Podría parecer que la tengo cogida con este tema y a lo mejor así
es, porque soy un poco obstinado. Aunque me parece mejor que, al ser más grande, tengo más tiempo para
pensar en lo que antes no pensaba y que el momento que vivo, no sólo para mí,
sino para muchas otras personas es muy preocupante.
Debe ser que, al ser abuelo y futuro abuelo de otros niños, me
preocupan cosas que no quisiera que mis nietos pasaran. Cosas que por desgracia
no sólo ocurren en las películas de los sábados, sino que nos están acompañando
todos los días y que, a mi modesto parecer, muchas personas no se dan cuenta de
ellas, incluso muchos padres ni tan siquiera conocen, cuando una de sus primeras
responsabilidades debería ser ESTAR ATENTOS, con mayúscula.
Hace ya un tiempo vi una muy buena conferencia de una psicóloga chilena
que le hablaba a un teatro completo lleno de padres. Ella, muy buena
comunicadora, con mucha energía, caminaba, se reía, movía las manos e incluso
algunas que otras malas palabras, todo atípico para un conferencista de ese nivel, En aquel momento ella dijo que su generación, más menos
como la mía, estaba en el medio de dos bandos o campos a los que le tenía miedo. Habíamos,
decía ella, crecido teniéndole miedo a los padres por la fuerza y tradición con
que nos habían criado y ahora, increíblemente, le teníamos miedo a nuestros
hijos, a los que tratábamos e caer siempre bien, prácticamente obedeciendo lo que ellos
nos imponían. Esa idea en aquel entonces me llamó la atención, y aunque creo que no fue exactamente
mi caso, puedo de forma general, estar de acuerdo con ella.
Ahora me encuentro este artículo en Facebook que me arriesgo a
publicar en mi blog, porque es algo que ya está público, que tiene que ver con las
ideas que antes he mencionado.
El escrito es del Dr. Luis
Rojas Marcos, psiquiatra, investigador y profesor español, nacionalizado
estadounidense, el que según Wikipedia ha dedicado su vida profesional, de la
cual ha producido más de 15 libros, a la psiquiatría clínica, la investigación
y docencia en España y los Estados Unidos, lo que me parece una buena autoridad
para conocer, escuchar y confiar.
Las ideas que aquí concluye
no son nuevas obviamente, por lo menos para mí y el grupo selecto de personas
que me rodean con las cuales comparto mi vida, sin embargo, algo está pasando
de forma general, si observamos las estadísticas es fácil de darnos cuenta. Las
ideas que aquí se exponen, no son más nada que lo que antes muchos hacíamos y
otros ahora hacen, pero que muchos otros han dejado de hacer o de momento nunca
han hecho.
La modernidad, la imitación,
el poco tiempo para lo esencial o el mucho tiempo para lo efímero, el mal uso
de la tecnología o la tecnología como sustituto de la educación, la
preocupación, la dedicación y la verdadera causa familiar e incluso como
sustituto de los padres, son factores, que están determinado nuestras vidas y
afectando a las personas, de ellas, como ya debo haber dicho en otro de mis
escritos, los niños y jóvenes resultan los más perjudicados, quizás como nunca se había visto. A veces, sin
darnos cuenta, por miedo o por simple complacencia, estamos atentando o al
menos dejando de formar y atender a los que, supuestamente, más nos interesa.
Les dejo el artículo
completo, creo que sobran los comentarios.
NIÑOS VACÍOS.
Hay una tragedia silenciosa que se está desarrollando hoy por
hoy en nuestros hogares, y concierne a nuestras más preciosas joyas: nuestros
hijos. ¡Nuestros hijos están en un estado emocional devastador! En los últimos
15 años, los investigadores nos han regalado estadísticas cada vez más
alarmantes sobre un aumento agudo y constante de enfermedad mental infantil que
ahora está alcanzando proporciones epidémicas:
Las estadísticas no mienten:
• 1 de cada 5 niños tiene problemas de salud mental
• Se ha notado un aumento del 43% en el TDAH (*)
• Se ha notado un aumento del 37% en la depresión adolescente
• Se ha notado un aumento del 200% en la tasa de suicidios en niños de 10 a 14
años
¿Qué es lo que está pasando y qué estamos haciendo mal?
Los niños de hoy están siendo sobre - estimulados y sobre - regalados
de objetos materiales, pero están privados de los fundamentos de una infancia
sana, tales como:
• Padres emocionalmente disponibles
• Limites claramente definidos
• Responsabilidades
• Nutrición equilibrada y un sueño adecuado
• Movimiento en general pero especialmente al aire libre
• Juego creativo, interacción social, oportunidades de juego no estructurados y
espacios para el aburrimiento
En cambio, estos últimos años se los ha llenado a los niños de:
• Padres distraídos digitalmente
• Padres indulgentes y permisivos que dejan que los niños "gobiernen el mundo"
y sean quienes pongan las reglas
• Un sentido de derecho, de merecerlo todo sin ganárselo o ser responsable de
obtenerlo
• Sueño inadecuado y nutrición desequilibrada
• Un estilo de vida sedentario
• Estimulación sin fin, niñeras tecnológicas, gratificación instantánea y
ausencia de momentos aburridos
¿Qué hacer?
Si queremos que nuestros hijos sean individuos felices y
saludables, tenemos que despertar y volver a lo básico. ¡Todavía es posible!
Muchas familias ven mejoras inmediatas luego de semanas de implementar las
siguientes recomendaciones:
• Establezca límites y recuerde que usted es el capitán del
barco. Sus hijos se sentirán más seguros al saber que usted tiene el control
del timón.
• Ofrezca a los niños un estilo de vida equilibrado lleno de lo que los niños
NECESITAN, no sólo de lo que QUIEREN. No tenga miedo de decir "no" a
sus hijos si lo que quieren no es lo que necesitan.
• Proporcione alimentos nutritivos y limite la comida chatarra.
• Pase por lo menos una hora al día al aire libre haciendo actividades como:
ciclismo, caminata, pesca, observación de aves / insectos
• Disfrute de una cena familiar diaria sin teléfonos inteligentes o tecnología
que los distraiga.
• Jueguen juegos de mesa como familia o si los niños son muy chiquitos para
juegos de mesa, déjese llevar por sus intereses y permita que sean ellos
quienes manden en el juego
• Involucre a sus hijos en alguna tarea o quehacer del hogar de acuerdo a su
edad (doblar la ropa, ordenar los juguetes, colgar la ropa, desembalar los
víveres, poner la mesa, dar de comer al perro etc.)
• Implemente una rutina de sueño consistente para asegurar que su hijo duerma
lo suficiente. Los horarios serán aún más importantes para los niños de edad
escolar.
• Enseñar responsabilidad e independencia. No los proteja en exceso contra toda
frustración o toda equivocación. Equivocarse les ayudará a desarrollar
resiliencia y aprenderán a superar los desafíos de la vida,
• No cargue la mochila de sus hijos, no lleve sus mochilas, no les lleve la
tarea que se olvidaron, no les pele los plátanos ni les pele las naranjas si lo
pueden hacer por sí solos (4-5 años). En vez de darles el pez, enséñeles a
pescar.
• Enséñeles a esperar y a retrasar la gratificación.
• Proporcione oportunidades para el "aburrimiento", ya que el
aburrimiento es el momento en que la creatividad despierta. No se sienta
responsable de mantener siempre a los niños entretenidos.
• No use la tecnología como una cura para el aburrimiento, ni lo ofrezca al
primer segundo de inactividad.
• Evite el uso de la tecnología durante las comidas, en automóviles, restaurantes,
centros comerciales. Utilice estos momentos como oportunidades para socializar
entrenando así a los cerebros a saber funcionar cuando estén en modo:
"aburrimiento"
• Ayúdeles a crear un "frasco del aburrimiento" con ideas de
actividades para cuando están aburridos.
• Esté emocionalmente disponible para conectarse con los niños y enseñarles
auto - regulación y habilidades sociales:
• Apague los teléfonos por la noche cuando los niños tengan que ir a la cama
para evitar la distracción digital.
• Conviértase en un regulador o entrenador emocional de sus hijos. Enséñeles a
reconocer y a gestionar sus propias frustraciones e ira.
• Enséñeles a saludar, a tomar turnos, a compartir sin quedarse sin nada, a
decir gracias y por favor, a reconocer el error y disculparse (no los obligue),
sea modelo de todos esos valores que inculca.
• Conéctese emocionalmente - sonría, abrace, bese, cosquillee, lea, baile,
salte, juegue o gatee con ellos.
* TDAH – Trastornos por Déficit de Atención e Hiperactividad