jueves, 2 de octubre de 2014

¿Antigüedad o Arte? (Otra parte)


En enero de este año, escribí un artículo sobre un tema parecido al que voy a escribir hoy, pero, sobre todo, la genial idea y las imágenes, hacen que valga la pena volver sobre lo escrito.  Ver algo nuevo, fresco, autóctono, en medio de tanta repetición, resulta siempre agradable.

Lincoln, como ciudad capital del Estado de Nebraska, tiene una vida cultural amplia, a la que no hemos accedido del todo, por falta de tiempo o por no dedicar el tiempo libre a ese objetivo. Seguimos prefiriendo las reuniones entre amigos para conversar y compartir. No obstante hemos tenido la posibilidad de pasear un poquito por algunas galerías de pinturas y fotografías con nuestros amigos Joaquín y Jill, pero en realidad ha sido sólo un poquito.

Como en todas las grandes ciudades de la Unión, aquí existen museos, galerías de artes, teatros, cines, y lugares para conciertos de todos los géneros y estilos musicales, lo que le da a la ciudad cierto toque “culturoso”. 

Cuando regreso de mi trabajo, paso todos los días por una esquina donde hay una galería de arte. Nunca he entrado, pero me parece desde afuera un lugar moderno. En ese lugar fue donde descubrí el camión que fotografié y sobre el que escribí la vez anterior.

Desde hace varias semanas apareció otro camión, ahora muy pintado de rojo, lo que lo hace extremadamente llamativo. El tema escogido es el agrícola, o al menos es lo que a mí me parece, sin haber conversado, ni saber nada del autor, a diferencia del primero, pues la chatarra que tenía arriba orientaba la obra más hacia el sector industrial, 

El artista, imagino que debe ser el mismo en los dos camiones, ha escogido ahora pedazos de maquinarias, utensilios y herramientas de trabajo de la agricultura para realizar su obra, me da o quisiera pensar que como homenaje a esta tierra del centro del país, eminentemente agrícola y ganadera.

El trabajo, después que uno lo ve, puede parecer sencillo, claro está. Cualquier soldador con un camión viejo, un poco de hierros y un equipo de soldadura, lo puede hacer. Yo mismo me atrevería a intentarlo. Lo genial está en la idea, en la autenticidad.

No soy amante del color rojo, porque me recuerda al comunismo. Sin embargo, el camión es tan rojo que resulta imposible pasar por ese lugar y no mirar hacia él con amor. Llega uno a acostumbrarse a su presencia. Por cierto, para mi tortura, el color emblemático de Nebraska es el mismo rojo del camión.

No se si esto se repetirá, con otros motivos. En realidad cuando paso por esa esquina vengo tan cansado que no he tenido muchas ganas de bajarme a averiguar más. Pero al menos la posibilidad del camión parqueado afuera, a la intemperie, me permite participar. 

Aquí les pongo las fotos.



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