martes, 4 de noviembre de 2025

637.- ¿Espionaje?

La realidad de Cuba no me sorprende, pero no deja de llamarme la atención. A cómo se está, cualquier cosa puede ser y pasar.
En marzo de 2024 se informó que el exministro de Economía y Planificación, y ex primer ministro del gobierno cubano había sido detenido por lo que se nombró "graves errores en su gestión" y se comenzaba sobre él un proceso de investigación. El susodicho había sido removido de su cargo dos meses antes.
Extraño en aquel momento, Alejandro M. Gil Fernández había sido una joyita del gobierno. “Cuadro” que emergió rápidamente hasta convertirse en uno de los personajes más importante del país debido a su responsabilidad. Él fue el responsable, muy avalado, apoyado, promocionado e incluso felicitado en varias ocasiones, por llevar adelante el proceso de transformación económica que según se decía hacía falta y resolvería los problemas existentes.
A todas luces, si seguimos el hilo, Gil era amigo del presidente, el que personalmente mostró en muchas ocasiones su contentura con su ejecutivo.
Imagino entonces que además de las relaciones de trabajo, abundaron las largas jornadas de compartidura, cafés, tragos, probablemente relaciones interfamiliares, encuentros en Varadero o en alguno de los cayos, etc.
Baste decir que el propio presidente Díaz Canel fue el tutor de la tesis de doctorado de Gil, lo que significa, casi siempre, muchas horas de trabajos, conversaciones, compartir ideas y en no pocos casos, el estrechamiento de una relación personal. Lo sé por experiencia propia. Lo de la tutoría de la tesis es más una jugada de poder y tráfico de influencia, que realidad. ¿A quién se le ocurre que Díaz Canel puede tutoriar seriamente una tesis de doctorado?
En este caso, un grado académico, fue a todas luces una jugada perfecta para consolidar la relación “revolucionaria”; Gil era un ministro de gobierno presidido por Díaz Canel y el mismísimo presidente fue el tutor de no sé qué tesis de doctorado de su ministro.
Llamativo las varias felicitaciones públicas de Díaz Canel, incluso por el cumpleaños de Gil, pero, además, cuando fue sustituido como ministro, el presidente cubano, no dudó, una vez más públicamente, en reconocer su trabajo abnegado y augurarle que otras tareas revolucionarias estarían a su mano para continuar su, hasta esos momentos, trabajo e interés incuestionable por la revolución, a lo que Gil respondió que había sido un honor y orgullo y que estaba dispuesto a continuar en otro frente. Canel aparecía más que como jefe, como un amigo, miembro de un equipo de trabajo agradecido. ¿Canel es un ingenuo, un descarado o un cómplice? Cualquiera de las tres posiciones, por no pensar en las tres al mismo tiempo, lo culpan,
Por cierto, el más que promocionado “cuadro”, junto a su jefe, tutor y amigo Díaz Canel fueron los máximos responsables de que todo aquel plan económico, llamado Tarea de Ordenamiento, sobre el cual se informó que se había trabajado fuertemente por años, como para darle solidez, a las pocas horas de implementarse, fue uno de los fracasos más sonados de esta última etapa de Cuba, sobre todo y precisamente en el plano económico.
A partir de la implementación del tan sonado plan, la crisis que ya existía se convirtió en una mayor crisis de la cual no se ha salido y a decir de expertos no se saldrá. Gil fue removido, sin embargo, el que ayudó, apoyó, probablemente orientó y aprobó, sigue en la silla presidencial, que ya sabemos no es la de Fidel Castro, que sigue simbólicamente vacía presidiendo las reuniones, a la cual pienso que deberían ponerle una foto en el respaldar para explicar su presencia sin uso.
Alejandro Gil, como en muchos otros procesos anteriores, permaneció en secreto, poco se supo públicamente de él, hasta que ahora el 31 de octubre de 2025, a más de un año y medio de su detención, imagino que cuando los investigadores de todos tipos, el gobierno, la policía, la seguridad del estado, la inteligencia y la contrainteligencia, la contraloría, la inteligencia y contrainteligencia militar de las FAR, más aquellos grupos o departamentos que sabemos existen sin nombres públicos, dieron el caso por terminado en su fase investigativa, o sea, la acción de exprimir al “paciente” Gil, la Fiscalía General de la República ha informado fríamente que al exfuncionario se le imputan  una decena de delitos graves, incluyendo malversación, evasión fiscal, cohecho, lavado de activos, tráfico de influencias, falsificación de documentos públicos y ... espionajeeeeeeeeeeeee.
Gil tiene, por esas razones aportadas por la fiscalía, la posibilidad de ser fusilado varias veces. ¿Espionaje?
Cuba tiene una larga historia de corrupción, desvíos de recursos, tráfico de influencia, etc., si fuera por esos delitos, no hubiéramos tenido gobierno estos últimos casi 70 años. En realidad, son delitos que se sacan cuando de alguien hay que salir, pero la idea de espionaje a favor de un país o entidad extranjera, son palabras mayores.
El último gran escándalo para lavarle las caras a Fidel y Raúl, aquel espectáculo de Ochoa, los de la Guardia y otros implicados, tuvo de todo, menos de espionaje contra el gobierno y como resultado de todo el montaje, algunos, con mucha más historia pública y secreta junto al gobierno y personalmente a Fidel fueron pasados por las armas. Fusilaron a cuatro personas por lo que todos conocían, por lo que era más que común, por lo que tuvo que haber sido un secreto a voces, sin embargo, jamás se utilizó la fórmula de espionaje. José Abrantes, creación divina del propio Fidel Castro hasta convertirlo en uno de los muy pocos hombres fuertes de Cuba, intocable, fue sancionado a privación de libertad, luego, parece que le dieron un infarto, pero cualquier cosa le sacaron, menos la de ser un espía.
Demás está decir que no siento nada personal por Alejandro Gil, primero no lo conocía, no es de las figuras que venían junto a la revolución dentro de la TV; segundo, cuando lo presentaron pasó a formar parte del grupo que luchó por seguir explotando al pueblo cubano, cada una de sus intervenciones, cada una de sus actuaciones, cada una de sus acciones como plan, estuvieron encaminadas a soportar y anclar al gobierno al cual él pertenecía; tercero, no me extraña que sea corrupto y que haya traficado influencias, porque él mismo es el resultado de ellas hasta llegar a la cima.
Pero es más que conocido que como Saturno, la revolución cubana con tal de sobrevivir no sólo es capaz de devorar a sus hijos, sino que con muestras de antropofagia es capaz de comerse a sí misma en parte.
¿Cuántas veces Fidel Castro salió públicamente a reconocer sus errores, engañando así muchas veces a muchos, y qué pasó? Nada. Se vistió de honesto, dio un discursito calmado de 8 horas, reconoció la metedura de pata, en el supuesto caso de no poder culpar a más nadie, acusó al imperialismo yanqui, se retiró satisfecho del engaño a comer langosta y al día siguiente, todo continuo igual. Borrón y cuenta nueva, los errores son cosas del pasado, hoy es otra cosa. Fin del cuento. Dios no se equivoca, hace el que se equivoca para parecerse a los humanos.
Creo que, si a Gil le echan 30 o 1000 años, al pueblo cubano no le interesará. No cambiará nada. Sufrirá su familia y los pocos allegados que le queden, es sabido que mientras se está en alza y bonanza sobran los allegados, pero inmediatamente que caes en problemas, los supuestos amigos cogen miedo y ni mensajes a través de palomas mensajeras.
El pueblo cubano está acostumbrado a que estas cosas pasan. Sobre la noticia que se dio a través de un comunicado en la TV, ya nadie habla. Gil no es Ochoa. La inclemencia del “oportuno” huracán Melissa, vino a llenar el plano de las ideas.
Ahora, supongamos que Gil es un corrupto, traidor, ladrón, guatacón, inepto y espía, pero dónde están los demás. A ese nivel donde se encontraba, muy, pero muy cerca incluso del presidente, no se puede delinquir solo y menos delinquir en tanto secreto que nadie esté implicado. La lista de Gil tiene entonces que ser tan grande y complicada como la famosa Lista de Epstein.
Lo de espía es más difícil, sino todos lo fuéramos y todos lo sabríamos. Ser espía es ser secreto, tener dos a más personalidades, etc., pero si es cierto que espió, tiene que haber como mínimo un alentador, pagador y receptor de ese espionaje. País, gobierno, institución o persona. ¿Dónde están y quiénes son? Nadie se espía a sí mismo. ¿Para qué?
Ahora, durante todo el tiempo que trabajó y fue muy felicitado públicamente, nadie se dio cuenta de los delitos que se le imputan o todos se dieron cuenta de ellos, pero la inmunidad aparente lo protegía y se la dejaron pasar hasta que hizo falta pasarle la aplanadora. Todos los llamados a controlar, vigilar, informar, que sabemos que en Cuba son muchísimos, estaban dormidos, borrachos, comprados o maniatados.
¿Y qué hay de Díaz Canel? No lo sabía o lo sabía y se hizo el tonto.
¿Cómo es posible que hoy muchos tengan una opinión dentro y fuera de Cuba y que el presidente Díaz Canel, a todas luces, máximo responsable y aparentemente muy cercano a Gil Fernández, no haya salido a mojarse el culo? Es difícil, quizás Gil Fernández pertenecía a esa pequeñita parte de poder que tiene Díaz Canel, el cual es más que conocido que poder real no tiene. Díaz Canel es un presidente donde se está gastando dinero porque hay que tener uno, pero en realidad ni puede con los "históricos", ni puede con las Fuerzas Armadas y su aparente aparataje económico el cual no tiene ni derecho a auditar, ni puede con los "viejos cuadros" del Partido Comunista. Para todos esos poderosos, Díaz Canel es un muñeco para utilizar y un mal necesario.
Gil y su familia, ahora, cuando les han pisado los cayos, se han acordado de los derechos humanos, la libertad de expresión y la transparencia que antes jamás habían mencionado es entendible desde el punto de vista humano porque están tratando de defender a un padre, un esposo, quizás un hermano o primo, ellos quieren un juicio público, presenciado además por visores internacionales y es como para reírse. ¿Ahora juicio público y, además, justo? Pero, ¿Esas personas "ingenuas" de donde salieron? 
Creo que a Gil no lo van a fusilar, el gobierno no va a atentar contra la demografía tan disminuida hoy por los miles y miles de emigrantes, pero como todos sabemos la acusación de la fiscalía general, lleva implícita ya la sanción frente a la cual ni el mejor abogado defensor podrá hacer nada. El juicio será otro espectáculo, con quizás Díaz Canel sentado en el público rezando porque Gil Fernández no lo mencione. Gil sería inocente en cualquier otro lugar, al que habría que demostrarle su culpabilidad, eso es en otro lugar, en Cuba Gil con un abogado defensor puesto por la misma fiscalía y con un guion muy corto, tendrá que demostrar su inocencia. Su culpabilidad está ya en el horno.
Gil, respondiendo muy totalmente y teniendo mucho cuidado con los nombres que menciona, pasará muchos años en cárcel, en espera quizás de que le otorguen su infarto.
Gil tiene, por esas razones aportadas por la fiscalía, la posibilidad de ser fusilado varias veces. ¿Espionaje?
Cuba tiene una larga historia de corrupción, desvíos de recursos, tráfico de influencia, etc., si fuera por esos delitos, no hubiéramos tenido gobierno estos últimos casi 70 años. En realidad, son delitos que se sacan cuando de alguien hay que salir, pero la idea de espionaje a favor de un país o entidad extranjera, son palabras mayores.
El último gran escándalo para lavarle las caras a Fidel y Raúl, aquel espectáculo de Ochoa, los de la Guardia y otros implicados, tuvo de todo, menos de espionaje contra el gobierno y como resultado de todo el montaje, algunos, con mucha más historia pública y secreta junto al gobierno y personalmente a Fidel fueron pasados por las armas. Fusilaron a cuatro personas por lo que todos conocían, por lo que era más que común, por lo que tuvo que haber sido un secreto a voces, sin embargo, jamás se utilizó la fórmula de espionaje. José Abrantes, creación divina del propio Fidel Castro hasta convertirlo en uno de los muy pocos hombres fuertes de Cuba, intocable, fue sancionado a privación de libertad, luego, parece que le dieron un infarto, pero cualquier cosa le sacaron, menos la de ser un espía.
Demás está decir que no siento nada personal por Alejandro Gil, primero no lo conocía, no es de las figuras que venían junto a la revolución dentro de la TV; segundo, cuando lo presentaron pasó a formar parte del grupo que luchó por seguir explotando al pueblo cubano, cada una de sus intervenciones, cada una de sus actuaciones, cada una de sus acciones como plan, estuvieron encaminadas a soportar y anclar al gobierno al cual él pertenecía; tercero, no me extraña que sea corrupto y que haya traficado influencias, porque él mismo es el resultado de ellas hasta llegar a la cima.
Pero es más que conocido que como Saturno, la revolución cubana con tal de sobrevivir no sólo es capaz de devorar a sus hijos, sino que con muestras de antropofagia es capaz de comerse algunas partes de sí misma. Saben que el pueblo cubano, al que Gil Fernández tampoco le dice mucho o por el contrario lo deben odiar por aquello de la "Tarea de Ordenamiento", muy rápido olvidará. Quienes pretenden que el pueblo, en medio de lo que se está pasando, salga a defender a Gil Fernández, están locos. La hija del acusado, en defensa de su papá, cosa que veo muy bien, está llamando al pueblo como apoyo, no sé a qué pueblo del que antes nunca se había acordado. 
¿Cuántas veces Fidel Castro salió públicamente a reconocer sus errores, engañando así muchas veces a muchos, y qué pasó? Nada. Se vistió de honesto, dio un discursito calmado de 8 horas, reconoció la metedura de pata, en el supuesto caso de no poder culpar a más nadie, acusó al imperialismo yanqui, se retiró satisfecho del engaño a comer langosta y al día siguiente, todo continuo igual. Borrón y cuenta nueva, los errores son cosas del pasado, hoy es otra cosa. Fin del cuento. Dios no se equivoca, hace el que se equivoca para parecerse a los humanos.
Creo que, si a Gil le echan 30 o 1000 años, al pueblo cubano no le interesará. No cambiará nada. Sufrirá su familia y los pocos allegados que le queden, es sabido que mientras se está en alza y bonanza sobran los allegados, pero inmediatamente que caes en problemas, los supuestos amigos cogen miedo y ni mensajes a través de palomas mensajeras.
El pueblo cubano está acostumbrado a que estas cosas pasan. Sobre la noticia que se dio a través de un comunicado en la TV, ya nadie habla. Gil no es Ochoa. La inclemencia del “oportuno” huracán Melissa y sus consecuencias, vino a llenar el plano de las ideas.
Ahora, supongamos que Gil es un corrupto, traidor, ladrón, guatacón, inepto y, además, espía probado, pero, dónde están los demás. A ese nivel donde se encontraba, muy, pero muy cerca incluso del presidente, no se puede delinquir solo y menos delinquir en tanto secreto que nadie esté implicado.
La lista de Gil tiene entonces que ser tan grande y complicada como la famosa Lista de Epstein.
Lo de espía es más difícil, sino todos lo fuéramos y todos lo sabríamos. Los espías llevarían un solapín en el pecho que diría "espía". Ser espía es ser secreto, tener dos a más personalidades, etc., pero si es cierto que espió, tiene que haber como mínimo un alentador, pagador y receptor de ese espionaje. País, gobierno, institución o persona. ¿Dónde están y quiénes son? Nadie se espía a sí mismo. ¿Para qué?
Ahora, durante todo el tiempo que trabajó y fue muy felicitado públicamente, nadie se dio cuenta de los delitos que se le imputan o todos se dieron cuenta de ellos, pero la inmunidad aparente lo protegía y se la dejaron pasar hasta que hizo falta pasarle la aplanadora. Todos los llamados a controlar, vigilar, informar, que sabemos que en Cuba son muchísimos, estaban dormidos, borrachos, comprados o maniatados.
¿Y qué hay de Díaz Canel? No lo sabía o lo sabía y se hizo el tonto.
¿Cómo es posible que hoy muchos tengan una opinión dentro y fuera de Cuba y que el presidente Díaz Canel, a todas luces, máximo responsable y aparentemente muy cercano a Gil Fernández, pero, además, máximo cuestionado, cosa que debe saber, no haya salido a mojarse el culo y se mantenga como si nada estuviera pasando, como si su nombre no estuviera apareciendo vinculado al acusado?
Gil y su familia, ahora, cuando les han pisado los cayos, se han acordado de los derechos humanos, la libertad de expresión y la transparencia que antes jamás habían mencionado, ellos quieren un juicio público, presenciado además por visores internacionales y es como para reírse. ¿Ahora juicio público y, además, justo?
Creo que a Gil no lo van a fusilar, el gobierno no va a atentar contra la demografía, tan disminuida hoy, pero como todos sabemos la acusación de la fiscalía general, lleva implícita ya la sanción frente a la cual ni el mejor abogado defensor podrá hacer nada. El juicio será otro espectáculo, con quizás Díaz Canel sentado en el público enterándose de todo en ese momento.
Gil, respondiendo muy tontamente como ya hemos visto en otros procesos anteriores y teniendo mucho cuidado con los nombres que menciona, pasará muchos años en cárcel, en espera quizás de que le otorguen su infarto.
A veces la tanta cercanía al Sol termina quemando.

miércoles, 29 de octubre de 2025

636.- No siempre el número 13 es de mal augurio.

El número 13, sobre todo si está asociado al martes o al viernes, tiene una connotación fatal a partir de la tradición popular, vinculada a eventos leyendas o reales que provienen de la antigüedad. Sin embargo, en la realidad, el 13 no siempre es malo.

Una de mis nietas, Mia Isabella, M-1, aquella niña que se apuró en llegar a la vida fuera de su mamá, que no quizo esperar a los nueve meses dentro de una bolsa rodeada de líquido, acaba de cumplir 13 años. Entonces el 13 deja de ser un número complicado para convertirse en algo importante, lindo y dulce.

Soy un abuelo común, nada extraordinario, por lo que trataré de no excederme, siempre soy acusado de excesos, no sé mucho de política o economía, menos de guerras, no puedo orientar a alguien sobre qué hacer para comprarse un barco o un avión, sin embargo, he tenido la posibilidad con mis 62 años ya, de relacionarme con muchas personas, decenas y decenas de ellas, por mi pasión a las relaciones humanas y a muchas de las cuales he podido ayudar de cerca, no con mi dinero, sino con mi cerebro y mis  manos.

Puedo decir, sin haberlo estudiado mucho, que conozco de seres humanos y puedo asegurar que Mia, ahora ya, a sus cortos años, es una persona excepcional, que, si no cambia para mal, cosa que pasa en la vida real, soy un abuelo común, pero no ciego, menos tonto y sé que esto puede pasar, está llamada a convertirse en una gran mujer. Los que tengamos vida, veremos a Mia realizada como algo sólido en su madurez. Es ella una de esas personas que podrá hacer bien lo que ella determine en la vida. Ejemplos en su familia y cerebro tiene.

Lo primero que salta a la vista, ya dije que soy abuelo hombre, es la bella figura física de Mia. Como herencia más cercana de su mamá, Mia tiene un cuerpo de competencia, mejorado obviamente con la cantidad de ejercicios físicos y deportes que practica desde muy chica. Mia ama los deportes y ellos cuando se practican sistemática y seriamente ayudan.

Sus grandes e inconfundibles ojos muy azules, por lo cual soy el dueño del sobrenombre de “Ojos Bellos”, son algo exclusivo en mi familia de sangre. Aunque mi abuela paterna tenía los ojos muy azules también, no son comunes en la parte de la familia genética de Mia a la cual pertenezco, si en la familia de su papá Yordan, donde priman los ojos claros, azules y verdes.

Mia es indudablemente norteamericana, por lo que sus momentos y motivaciones más profundos giran alrededor de esa cultura, sin embargo, al crecer dentro de una familia cubana, hereda con cierta gracia eso que llamamos cubanía. Su español como segundo idioma es casi perfecto, no sólo en su dicción, sino en el ritmo que los cubanos imprimimos al castellano original de la “Madre Patria” europea. Mia puede hablar un perfecto inglés e inmediatamente cambiar para el cubano, que es más y diferente al castellano o sencillamente puede hablar paralelamente en los dos idiomas sin perder el ritmo de las conversaciones en ambas lenguas.

Ahora, precisamente guiada por la música, al ser fanática de uno de los grupos coreanos del sur obviamente, más populares en el área internacional del K-pop, Stray Kids, (스트레이 키즈), comienza a masticar el coreano, que debe ser uno de los idiomas más difíciles y extraños del planeta y bailar tal como lo hacen los jóvenes profesionales asiáticos, acompañada casi siempre por su pequeña hermana Maeve, M-2, que brinca, se contorsiona, mueve las manos y canta en un solo idioma ingléscubanocoreano, imitando a su hermana mayor.

Mia es una buena estudiante, no creo que heredado de sus padres al menos cuando fueron jóvenes, sino creado por ella misma y su interés en cumplir y aprender. Ella, por tener esa personalidad tranquila, sosegada, nunca ha dado problemas con la escuela, tareas, trabajos, etc., para felicidad de sus padres. Mía es, por encima de todo, sencillamente paz.

Mia va a ser una persona de cultura. Lee, escucha música, canta, se mueve con la tecnología toda como pez en el agua y toca varios instrumentos musicales, piano, guitarra y nada más y nada menos que viola, algo poco común para los simples mortales. Es más fácil hacer música con una lata y un palo o con las manos, donde yo me inserto, que tocar cualquier versión de los violines, que ahora mismo creo que son tres. Eso, ese aprendizaje, que podrá ser desarrollado hasta el infinito, hace a las personas diferentes. La música purifica el alma.

Pero además Mia practica de forma estable y oficial, o sea, varias veces en la semana, varios deportes, en las tardes, tea kwon do, donde ya exhibe cinta negra para su categoría y varios premios y medallas en competencias oficiales y ahora en las mañanas basquetbol, donde ya anotó su primera canasta e hizo un pase profesional salvando una bola que se salía del terreno, ayudando a su equipo a ganar por paliza, en una competencia oficial frente a un equipo de otra escuela. 

Claro, no es que sea genio, no hace falta ser genio, a veces ellos son los humanos más complicados que existen, sino que además de su esfuerzo personal, que satisface sus gustos e intereses personales, tiene detrás a padres que sirven de apoyo, soporte, comisión de embullo totalmente.

No siempre el número 13 es malo, mi nieta acaba de cumplir sus primeros trece años, ojalá tenga yo vida para verla cumplir muchos 13 años más.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 26 de octubre de 2025

635.- El pueblo cubano ha perdido el pueblo.

El pueblo cubano no tiene miedo, no es esa la causa del fenómeno es sencillamente la forma más fácil de verlo. Ese sentimiento, el miedo, con un poco de tiempo y trabajo es posible superarlo. Tiempo que ha pasado y trabajo que se ha venido haciendo.

Creo que es peor, en sentido general, el pueblo cubano ha perdido la referencia, coincide que no hay solución dentro del país y que la única posibilidad de mejorar es irse. No existe la ilusión, no existe la esperanza, no existe la posibilidad de una mejoría dentro del espacio geográfico que se llama Cuba. Una parte de ese pueblo hoy busca y rebusca en cajones viejos, fotos y documentos de sus antepasados, por ejemplo, españoles, a los que ni a veces conocieron, todo para irse a España. Otros muy casualmente esperan y aspiran a "encontrarse" con el extranjero de su vida en una parada de guagua o en la cola de un agromercado, da igual que esa persona tengo 70 años o que viva en Burundi. El pueblo cubano ha perdido el pueblo.

Y creo que esa es la peor consecuencia de estos casi 70 años; no la economía, los desastres, los derrumbes, la incapacidad de un gobierno de resolver lo mínimo, la mayor consecuencia es la pérdida de un pueblo del pueblo. La patria no es sólo el pasado por muy glorioso que fuera, ni la presente resistencia que hoy frisa casi con la locura, la patria es y debe ser el futuro, la cristalización de sueños, realizaciones colectivas, pero también individuales. La patria es el éxito y la prosperidad, o al menos el sueño de que eso es posible, por eso nuestros padres y los padres de nuestros padres y los padres de esos padres, nos enseñaron a estudiar y a trabajar.

Si algo logró la adobada doctrina marxista leninista en Cuba, cocinada con las ideas fidelistas, fue sembrar la idea de que el cambio no es posible, por lo que el pueblo cubano está llamado a soportar y soportar en espera de que un día todo, como por arte de magia, cambiará y mejorará. Todavía hay quienes esperan que después de tantas pruebas y pruebas, el gobierno de turno, que es como bien se llama continuidad sobre todo del desastre y la improvisación, pueda resolver todos los problemas acumulados, que no son pocos.

Si algo Fidel Castro y sus repetidores, que no nos engañemos fueron muchos durante años, fueron capaces de imponer, fue que antes de 1959 todo era negro, oscuro, problemático. Cuba era un país caótico, de prostitución, robo, corrupción, hambre, insalubridad, analfabetismo y que la historia de Cuba comenzaba precisamente después del triunfo revolucionario de 1959.

La revolución emancipadora, la revolución lumínica, la revolución que entregaba y reponía a cada cubano el orgullo y sobre todo una patria que antes no tenía. Y eso se llevó a los libros de historia, que más que todo son de propaganda, se llevó a las escuelas, a los trabajos y a la familia. Antes todo era desastroso, caótico, ahora es que, por primera vez, somos libres y viviremos un futuro inigualable, tal como si todos hubieran perdido la memoria o todos hubiéramos nacidos justo después de 1959.

Y esto no deja de ser cierto en parte, no existe un proceso humano linealmente en positivo siempre. La historia está hecha de triunfos y derrotas, de ir y venir, de cambios, errores y más cambios. ¿Hubo robo? Sí. ¿Hubo prostitución? Sí. ¿Hubo incluso asesinatos, guerras mafiosas y gansteriles? Sí. Pero no todos eran asesinos, prostitutas, ni gánsteres. Hasta en los momentos más dictatoriales de nuestra historia, hubo espacio para la democracia, para la manifestación, para la reunión. Recuerden que Fidel y sus muchachitos fueron amnistiados por el dictador Batista, acusado de muy malo, a los 22 meses de ser enjuiciado por haber asaltado por las armas un cuartel, haber ocasionado muertes dentro del ejército y disturbios con esa actuación. No lo mataron, no lo deportaron, lo pusieron preso bajo las leyes públicas que existían, no lo envenenaron en la cárcel y luego lo soltaron sanos y gordos.

Nuestra última etapa republicana, 1902 – 1959, para nada fue una panacea. En la misma medida que se aprendía a vivir independiente, cosa que puede parecer fácil, pero no lo fue, después de cinco siglos de dominación colonial española, se hicieron muchas cosas malas, pero también muchas cosas buenas que todavía hoy existen. Cuba aprendió de democracia, de diversidad, de la instauración, diversa, pero instauración de un sentimiento nacional. Lo cubano no se creó con la revolución fidelista, cosa que se ha tratado de imponer. Martí no es consecuencia del comunismo, menos su autor intelectual. El luego nombrado Apóstol, existió por sí mismo y fue valorado dentro de la república. La hoy Plaza de la Revolución, presidida por José Martí, fue diseñada por un arquitecto francés e inaugurada como Plaza Cívica durante el gobierno de Fulgencio Batista.

Los ricos se “robaban” parte de Cuba, pero los pobres vivían y sobre todo tenían una idea clara de mejorar. La mejoría era posible. De ahí que muchos de nuestros abuelos, pobres, lograran con mucho esfuerzo y trabajo claro está, crear y desarrollar sus empresas, estudiar en universidades, hacerse profesionales de éxito para la realidad cubana, crear familias, moverse dentro de Cuba.

No todos los cubanos, como se ha querido decir, eran analfabetos, menos vagos y descarados. Los buenos médicos, los buenos abogados, los ingenieros y arquitectos prestigiosos, los poetas, escritores, los artistas plásticos, los músicos, pero además las personas trabajadoras con ganas de superación y mejoría no aparecieron de la noche a la mañana después que Fidel Castro entró en La Habana encaramado en su carroza verde olivo. Es cierto, se masificó la enseñanza y la cultura, pero sin desdorar a los que vinieron después, los millones de graduados no hacen un Félix Varela, una Dulce Ma. Loynaz, un Wilfredo Lam, un Benny Moré, un Ernesto Lecuona, menos un José Lezama Lima, por sólo citar algunos nombres.

Existían problemas, claro, pero existía un sentimiento de que Cuba era de los cubanos y había que luchar para cambiarla. La historia nuestra, a la que lamentablemente por el manejo ideológico hemos llegado a no soportar, es rica en luchas, manifestaciones de protestas, recoge una inmensidad de movimientos, desarrollo y clarificación de sectores como los obreros, las mujeres, los estudiantes, etc., porque, por encima y además de los problemas, existía un sentimiento de patria.

¿Cómo es que, si todo era un desastre antes de 1959, Cuba no recoge historia de emigración masiva? Por el contrario, Cuba se convirtió por excelencia dentro de América Latina, en un lugar que recibió a miles de migrantes No era común los que se tiraban al mar para huir, no era común buscarse un extranjero para salir, a pocos se les debe haber ocurrido escaparse a través de las selvas, cruzando a pie países para salvarse.

Existió imagino un pueblo con miedo, a nadie le gusta saber que va a ir preso o morir, pero que tenía un sentimiento muy claro de pueblo.

Para no ir más lejos en la historia, en Cuba, la peor sanción era, no la muerte, sino el destierro. El destierro más sonado que conocemos, no el único que existió, fue el de José Martí. La sanción te separaba de tu familia, de tu tierra, de tu historia y te convertía en un sin patria en otro lugar. Se te cambiaba la muerte por la vida en otra lejana geografía, al mismo tiempo que se te dejaba sin vida sentimental.

El destierro era doloroso y siempre albergó la idea, a veces conseguida, a veces no, de regresar a lo tuyo. Vuelve a ser el caso más sonado el de José Martí.

Los luchadores anticoloniales, los luchadores contra los problemas de la república, no luchaban por lo que tenían, precisamente los que los unió, dentro de la diferencia que tampoco es nueva, siempre la hubo, fue tener una visión de futuro personal y la existencia de la visión de futuro colectiva. Cuando esas dos visiones se unen, son posibles. Es importante tener una esperanza, pero más importante es que esa esperanza sea compartida por muchos. Si esas dos condiciones no existen, o sea, la personal y la colectiva, sólo se tirarán patadas de ahogados o se estará arando en el mar. Para el caso cubano de hoy, con un marcado individualismo, quizás forzado por la necesidad, el futuro está en otra parte.

Muchas veces nos decimos que los cubanos antes éramos más valientes, no lo creo. Los cubanos antes logramos unir nuestras visiones de futuro con las visiones de otros y entonces convertimos esas visiones en patria. Hoy nos desgastamos en hablar teorizando sobre la constitución que vamos a imponer cuando Cuba sea libre del comunismo que dice tener, sin saber cómo llegar y menos haber llegado al nuevo momento constitucional. 

De Cuba se salía, muchos lo hicieron, a trabajar por un período en diferentes países, pero con la opción de regresar a vivir en Cuba. Se quería mejorar económicamente para luego restablecer esa mejoría cerca de la familia, del barrio, de los amigos, de la patria. Muchos profesionales, muchos artistas, de los que hoy presumimos, antes de 1959 viajaban en busca de superación, de experiencias, de dinero y por qué no como paseo, pero casi todos regresaban. El cubano había sido siempre muy cubano y consideraba, a pesar de todos los problemas, la vida en Cuba posible.

La revolución logró cambiar esto. Identifico exclusivamente el proceso revolucionario con la patria, con la cubanía, con la soberanía, con la cultura y con la independencia y día a día, en absolutamente todas las partes y por todos los medios, tras largas jornadas de veneno ideológico adaptado a las necesidades, gustos, caprichos de una persona, se fue instaurando que sin revolución socialista no existía nada. Esa ideología formulada por un solo cerebro se convirtió en un potente veneno, que te mantiene en un limbo, no te mata, pero tampoco te permite vivir.

Cuba es un país que emigra en esta última etapa. Los primeros en abandonar el país fueron aquellos ricos o muy ricos que fueron o se olieron serían afectados, los apodados siquitrillados. En esos primeros emigrantes todavía existía ese sentimiento de patria, ese sentimiento de regresar. Esos se instalaron sobre todo en Estados Unidos y vivieron añorando y organizando sus regresos.

Luego hemos vivido un movimiento constante silencioso de salida y otros movimientos muy ruidosos con los que el gobierno cubano ha sido hábil en quitarse de arriba la gran presión interna, apodados entonces gusanos o escorias. Esos movimientos, Camarioca, Mariel, la Selva del Darién, la Ruta de los Volcanes nicaragüenses, han sido otra cosa. Han sido la decisión de la auto deportación y el auto exilio voluntarios.

Los cubanos, cansados de esperar, entendedores de que no se puede luchar por el cambio, no sabemos cómo hacerlo, no tenemos por qué luchar, porque no tenemos ese sentimiento colectivo de patria, hemos preferido irnos, entonces el exilio forzado, ese como sanción, se ha convertido en una búsqueda desesperada y voluntaria de salir para vivir.

Nos seguimos considerando cubanos porque nos empeñamos en hablar español donde llegamos, comemos frijoles negros y carne de puerco, pero muy rápido perdemos esa cubanía para convertirnos en americanos, españoles, mexicanos, italianos, canadienses, etc. Creo que se ha perdido el orgullo por ser cubano y luchar por ello.

Seguimos siendo cubanos, sufrimos decimos, pero nos cuesta trabajo concebir el regreso. Ya no tenemos miedo, al menos por nosotros mismos, pero Cuba no es nuestra, ya no nos vemos allí. Entonces la fuerza se pierde, sino cómo entender a los cubanos que viven fuera, que se autoexiliaron voluntariamente en busca de vida y defienden al gobierno cubano y declaran que se vivía mejor en Cuba.

¿Cuántos de nosotros, regresaríamos desde cero a reconstruir ese país? No conozco a muchos que aspiren a esto sinceramente.

lunes, 20 de octubre de 2025

634.- Por las buenas o por las malas.

Si existe alguien que desea que saquen a Maduro, además lo otros millones de personas, soy yo.

Me gustaría verlo encadenado por los tobillos, arrastrando una bola de cañón como en el tiempo de la colonia, con las dos manos esposadas, también cargando una bola de cañón, con una máscara de hierro, tal como dicen que se enmascaró a un francés allá por el siglo XVIII que estuvo preso en la Bastilla, aunque la referencia parece más una leyenda, pero para el caso de Maduro la máscara sería sellada con un solo hueco para respirar, algo así como un cubo de hierro pesado, que iría amarrada por la espalda a la otra cadena que arrastra la bola de hierro fundido desde los tobillos.

Yo no puedo asegurar, por sólo seguir la corriente, que Maduro es el presidente de un narco estado, donde todos los altos funcionarios militares y civiles se mojan con el negocio de la cocaína. Tampoco puedo asegurar que sea el jefe máximo del llamado “Cártel de los Soles”, aunque nada de esto lo dudo, Maduro podría ser Jack El Destripador, el Carnicero de Lyon, Charles Mason o Ted Bondy y hasta la Hiena de Auschwitz, lo que sí puedo afirmar absolutamente es que es un animal, una bestia, un fantoche y un ladrón.

Maduro, a la cara, se robó el resultado de las últimas elecciones presidenciales venezolanas, advirtiendo antes de que ganaría las elecciones por las buenas o por las malas.

A pesar de haber creado unas elecciones especiales para él mismo, prohibiendo campañas, apresando a opositores, haciéndole la vida imposible a las figuras que más se destacaban en su contra, persiguiendo, atentando contra sus vidas, limitando e impidiendo el sano movimiento de sus adversarios, casi el 80% de los venezolanos, repito, que fueron autorizados a votar, votaron en su contra y lograron guardar las actas de los resultados de cada colegio electoral como justificación para el interior y para el exterior. Ellos sabían que se enfrentaban a una mala copia de la mafia, sin escrúpulos.

El Centro Carter, uno de los pocos organismos internacionales autorizados para observar, o sea, a Maduro le cuadraba su presencia, determinó sin equivocación que las elecciones habían sido fraudulentas, cosa que hizo que el mismísimo prestigioso organismo no gubernamental, pero de amplia experiencia en estos procesos, dejara de gustarle al perdedor, el cual además se defecó en los resultados arrojados.

Entonces Maduro, frente a la misma opinión internacional a la cual hoy pide apoyo, frente al Vaticano al que también pide que interceda por él, frente al pueblo venezolano que vive dentro y fuera del país, frente a la ONU, las organizaciones regionales, la OEA, muchos de los presidentes de la mismísima América Latina y el Caribe que hoy pretende que lo defiendan y nada más y nada menos frente al gobierno y pueblo norteamericano, a los cuales manda mensajes, más que mensajes ruegos, de entendimiento y paz, no sólo se autoproclamó ganador, sino que hizo todos los cambios necesarios para garantizar esa victoria, a lo cual se le dio tiempo. En realidad, merecía que al día siguiente de perder las elecciones fuera ido a buscar, imitándolo, por las buenas o por las malas, sin embargo, se le ha dado todo el tiempo del mundo.

Maduro entonces se volvió a proclamar presidente, tal como había prometido, por las malas y se rio y burló de todo y todos, especialmente de los opositores y del pueblo.

Se anunció como vencedor y no sólo eso, sino que se cree intocable en esa misión auto asignada de un tal socialismo del siglo XXI, que ha logrado que más de cinco millones de venezolanos estén regados por el mundo y que muchos de los que quedan estén comiendo de la basura. Venezuela, llamada a ser uno de los países más ricos del mundo, está en camino a la pobreza total.

Nada más por eso, sin droga, sin narco estado, sin Cártel de los Soles, Maduro merece ser cogido por el cuello y puesto, como mínimo a disposición de las autoridades internacionales, para que pague, entre otras cosas, las detenciones arbitrarias, las torturas, las largas prisiones con juicios amañados, los muertos de su gobierno, con su autorización, la desesperanza y la pobreza del pueblo, porque nadie va a creer que no sabía nada y que estaba en Miraflores sólo “como cocinero”.

¿Y por qué no?, ¿Qué tiene Maduro para que no pague, si muchos antes que él han pagado sus fechorías? Vivos o muertos.

Añoro el día que, a través de mi computadora, lo vea con cara de carnero degollado, ser conducido por militares frente a todos.

Ahora, me cuesta trabajo entender lo que está haciendo el gobierno norteamericano, por cierto, creo que Marco Rubio se ha vestido de gala en todo este proceso, se está llevando las palmadas para encaminar su carrera política a mayores objetivos. Parece, sólo puedo decir que parece, que “Marquito” es en esto la cabeza pensante.

Todo el despliegue, casi a tono de una guerra, me parece genial, en la misma medida que me parece demorado. Mucha publicidad, mucha información, muchas opiniones alineadas y encontradas, muchos ejercicios, muchas declaraciones, pero poca acción.

Hubiera sido mejor, a mi modo de ver el tema, que no sé nada de política, menos de guerra, haber enviado a un pequeño grupo de esos hombres especiales que todos sabemos existen en Estados Unidos, que no salen en la TV, que no participan en actividades públicas, que viven apartados en sus ranchos a cientos de millas de los centros poblacionales, que sólo responden al teléfono cuando aparece en la pantalla un código que sólo ellos conocen y que se alimentan con carne cruda y en una madrugada cualquiera, sin bulla, sin anuncios, sin periodistas, entrar y sacar a Maduro en piyama de la cama donde duerme, porque en algún momento tiene que dormir.

Ese grupo, que sabemos especial, tiene todas las capacidades para dejar ciegos a los venezolanos y operar sin que nadie se entere.

Entonces luego, ya Maduro bajo custodia, hubiera montado el espectáculo, hubiera sacado a pasear a los submarinos, hubiera hundido las lanchitas que transportan la cocaína y le hubiera explicado al mundo, ONU y Vaticano incluidos, que estaba luchando contra la droga, pero el malo ya estaba bajo mi poder.

Creo que, no diré perdido tiempo porque no conozco, pero si se le ha dado tiempo a Maduro para el espectáculo. Discursos calientes para calentar, por debajo negociaciones, mensajes de paz públicos y parece que mensajes privados con el objetivo de que no lo saquen.

Maduro ha prometido y ofrecido “villas y castillos”, entre otras cosas petróleo y oro, para que los americanos lo dejen tranquilo. Maduro ha enviado mensajes a Latinoamérica, al Papa y especialmente a Trump e incluso al pueblo norteamericano, a saber, si ese pueblo sabe exactamente dónde está Venezuela y cuál es el conflicto real.

Maduro ha tenido tiempo, siguiendo el manual del socialismo que lo apadrina, de movilizar a sus seguidores militares y civiles y los ha puesto a hacer ejercicios militares, para "impresionar al enemigo”.

Como en Cuba, amas de casas, viejos, embarazadas, jóvenes casi adolescentes, que en su vida habían tomado un rifle, menos tirado un tiro, hoy se ven vestidos de militares, arrastrándose en la tierra y como una imagen surrealista portando machetes, que conservan incluso las etiquetas, o sea, nunca usados, para combatir, imagino que tiene que ser cuerpo a cuerpo con los más que entrenados y experimentados militares norteamericanos, muchísimos de ellos con varias misiones de guerras reales.

Maduro resulta hasta brutalmente cómico, por un lado, habla de morirse defendiendo aquello, de independencia y soberanía para las cámaras, lo mismo bailando o simulando un baile encaramado en una tribuna, que vestido de no sé qué indio venezolano de la época de la colonia española y paralelamente le manda mensajitos cariñosos a Trump ofreciéndole que se quede con Venezuela y diciéndole que no manche su apellido de sangre, tal como si al presidente norteamericano esto le creara un mal efecto a esta hora.

Lo cierto es que ha pasado tiempo, las tropas norteamericanas desplegadas casi a las puertas de Venezuela, pero de Maduro capturado aún nada.

Claro está que todo tiene su ritmo y tiempo y uno no sabe exactamente los secretos de esta operación. Imagino que Trump y Marquito lo tengan todo amarrado, pero sí creo que mientras más pase el tiempo en planificaciones, más se deteriora todo.

El dinero para mantener a esa tropa se va quemando, los militares que están preparados para guerrear se aburren y cansan, Maduro puede estar esperando a que baje el Espíritu Santo.

Creo que la idea es cogerlo y sacarlo vivo y de ahí la espera del mejor momento, de haberlo querido desaparecer, han sobrado muchas semanas.

Maduro ha tratado de sembrar la idea de una guerra contra el pueblo venezolano, como siempre, ha tratado de contabilizar la sangre venezolana que puede correr, en la misma medida que el gobierno norteamericano ha aclarado e insistido que no es una guerra contra el país, que para nada quiere intervenir, meterse y quedarse con Venezuela, el único objetivo es sacar puntualmente a Maduro y a otros cabecillas identificados como enemigos de Estados Unidos y por consecuencia de una gran parte del mundo.

¿Cuándo será y comenzaremos a celebrar? No lo sé, ojalá sea lo antes posible.

 

 

jueves, 16 de octubre de 2025

633.- Policías y ladrones fácil. Víctimas y victimarios difícil.

En un juego cubano, no sé si existirá en otros países, como el de policías y ladrones que jugábamos cuando niños, los roles estaban bien identificados.

Un niño con los ojos tapados frente a un grupo de amiguitos respondía a: ¿Por el señor, policía o ladrón?, en la misma medida que otro niño señalaba con el dedo al escogido. Todo era aparentemente casual y equilibrado, aunque luego cuando grande te das cuenta de que el que señalaba en cada ocasión, tenía posibilidades de escoger, no así el que respondía en orden para cada “especialidad o función”.

Una vez definidos los bandos, todo era sencillo. Los policías se encargaban de coger a los ladrones y los ladrones trataban de no ser cogidos por los policías. Aquella sencilla regla generaba, escondederas, correderas, encaramaderas, haladera, empujones, caídas, golpes, pero sobre todo mucha diversión. Al final del juego mataperro, ganaban los policías si lograban coger a todos los ladrones, cosa que, a pesar de parecer fácil, no siempre pasaba.

Recuerdo con agrado, porque soy gran consumidor de limón con sal, que el castigo que muchas veces usábamos para ladrones capturados era que tenían que tomar limón con sal, previamente preparado y embotellado en aquellos pomos clásicos de color ámbar de medicinas.

En la vida real cubana es mucho más complicado, porque los roles de víctimas y victimarios no están muy bien definidos, salvo en honradas y escasas excepciones que siempre existieron y fueron esas personas que se plantaron al menos de forma cívica y sin retirarse del territorio nacional, no se incorporaron a lo que sucedía.

En sentido general todos hemos sido víctimas y victimarios en determinados momentos, salvo sobradas excepciones de los que le cogieron el gusto a la segunda posición y han vivido de eso estas casi últimas siete décadas de nuestra historia.

Hemos sido víctimas primero de nosotros mismos, dónde la necesidad o capacidad de sobrevivir nos hizo permanecer en silencio, incluso cuando estábamos en total desacuerdo.

Hemos sido víctimas de nuestros familiares, los que, al querernos y tratar de protegernos, nos pidieron, a veces imploraron, no inmiscuirnos, callar, quizás no participar en la vanguardia revolucionaria, pero tampoco hacer mucha bulla. Nuestra buena familia, incorporada o no, casi siempre conocedora de las reales consecuencias, si no nos cortó las alas para no hacernos daño físico, por lo menos nos las amarró.

Hemos sido víctimas de nuestro entorno, porque de una forma u otra, era muy difícil aislarse totalmente, entonces tuvimos que aprender a congeniar incluso con nuestros enemigos más declarados.

Hemos sido víctimas de un proceso dentro del cual muchos nacimos y no pudimos cambiar, en el supuesto caso que quisiéramos haber cambiado algo. La correlación de fuerzas estuvo mucho tiempo en contra de muchos de nosotros y ahora cuando ya no lo está, tenemos desarrollado ese miedo adquirido del cual se habla y ya escribí, que nos mantiene inmóviles. Entonces aprendimos no a luchar contra el miedo, sino a sobrevivir con él.

Pero también y al mismo tiempo hemos sido victimarios. El sólo hecho de estudiar y trabajar dentro y para el gobierno, ya que el gobierno fue dueño absoluto por décadas de todas las enseñanzas y trabajos, nos convirtió en cómplices de lo mal hecho, de las maniobras, de las estrategias del gobierno para permanecer. La lucha por vivir nos llevó a, quizás no entender y estar de acuerdo, pero si, por lo menos, cumplir y en no pocos casos obedecer. Una obediencia silenciosa en desacuerdo, pero obediencia.

Muchos fuimos victimarios al levantar la mano y aprobar algo que no nos interesaba, pero nos permitía terminar rápido la reunión en que estábamos y largarnos. Acción bien aprovechada por las autoridades porque el voto o mano levantada se contaba a favor. No importaba mucho el cerebro, ya habría tiempo para él si fuera necesario, lo que importaba era la mano levantada y el número final.

Siempre digo que las verdaderas reuniones, esas donde se decía la verdad a un grupo reducido de amigos, ocurría siempre antes o después de la reunión oficial.

Fuimos victimarios de los nuestros, quizás nuestros hijos, a los cuales tratamos de preservar para que no pasaran lo mismo que habíamos pasado nosotros. Los entendíamos quizás, pero no los apoyamos, menos alentamos a luchar por el cambio, que a todas luces es la única solución que existe.

Fuimos victimarios de nuestros compañeros de estudios y trabajos, de los cuales conocíamos su incapacidad, su lealtad a la corrupción, pero por los cuales muchas veces nos dejamos dirigir.

Víctimas y victimarios son papeles que hemos jugado paralelamente, todo dependió de las circunstancias. Mientras el aire soplaba a nuestro favor era fácil por lo menos aparentar ser victimarios, cuando nos pasaban por arriba, nos perjudicaban, nos pisaban el callo, era más que utilizado pasarnos a la posición de víctimas.

Claro que han existido aquellos, como ya escribí que prefirieron y aún prefieren estar en el bando del poder, porque entre otras cosas, es más que practicado en Cuba que si se logran que miren a otros e incluso llamamos la atención sobre otros, logramos que no se nos mire a nosotros.

Hemos sido víctimas de las llamadas telefónicas sin nombres, de los infórmenes anónimos, de las verificaciones en vecindarios y centros de estudio y trabajo e incluso hemos conocido a nuestros victimarios, sobre los cuales no hemos actuado. Esos procesos de control formaron tanto parte de nuestras vidas, que conocíamos que ocurrían, que nos perjudicaban, pero llegaron a ser normales. Casi todos sabíamos y sentíamos que éramos vigilados.

Hace muchos años ya, leí que Cuba era un matrimonio, donde Fidel era el macho, el pueblo era la hembra y la alcoba nupcial era la Plaza de la Revolución y eso es cierto.

Fidel descubrió y desarrolló a un pueblo en sentido general inculto, poco conocedor de política e ideología, nada conocedor de lo que pasaba en el exterior y entonces se dedicó no a hacer pensar, menos a permitir el pensamiento, sino a llevar a ese pueblo la idea ya concebida, a sabiendas de que las manos se levantarían sin mucho trabajo.

En esa alcoba nupcial se resolvieron y acordaron las grandes medidas del gobierno. La gran masa, inculta, pero enamorada, efervescente y no falta de histeria “revolucionaria”, sin pensar, sin averiguar, sin indagar en consecuencias futuras, apoyó siempre a su líder convertido por ella misma en un dios macho.

Se fue víctima de algo que la ciencia reconoce como Síndrome de Estocolmo que en Cuba podría llamarse “Síndrome Castrocolmo”, o sea, el apoyo e incluso amor a alguien que nos utilizó y torturó a conciencia siempre. Todavía hoy hay personas, quizás ya no muchas, pero existen, que como consuelo frente al desastre total más que evidente, invocan a Fidel, tal como si pudiera rearmarse y salir de la piedra, como mago solucionador de los problemas, sin darse cuenta y reconocer que fue él el causante de todos los problemas. El Síndrome de Castrocolmo todavía es muy fuerte y explotado, más fuerte que cualquier ideología existente.

Fidel Castro no fue el presidente, ni el Comandante en Jefe, ni el presidente del Partido Comunista, fue el dueño de un pueblo y como dueño nos trató a todos.

Y en el caso de Cuba el tema es peor o más particular, todos, víctimas y victimarios, dentro de esa categoría más que utilizada, pueblo, fuimos víctimas de un “poder superior”.

Fidel y su revolución necesitaban un pueblo inculto ya dije, quizás con títulos, quizás buenos médicos, ingenieros, técnicos, pero de poca cultura. Buenos profesionales en sus especialidades que no supieran de nada más, que confiaran en la variante, siempre a conveniencia, que el gobierno entregaba. Personas que hoy apoyaban que fuera negro y mañana después de un discurso caliente, terminaran apoyando que fuera blanco, sin el más mínimo cuestionamiento del cambio de color.

Pueblo crédulo, enamorado, seguidor.

Pueblo aparentemente profesional en ideología, pero, sólo en una ideología, que no era nada más que las ideas de su líder, llevadas al plano teórico para lograr lo que quería. Pueblo, en su mayoría, puesto como escudo a combatir algo que no conocía y que sólo confió ciegamente en lo que alguien le contaba, tomando su variante como absoluta verdad.

Pueblo alfabetizado leyendo y escuchando sólo los discursos de su “gran líder”, haciendo loas a una revolución democrática popular que muy rápido se transformó en gobierno autocrático.

El comunismo, todo lo trastoca a conveniencia. A los campesinos los pone a esperar los alimentos de una bodega y a sus hijos los convierte en médicos o pilotos de guerra. A los intelectuales, poetas, escritores, músicos, artistas, etc., los convierte en obreros. A los que están en contra del gobierno, los clasifica como enemigos de la patria. A los que se van, les quitan la categoría de nacionales, los mata en vida e incluso aparente y hace creer que nunca existieron. Sólo sobreviven, como víctimas del poder, aquellos que no se oponen al poder.

jueves, 9 de octubre de 2025

632.- Caos.

¿Habrá un caos en Cuba si se cae o desaparece la llamada revolución cubana? Estoy convencido que NO. En lo absoluto, porque el caos es precisamente esa revolución.

El discurso del caos, del holocausto, de la desaparición, es manejado por el gobierno cubano desde siempre para aumentar el miedo de una población como la cubana, en un por ciento muy alto desprovista de otra visión real de lo que significa el futuro. Los que vivimos allí, tuvimos que buscarnos esa visión de futuro de forma particular, en no pocas ocasiones, en secreto.

Siempre existen personas o grupos que, sí avizoraron esa otra posibilidad, pero esas personas o grupos son las que la oficialidad, gobierno y adeptos, considera ovejas negras y trata no sólo de demeritarlos, con aquello de enemigos internos, sino de anteponerla a la gran masa que, como siempre, espera la dirección del movimiento para luego moverse o integrarse. El principal muro de contención de esas personas o grupos de personas, no es el gobierno, sino los propios cubanos.

Durante décadas el pueblo cubano, sólo obtuvo una línea de información que desde todos los ángulos describió al mundo en dos bandos, los buenos y los malos. Los buenos, los revolucionarios, donde casi se describía al paraíso, los malos, ellos los capitalistas, donde todo era desastroso. Miles de horas de propaganda, miles de páginas escritas para desarrollar la teoría del mal exterior.

Durante décadas el contacto del pueblo cubano con el exterior, o sea, otras formas de vida, fue muy limitada, más allá de las imágenes de los también felices países socialistas y algún que otro funcionario o representante del gobierno que al regreso de sus viajes oficiales de trabajo, dejaba entrever que además de lo malo, existían también “algunas cosas” que no podían ocultar y eran buenas. Pero, así y todo, la mención a esas cosas buenas o no tan malas que eran imposible de ocultar, venían acompañadas de explicaciones partidistas e ideológicas que trataban de minimizarlas. El contacto con los cubanos en el exterior, por décadas no existió, porque esos cubanos estaban muertos.

Decía la propaganda, para estudiar en esos países capitalistas hay que ser rico, para atenderse en un hospital también. Los autos, las casas, la comidaaaaaaaaaaaa sólo son para ricos, de esa forma se trataba de justificar la no tenencia de autos, casas y comida. Para los gobernantes y sus altavoces, era mejor ser pobre, la pobreza purifica.

Todos los cambios son arriesgados y uno de los riesgos es precisamente caer en un caos, pero en el caso cubano, el caos no puede ser mayor hoy en 2025. Si el cambio se diera ahora mismo, harían falta miles de billones de dólares y mucho tiempo sólo para comenzar una recuperación. El caos es tan grande y sin solución, que supera a cualquier caos.

No se trata de quitar a un gobierno malo y sustituirlo por otro muy bueno, con muy buenas calificaciones e intenciones, se trata de que nada de lo que existe funciona y hay que sustituir, reconquistar, reconstruir, exactamente todo, incluyendo al ser humano que quede.

En la evolución humana, los cambios se fueron haciendo de forma orgánica, por evolución. De aquel hombre que caminaba solitario y dormía debajo de un árbol, se pasó a descubrir cavernas o cuevas mucho más cómodas y sobre todo estables frente a las inclemencias de la naturaleza. De ahí el hombre comenzó a construir sus casas, sin destruir las cuevas. Aparecieron los diferentes materiales de construcción, los pisos, los techos, las ventanas. Con la posibilidad de trabajar la piedra, aparecen las pirámides, los palacios, las casas, muros y murallas sólidas. Luego se construyeron ciudades presididas por castillos, iglesias, plazas, y se conformaron calles y avenidas, parques, acueductos, cementerios, etc. Esas ciudades pequeñas dentro de muros protectores desbordaron sus límites y crecieron, los castillos grandes quedaron obsoletos y económicamente imposibilitados de mantener, se desplazaron los centros de vida, y poco a poco se fueron desarrollando los polos con traslados, asentamientos, guerras, conquistas, influencias, etc., hasta llegar a lo que hoy conocemos, incluidos aires acondicionados, microwaves y viajes al Cosmo. ¿Además de una teoría chueca, cuál es el otro invento sólido y estable del comunismo?

El comunismo, al cual se llega por revolución y no por evolución, en el mismo momento que trata de construirse, muy paralelamente va edificando su destrucción, hasta llegar al caos, no sólo material, sino, y, sobre todo, humano.

No es que el caos sea exclusivo como última fase de todo sistema totalitario, sino que esa forma de gobierno, el cual se mantiene por la fuerza, a veces visible, otras muy sutil, es el mismísimo caos, que basa su sobrevivencia siempre en crear un enemigo externo que ataca, a veces parece que ataca todos los días, y en nombrar a un enemigo interno sobre el cual colocar los fracasos.

El comunismo, a conveniencia, convierte al hombre en súbdito, en la misma medida que lo limita de sus verdaderas libertades, que están más allá de la posibilidad de expresión, entonces aplica aparentemente para su bien la política del gorrión, o sea, tu no hagas nada, todo yo te lo voy a poner en la boca, en busca de un compromiso que muy rápido se queda corto e inservible. En la misma medida que le da la comida dentro de un aparente confortable y seguro nido, le va cortando las alas y entonces ese hombre no puede volar y lo que es peor, ese hombre en vez de aprender, desaprende a valerse por sí solo y vive dependiendo.

Las ideas más repetidas en ese tipo de gobierno, que llegan a convertirse en una filosofía de vida, son: me dieron, me van a dar, me toca, me prometieron, etc., entonces ese hombre espera pacientemente a que un día le llegará lo que el gobierno tiene determinado que él necesita para vivir. Nunca es suficiente, nunca alcanza, pero es algo más que el holocausto que nos tienen prometido si pretendemos cambiar.

No puede existir mayor caos, porque el hombre no sólo está destruido, sino que no sabe y no puede salir de esa destrucción. Y no es nada complicado de entender, hay que ser un hombre muy especial para mantener dentro de todo el desastre una esperanza de mejorar. El desastre generalizado, que no es sólo en un aspecto, termina deprimiendo e inmovilizando. Las personas no ven la solución y menos saben cómo lograrla.

“Quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón”, parte de una hermosa canción, pero el problema es precisamente que hay que tener un corazón para ofrecer, hay que tener ilusión, hay que ver o sentir que un futuro mejor existe y está a la vuelta, alcanzable en una vida, si no, sólo prima la apatía, el desinterés, el mensaje deprimido y depresivo.

Depresión anímica, junto a una imposibilidad real que hace que las personas que están en Cuba, dentro de Cuba no vean una solución y aunque inconformes sigan viviendo en el caos. La solución más rápida y no sin riesgos, más viable en una vida es huir y salir a buscar afuera lo que no puedo encontrar adentro. ¿Y los que no pueden huir?

Yo, desde mi “cómoda” vida, cuando además ya no tengo 20 años, trato o tiendo a no culpar al cubano que vive en la Isla, Es cierto que ellos son los llamados a provocar el cambio, si es que quieren mantenerse vivos y bien, ellos serán los más beneficiados, pero también es cierto que es difícil.

Es fácil culpar de anormales, vagos, miedosos, oportunistas, etc., a todo el que queda allí, porque no es capaz de lanzarse a la calle un día y no regresar hasta lograr derrocar al gobierno. Y sin dudar que todo esto existe y es posible, la idea no deja de ser muy compleja. Nuestros dos grandes hombres llamados de la independencia nacional teórica, Martí y Fidel, podían dedicarse a pensar, escribir, soñar, porque otros le pagaban las ropas, las comidas, las meriendas, los caballos y autos, etc. El pueblo cubano en Cuba hoy está impedido de filosofar, el desastre en el que vive es tan grande, que no se lo permite.

Los que están allí también están atados, frente a un gobierno que lleva décadas preparándose para no ceder, pero, además, que ha demostrado que, en el menor intento contra él, muy rápido pasa de las amenazas a la acción represiva de forma individual y de forma masiva.

El cubano que está allí, que está dando muestras valientes de estar agotado, pero además decidido a un cambio, no las tiene fácil, porque no sabe a ciencias ciertas, si su represor será su propio vecino e incluso su propio familiar.

El cubano que está allí quiere cambios, no estoy seguro de hasta dónde de profundo quiere esos cambios, pero es más que evidente que quiere tener agua, electricidad, comida, ropas, casas, zapatos, medicinas y por qué no un poco de diversión, cosas más que probadas que el gobierno no puede ofrecer.

Es más que notorio ahora a partir de las relaciones con los emigrados, las vías no oficiales de información y comunicación, lo que trae obviamente una mayor referencia, que el cubano sabe que eso que lleva no es vida y todos, los de aquí y los de allí, queremos vivir.

Creo que no será fácil reconstruir un país que está compitiendo con Haití, el país por muchos años más pobre del área. Nada se logra a través de una varita mágica, pero de seguro estoy que mayor caos, los de adentro y los de afuera, NO vamos a padecer y no es porque yo sea sabio, no lo soy, sino es que sencillamente no existe mayor caos, a no ser el de miles de personas muertas en las calles, cosa que espero y deseo no pase.

viernes, 3 de octubre de 2025

631.- Miedo Adquirido.

Creo que todos los seres humanos, hasta los más aparentemente valientes o locos, sentimos miedo. Quizás nos diferenciamos en la frecuencia o la cantidad que padecemos, pero el miedo está presente en nuestras vidas, hasta que el miedo a la muerte deja de existir porque morimos.
Según la Real Academia Española, el miedo es “la angustia que se siente ante un riesgo o daño real o imaginario, o el recelo de que nos acontezca algo contrario a nuestros deseos”. 
En psicología, “el miedo es una emoción básica y primitiva que surge como respuesta ante la percepción de una amenaza, real o imaginaria, y que tiene una función de supervivencia, preparando al organismo para huir o luchar ante un peligro”.
El Salmo 74, lamentación clamando a Dios por una intervención divina, visto desde su ángulo nos narra, “¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué se ha encendido tu furor contra las ovejas de tu prado?
Entonces sentir miedo es muy humano, todo lo contrario de lo que aprendimos, nos obligaron o nos obligamos, y se manifiesta en diferentes niveles frente a situaciones, reales o imaginarias, que nos presionan, nos estresan, nos crean incertidumbre, peligro, etc., que puede convertirse incluso en patológico, llegando a interrumpir o paralizar la vida diaria.
Entre los miedos más comunes están: al fracaso, al rechazo, a la soledad, al cambio, a la insuficiencia, a la pérdida, al juicio, a la vulnerabilidad, a la muerte e incluso, aunque parezca mentira, al éxito.
Es cierto, parece que, con el paso de los años y la posible disminución de nuestras posibilidades reales, físicas y cognitivas, más, creo, un poco de madurez, comenzamos a sentir miedos que antes no teníamos o miedos más frecuentes e intensos.
Yo siento miedo todos los días. La primera idea es, amaneceré mañana, a veces la noche es larga, demasiado larga para los que no amanecen vivos. Claro tan pronto abro los ojos y me levanto, ese miedo desaparece en segundos, la real vida no da tiempo a invertir mucho tiempo en esto.
Luego, ya despierto después de mi primer café, cargo con una mochila llena de miedos. Hasta cuándo mi corazón funcionará, me dará otro infarto, qué pasa si tengo un accidente automovilístico, que hay de la salud y el bienestar de los míos, morirá Martica antes que yo, cómo será la vida de mis tres nietas, ellas llegaran a grandes, se enfermaran, tendré trabajo y por tanto dinero para pagar lo que necesito pagar el mes que viene, lograré portarme bien como quieren muchos de los que me acompañan, etc., etc., etc.
Y me siento bien, esos miedos, que quizás antes ocultaba por la sencilla razón absurda de que no se puede tener miedo, es lo que me hace actuar. Esos miedos, al menos hasta ahora, no me detienen.
Cada nueva actividad, incluso para los más expertos, trae posibles riesgos, aprender es un riesgo, muchas veces extenuante. Ahora hay dos caminos, aprendo, me arriesgo, cambio, restructuro o sencillamente no aprendo y me quedo como estoy.
El miedo entonces no sólo es un padecimiento humano individual, sino que se convierte en una herramienta, para, bien administrada, detener y paralizar. Si en algo son especialistas los gobiernos totalitarios, el cubano por supuesto, es en suministrar cuotas de miedo, a veces en pequeñas dosis que van trabajando poco a poco, a veces en dosis más grandes y aceleradas.


Y eso respondería a la pregunta grande que muchos nos hacemos. ¿Cómo un pueblo que no tiene electricidad, que no tiene agua, que no tiene ya prácticamente atención de salud, donde el comer diariamente se convierte en un proceso doloroso, al que se les están derrumbando las casas, en el supuesto caso que las tengan o que sencillamente viven como deambulantes primitivos, hoy durmiendo aquí, mañana durmiendo allá, o sencillamente no durmiendo, al que se les están yendo los familiares más cercanos, al que le queda muy poco que perder, porque muy poco tiene, al que enterrar a un familiar querido es más difícil que la propia muerte y que podría soñar con mejorar, el que tiene un apoyo casi masivo desde su comunidad que vive en el exterior, no se acaba de lanzar a expulsar al gobierno que, por muy preparado que dice estar, no podrá jamás con millones de personas pidiendo su renuncia? La respuesta es el miedo adquirido, ese miedo casi patológico. Ese miedo enfermizo y enfermante.
Es más que evidente que el gobierno cubano ha fracasado en casi todo, no existe un plan, una acción, algo prometido que hoy exista, sin embargo, por eso digo en casi todo, porque si ha obtenido un gran éxito, al menos de forma general, en crear el miedo y mantenerlo por décadas.
Desde el mismo comienzo en 1959, creó un “inminente” ataque de lo que se definió como imperialismo yanqui. Los gobiernos norteamericanos han estado todos, todos los días en nuestras vidas. Han sido el lobo que va a venir y no sólo nos lo va a quitar todo, sino que nos va a devorar.
El enemigo jurado que quiere quedarse con todo lo que existe. Los negros volverán a ser negros, las mujeres volverán a ser explotadas por sus maridos y la sociedad, los niños volverán a andar descalzos inundados de parásitos. Nos quitaran las playas, nuestras casas, se llevarán nuestras riquezas, imagino hoy las palmas reales que es lo que va quedando, no podremos estudiar porque las escuelas serán privadas, las personas morirán en las puertas de los hospitales y los yanquis se llevaran a los niños para, ahora sí, convertirlos en carne enlatada.
El pueblo de Cuba, según se lee en los libros de historia que se conocen, se distinguía por ser un pueblo valiente, arriesgado, entregado a causas nobles, luchador por ideales patrióticos, sin embargo, este mensaje de miedo, mantenido, en un país, además, donde el gobierno es dueño de todos los medios de información y comunicación, canales de televisión, estaciones de radio, periódicos y revistas, vayas e incluso los muros que se puedan utilizar como soporte, tal como la gota de agua aparentemente inofensiva que desgasta a la fuerte roca, penetra y penetra en los cerebros a partir de familias, amigos, escuelas, trabajos, vecindarios. Ese mensaje de que volveremos a la época neocolonial o peor a la colonial, miradas desde sus puntos débiles o negativos obviamente, hace que, incluso las personas que no vivieron esas etapas digan: “los fósforossssssssss, huye pan que te coge el diente”.
Durante casi siete décadas, donde pululan los discursos e intervenciones, se ha amenazado al pueblo de Cuba, describiéndole una realidad apocalíptica, muy bien estructurada que dice: no lo hagas, no cambies nada, te irá peor, será tu final.
Y así vivimos y crecimos millones de personas, odiando a un enemigo que nunca atacó y describiendo una realidad en y con él que no conocíamos.  
El lobo va a venir, aseguraba el gobierno, entonces la única solución que te queda es seguir bajo mi protección. Todo te lo van a quitar, vas a perder lo poco o mucho que tienes, porque el capitalismo voraz devorara todo, incluyéndote a ti mismo.
Paralelamente cada vez que se te ocurra sacar la cabeza como ciudadano que trata de ser libre, te la cortaron, por lo que no hace falta reprimir a todo el pueblo, no hace falta encarcelar a millones, con sólo un reprimido o un encarcelado basta. La autorrepresión y el auto encarcelamiento dentro de ti mismo, funciona.
Es cierto, los cambios son difíciles, por eso están reconocidos como uno de los principales miedos del ser humano, peor obviamente es ir preso a la cárcel, estar preso dentro de tu misma casa, perder tu trabajo o tus estudios, entonces es mejor, a veces, que todo quede como está y mientras tanto vamos tratando, en silencio, de ir escapando.
Para colmo de maniobra, estoy convencido de que el gobierno cubano, además de espías, tiene en Estados Unidos y en otros países, muchos agentes de influencia, a algunos paga, a otros beneficia, a otros les da cursos de entrenamiento, a otros enamora con cantos de sirenas y esas personas son las responsables de profundizar el miedo. El Sueño Americano no existe, hay que trabajar mucho, el dinero no alcanza, yo estoy aquí embarcado, en Cuba vivía mejor, este es un país racista, los negros son cazados y matados en plena calle, lo de la libertad de expresión es una total mentira, si no tienes mucho dinero, te mueres por falta de atención médica, etc. Conclusión, no vengas y no cambies para algo parecido a esto, sigue como estás, que por lo menos arroz con un huevo tienes y puedes estar presente en el momento que tu abuelita muera para vestirla y llevarla al cementerio.
Desde tan temprano, tanto como en junio de 1961, Fidel Castro, en su intervención como conclusión de las reuniones de los intelectuales envió un mensaje, que desbordaba el escenario de esos eventos, el mensaje, como de refilón, era para todos los cubanos, cuando afirmó: “Esto significa que, dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada. Contra la Revolución nada”. Y ese fue el mensaje que marcó el objetivo de cada una de sus acciones y las de los que todavía están.
Luego el mismo Fidel, en otro de sus momentos histriónicos, afirmó frente a un pueblo histérico y poseído: “Quien no tenga genes revolucionarios, quien no tenga sangre revolucionaria, quien no tenga una mente que se adapte a la idea de una revolución, quien no tenga un corazón que se adapte al esfuerzo y al heroísmo de una revolución, no los queremos, no los necesitamos”
Hay que soportar a la revolución, no importa cómo se esté o viva, no importa lo que se ha perdido y esa idea es la que mueve hoy al gobierno. Tienen que soportarnos porque somos la mejor y única opción, si no, “prepárate pa lo que te viene pa arriba”.

La antigua revolución y su gobierno se igualan a la patria, el partido comunista único es más que una religión de fe, es la única forma de existencia, el presidente es Dios, cualquier cuestionamiento serio para cambiar, termina en la definición de antipatriota, entreguista, mercenario, enemigo.
¿Se podría entonces planificar y organizar la pérdida masiva del miedo? Creo que no, eso de organizar y planificar, más luego actuar apegados a lo estructurado, no nos viene muy bien a los cubanos. Eventos como el que se supone que ocurra, para nada más y nada menos que sacar a un gobierno, que en estas últimas seis décadas se ha preparado muy bien, con el dominio además de las fuerzas represivas y el ejército, comienza con una gota, con una chispa y entonces ese detonante de dos o tres convencidos o locos, que han vencido sus miedos, podrá crecer hasta hacerse incontrolable.

Esperar a que todos perdamos el miedo el mismo día, a la misma hora, es un absurdo. Podría demorar cientos de años.