domingo, 30 de agosto de 2015

Políticamente correcto o incorrecto? (Primera parte)

Todos los días me levanto y tengo una idea sobre la que quiero escribir. Es una lástima que el tiempo y las manos no me den y muchas de ellas tengan que ser pospuestas. Luego, la idea de escribir y definir me resulta inmensamente difícil.

Donde quiera que uno va, siempre es la misma mierda. Lo puedo decir porque he vivido en tres lugares diferentes y más o menos resulta la misma fórmula.

Nací y viví muchos años, más de los que quise, en un país con una sola forma de gobierno y lo que es más, con un solo gobernante. Enorme estabilidad. JAJAJA. No recuerdo un proyecto, de los miles que se inventaron, que funcionara a largo plazo. Por el contrario, muchos de los proyectos que funcionaban, con el tiempo y el desgaste, fueron deteniendo su ritmo y cambiando su curso, léase por ejemplo, educación académica y educación formal.

Recuerdo que mi padre un día, después de que se puso bravo con el proyecto que tanto defendió, leía casi al borde del encabronamiento la página central del periódico Granma, o sea, dos páginas, dedicadas a uno de los tantos proyectos “nuevos” del gobierno revolucionario, el boniato.

Los especialistas encargados de escribir, aseguraban que a partir de ese momento los cubanos comeríamos todo el boniato que quisiéramos. Se habían creado todas las condiciones para asegurar ese cultivo y tener una base que garantizaría el tubérculo en la mesa de las casas. La idea no era mala, no tendríamos otras cosas, no comeríamos langostas, era imposible pues Cuba es una isla rodeada de un bello mar, pero comeríamos boniato, que además es un alimento sano.

Boniato? JAJAJA. En realidad como boniato todo el año aquí en USA, en Cuba sigue siendo un producto exclusivo. Comerse un “vulgar” boniato es toda una fiesta, claro es que como vivimos en una isla, todo es más difícil. JAJAJA.

Sin embargo a mi entender, si hubo un proyecto que funcionó, y muy bien. No sé ahora porque hace ya muchos años que no estoy, pero mientras viví allí, dicho proyecto podría haberse exportado. Tampoco fue un gran invento, es típico de todos los gobiernos totalitarios, no importa si son de derecha o de izquierda, de una forma u otra hay que “garantizar” el poder. Entonces dicho proyecto fue la represión.

Recuerdo que fuimos un país reprimido. Represión física, que si soy sincero tengo que decir que nunca experimenté y la represión psicológica, que si soy sincero tengo que decir que la experimenté siempre, desde muy joven. Los cubanos siempre nos sentimos vigilados. Mecanismo que funcionaba a las mil maravillas, primero porque se estructuró bien y se mejoraba constantemente, luego porque las personas, al tener miedo, se auto vigilaban ellas mismas. Recuerdo que Tía Angelita, una persona con más de 70 años, llamaba por teléfono y decía, sacaron tela blanca, para referirse a la leche en polvo en el mercado negro, o decía cómprame 4 metros de tela roja, para referirse a la carne de res en el mismo mercado. Tía Angelita, que no tenía nada que perder, pues era una anciana, trataba de ahorrarse el problema y ahorrárselo a su familia, por la posibilidad de que los teléfonos estuvieran pinchados. Imagínense mantener pinchado un teléfono de una anciana de más de 70 años. Hasta ese punto llegó la represión y sus disímiles posibilidades.

Los cubanos nos sabíamos vigilados. En las escuelas, tu mejor amigo, al que le dictabas las pruebas, te podía echar “pa´lante”, porque una cosa era ser bruto y otra no revolucionario. En todos los trabajos existía, no se ahora porque el Minint debe haber reducido su plantilla, JAJAJA, una persona que pasaba regularmente para enterarse de qué pensaba la gente o para averiguar por determinado trabajador. En las cuadras existen todavía organizaciones para el control de las personas que allí viven y lo que es peor existen personas, conocidas con las letras PC, personas de confianza, que desde la oscuridad, detrás de un telón de buenos e inofensivos vecino, se dedican a dar opiniones sobre todo, opiniones que podían provocar que perdieras el trabajo, o no pudieras cambiar para un mejor puesto, o no pudieras acceder a la beca que pretendías en el extranjero, o no te pudieras ganar el ventilador o la casa de la playa que daban como estímulo laboral, etc., y luego estaban los voluntarios, o sea, aquellos que por gusto, odio, venganza, aburrimiento, o simple disfrute hacían llegar sus opiniones sobre ti, basadas en el “amor” que ellos sentían por la Revolución. Además de las personas que tenían que escuchar lo que se comentaba en la calle y pasarlo periódicamente a sus organizaciones política y de masas.

Orwell en una de sus magistrales obras, habla de esa policía del pensamiento, de esa policía que te vigila siempre desde la sombra, incluso cuando no te vigila. Ese éxito no se le puede quitar el sistema cubano. Todos nos sentíamos vigilados. Nadie se salvaba de eso, pues era sabido que arriba de ti había otro y había otro y entonces nadie se salvaba, sólo escapaba de esto el Gran Hermano, porque por encima de él nada más estaba Dios y a ese también lo tenía probablemente vigilado y chantajeado.

Recuerdo a mi madre, que después de exponer su idea sobre determinado tema vinculado al gobierno, con el que casi siempre estaba yo en desacuerdo, cuando me tocaba hablar a mí, me decía, ya no quiero hablar más, este no es el marco para analizar ese tema. Respuesta prefabricada que debía venir en el manual de usuarios que se entregaba por aquella época a las personas para que supieran cómo reaccionar. Marcooooo? Ahora creo que no es que estaba tan convencida de lo que me estaba diciendo, es muy inteligente para creer que comeríamos todo el boniato que quisiéramos, sino que tenía miedo de que mis ideas y mi voz alta progresaran más allá de los límites de mi portal. Mi abuela Mamá Yuya, me decía, Ah si ya Rolandito, tú tienes razón, pero por favor no lo digas. Razón y expresión, qué términos más complicados en Cuba. Claro no podían extirparte el cerebro, entonces para protegerte te decían, no lo digas, las paredes tienen oídos, el Gran Hermano te vigila.

Definir un tema como este es casi imposible. Por qué fuimos como fuimos, todavía nadie lo puede explicar coherentemente, al menos dicha explicación yo no la he leído. Muchos de los vigilados están hoy en Estados Unidos e increíblemente, muchos, pero muchos de los vigilantes también están aquí. ¿????????????? Que horrorrrrrrrrrrr. Todos comiendo ahora del mismo plato.

Resulta difícil explicar y más concluir. Las ciencias exactas la tienen, me parece a mí, más fácil. Después y durante muchos siglos, limón + agua + azúcar, siempre da limonada. Con el tiempo es cierto que han aparecido marcas, calidades, cantidades, colores, el marketing, etc., pero de seguro si se mezclan estos tres elementos, no se obtiene otra cosa que no sea una limonada.

Entonces frente a toda aquella represión abierta y encubierta, aparecía la imagen de Estados Unidos como lugar ideal para la libertad de expresión. JAJAJA. Qué ilusos éramos. Parece que es cierto, que puedes pararte frente a la Casa Blanca con un cartel que pida la renuncia del Presidente, pero paralelamente hay miles de trabas, evaluaciones, concepciones, que limitan tú forma de pensar o al menos tú forma de expresarte.

Es difícil, siempre primero aparecen los gobiernos que nosotros mismos nos inventamos para que luego nos molesten. Estructuras con sus macro definiciones sobre economía, política, guerra, sociedad, etc. Esos gobiernos que se desdoblan en administraciones estatales, provinciales, municipales, barriales, etc, que crean una enorme tela de araña, a veces imposible hasta de entender, aun formando parte de ella.

Luego, para complicar el tema, aparecemos las personas, que somos blancos de ojos claros, blancos de ojos oscuros, negros africanos, latinoamericanos y caribeños, negros norteamericanos, asiáticos de pelos lacios y ojos rasgados con una enorme diferencia entre ellos, por sólo mencionar un ejemplo, véase a los chinos y a los japoneses. Y como si fuera poco, somos árabes.

Además esos mismos humanos, somos religiosos de verdad y religiosos de mentira, católicos, cristianos, musulmanes, budistas, tibetanos, santeros, paleros, adventistas, y los que nos acogemos, como siempre dice mi amigo Ruso, al libre albedrío. JAJAJA.

Como existe la política, entonces somos políticos, apolíticos, liberales, moderados, conservadores, demócratas, republicanos, comunistas, e incluso, aunque parezca imposible neofacistas. Aparecen todavía personas que defienden el comunismo como opción superior del desarrollo integral humano, otros se mantienen aferrados a la forma más clásica y cruda del capitalismo y un grupo, no pocos, que defienden el feudalismos con sus castillos mugrosos y sus impuestos por cruzar por el puente o pescar en el río.

Si esto les parece mucho, pues no, porque además somos hetero, bi, homo, sexuales y ahora metrosexuales, JAJAJA. Estamos los que comemos carne hasta de las hormigas, también los vegetarianos de varios tipos, los anoréxicos y los bulímicos. Ahora somos polares y bipolares. Están los locos, los cuerdos, los normales, los anormales, los que están casi locos y como siempre, los vivos que se hacen los locos. Los deprimidos eternos, los estresados constantes. Los “algo dependientes, o sea, dependencia a los cigarrillos, al alcohol, a las drogas fuertes y más fuertes, incluso los que poseen una enfermedad reconocida como sexo dependientes, o sea, personas que quieren estar todo el día teniendo sexo con otra persona.

En medio de tanta y tanta diversidad, a quién se le puede ocurrir que se pueda definir nada y sobre todo a quién se le puede ocurrir tener la razón. JAJAJA. Toda esta muela anterior, debido a un problema evidente de mi personalidad, JAJAJA, es para caer en el tema nuevo que me atrapa.

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