domingo, 23 de agosto de 2015

San Antonio 2015. Reflexiones mientras viajo. (Primera Parte)

Soy un tipo afortunado. Todavía puedo pensar.

Siempre quiero escribir sobre Estados Unidos, pero siempre me parece muy arriesgado, porque podría parecer muy inocente o al revés,  muy extremista. Tratar de definir alguna idea sobre éste país y dar en el blanco, es una tarea grande.

Como ya conté, este último viaje a San Antonio me dio posibilidades de pensar. En realidad no llevo muchos años aquí, sin embargo he tenido la oportunidad de caminar un poco por carretera y con muchas ganas de observar, he observado.

Me gusta viajar por carretera, más que coger aviones. Cuando se coge un avión y se logra despegar, apenas se ve algo, siempre el paisaje es el mismo, nubes y más nubes. Sin embargo cuando se viaja por tierra, es cierto que uno se demora y cansa más, pero el viaje brinda la posibilidad de ver y aprender.

Después que crucé la frontera he caminado algunas millas. Primero viajé 3 horas en carro con Yordan desde Laredo hasta San Antonio. Luego de una semana de paseo allí, viaje 35 horas hasta Miami, ciudad del Sol. Cuando Miami se puso fría a pesar del calor, me volví a montar en una guagua y viaje 46 horas hasta llegar a Lincoln, Nebraska. He regresado tres veces a San Antonio, una en avión y dos por carretera, la primera en guagua, 36 horas para allá y 36 horas para acá y recientemente en carro, más menos 14 horas  de ida y el mismo tiempo de regreso. Ni el famoso viajero italiano Marco Polo acumuló tantas horas de viaje.  JAJAJA

Así y todo me es difícil definir sobre el país que he visto y vivo, por lo que me resulta más fácil hablar de la relación que tenemos con él, a mí parecer, la mayor parte de los cubanos.

Estados Unidos es un país y muchos países a la misma vez. El gran triunfo de este invento es que a cualquier lugar que te mueves, los mecanismos son los mismos, lo que hace que las personas sufran menos a la hora de trasladarse y adaptarse a un nuevo lugar. Mismo dinero, mismos bancos, mismas organizaciones y métodos para electricidad, gas, agua, renta de lugares, etc. No importa donde caigas, estás en la Unión. No importa dónde abras los ojos, siempre algo te parece conocido. Eso es el gran mérito.

Cuando comienzas a observar con detenimiento, te das cuenta que es muy grande, estable y seguro. Descubres que Estados Unidos mantiene la misma estructura e idea con el que fue creando por los primeros emigrantes y entonces es muchos países, o pedazos de países, a la misma vez.

Frente a aquella fallida teoría marxista de la caída del imperialismo yanqui, Ruso siempre me dice que “éste imperio nunca se va a caer, porque es un imperio formado por personas de muchos lugares” o sea, de muchos otros imperios. No es lo mismo recibir un poquito de emigrantes de forma legal e ilegal, a ser un país constituido y enriquecido constantemente por emigrantes de todas, exactamente todas las partes de este mundo. Eso marca la diferencia con otros lugares.

No puedo precisar cuántos emigrantes legales y estimados ilegales llegan anualmente a este país, pero estoy seguro que es, de todos los países del mundo, al que más personas llegan debido a los muchos planes que tienen para aceptar una inmigración legal y como todos conocemos por ser el país escogido por excelencia, para emigrar ilegalmente, al menos por una buena parte de los ciudadanos de este planeta. Esos millones de personas que se reciben o entran, se quedan a vivir aquí y por tanto influyen y transforman lo que pasa diariamente.

Cuando viajas, conoces que los “norteamericanos” son ingleses, irlandeses, alemanes, holandeses,  mexicanos, cubanos, peruanos, congoleses, armenianos, yugoslavos, polacos, rusos, vietnamitas, chinos, iraquíes, etc, etc, etc., ellos o sus ascendientes cercanos. La mayor parte se integra y llega a pensar como norteamericanos y además, un poquito también, como lo que fueron sus padres o abuelos. Cuando los conoces, casi seguro que después de demostrar su amor por la Unión, te dejan saber que su apellido es alemán u holandés, o lo observas comiendo unos sabrosos tacos al pastor como los hacía su mamá mexicana, etc. 
 
Mi compañero Ryan, por cierto de ascendencia irlandesa, casualmente ayer me dijo, hablando de comida mexicana, que “burrito”, la famosa tortilla envuelta y llena de carne, frijoles, arroz, picante, etc., era una palabra en inglés. Es tan común entre ellos lo de burrito, que consideran que forma parte de su idioma desde siempre y entonces diferencian entre donkey, que sería la traducción literal de burro para el animal y lo de burrito para la comida. Gracias a qué? Pues gracias a la influencia mexicana en la cultura de los Estados Unidos.
 
Pensando en nosotros los cubanos, cosa que me es más fácil de conocer, creo que la mayoría venimos a Estados Unidos, para dejar de comer de la libreta de abastecimiento, como escuché decir a alguien no hace mucho  o porque ya se cayó el sistema que tanto defendimos,  y como dijo Julio Martínez, nuestro famoso Juan Quinquín, “si se trata de construir ahora el capitalismo en Cuba, me voy para un lugar donde ya esté construido”, pero en realidad no sabemos exactamente sobre el lugar donde venimos a parar, e incluso no lo llegamos a saber nunca, a pesar del tiempo que vivamos aquí.
 
Tenemos una imagen distorsionada de la realidad o tenemos la imagen que se nos vende  y queremos comprar a partir de los medios de comunicación, esa imagen de glamour que se ve en las novelas o en las películas fresas. De ahí que una buena parte de los cubanos piensen que vivir en “el Yuma” es vivir en el Edén que menciona la Biblia. Y eso es cierto y falso a la misma vez.

Digamos, si vez un solo capítulo de una novela mexicana, puedes llegar a creer que México queda en el norte de Europa. Todos los personajes, hasta el malo de la novela, tienen los ojos claros, y la piel blanca, dejando a veces algún rasgo medio indígena para la criada de la casa o el tipo que atiende los caballos en la hacienda, que por demás son los únicos que hablan como los mexicanos de verdad, el resto habla un español medio extraño. No conozco México, sólo caminé por el DF 3 días, justo un fin de semana, y lo que si me di cuenta es que el único que tenía los ojos claros era yo. Sé que existen los mexicanos blancos, de ojos claros, descendientes de españoles, europeos y argentinos, que es lo mismo, etc, también sé que esa no es la población mayoritaria en México. Los mexicanos de piel blanca y ojos claros serán vampiros que sólo sale por las madrugadas ¨porque no toman “vampisol”? JAJAJAJA. Los ratones soplan para morder, las telenovelas entonces entretienen, en el mismo momento que te están acabando con el cerebro.

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