domingo, 20 de julio de 2014

Las iglesias de Lincoln. (Segunda Parte)

Recuerdo con doble tristeza que cuando murió mi padre, la tía abuela mía, la monja misionera, que ya estaba radicada en Cuba definitivamente debido a su vejez, aquella con la que mi padre absurdamente no quiso retratarse, estuvo toda la madrugada, acompañada de otras tres personas, rezando y cantando bajito al lado del ataúd donde reposaba el cuerpo de mi Viejo. Gesto que ni yo, el mayor de sus hijos, tuve. Mi tía abuela Ofelia, no guardó la discusión, no retomó la idea absurda de que mi padre, o sea, su sobrino, no quiso dejar un simple recuerdo en un papel con brillo. Imagino que lo perdonó y le rezó y le cantó toda la madrugada. Visto desde aquí, bajo la óptica del materialismo histórico, fue algo así como, “no quieres caldo, entonces te doy tres tazas”. 

Mi paso por República Dominicana fue cómico, pues allí todo el mundo es católico. Ya pueden imaginar. Pero no soy quién para cuestionar más sobre esto, cada pueblo tiene sus características. Lo cierto y bueno es que gracias a eso tienen  muchos días feriados en el año. JAJAJA.

Llegué a los Estados Unidos, pasé por Miami y luego me radiqué en Lincoln, Nebraska. Estando ya aquí, nos recomendaron que fuéramos a una Agencia Católica, que ayuda a las personas y entonces, cubanos al fin, allí nos fuimos.

Asombroso. Llegamos y lo que primaba era la sonrisa, gesto que recuerdo poco en la Cuba de los últimos años que allí viví. Luego esa agencia nos regaló, dos camas cameras, un sofá, dos butacones, una mesa de comedor, tres sillas, dos mesas de noche, gaveteros para closet, lamparas, utensilios de cocina, dinero en efectivo para que nos compráramos ropa en una tienda muy barata que ellos tienen, nos ayudaron con los papeles que le faltaban a Martica, nos invitaron a coger comida de la que tienen allí para que las personas pasen y la lleven, incluyendo pan, todo el pannnnnnnnnn que quisiéramos y nunca, nunca, nos preguntaron si eramos católicos, no eso, nunca nos preguntaron si creíamos en algún dios, en algún santo, en una piedra o en una rana. Nunca nos preguntaron si pensábamos ir a la iglesia a partir de ese día. Sencillamente nos regalaron todas las cosas que antes mencioné y se sintieron contentos de haber ayudado, no a militantes religiosos o comunistas, sino a simples seres humanos necesitados de ayuda.

Luego he observado y comprobado en la práctica que aquí las iglesias, todos los sábados y domingos, regalan comida a las personas que quieran ir a recogerla. Fuimos al principio a una que nos queda casi al frente de la casa. Nunca nos preguntaron si trabajábamos, si teníamos dinero, si éramos primos de alguien o si creíamos en algo. Todo el tiempo con una sonrisa, nos entregaban a Martica, a Jonathan y a mí, frutas, leche, queso, verduras, dulces, pannnnnnnnnnnnnnnnnnnn, refrescos, etc. Cubanos al fin, dirigidos por Martica, nos íbamos los tres a la fila. Estos alimentos, bien administrados pueden alcanzar para comer casi la semana entera. Comida fresca, ropa, muebles, a cambio sencillamente de nada. Nunca nos han ofrecido opio.

Recuerdo que trabajando en el Instituto de Comercio Exterior, un día la profesora Magda, que además era mi amiga y tía joven, me dijo: Roly, vete a ver a la compañera de personal, que están entregando a cada profesor una frazada para limpiar. Yo que hasta ese momento nunca había pedido nada, pues conocía mis limitaciones, frente a la insistencia de Magda me animé y me fui a pedir lo que supuestamente me tocaba. La compañera de personal me respondió que las frazadas de piso eran para los profesores de plantilla, yo, que era profesor contratado no tenía derecho. 

Frustrante. Era mi primera vez en aspirar a algo que daban, trabajaba como un loco dando cursos todo el día, mañana y tarde, mucho más que algunos profesores de plantilla. Tenia como profesor muy buena reputación, más que la que tenían algunos profesores de plantilla. Mis alumnos me querían, mucho más que ha algunos profesores de plantilla y no me daban un pedazo de trapo para limpiar el piso, solo por un problema de status administrativo. Cuesta trabajo entender.

Para decir toda la verdad, la compañera de personal, que quizás no hacía más nada que cumplir con una disposición que venía de arriba, a los dos días me llamó y me quiso entregar la importantísima, para aquellos años, frazada para limpiar el piso. Se habían reunido para analizar el caso y habían decidido que la merecía. No escribo lo que le dije, pero los que me conocen, pueden saber más o menos por donde estuvo la cuerda.

En fin, recuerdos y experiencias vinculados a la religión.

Estados Unidos, donde está incluida la ciudad Lincoln obviamente, es un país multiorigen, y no solo eso, sino que anualmente siguen llegando, por diferentes razones y programas, miles de personas de todos los continentes del planeta tierra. Cosa que se detecta muy rápido cuando uno camina por las calles. Diferentes fisonomías y colores de piel, diferentes idiomas, diferentes formas de vestir, mercados para comidas africanas, asiáticas, europeas, mexicanas, restaurantes de todos tipos y especialidades, diferentes músicas y bailes, áreas dentro de los mercados americanos para comidas extranjeras, y por supuesto, iglesias de todas las denominaciones religiosas. 

Lincoln, tiene muchas iglesias. A veces parece que en cada cuadra existe una. No son como las iglesias cubanas, porque recordar que nuestra religión oficial durante varios siglos fue la católica y esto generó un tipo de arquitectura, espacios, imágenes, etc, heredado de la España que nos colonizó y la fortaleza religiosa de la Union es otra precisamente. Aquí, en Lincoln al menos, las iglesias son mas sencillas, algunas más modernas y su construcción, en sentido general, es más ligera. No he visto por aquí, algo parecido a la Iglesia de los Pasionistas o la iglesia de Reina, menos a la Catedral de la Habana o la de Santiago de Cuba.

No obstante, las iglesias son también lindas, muchas construidas totalmente de ladrillos a vista, con campanarios, vitrales y patios. Se llenan, sobre todo los domingos, no sólo de personas que van a recoger comidas, sino de fieles que van a rezar, cantar, pedir, desear y también a ayudar.

Como este escrito tiene el objetivo de las iglesias, JAJAJA, les dejo las fotos de algunas. Ellas hablan mejor por sí solas. 
















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