domingo, 9 de agosto de 2020

La viejita linda que sonríe mientras limpia su baño

Limpiar baño. ¿A quién le gusta limpiar baños? Bueno, a mí. Podría decir que he estado tantos años vinculado a los baños, que hoy me resulta, por lo menos, agradable. Es una tarea fuerte. Espero que mis amigos lectores hombres, no les regalen tantas joyas y trapos a sus parejas, tantas flores los días que todos regalan flores y limpien los baños de sus casas.

He limpiado baños toda mi vida. Mi relación con los baños comenzó, más o menos, cuando tenía 12 años, por lo que hoy con 57, podría estar celebrando mis 45 años de limpieza continuada.

Somos tres hermanos varones, por lo que la presencia de jóvenes hembras, apareció con nuestras novias. Entonces las actividades domésticas en mi casa se repartían “democráticamente” de abajo hacia arriba. Igor se encargaba de sacar la basura y otras actividades menores, su bronquitis asmática real e irreal, hacía que mi mamá lo protegiera de actividades más fuertes. Iván limpiaba la casa toda, incluyendo el portal. Yo era el encargado de limpiar bien el baño y mi padre, hacía lo que nadie quería, lavar la ropa de todos. Mi abuela Tomasa se dedicaba a la bodega y todo lo relacionado con la comida, era una guajira que cocinaba muy bien y mi madre, bueno, ahora no recuerdo, creo que se debería encargar de las coordinaciones.

Se podía hacer de todo, juegos, paseos, amigos y novias, pero primero cada uno de nosotros tenía que cumplir con lo asignado, que casi todos los fines de semana era lo mismo, sin contar con otras actividades de arreglar, cargar, ayudar que caían fuera de plan. Recuerdo aquello con agrado, pues al finalizar, mi padre me decía, yo el mayor: _”Roly, vete a la bodega y dile a Luis o a Octavio, dos bodegueros curdas que tuvimos en Víbora  Park, que me manden una botella de ron”  Ponía música en el viejo tocadiscos blanco y verde, heredado del capitalismo, mi viejo, comunista era fanático a Barry White y a Tom Jones y nos sentábamos a acompañarlo y de vez en cuando yo tomaba buchitos de aquellos rones buenos que tuvimos. Además, aprendimos a jugar “cubilete” o “coroto” en santiaguero, juego del que mi padre era un experto y conservaba su maestría obtenida en los bares de Santiago de Cuba durante su juventud.

Así crecí, limpiando baños, luego mucho me tocó arreglarlos para aprender y ayudar a mi padre. Recuerdo que mi padre se divertía, se levantaba muy temprano y trabajaba mucho, entonces me tocaba la puerta de mi cuarto los domingos, estuviera yo con quien estuviera o estuviera haciendo lo que estuviera haciendo y me decía: _” Roly, son las 11 de la mañana, ¿hasta cuándo vas a dormir?”. Yo me levantaba y cuando lograba mirar el reloj, eran las 7:00 am. El reía. Ya había lavado. De ahí me parece que heredé ese mal criterio que tengo sobre los que duermen toda la mañana. Mi abuela decía que había que levantarse temprano, si perdías la mañana, habías perdido el día.

Entonces crecí y me mudé para la casa de Martica y como yo venía con mi curriculum de experto en baños, muy rápido me tocó hacerme cargo de los dos que existen. Primero como plomero, o sea, lavamanos, tasa, bidet, llaves, flotantes, salideros, etc., y segundo como limpiador. Puedo asegurar que he limpiado baños con agua sola, detergente, cloro, limón, lijas finas y con cuchillas de afeitar, raspando azulejo por azulejo. Mañanas enteras dedicadas a arreglar y sobre todo a limpiar baños. Hoy podría exhibir un doctorado en estos temas.

Cuando me mudé a República Dominicana, Jenny y Yordan me esperaban con un apartamento de dos baños, a los que yo rápidamente me afilié, por aquello de ayudar a los que trabajaban en la calle y ese sentimiento de ganarme la comida mientras no trabajaba en la calle. Aquellos baños no tenían ventanas, por lo que la actividad de limpiarlos se convertía en una estancia dentro de una sauna, o sea, limpiaba, me divertía limpiando y sudaba copiosamente. Muchas veces tenía que poner un ventilador en las puertas, porque sentía que, producto del calor que existe en aquel país todo el año, el aire no alcanzaba para respirar. Apartamentos y más baños durante los cinco años que viví allí.

Al llegar a Estados Unidos mejoré, un solo baño en mi apartamento, productos cómicos para limpieza, muchos de ellos desconocidos por mí. Ya saben, el mercado, entonces descubrí en el plano práctico, más allá de libros y películas, productos para limpiar bañaderas, que dicen son diferentes a los de limpiar lavamanos. Químicos fuertes de esos que se anuncian como que limpian todo fácilmente, tan fuertes, que a veces, dificultan la respiración. Trapitos, papelitos, frazaditas para los diferentes colores de azulejos, etc., lo que me hizo pensar que mi actividad de limpiar baños se convertiría en una panacea. Existen tantos productos de limpieza para todo, que a veces resulta difícil saber qué es lo que se tiene que comprar.

Siempre que estoy limpiando algo, cosa que hago casi a diario, me recuerdo de mi amigo Aliem, cubano, arquitecto, que también un día llegó a Dominicana y se sintió impresionado por un producto que se llamaba, si mal no recuerdo, “Míster Músculo”. Aquello se vendía diciendo que casi podías limpiar una cocina o un fregadero, vestido de novio, minutos antes de entrar en la iglesia. Recuerdo que Aliem compró a Míster Musculo y …, después y probarlo, entre risas y caras serias, decía: _” Eso es una mierda. Es un robo. Si no le metes las manos, no limpia nada”. Siempre que le hablo o escribo, me viene al frente la imagen de “Míster Músculo”. No puedo dejar de reír solo.

Entonces, un día ya aquí, me impresionó un producto que vi en la TV. Advierto que no soy muy dado a mirar publicidad, conozco sus códigos y objetivos y no soy muy dado a comprarme tarecos, ni ropas, ni alimentos impulsado por los estímulos de la comunicación comercial. Sin embargo, un día me llamó la atención una publicidad donde una señora mayor, casi una viejita, de pelo corto y muy blanco, vestida de súper limpio, como para salir y sonriendo, utilizaba una especie de bastón eléctrico para limpiar su baño. La imagen además de linda era exactamente lo que yo estaba buscando, soy fanático a las herramientas, por lo que, si los americanos habían inventado algo para limpiar baños y sonreír, yo lo tenía que comprar.

Muy rápido pensé en comprar tres, uno para mí y uno para cada uno de mis hijos, que al no vivir conmigo, estaban enfrentando la tarea de limpiar sus baños, pero ese instinto de conservación que tenemos los humanos, más los consejos, siempre sabios de Martica, me hizo efectuar solo una compra de prueba. Soy así, sobre todo para las herramientas, me cuadran, voy y me las compro.

La viejita era linda y el producto también, para colmo el bastón con puntas intercambiables era azul, mi color preferido. Después de efectuar la compra, estuve, tal como un niño que espera su primer tren eléctrico, esperando a que el carrito de entrega me trajera el bastón azul. Me llegó y no pude esperar a la próxima fecha de limpieza, sino que lo puse a cargar y al día siguiente, todavía con el baño limpio, me dispuse a limpiarlo.

Mientras preparaba, ya saben, polvos, detergentes, frazada de piso, cubo, etc.; limpiar baños puede recordar esa imagen donde los cosmonautas, salen de un edificio y van caminando con una especie de maleta conectada a sus trajes por tubos, la imagen reconfortante de la viejita que sonreía casi a carcajadas al realizar una de las tareas más insoportables de la vida doméstica, colocación de la cabeza deseada, apretón del botón Off – On y …. La mierda del siglo. Aquello tan pronto lo pegas a la superficie, se para. No tiene fuerzas para limpiar nada, por lo que terminé y continúo tirado en cuatro patas, utilizando mis dos manos para limpiar. Quizás el palo azul pueda ser utilizado para masajes faciales o para batir huevos, pero para limpiar baños no sirve.

Entonces, cada vez que limpio el baño, me rio porque me sigue viniendo la imagen de aquella viejita, sólo que ahora pienso que su risa me estaba diciendo: “no lo compres, te vas a embarcar”, “es una mierda, no sirve para nada”. Ahora recuerdo la risa y me parece en vez de algo agradable y dulce, una sonrisa sarcástica.

Aquí he tenido la posibilidad de trabajar como mantenimiento en un condominio de 17 edificios, unos con 24 apartamentos, otros con 36. Venía preparado de mi vida anterior, por lo que lo de cambiar lavamanos, tasas de baños, destupir bañaderas, fregaderos, cochambre, aguas negras, pelos, comida semi descompuesta, etc., etc., etc., no me impresionaba. No existió durante aquellos 5 años de trabajo, un día donde no tuviéramos una orden para destupir, cambiar, arreglar, reponer, destupir algunas de las piezas de un baño dentro de un apartamento. No existió un día en que no tuviera que tirarme en el piso y meter la mano en la mierda. No existió un día en que no tuviera que, como un contorsionista profesional, meter las manos a la derecha, mientras en cuerpo lo ponía a la izquierda, a la misma vez que la cabeza la dejaba arriba y los pies los viraba para abajo. No hubo día en cuando al verme embarrado de pies a cabeza, metido de cabeza dentro de un mueble de baño o dentro de una bañadera, con olores que duraban mucho, aunque te lavaras y te lavaras las manos varias veces, no me preguntara, pero, ¿qué yo hago aquí?, ¿cómo me está pasando esto?

En mi vida he visto baños feos en Cuba y en República Dominicana, hechos, lamentablemente, a retazos, con pedazos de todo por la imposibilidad de comprar y reponer con cosas nuevas, modernas y además lindas, puedo asegurar que vi a una familia criar un cerdo dentro de la única bañadera que tenían en la casa durante aquel llamado “período especial”, por lo que el baño tenía que ser limpiado varias veces al día y el cerdo sacado al balcón, a la hora del baño de los humanos, he visto y trabajado en baños de casa de amigos, pero en sentido general, siempre han estado limpios, a veces impresionantemente limpios, lo que describe un esfuerzo enorme, en países donde a veces, no es que no existan los químicos para la limpieza, sino donde muchas veces, muchos días, no había agua.

Los baños más sucios que he visto en mi vida, los vi aquí mientras trabajé como mantenimiento. Tengo fotos, no las puedo publicar. Tan sucios algunos que yo le preguntaba a mi norteamericano compañero de trabajo: ¿Cómo es que esas personas no se mueren de una infección? Tasas se baños, lavamanos, azulejos, originalmente blancos, que cuesta trabajo adivinar el color. Cosméticos y polvos regados por todos los lugares, pelos recogidos y tirados contra las paredes, comida echada por la tasa. “Lady Potato”, era una joven gorda que allí tuvimos, apodada por mí así, porque comía sentada en la tasa del baño, imagino se encogía la barriga y tiraba las cáscaras de los boniatos para adentro. Tupición frecuente.

Sigo limpiando baños, hoy, me toco nuevamente. Entonces como de costumbre, como desde hace muchos años, en determinados momentos, aparece Martica con un vaso de agua fría, un café y un cigarro, pienso que primero, para comprobar que no me he suicidado colgándome del tubo de la ducha y segundo, para dejar claro que no hay nada más lindo que compartir las tareas domésticas en pareja. JAJAJA.

Eso es lindo, me recuerda mucho a mi cuñada Baby y a la misma Martica por aquellos años cuando trabajábamos mi hermano Iván y yo en Cuba, tanto en su casa como en la mía. Largas jornadas de trabajo, lo mismo soldando, que fundiendo concreto, que, arreglando baños, puertas, abriendo huecos, armando y desarmando carros, etc. En el peor momento, cuando se partía la única cegueta que teníamos o se rompía un tubo y se llenaba todo de agua, cuando las varillas de soldar no alcanzaban, cuando el soldar con eléctrica yo aguantando debajo de la soldadora, los fragmentos de varillas o candela, me caían en la cabeza sin que yo pudiera soltar los hierros que aguantaba, cuando nos cortábamos o dábamos un buen golpe, cuando sangrábamos, cuando teníamos ganas de tirar todo al carajo, aparecían Baby y Martica con una limonada, un jugo de mango, un agua fría y un café y nos cogíamos un cinco, quizás los mejores cinco minutos, muchas veces, recibiendo órdenes de nuestras mujeres, porque la idea de participar siempre estaba abierta, entonces, apareciendo con un poco de café, viniendo de la cocina, tenían la solución que nosotros trabajando por 5, 6, 8 horas seguidas no habíamos encontrado.


Fue lindo soñar que con el bastón eléctrico azul y blanco, anunciado por la viejita que sonreía, yo tenía resuelto, a la americana, mi tarea de limpias baños. Error. Sigo sonriendo y viendo la cara de esa persona, mientras tirado en cuatro patas, me veo dando cepillo con las manos. Me sigo acordando de Aliem y Míster Músculo. A veces Martica café en mano, llega en el justo momento cuando jodido sonrío y al comprobar que aún no me ha colgado del tubo, ya sabe qué es lo que me está pasando por la cabeza.  

3 comentarios:

  1. Jajajajajajajaja hay Roly me encantan tus historias de familia , me hace transportarme a esos días en que eramos tan felices..un beso

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    1. Asi es, mi prima. Tengo, por suerte buena memoria aún. Escribo porque trato que no se me olvide lo que viví. Si, recuerdo con agrado nuestra infancia, claro que hubo problemas, discusiones, malas actuaciones, quizás de cada uno de nosotros, pero por encima de todo, nos relacionábamos como familia, compartíamos y nos divertíamos. Creo que todos, independientemente de otros familiares particulares, tuvimos la suerte de Mama Yuya, la columna vertebral de todo aquello, la persona que lucho mientras vivió por unirnos, porque nos entendiéramos, quizás soportáramos. Te puedo asegurar y tengo a Martica de testigo, que no hay día que Mamá Yuya no salga en mis recuerdos. No existe un día que no me venga a la memoria y hable con Martica, que la conoció desde que yo tuve 15 años. No existe comida que no me lleve a ella. Tengo mis recuerdos aún intactos, podría escribir un libro sobre la familia, puedo reconstruir día a día. Creo que a pesar de todo, tuvimos suerte. Eso lo agradezco. Fuimos privilegiados en todos los sentidos. hoy trato de vivir más o menos de aquella forma, me va bien. Soy el centro de una familia que me quiere, me respera, me ayuda, me valora por mí mismo, sabes que no soy muy dado a las cadenas de oro. Qué más pedir????? Gracias por escribirme. BSOSSSSSSSSSSSSSS

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  2. Jajajajajajajaja hay Roly me encantan tus historias de familia , me hace transportarme a esos días en que eramos tan felices..un beso

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