domingo, 30 de agosto de 2015

Políticamente correcto o incorrecto. (Segunda parte)

Vivo en el centro del país, región, que según cuentan fue poblada por alemanes, holandeses, irlandeses, y de ahí, según también cuentan, un poco su tendencia conservadora.

En el poco tiempo que llevo aquí en varias ocasiones he escuchado lo de “políticamente correcto o incorrecto”. Para mi asombro he descubierto que aquello de la famosa libertad de expresión, sigue coaccionado, no por las leyes explícitas de los gobiernos, sino por las leyes ocultas de las personas. Todo dependerá entonces del grupo social donde te encuentres o de las personas que escuchen tus ideas, o de la payasada con que quieras vivir. Políticamente correcto o incorrecto, es el término que puede encubrir formas de pensamientos reales, siempre hay personas sinceras y buenas o de pura conveniencia.

Digamos, para los norteamericanos promedio, los negros de África o de Latinoamérica son simplemente negros, no hay confusión, sin embargo los negros de Estados Unidos son afroamericanos. Decirle a un negro aquí negro, puede convertirse en una enorme ofensa, vinculada obviamente al tema racista. A mí me llama la atención cómo se puede ser tan complicado. Resulta que el papá del tipo nació aquí, el abuelo del tipo nació aquí, el bisabuelo nació también aquí y sin embargo ellos se dicen y hay que decirles afroamericanos, cuando convencido estoy de que incluso muchos no saben dónde queda el continente negro.

Los descendientes de los aborígenes norteamericanos, no son indios. Indios para los norteamericanos son los de Latinoamérica, o sea, Bolivia, Perú, México, etc, los indios de aquí no son indios, son nativos americanos. Parece ser que decirle indios crea un conflicto, en y hacia esa población, problema que los gobiernos han tratado de disminuir un poco como compensación a lo que le metieron en siglos anteriores, o sea, el joven indio de hoy, que nació hace unos pocos años, no es llamado sencillamente norteamericano, sino hay que seguirle diciendo nativo americano.

Para que vean, donde quieran cuecen habas. Entonces aparece la evaluación que dice lo que es políticamente correcto o incorrecto y lo más cómico es que las personas se lo creen o al menos aparentan creencia y tratan de que tú también lo creas.

Recuerdan la pegunta que le hice a la joven del restaurante de comida mexicana, aquella de si ellos tenían mexicanos trabajando en el restaurante. Aquella pregunta sencilla, transparente, sin doble sentido que le hice a una chica rubia de ojos azules que vendía tortillas y burritos mexicanos, pues aquella pregunta creó media hora de conversación – interpretación en la mesa donde estábamos.

Ojo, me dijeron, tu pregunta puede ser políticamente no correcta. Qué?, Hasta dónde vamos a seguir con esto?,pregunté yo. Pues sí, la vida me dice que sí, que en dependencia de las personas que estén presente, la pregunta pudiera haberse convertido en algo desagradable, no aprobado, que se definiría como políticamente incorrecto, incluso la chica rubia de ojos azules pudo haberse molestado. La pregunta pudo haber sido interpretada como un tema de discriminación racial y eso aquí es problemático. No creo porque ellos sean la mata de la igualdad realmente, sino porque se han inventado esa fórmula para parecer diferentes.

Una cosa son los gobiernos y otras son las personas, aunque parezca que todos estamos metidos en lo mismo y de la misma forma. Hay fórmulas humanas, no escritas, que actúan en silencio,  que son más fuertes que les leyes.

Para muchas personas aquí parece ser que este es el único lugar en el mundo que ha sufrido procesos de racismo, aniquilación de poblaciones, discriminación por inclinación sexual, incluso oleadas de migraciones. Para ellos, lo que aquí ha pasado es exclusivo y totalmente diferente y entonces enseguida apelan a actuaciones de esas, esto no se puede decir, no se puede hablar, no se le puede decir así, esto es incorrecto, etc. Increíble, un  país tan desarrollado, con tantas y tantas personas geniales y se traba en temas tan sencillo, dándole carácter de tabú.

Nosotros en Cuba también tuvimos indígenas que fueron exterminados totalmente por los colonizadores españoles básicamente, y esos pobres pobladores, además de que fueron pobres, fueron indios, ni más ni menos. A nadie se le ocurre llamarlo nativos cubanos, o nativos caribeños, menos nativos latinoamericano, son sencillamente indios. También recordarán que los colonizadores españoles, trajeron a otras personas para trabajar. De dónde las sacaron, pues de donde sacaron en esa época a todos para trabajar, o sea, África. Tuvimos en nuestra historia cinco siglos de racismo y brutal esclavitud y a nadie se le ha ocurrido llamar a los negros de hoy afrocubanos. Si, son negros, sus tátara, tátaras abuelos vinieron de África, pero ellos son sencillamente cubanos. Creo que si los llamas afrocubanos, lo primero que pasaría es que no te entenderían. Sería lo mismo que llamarme a mí español, porque mis bisabuelos vinieron de España. No soy español, aunque me he averiguado dónde queda España por si acaso, JAJAJA, no soy asturiano, ni gallego, soy sencillamente cubano.

Entonces a pesar de la represión que tuvimos a partir de 1959, y los problemas que esto generó y puede generar aun, somos menos complicados. El indio es indio, el negro es negro, el mexicano es mexicano, todos con ojos rasgados son chinos y los gallegos son tacaños y brutos. JAJAJA. Negro es el color de la piel, mi negro, es una frase cariñosa para reconocer a un amigo, negro de mierda es lo mismo que decir blanco de mierda. No es el color lo que identifica el problema.

Aquí, me parece, siguen interesados en defender a los indios y a los negros, sobre todo porque están interesados en defenderse ellos mismos, o sea, déjenme ver si puedo explicar lo que siento. En una  parte de los norteamericanos, si es cierto que son norteamericanos, también es cierto que prima aquello de que mis padres o abuelos son alemanes, holandeses, etc. Yo no acabo de entender ese doble sentimiento. Es sabido que este es un país de emigrantes, pero Cuba también lo fue, al desaparecer prácticamente el “nativo cubano”, que además no era tan nativo, sino que había venido en oleadas desde el norte de América del Sur, la Isla fue poblada por españoles de toda España, negros africanos, chinos, ahora sí de China, piratas o expiratas franceses, ingleses, holandeses, más todo el que hacía escala en los puertos cubanos y tiraba una canita al aire con una bella criollita y dejaba en ella su espermatozoide fecundador, etc., tuvimos mucha inmigración española y china incluso hasta las primeras décadas del siglo XX y no somos muy dados a definirnos como cubanos de aquí, o cubanos de allá, somos sencillamente cubanos.

Claro, todo dependerá de la persona que te escuche. Tengo la experiencia de tener en mi residencial, casi al frente de mi taller, un apartamento alquilado por Georgiana Lee, una “nativa americana”. La primera vez que entré a su apartamento quedé fascinado, las paredes están decoradas con imágenes de caballos, fotos de aldeas y de abuelos indios, adornos con plumas, etc. El ambiente es como estar en la película Danza con Lobos. Genial. 

La residente apareció en segundos, sus facciones más que evidente eran indias, después de aclararle que yo era cubano y acababa de llegar a Estados Unidos, emocionado, le pregunté, eres tu india y la muchacha, con una sonrisa amplia, que denotaba orgullo me respondió que sí y entonces conversamos un poquito sobre su origen. Ella no se disgustó, yo no dije india de mierda, todo lo contrario yo estaba como que viviendo dentro del clásico de Kevin Costner. Ella, debe haber notado, primero mi asombro y luego un poquito mi admiración, por lo que el término india no le vino para nada mal. Hoy es amiga nuestra, a cada rato nos manda galleticas y dulces típicos. Ella siempre sonríe. A lo mejor no sabe nada o no le importa lo del término políticamente incorrecto. Es sencillamente norteamericana y feliz.

Lo que nunca pude imaginar, es que en Estados Unidos, en medio de este lugar, fuera a escuchar tantas veces lo de políticamente incorrecto o correcto, ya no enunciado por el gobierno, lo cual tuviera determinada justificación, sino por personas comunes, de a pie.

Nada, que donde quiera que uno va, siempre es la misma mierda y aunque esto no sea la típica sociedad que Orwell menciona en su obra, siempre y donde quiera habrá un Gran Hermano que te vigila, porque a veces ese hermano grande y oculto somos nosotros mismos.


Políticamente correcto o incorrecto? (Primera parte)

Todos los días me levanto y tengo una idea sobre la que quiero escribir. Es una lástima que el tiempo y las manos no me den y muchas de ellas tengan que ser pospuestas. Luego, la idea de escribir y definir me resulta inmensamente difícil.

Donde quiera que uno va, siempre es la misma mierda. Lo puedo decir porque he vivido en tres lugares diferentes y más o menos resulta la misma fórmula.

Nací y viví muchos años, más de los que quise, en un país con una sola forma de gobierno y lo que es más, con un solo gobernante. Enorme estabilidad. JAJAJA. No recuerdo un proyecto, de los miles que se inventaron, que funcionara a largo plazo. Por el contrario, muchos de los proyectos que funcionaban, con el tiempo y el desgaste, fueron deteniendo su ritmo y cambiando su curso, léase por ejemplo, educación académica y educación formal.

Recuerdo que mi padre un día, después de que se puso bravo con el proyecto que tanto defendió, leía casi al borde del encabronamiento la página central del periódico Granma, o sea, dos páginas, dedicadas a uno de los tantos proyectos “nuevos” del gobierno revolucionario, el boniato.

Los especialistas encargados de escribir, aseguraban que a partir de ese momento los cubanos comeríamos todo el boniato que quisiéramos. Se habían creado todas las condiciones para asegurar ese cultivo y tener una base que garantizaría el tubérculo en la mesa de las casas. La idea no era mala, no tendríamos otras cosas, no comeríamos langostas, era imposible pues Cuba es una isla rodeada de un bello mar, pero comeríamos boniato, que además es un alimento sano.

Boniato? JAJAJA. En realidad como boniato todo el año aquí en USA, en Cuba sigue siendo un producto exclusivo. Comerse un “vulgar” boniato es toda una fiesta, claro es que como vivimos en una isla, todo es más difícil. JAJAJA.

Sin embargo a mi entender, si hubo un proyecto que funcionó, y muy bien. No sé ahora porque hace ya muchos años que no estoy, pero mientras viví allí, dicho proyecto podría haberse exportado. Tampoco fue un gran invento, es típico de todos los gobiernos totalitarios, no importa si son de derecha o de izquierda, de una forma u otra hay que “garantizar” el poder. Entonces dicho proyecto fue la represión.

Recuerdo que fuimos un país reprimido. Represión física, que si soy sincero tengo que decir que nunca experimenté y la represión psicológica, que si soy sincero tengo que decir que la experimenté siempre, desde muy joven. Los cubanos siempre nos sentimos vigilados. Mecanismo que funcionaba a las mil maravillas, primero porque se estructuró bien y se mejoraba constantemente, luego porque las personas, al tener miedo, se auto vigilaban ellas mismas. Recuerdo que Tía Angelita, una persona con más de 70 años, llamaba por teléfono y decía, sacaron tela blanca, para referirse a la leche en polvo en el mercado negro, o decía cómprame 4 metros de tela roja, para referirse a la carne de res en el mismo mercado. Tía Angelita, que no tenía nada que perder, pues era una anciana, trataba de ahorrarse el problema y ahorrárselo a su familia, por la posibilidad de que los teléfonos estuvieran pinchados. Imagínense mantener pinchado un teléfono de una anciana de más de 70 años. Hasta ese punto llegó la represión y sus disímiles posibilidades.

Los cubanos nos sabíamos vigilados. En las escuelas, tu mejor amigo, al que le dictabas las pruebas, te podía echar “pa´lante”, porque una cosa era ser bruto y otra no revolucionario. En todos los trabajos existía, no se ahora porque el Minint debe haber reducido su plantilla, JAJAJA, una persona que pasaba regularmente para enterarse de qué pensaba la gente o para averiguar por determinado trabajador. En las cuadras existen todavía organizaciones para el control de las personas que allí viven y lo que es peor existen personas, conocidas con las letras PC, personas de confianza, que desde la oscuridad, detrás de un telón de buenos e inofensivos vecino, se dedican a dar opiniones sobre todo, opiniones que podían provocar que perdieras el trabajo, o no pudieras cambiar para un mejor puesto, o no pudieras acceder a la beca que pretendías en el extranjero, o no te pudieras ganar el ventilador o la casa de la playa que daban como estímulo laboral, etc., y luego estaban los voluntarios, o sea, aquellos que por gusto, odio, venganza, aburrimiento, o simple disfrute hacían llegar sus opiniones sobre ti, basadas en el “amor” que ellos sentían por la Revolución. Además de las personas que tenían que escuchar lo que se comentaba en la calle y pasarlo periódicamente a sus organizaciones política y de masas.

Orwell en una de sus magistrales obras, habla de esa policía del pensamiento, de esa policía que te vigila siempre desde la sombra, incluso cuando no te vigila. Ese éxito no se le puede quitar el sistema cubano. Todos nos sentíamos vigilados. Nadie se salvaba de eso, pues era sabido que arriba de ti había otro y había otro y entonces nadie se salvaba, sólo escapaba de esto el Gran Hermano, porque por encima de él nada más estaba Dios y a ese también lo tenía probablemente vigilado y chantajeado.

Recuerdo a mi madre, que después de exponer su idea sobre determinado tema vinculado al gobierno, con el que casi siempre estaba yo en desacuerdo, cuando me tocaba hablar a mí, me decía, ya no quiero hablar más, este no es el marco para analizar ese tema. Respuesta prefabricada que debía venir en el manual de usuarios que se entregaba por aquella época a las personas para que supieran cómo reaccionar. Marcooooo? Ahora creo que no es que estaba tan convencida de lo que me estaba diciendo, es muy inteligente para creer que comeríamos todo el boniato que quisiéramos, sino que tenía miedo de que mis ideas y mi voz alta progresaran más allá de los límites de mi portal. Mi abuela Mamá Yuya, me decía, Ah si ya Rolandito, tú tienes razón, pero por favor no lo digas. Razón y expresión, qué términos más complicados en Cuba. Claro no podían extirparte el cerebro, entonces para protegerte te decían, no lo digas, las paredes tienen oídos, el Gran Hermano te vigila.

Definir un tema como este es casi imposible. Por qué fuimos como fuimos, todavía nadie lo puede explicar coherentemente, al menos dicha explicación yo no la he leído. Muchos de los vigilados están hoy en Estados Unidos e increíblemente, muchos, pero muchos de los vigilantes también están aquí. ¿????????????? Que horrorrrrrrrrrrr. Todos comiendo ahora del mismo plato.

Resulta difícil explicar y más concluir. Las ciencias exactas la tienen, me parece a mí, más fácil. Después y durante muchos siglos, limón + agua + azúcar, siempre da limonada. Con el tiempo es cierto que han aparecido marcas, calidades, cantidades, colores, el marketing, etc., pero de seguro si se mezclan estos tres elementos, no se obtiene otra cosa que no sea una limonada.

Entonces frente a toda aquella represión abierta y encubierta, aparecía la imagen de Estados Unidos como lugar ideal para la libertad de expresión. JAJAJA. Qué ilusos éramos. Parece que es cierto, que puedes pararte frente a la Casa Blanca con un cartel que pida la renuncia del Presidente, pero paralelamente hay miles de trabas, evaluaciones, concepciones, que limitan tú forma de pensar o al menos tú forma de expresarte.

Es difícil, siempre primero aparecen los gobiernos que nosotros mismos nos inventamos para que luego nos molesten. Estructuras con sus macro definiciones sobre economía, política, guerra, sociedad, etc. Esos gobiernos que se desdoblan en administraciones estatales, provinciales, municipales, barriales, etc, que crean una enorme tela de araña, a veces imposible hasta de entender, aun formando parte de ella.

Luego, para complicar el tema, aparecemos las personas, que somos blancos de ojos claros, blancos de ojos oscuros, negros africanos, latinoamericanos y caribeños, negros norteamericanos, asiáticos de pelos lacios y ojos rasgados con una enorme diferencia entre ellos, por sólo mencionar un ejemplo, véase a los chinos y a los japoneses. Y como si fuera poco, somos árabes.

Además esos mismos humanos, somos religiosos de verdad y religiosos de mentira, católicos, cristianos, musulmanes, budistas, tibetanos, santeros, paleros, adventistas, y los que nos acogemos, como siempre dice mi amigo Ruso, al libre albedrío. JAJAJA.

Como existe la política, entonces somos políticos, apolíticos, liberales, moderados, conservadores, demócratas, republicanos, comunistas, e incluso, aunque parezca imposible neofacistas. Aparecen todavía personas que defienden el comunismo como opción superior del desarrollo integral humano, otros se mantienen aferrados a la forma más clásica y cruda del capitalismo y un grupo, no pocos, que defienden el feudalismos con sus castillos mugrosos y sus impuestos por cruzar por el puente o pescar en el río.

Si esto les parece mucho, pues no, porque además somos hetero, bi, homo, sexuales y ahora metrosexuales, JAJAJA. Estamos los que comemos carne hasta de las hormigas, también los vegetarianos de varios tipos, los anoréxicos y los bulímicos. Ahora somos polares y bipolares. Están los locos, los cuerdos, los normales, los anormales, los que están casi locos y como siempre, los vivos que se hacen los locos. Los deprimidos eternos, los estresados constantes. Los “algo dependientes, o sea, dependencia a los cigarrillos, al alcohol, a las drogas fuertes y más fuertes, incluso los que poseen una enfermedad reconocida como sexo dependientes, o sea, personas que quieren estar todo el día teniendo sexo con otra persona.

En medio de tanta y tanta diversidad, a quién se le puede ocurrir que se pueda definir nada y sobre todo a quién se le puede ocurrir tener la razón. JAJAJA. Toda esta muela anterior, debido a un problema evidente de mi personalidad, JAJAJA, es para caer en el tema nuevo que me atrapa.

domingo, 23 de agosto de 2015

Cumple 53 Marty. Apretéeeeeeeee

Ahora si he madurado por completo.

Apreté con el regalito para Marty. JAJAJAJA




Agosto 2015

San Antonio 2015. Reflexiones mientras viajo. (Segunda Parte)

 La idea de que, el dinero cuelga de las matas como racimos de uvas, la gente anda con carros del año todo el tiempo, las casas son mansiones con enormes piscinas, los hombres todos se parecen a Brad Pitt con los músculos del abdomen muy definidos, las mujeres no tienen arrugas, todos tienen los dientes más blancos que la masa del coco,  y se dedican todo el tiempo a hacer turismo, no sólo es irreal, sino que es absurda.

He vivido y viajado algo y he comprobado que aquí es como todos los lugares, hay personas con dinero y personas sin dinero, tanto sin dinero que están paradas en una esquina con un cartel pidiendo ayuda. Hay personas que no tienen carros y se mueven en guaguas, en bicicletas e incluso a pie. Hay casas buenas y casas que se están cayendo, desbaratadas, viejas, sin pintura, sin tablas, con todo regado por fuera, con miles de trastes tirados en cualquier lugar.

Las personas tienen el carro que pueden. Entonces miras para al lado y el carro que está cerca, está todo oxidado, con guardafangos y puertas chocadas, los cristales de las ventanillas agarrados con tape, faltos de pintura, etc. Comprar un carro 0 millas? JAJAJA. Cambiar los carros todos los años?  JAJAJAJAJA.
Justo ahora a mi compañero Jason se le acaba de morir la camioneta que tiene y estoy experimentando el dolor y la preocupación que esto genera. La idea de salir corriendo al primer concesionario y comprarse un nuevo carro, no es tan fácil como se cree, sobre todo cuando tienes que disponer de unos cuantos miles de dólares para resolver el problema.

Cuando miras a muchas de las personas que te rodean, tienen puesto un pantalón viejo, un pullover desteñido, zapatos viejos, viejos, viejos. Exactamente igual que en cualquier lugar del mundo.

Cuando sales de la ciudad donde vives hasta llegar a la gran ciudad donde vas, comienzas a ver el campo y a los campesinos. Campos y campesinos iguales que en cualquier lugar y entonces las gallinas caminan por todos lados, cuando llueve se crea el fango, las vacas cagan en frente de las puertas de entrada y salida, los cerdos tienen su olor característico y la gente anda media sucia.

No creo que lo que pase en estos lugares sea que falta el dinero, sino que  sencillamente las gallinas, las vacas y las personas son mucho más sencillas mucho más prácticas y mucho más reales. Un jeans no es nada más que eso, un jeans y para nada las personas comunes tienen la intensión de impresionar a sus semejantes con los trapos que se ponen. Para mi entender y gusto, las personas comen menos mierda.

Lo que he visto es que es un pueblo que trabaja y por eso es rico, además obviamente de uno que otro robo de cerebro como ocurrió conmigo. JAJAJAJA. Hay vagos y borrachos? Claro, como en todos los lugares. Hay hombres que les pegan a las mujeres? Claro. Ojala yo pudiera pegarle a la mía. JAJAJAJA. Hay drogadictos? También los hay, como los hay en todos los pueblos, incluso en Cuba, nuestro querido país. Pero la gente, el pueblo, su mayor parte, es un pueblo trabajador. No sé si por su esencia y sentimiento innovador y luchador, no sé si por los estímulos del “cabrón” capitalismo, donde si trabajas bien, ganas más y si ganas más, …., pero lo que yo descubro es un pueblo trabajador en el sector intelectual y sobre todo en el sector manual. La gente trabaja con lluvia, Sol o nieve y entonces es rica, rica no porque tengan el yate más grande de la marina o la casa más fastuosa del reparto, sino porque sufre menos para vivir. Le da igual lo que las películas y las novelas digan.

La imagen de lujosos restaurantes, grandes tiendas, los carros rosados como los de Paris Hilton, es sólo una parte, si se va a evaluar dentro de todo el país, es sólo una pequeña parte. Si miras el mapa de Estados Unidos, existen esos grandes polos, New York City, San Francisco, Los Ángeles, Chicago, Miami, etc., esos lugares o ciudades de los que siempre hablamos incluso sin conocerlos, pero el resto del país es otra cosa diferente, al menos lo que he podido ver en mis incursiones turísticas.

Cuando fuimos para San Antonio, paramos en Oklahoma City para almorzar. Escogimos, por recomendación de Victoria, un buen restaurante americano, típico, de pueblo. Entonces vimos la realidad. El restaurante era una gran nave con bancos y mesas de madera, con cucharas plásticas y servilletas de papel común. Tenía un gran fregadero hecho de cemento con varias pilas de agua para que la gente se lavara las manos, exactamente igual a los que teníamos en Cuba en las memorables escuelas al campo. La comida que pedías, carnes era la especialidad por supuesto estamos en América,  te la servían sobre un papel cartucho dentro de una cesta de madera y la gente cuando se levantaba echaba los desechos en un gran tanque plástico que había dentro de aquel local. La gente estaba feliz. La idea era comer carne y la carne estuvo muy buena. Las salsas que estaban sobre la mesa, eran salsas hechas en el mismo restaurante. Yo quedé encantado. La gente, pueblo americano, comía sin tanto rigor.

Luego de regreso paramos en otro lugar, un pueblecito  de Kansas, de no más de 50 casas. Había un sólo restaurante para comer. Genial. La decoración interior era muy vieja, incluyendo varias fotos viejas de Elvis Presley. Los bancos y mesas por el estilo, con aquellos mantelitos de cuadritos rojos y blancos que también se usaban en Cuba en la década del 50. Una pizarra anunciaba las “completas” del día. La pizarra no era lumínica, era sencillamente una pizarra de madera y estaba escrita a mano con un plumón azul.

Cuando llegué descubrí a una señora muy viejita, quizás de más de 80 años, vestida como los personajes de las novelas de Agatha Cristie, con sombrero y todo, que junto a su andador disfrutaba su almuerzo. El resto de los comensales vestían sus ropas de andar, ropas de trabajo, nadie estaba de lujo. La señora que nos atendió tenía cerca de los 70 años y no tenía un diente en su boca. No sé si le quedaban muelas, pero dientes arriba y abajo, no tenía ninguno.

Sin embargo, todo el mundo se conocía, todos se saludaban por su nombre y sobre todo la comida, que era lo más importante, estuvo muy buena, carne de nuevo, pues como ya dije estamos en “América”. La gente era más sencilla, la gente estaba disfrutando de la comida, sin mirar los zapatos que tenía el que estaba comiendo al lado. Ninguno de los que allí estaban almorzando, estaban preocupados por los cuadritos del abdomen.

La señora con sombrero evidentemente era un personaje allí, esos personajes que todos tenemos en nuestros pueblos. La señora sin dientes, a lo mejor dueña del lugar, era la personalidad. Nada de lo que han malinterpretado de la teoría de marketing de esa chica linda con súper cuerpo para vender. La gente comía y era feliz, porque la gente en esos niveles y lugares es más sencilla, más objetiva, a lo mejor ven menos novelas.

Al salir, justo en la puerta, tropezamos con el Sheriff del lugar que entraba para almorzar. Muy rápido detectó que no éramos de allí y muy agradable nos saludó. El tipo, joven, también tenía los dientes todos jorobados, era real, lejos obviamente de esa figura de súper policía perfecto que nos trae la TV.

Es así. Sólo que hay que mirar, observar, pensar y aprender. Obvio, cada cual escoge a quién quiere parecerse y cómo quiere vivir. Si tienes poco cerebro y mucho dinero y esto te permite imitar a los grandes líderes de opinión, pues adelante. Si no tienes tanto dinero y aún estás interesado en imitar, pues sufrirás mucho, pues necesitarás de un par de zapatos nuevos y caros para comerte un pedazo de pizza. Si quieres ser tú mismo, a lo mejor también sufrirás porque tendrás que combatir con la mitad de la gente que te rodea, pero este sufrimiento es diferente al anterior, éste termina por hacerte fuerte.


Si fueras a mirar a Estados Unidos, no te puedes quedar con la novela o la última película de éxito taquillero. Tienes que caminar, preguntar, averiguar, sobre todo, pienso yo, dentro de la gente de pueblo. Esa parece ser la base sólida del asunto.

San Antonio 2015. Reflexiones mientras viajo. (Primera Parte)

Soy un tipo afortunado. Todavía puedo pensar.

Siempre quiero escribir sobre Estados Unidos, pero siempre me parece muy arriesgado, porque podría parecer muy inocente o al revés,  muy extremista. Tratar de definir alguna idea sobre éste país y dar en el blanco, es una tarea grande.

Como ya conté, este último viaje a San Antonio me dio posibilidades de pensar. En realidad no llevo muchos años aquí, sin embargo he tenido la oportunidad de caminar un poco por carretera y con muchas ganas de observar, he observado.

Me gusta viajar por carretera, más que coger aviones. Cuando se coge un avión y se logra despegar, apenas se ve algo, siempre el paisaje es el mismo, nubes y más nubes. Sin embargo cuando se viaja por tierra, es cierto que uno se demora y cansa más, pero el viaje brinda la posibilidad de ver y aprender.

Después que crucé la frontera he caminado algunas millas. Primero viajé 3 horas en carro con Yordan desde Laredo hasta San Antonio. Luego de una semana de paseo allí, viaje 35 horas hasta Miami, ciudad del Sol. Cuando Miami se puso fría a pesar del calor, me volví a montar en una guagua y viaje 46 horas hasta llegar a Lincoln, Nebraska. He regresado tres veces a San Antonio, una en avión y dos por carretera, la primera en guagua, 36 horas para allá y 36 horas para acá y recientemente en carro, más menos 14 horas  de ida y el mismo tiempo de regreso. Ni el famoso viajero italiano Marco Polo acumuló tantas horas de viaje.  JAJAJA

Así y todo me es difícil definir sobre el país que he visto y vivo, por lo que me resulta más fácil hablar de la relación que tenemos con él, a mí parecer, la mayor parte de los cubanos.

Estados Unidos es un país y muchos países a la misma vez. El gran triunfo de este invento es que a cualquier lugar que te mueves, los mecanismos son los mismos, lo que hace que las personas sufran menos a la hora de trasladarse y adaptarse a un nuevo lugar. Mismo dinero, mismos bancos, mismas organizaciones y métodos para electricidad, gas, agua, renta de lugares, etc. No importa donde caigas, estás en la Unión. No importa dónde abras los ojos, siempre algo te parece conocido. Eso es el gran mérito.

Cuando comienzas a observar con detenimiento, te das cuenta que es muy grande, estable y seguro. Descubres que Estados Unidos mantiene la misma estructura e idea con el que fue creando por los primeros emigrantes y entonces es muchos países, o pedazos de países, a la misma vez.

Frente a aquella fallida teoría marxista de la caída del imperialismo yanqui, Ruso siempre me dice que “éste imperio nunca se va a caer, porque es un imperio formado por personas de muchos lugares” o sea, de muchos otros imperios. No es lo mismo recibir un poquito de emigrantes de forma legal e ilegal, a ser un país constituido y enriquecido constantemente por emigrantes de todas, exactamente todas las partes de este mundo. Eso marca la diferencia con otros lugares.

No puedo precisar cuántos emigrantes legales y estimados ilegales llegan anualmente a este país, pero estoy seguro que es, de todos los países del mundo, al que más personas llegan debido a los muchos planes que tienen para aceptar una inmigración legal y como todos conocemos por ser el país escogido por excelencia, para emigrar ilegalmente, al menos por una buena parte de los ciudadanos de este planeta. Esos millones de personas que se reciben o entran, se quedan a vivir aquí y por tanto influyen y transforman lo que pasa diariamente.

Cuando viajas, conoces que los “norteamericanos” son ingleses, irlandeses, alemanes, holandeses,  mexicanos, cubanos, peruanos, congoleses, armenianos, yugoslavos, polacos, rusos, vietnamitas, chinos, iraquíes, etc, etc, etc., ellos o sus ascendientes cercanos. La mayor parte se integra y llega a pensar como norteamericanos y además, un poquito también, como lo que fueron sus padres o abuelos. Cuando los conoces, casi seguro que después de demostrar su amor por la Unión, te dejan saber que su apellido es alemán u holandés, o lo observas comiendo unos sabrosos tacos al pastor como los hacía su mamá mexicana, etc. 
 
Mi compañero Ryan, por cierto de ascendencia irlandesa, casualmente ayer me dijo, hablando de comida mexicana, que “burrito”, la famosa tortilla envuelta y llena de carne, frijoles, arroz, picante, etc., era una palabra en inglés. Es tan común entre ellos lo de burrito, que consideran que forma parte de su idioma desde siempre y entonces diferencian entre donkey, que sería la traducción literal de burro para el animal y lo de burrito para la comida. Gracias a qué? Pues gracias a la influencia mexicana en la cultura de los Estados Unidos.
 
Pensando en nosotros los cubanos, cosa que me es más fácil de conocer, creo que la mayoría venimos a Estados Unidos, para dejar de comer de la libreta de abastecimiento, como escuché decir a alguien no hace mucho  o porque ya se cayó el sistema que tanto defendimos,  y como dijo Julio Martínez, nuestro famoso Juan Quinquín, “si se trata de construir ahora el capitalismo en Cuba, me voy para un lugar donde ya esté construido”, pero en realidad no sabemos exactamente sobre el lugar donde venimos a parar, e incluso no lo llegamos a saber nunca, a pesar del tiempo que vivamos aquí.
 
Tenemos una imagen distorsionada de la realidad o tenemos la imagen que se nos vende  y queremos comprar a partir de los medios de comunicación, esa imagen de glamour que se ve en las novelas o en las películas fresas. De ahí que una buena parte de los cubanos piensen que vivir en “el Yuma” es vivir en el Edén que menciona la Biblia. Y eso es cierto y falso a la misma vez.

Digamos, si vez un solo capítulo de una novela mexicana, puedes llegar a creer que México queda en el norte de Europa. Todos los personajes, hasta el malo de la novela, tienen los ojos claros, y la piel blanca, dejando a veces algún rasgo medio indígena para la criada de la casa o el tipo que atiende los caballos en la hacienda, que por demás son los únicos que hablan como los mexicanos de verdad, el resto habla un español medio extraño. No conozco México, sólo caminé por el DF 3 días, justo un fin de semana, y lo que si me di cuenta es que el único que tenía los ojos claros era yo. Sé que existen los mexicanos blancos, de ojos claros, descendientes de españoles, europeos y argentinos, que es lo mismo, etc, también sé que esa no es la población mayoritaria en México. Los mexicanos de piel blanca y ojos claros serán vampiros que sólo sale por las madrugadas ¨porque no toman “vampisol”? JAJAJAJA. Los ratones soplan para morder, las telenovelas entonces entretienen, en el mismo momento que te están acabando con el cerebro.

lunes, 17 de agosto de 2015

Martica. 53 agostos.

La próxima semana es el cumpleaños de Marty, entonces, como ella es la más vieja de todos nosotros y puede ser como nuestra mamá, teniendo en cuenta lo bien que se porta, nosotros los jóvenes hemos decidido celebrar, con una jornada llena de actividades, su fecha más importante del año, 53 AGOSTOS.

Comenzamos hoy por llevarla a almorzar a un restaurante de comida mexicana, para así evitar que ella tuviera que cocinar. Cosa que no tengo que decir que fue por ella muy bien recibida. JAJAJA

El lugar desde afuera es feo, si pasas y no miras el nombre, más parece una oficina de cualquier cosa o un simple almacén, además el color escogido para las paredes exteriores, para mi gusto, es horrible.

Sin embargo, cuando traspasas la puerta todo cambia. El lugar es muy lindo, muy tranquilo. Está presidido por un bar que tiene en toda la pared del fondo un enorme y hermoso vitral. Los muebles todo son de madera y cuero, al igual que las lámparas que cuelgan del techo, tal como podría ser en México y lo más importante, la comida es sencillamente espectacular. La música mexicana, pero aceptable, o sea, no rancheras, no música de bandas.

Hemos estado en este lugar dos veces ya, y no es por casualidad, la comida es rica y muy, pero muy abundante. Cantidad que para tipos como yo, el Jonathan o el Ruso resulta más que suficiente. La variedad de comida es enorme, no tengo la idea exacta de cuántos platos y combinaciones puede tener, pero es impresionante.

Lo lindo  y hasta típico del lugar, contrasta un poquito con las personas que atienden. Todas las chicas son americanas, rubias y bonitas, con caras de no saber mucho dónde queda México.  Aprovechando la simpatía de la que nos atendió, le pregunté, que si el lugar tenía trabajadores mexicanos, y ella sonriendo me respondió que sí, que estaban trabajando en la cocina.

Eso me satisfizo. A lo mejor es que por un tema de excelencia en el servicio, ya saben,  el idioma, la cultura, etc, prefieren tener americanos de cara al público. A lo mejor es que los mexicanos que están allí pueden trabajar, o sea, cocinar, lavar platos, etc, detrás de las mamparas, porque, aunque conocen bien su oficio, no dominan a exactitud el idioma, o en el peor de los casos no tienen sus papeles muy en regla. Conozco sobre el tema, trabajo todos los días en mantenimiento de un residencial, no porque los americanos sean malos, menos por un tema de discriminación, sencillamente no trabajo como profesor o dirijo una empresa comercial, porque no estoy lo suficientemente preparado para ello
.
Es una lástima, porque creo que mexicanos auténticos o al menos sus descendientes, podrían enriquecer la rica comida, con buenas explicaciones de cómo se logran los platos, qué significa cada uno de ellos, etc. A mí, me rompe un poco la imagen, aspiraría a que si el restaurante es de comida mexicana, pues también se vieran a los mexicanos que la inventan o las hacen, pero ….  A  mí me costaría trabajo ir a comer comida cubana y ser atendido y servido por un árabe o un búlgaro, aunque la comida sea la más rica del mundo. Habría que preguntar  a los mexicanos que allí comen, como les va.

No obstante, la comida, que ya sé que es hecha por manos sabías, es realmente exquisita y sobre todo, mucha. No creo que sea la última visita que hagamos a ese lugar. Además las chicas, aunque no mexicanas son agradables. JAJAJA

De ahí llenos como cerdos, nos fuimos al parque de las flores, teníamos que caminar, no podíamos correr el riesgo de sentarnos. Ese parque tiene un nombre en inglés que nunca recuerdo, por lo que lo hemos bautizado como parque de las flores y así de fácil todos sabemos del lugar que hablamos.

Dicho lugar es un parque común que está en una común esquina de nuestra ciudad. Entonces qué tiene de diferente? Primero, la cantidad y diversidad de flores que están sembradas. Segundo, la enorme variedad de colores que eso crea y los diseños que logran con las plantas y sus flores. Tercero, casi lo más importante, es que cada año es un parque diferente.

Como en invierno todo lo que está sobre la tierra muere, y todo el parque queda totalmente en tierra pelada, cada primavera y verano es resembrado con plantas que ya traen las flores, obviamente cultivadas en otro lugar. Imagino que frente a la actividad de sembrar, existan esos famosos diseñadores graduados de universidades de la carrera de jardinería, porque, como ya dije, cada año los diseños son diferentes y muy especiales.
  
Esto hace que ese parque común de una común esquina,  se convierta en una atracción tanto para las personas de Lincoln como nosotros, como para visitantes de otras ciudades y países que por aquí pasan.  El lugar siempre está lleno.

Pasear por el parque nos mejoró el alma, la observación de las flores, sus colores y olores, es una actividad que reconstruye, pero sobre todo caminar después de la hartera que nos dimos, nos permitió continuar con vida.

Esta semana promete ser movidita. Hay que seguir trabajando para poder regresar al restaurante. De seguro habrá un extra plan en el acápite relacionado con las relaciones sexuales, JAJAJAJA. El día de los regalos materiales será el miércoles y pensamos para el fin de semana próximo hacer una enorme paella de carne, la de mariscos para tantas personas resulta un poco difícil, para la cual se incorporaran los que hoy no estuvieron en la inauguración de la jornada.

Les contaré, obviamente sobre las actividades que les pueda contar. JAJAJAJA

sábado, 15 de agosto de 2015

San Antonio nuevamente. Julio 2015. FOTOS 2















San Antonio nuevamente. Julio 2015. FOTOS 1

Muchos de los participantes en esta actividad me han pedido que los ponga flacos en las fotos. No sé cómo hacer esto. JAJAJAJA

Entonces me han pedido que escoja las fotos donde aparecen flacos. No las encontré. JAJAJA

Lo que sí puedo decir es que la culpable de la gordura "aparente" es la cámara, pues al ser un equipo barato, distorsiona las imágenes.





















San Antonio nuevamente. Julio 2015

Soy un tipo afortunado. Estoy vivo.

Como sabemos lo de la fortuna es un asunto muy relativo en los seres humanos. Hay personas que se sienten realizadas cuando comprueban que el dinero que poseen no cabe en los bancos, otras cuando recogen un tomate de una planta que han sembrado en una maceta o el gato que tienen se les enreda en las piernas todas las mañanas, otros, no pocos, cuando reciben la bendición personalmente de manos del Dalai Lama, y otros, lamentablemente pocos, cuando ayudan a algún semejante.

Yo, después de un análisis exhaustivo, JAJAJA, creo ser una mezcla de todo lo anterior, lo que me hace complicado y fácil a la misma vez, por lo menos para mí mismo.

Recién he realizado un viaje a San Antonio, Texas, para reunirme con la otra parte de mi familia cercana que allí vive y esto me ha hecho pensar mucho y me ha dado motivos para escribir.

Comenzaré entonces ahora por el tema familiar y dejaré los pensamientos y la experiencia del viaje para otro escrito. Tengo que superar a José Martí al menos en la cantidad. JAJAJA

Por razones varias vivo en Lincoln y mi hija Jennifer, mi yerno Yordan y mi pequeña nietecita viven lejos de mí. Entonces aunque la tecnología nos permite hablar todos los días y vernos con frecuencia, a veces mucho más que muchas personas que viven juntas, la realidad de estar frente a frente, tocarnos, sentir la respiración del otro, sonreír, compartir y decirnos verdades, sigue siendo incomparable.

A este viaje se sumó la felicidad de que mi hijo Jonathan, que no veía a su hermana, cuñado y sobrina desde hacía un año y medio, se incorporó acompañado de su “girl friend” Victoria. La posibilidad, fraguada medio de corredera, era linda, pero así y todo, Martica y yo, más viejos, teníamos un pequeño miedo, la incógnita más importante era Mía. Cómo nos recibirá?

Para la mayoría de los niños, es siempre algo difícil ver y dejar de ver a las personas y si me guiaba por los antecedentes de Jennifer y su niñez, la historia nos costaría mucho, mucho más tiempo del que teníamos para estar allí.




Llegamos a San Antonio como a las 9:00 pm y para nuestra sorpresa, Mía, junto a sus papás, salió a recibirnos. Sólo segundos de incertidumbre, pues para nuestro asombro y beneficio, el recibimiento de nuestra nieta, fue tal como si nos hubiera visto ese mismo día por la mañana. Cosa que me dice que a Jenny no se parece en ese aspecto, con mi hija la idea de romper el hielo hubiera costado horas e incluso días. Ellos dicen que Mía salió a Yordan, yo sé que es mentira, pues en realidad salió a mí. JAJAJA.

A partir de ahí, los días se desencadenaron con gran felicidad. No importó que una parte tuviera que dormir en la sala o hacer colas para bañarnos. La idea de estar juntos y sobre todo interactuar fue fabulosa.

Como estábamos de paseo, pues paseamos. Yo, para no perder el contacto con la realidad, pedí, los que me conocen sabrán que casi impuse, ir una vez más a la fortaleza el Álamo, cosa que Yordan y Jennifer acataron con placer. Dicho lugar, quizás lo más importante que tiene la ciudad desde el punto de vista histórico, es hoy un pedacito de lo que fue, pero sigue guardando en sus viejas y erosionadas paredes de piedra, las voces de los que allí vivieron y sobre todo combatieron.

Recorrimos con más tiempo parte del centro de la ciudad, cuya caracteristica de ser cruzada por un río, la hace diferente al resto de las ciudades que he visitado aquí. Pasamos un día distinto en un río acondicionado para turismo, lindo, pero frío. Piscinas. Cocinamos juntos y sobre todo realizamos la acción que tanto nos gusta, conversamos y conversamos mucho, todo el tiempo, todas las noches casi hasta el amanecer. Los que me conocen saben que esto es posible.

Como pueden imaginar, en el centro de todo estuvo Mía. A Martica le dice abuela, mami y a veces “cusi”, palabra que Martica se inventó para hacerla reír a través del teléfono. A mí a veces me dice abuelo, otras veces papi, repitiendo la forma en que mi hija Jenny me llama.

Y entonces se repite en mí lo de la fortuna. Lo de abuelo y más allá lo de papi, se convierte en una fuente de satisfacción enorme, incomparable, inmedible, a tal punto que no me hace falta el Dalai Lama. Podría yo pagarle un millón de dólares cada vez que escucho a esa pequeñita criatura llamarme de esa forma. Lástima que no los tenga. JAJAJA, ni para ella, ni para mí.

No estoy falta de cariño, todo lo contrario. Recibo afecto todos los días de los que me rodean, ya saben, soy un tipo fácil de querer. Lo de papi tampoco me ha faltado, tengo dos hijos que se han desgastado en mostrarme su cariño. Sin embargo, el papi de Mía suena y se siente muy diferente. Es el papi de la madurez, es el papi de la dulzura dulce, es el papi que me confirma que he actuado bien, que mis errores han sido subsanados y que comienzo a recoger los frutos en plena capacidad, lo que me permite disfrutarlos.

Mía, como casi todos los niños, es linda, graciosa, ocurrente, inteligente. Pero además es linda, sus ojos azules resaltan escandalosamente de sus finas y muy bien definidas facciones. No sin falta de carácter, es dulce y sobre todo muy, muy sociable. Llegas, la miras y a los muy pocos segundos parece que la conoces de toda la vida. Ella te hace fácil el tránsito.

Su capacidad para interactuar es llamativa. Tiene además un don, como es mi nieta digo yo que especial, pues puede hablar, entender y sobre todo relacionarse al mismo tiempo en dos idiomas. Está hablando conmigo o su mamá en español y de pronto para conectar con Victoria, de forma muy natural cambia el canal para el inglés, tan natural como cuando se respira. Ese don que por desgracia no tenemos nosotros los ya adultos, pues necesitamos un tiempo para acostumbrarnos a lo que tenemos o queremos hacer.

La experiencia siempre resulta inigualable. Mis hijos aunque se parecen no son idénticos, entonces disfruto verlos relacionarse. Por momentos Jennifer, desde su posición de hermana mayor "trata" de “recomendar” lo que Jonathan tiene que hacer, entonces justo en ese momento, Jonathan, desde su posición de hermano menor, escoge exactamente la variante contraria. JAJAJA. Es divertido. No tenemos mucho dinero, pero en el campo de las ideas, no hay quién nos gane. 


Los días se fueron corriendo, lo que significa que la pasamos muy bien, cuando uno se siente torturado, la tortura lo hace todo lento. Es bueno, como dije anteriormente, tocarse, compartir tareas, hablar, no dormir, etc., pero como todo lo que comienza se acaba, así de rápido tuvimos que regresar. Martica y yo somos abuelos, pero todavía tenemos que trabajar para mantenernos. Ya dije que de millones, nada.


Salimos para Lincoln a las 12:30 am. Por supuesto, Mía nos despidió en la acera sin saber exactamente para dónde nos marchábamos. Estaba riendo. Quizás pensó que como en las noches anteriores nos íbamos a dormir, sólo que habíamos escogido el carro como dormitorio. Nosotros, después de ojos medio mojados, nos marchamos contentos. No fue mucho tiempo el que estuvimos, nunca lo es, pero lo importante es que estuvimos.

Al amanecer, nuestra nieta nos buscó y al ver que no estábamos, según nos contó Jennifer, se echó a llorar. Cuando escuchamos la historia, de ojos mojados pasamos a ojos empapados. Uno nunca sabe lo que se puede llegar a querer. Ahora escribo y no puedo dejar de emocionarme. Me estoy poniendo viejo.

Nuevamente esperamos otro encuentro, no sabemos si en San Antonio o en Lincoln, es muy pronto para hacer planes. Lo cierto es que haremos todo lo posible para que se repita.


Para ese entonces, Mía estará más grande, ya nos conocerá mejor. Quizás para ese momento aprenderá que no soy su papi y se mantendrá en lo de abuelo. No importa, estoy seguro, que al menos para mí, lo de abuelo también seguirá sonando diferente.