pensar que
se está hablando de los ríos, el verde de las palmas, el tocoloro, el colibrí,
la flor mariposa, el restaurante de comida criolla, el ron, la buena música cubana,
nuestros muertos, etc.?, ¿Por qué muchos se molestan cuando se dice una verdad?,
¿Por qué parapetarse detrás de falsos sentimientos patrióticos para justificar
lo injustificable o explicar lo inexplicable?
Piénselo, amigos, necesitamos perdonarnos,
luego que tengamos el derecho de ser realmente cubanos.
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