Todos los días me levanto y tengo una idea sobre la que quiero escribir.
Es una lástima que el tiempo y las manos no me den y muchas de ellas tengan que
ser pospuestas. Luego, la idea de escribir y definir me resulta inmensamente
difícil.
Donde quiera que uno va, siempre es la misma mierda. Lo puedo decir
porque he vivido en tres lugares diferentes y más o menos resulta la misma fórmula.
Nací y viví muchos años, más de los que quise, en un país con una sola
forma de gobierno y lo que es más, con un solo gobernante. Enorme estabilidad.
JAJAJA. No recuerdo un proyecto, de los miles que se inventaron, que funcionara
a largo plazo. Por el contrario, muchos de los proyectos que funcionaban, con
el tiempo y el desgaste, fueron deteniendo su ritmo y cambiando su curso, léase
por ejemplo, educación académica y educación formal.
Recuerdo que mi padre un día, después de que se puso bravo con el
proyecto que tanto defendió, leía casi al borde del encabronamiento la página central
del periódico Granma, o sea, dos páginas, dedicadas a uno de los tantos
proyectos “nuevos” del gobierno revolucionario, el boniato.
Los especialistas encargados de escribir, aseguraban que a partir de ese
momento los cubanos comeríamos todo el boniato que quisiéramos. Se habían
creado todas las condiciones para asegurar ese cultivo y tener una base que
garantizaría el tubérculo en la mesa de las casas. La idea no era mala, no
tendríamos otras cosas, no comeríamos langostas, era imposible pues Cuba es una
isla rodeada de un bello mar, pero comeríamos boniato, que además es un
alimento sano.
Boniato? JAJAJA. En realidad como boniato todo el año aquí en USA, en
Cuba sigue siendo un producto exclusivo. Comerse un “vulgar” boniato es toda
una fiesta, claro es que como vivimos en una isla, todo es más difícil. JAJAJA.
Sin embargo a mi entender, si hubo un proyecto que funcionó, y muy bien.
No sé ahora porque hace ya muchos años que no estoy, pero mientras viví allí,
dicho proyecto podría haberse exportado. Tampoco fue un gran invento, es típico
de todos los gobiernos totalitarios, no importa si son de derecha o de
izquierda, de una forma u otra hay que “garantizar” el poder. Entonces dicho
proyecto fue la represión.
Recuerdo que fuimos un país reprimido. Represión física, que si soy
sincero tengo que decir que nunca experimenté y la represión psicológica, que
si soy sincero tengo que decir que la experimenté siempre, desde muy joven. Los
cubanos siempre nos sentimos vigilados. Mecanismo que funcionaba a las mil
maravillas, primero porque se estructuró bien y se mejoraba constantemente,
luego porque las personas, al tener miedo, se auto vigilaban ellas mismas. Recuerdo que Tía
Angelita, una persona con más de 70 años, llamaba por teléfono y decía, sacaron
tela blanca, para referirse a la leche en polvo en el mercado negro, o decía cómprame
4 metros de tela roja, para referirse a la carne de res en el mismo mercado.
Tía Angelita, que no tenía nada que perder, pues era una anciana, trataba de
ahorrarse el problema y ahorrárselo a su familia, por la posibilidad de que los
teléfonos estuvieran pinchados. Imagínense mantener pinchado un teléfono de una
anciana de más de 70 años. Hasta ese punto llegó la represión y sus disímiles
posibilidades.
Los cubanos nos sabíamos vigilados. En las escuelas, tu mejor amigo, al
que le dictabas las pruebas, te podía echar “pa´lante”, porque una cosa era ser
bruto y otra no revolucionario. En todos los trabajos existía, no se ahora
porque el Minint debe haber reducido su plantilla, JAJAJA, una persona que
pasaba regularmente para enterarse de qué pensaba la gente o para averiguar por
determinado trabajador. En las cuadras existen todavía organizaciones para el
control de las personas que allí viven y lo que es peor existen personas,
conocidas con las letras PC, personas de confianza, que desde la oscuridad, detrás
de un telón de buenos e inofensivos vecino, se dedican a dar opiniones sobre
todo, opiniones que podían provocar que perdieras el trabajo, o no pudieras cambiar
para un mejor puesto, o no pudieras acceder a la beca que pretendías en el
extranjero, o no te pudieras ganar el ventilador o la casa de la playa que
daban como estímulo laboral, etc., y luego estaban los voluntarios, o sea,
aquellos que por gusto, odio, venganza, aburrimiento, o simple disfrute hacían llegar
sus opiniones sobre ti, basadas en el “amor” que ellos sentían por la
Revolución. Además de las personas que tenían que escuchar
lo que se comentaba en la calle y pasarlo periódicamente a sus organizaciones política
y de masas.
Orwell en una de sus magistrales obras, habla de esa policía del
pensamiento, de esa policía que te vigila siempre desde la sombra, incluso
cuando no te vigila. Ese éxito no se le puede quitar el sistema cubano. Todos
nos sentíamos vigilados. Nadie se salvaba de eso, pues era sabido que arriba de
ti había otro y había otro y entonces nadie se salvaba, sólo escapaba de esto
el Gran Hermano, porque por encima de él nada más estaba Dios y a ese también
lo tenía probablemente vigilado y chantajeado.
Recuerdo a mi madre, que después de exponer su idea sobre determinado
tema vinculado al gobierno, con el que casi siempre estaba yo en desacuerdo, cuando
me tocaba hablar a mí, me decía, ya no quiero hablar más, este no es el marco
para analizar ese tema. Respuesta prefabricada que debía venir en el manual de
usuarios que se entregaba por aquella época a las personas para que supieran cómo
reaccionar. Marcooooo? Ahora creo que no es que estaba tan convencida de lo que
me estaba diciendo, es muy inteligente para creer que comeríamos todo el
boniato que quisiéramos, sino que tenía miedo de que mis ideas y mi voz alta
progresaran más allá de los límites de mi portal. Mi abuela Mamá Yuya, me
decía, Ah si ya Rolandito, tú tienes razón, pero por favor no lo digas. Razón y
expresión, qué términos más complicados en Cuba. Claro no podían extirparte el
cerebro, entonces para protegerte te decían, no lo digas, las paredes tienen oídos,
el Gran Hermano te vigila.
Definir un tema como este es casi imposible. Por qué fuimos como fuimos,
todavía nadie lo puede explicar coherentemente, al menos dicha explicación yo
no la he leído. Muchos de los vigilados están hoy en Estados Unidos e increíblemente,
muchos, pero muchos de los vigilantes también están aquí. ¿????????????? Que horrorrrrrrrrrrr.
Todos comiendo ahora del mismo plato.
Resulta difícil explicar y más concluir. Las ciencias exactas la tienen,
me parece a mí, más fácil. Después y durante muchos siglos, limón + agua + azúcar,
siempre da limonada. Con el tiempo es cierto que han aparecido marcas, calidades,
cantidades, colores, el marketing, etc., pero de seguro si se mezclan estos
tres elementos, no se obtiene otra cosa que no sea una limonada.
Entonces frente a toda aquella represión abierta y encubierta, aparecía
la imagen de Estados Unidos como lugar ideal para la libertad de expresión.
JAJAJA. Qué ilusos éramos. Parece que es cierto, que puedes pararte frente a la
Casa Blanca con un cartel que pida la renuncia del Presidente, pero
paralelamente hay miles de trabas, evaluaciones, concepciones, que limitan tú
forma de pensar o al menos tú forma de expresarte.
Es difícil, siempre primero aparecen los gobiernos que nosotros mismos
nos inventamos para que luego nos molesten. Estructuras con sus macro
definiciones sobre economía, política, guerra, sociedad, etc. Esos gobiernos
que se desdoblan en administraciones estatales, provinciales, municipales,
barriales, etc, que crean una enorme tela de araña, a veces imposible hasta
de entender, aun formando parte de ella.
Luego, para complicar el tema, aparecemos las personas, que somos
blancos de ojos claros, blancos de ojos oscuros, negros africanos,
latinoamericanos y caribeños, negros norteamericanos, asiáticos de pelos lacios
y ojos rasgados con una enorme diferencia entre ellos, por sólo mencionar un
ejemplo, véase a los chinos y a los japoneses. Y como si fuera poco, somos
árabes.
Además esos mismos humanos, somos religiosos de verdad y religiosos de
mentira, católicos, cristianos, musulmanes, budistas, tibetanos, santeros,
paleros, adventistas, y los que nos acogemos, como siempre dice mi amigo Ruso,
al libre albedrío. JAJAJA.
Como existe la política, entonces somos políticos, apolíticos,
liberales, moderados, conservadores, demócratas, republicanos, comunistas, e
incluso, aunque parezca imposible neofacistas. Aparecen todavía
personas que defienden el comunismo como opción superior del desarrollo
integral humano, otros se mantienen aferrados a la forma más clásica y cruda
del capitalismo y un grupo, no pocos, que defienden el feudalismos con sus
castillos mugrosos y sus impuestos por cruzar por el puente o pescar en el río.
Si esto les parece mucho, pues no, porque además somos hetero, bi, homo,
sexuales y ahora metrosexuales, JAJAJA. Estamos los que comemos carne hasta de
las hormigas, también los vegetarianos de varios tipos, los anoréxicos y los
bulímicos. Ahora somos polares y bipolares. Están los locos, los cuerdos, los
normales, los anormales, los que están casi locos y como siempre, los vivos que
se hacen los locos. Los deprimidos eternos, los estresados constantes. Los “algo
dependientes, o sea, dependencia a los cigarrillos, al alcohol, a las drogas
fuertes y más fuertes, incluso los que poseen una enfermedad reconocida como
sexo dependientes, o sea, personas que quieren estar todo el día teniendo sexo
con otra persona.
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