Soy padre de dos hijos ya grandes, Jennifer y Jonathan, que no compré, ni me gané en una competencia y no nacieron con la edad, el tamaño, los méritos y logros que hoy tienen, entonces me asiste el derecho de pensar y escribir sobre esto, nadie podrá decirme que estoy hablando por “boca de ganso” o como un padre de la iglesia católica.
Entonces,
qué derecho tengo yo como papá, en sentido general, muy buen papá
más allá de errores, a decirles a mis hijos que tienen que pensar como yo o
tienen que pensar de determinada forma sobre todos y cada uno de los aspectos
de la vida. Exacta y absolutamente ninguno.
En el proceso
de “domesticación humana” que describen los profesionales estudiosos de las
personas, dotamos a nuestros hijos de reglas, valores, historias y
experiencias, que luego suponemos, sólo es una suposición, les sirvan para
caminar sus propias vidas, pero de ahí, trasmisión de cultura de todo tipo, a
obligarlos, es muy difícil y diferente.
Con ganas
de obligar y subordinar, en vez de tener hijos, hubiéramos tallado el mármol o
trabajado la cerámica, para crear figuritas con caras y cuerpos. Mármol y
cerámica no dotadas, entre otras cosas, de cerebros.
Lo que más
me asistiría como papá disgustado, cuando descubro que mis hijos piensan y
actúan diferente a mí, es decirles: bueno, como te niegas a pensar como yo,
entonces no vengas a verme, no me llames, no me busques, olvídate que yo
existo, y eso se convierte en una responsabilidad muy fuerte para la historia,
entonces escogemos el camino del desgaste y la lucha. A veces la primera
represión comienza dentro de nuestras mismas casas.
Ejemplo de
esto, puede ser la historia de muchos cubanos dentro del sistema socio político
que por más de seis décadas “disfrutamos”. Nuestros padres, muchos jóvenes
cuando el triunfo del 59, que en su momento pensaron y más, actuaron diferente
a sus padres, o sea, por consanguineidad nuestros abuelos, quisieron que
nosotros sus hijos, pensáramos eternamente como ellos, o peor, no pensáramos y
no actuáramos.
Muchos de
nuestros padres, por un calidoscopio enorme de razones que ahora no vienen al
caso, actuaron con fuerzas contra sus padres, los acallaron, los maniataron, los
convirtieron en cómplices, sobre todo con ideas que hoy soy consciente que no
podían entender, como por ejemplo, la religión es el opio de los pueblos o la
propiedad privada es la causa de todos los males, siendo nuestros abuelos
religiosos, al menos formalmente, y habiendo luchado toda la vida por defender
su pequeña bodega, su taller de mecánica, costura, zapaterías, etc., defensa que
sirvió para mantener bien a sus hijos, o sea, nuestros padres.
Religión y
propiedad que les permitió mejorar dentro de la sociedad que les tocó vivir y,
no contentos con limitar a sus padres, nuestros padres trataron de actuar por
la misma fuerza contra sus hijos, o sea, nosotros, pretendiendo que ambos
bandos, lejanos en el plano humano por el peso de la simple edad, pensaran y
actuaran como ellos habían escogido que se debía pensar y actuar. Todo,
exactamente todo equivocado, cuyos resultados desastrosos, hoy son más que
evidentes, lo que no quiere decir que muchos seamos malos o buenos, sino algo
peor, que muchos no seamos.
A sabiendas
que existen otras, he escogido la palabra derecho a exprofeso, porque ella sola
es tan grande que, a pesar de su origen, que puede estar allá en las perdidas
Mesopotamia y Fenicia, en Egipto y Grecia, más, obviamente, dentro de la gran
civilización romana, mejorado luego y más parecido a lo que tenemos hoy en el
periodo medioeval, todavía hoy es causa y motivo de análisis.
El derecho como herramienta
social dice que existe un derecho objetivo que es el conjunto de
normas jurídicas, (leyes, reglamentos, ect.) de carácter obligatorio, y que son creadas por el Estado para
conservar el orden social. Siempre teniendo en cuenta la validez, es decir, si
se ha llevado a cabo el procedimiento adecuado para su creación,
independientemente de su eficacia y de su ideal de justicia, armonía y
bien común y, paralelamente existe un derecho subjetivo que, entre
otras cosas, es precisamente la facultad que tiene un sujeto para ejecutar un acto
con determinada conducta o abstenerse de ella, o para exigir de otro sujeto el
cumplimiento de su deber.
Bueno, si yo que luché con mis hijos desde que nacieron,
comidas, medicinas, tareas, juegos, horas y horas a garantizarles que pasaran
por lo menos el menor trabajo en medio de un país donde nada existe sin gran
trabajo, si todavía sigo luchando con ellos y no tengo el derecho a obligarlos
a que piensen o actúen como yo o como a mi me gustaría que actuaran en cada
momento o frente a cada hecho, qué derecho tiene un gobierno hoy, sea cual sea,
se llame como se llame, a pretender y más, obligar que todos los integrantes de
un determinado pueblo, a los que el gobierno se supone representa y para los
cuales se supone que trabaja, piense y se manifieste de la única forma que el
gobierno quiere para su conveniencia.
Vivimos momentos llamados modernos, por lo que la
explicación de los esclavos o los siervos de la gleba, por suerte, ya no
funciona. La esclavitud consideraba a los primeros como casi menos que seres
humanos y bajo el contexto feudal, los segundos casi firmaban un contrato
social y jurídico de servidumbre con un determinado terrateniente. Así y todo,
es bueno decir que a pesar de todas las regulaciones y tradiciones que
existieron para mantener bajo dominio total a estas categorías sociales, dentro
de estos sistemas, que duraron siglos, siempre existieron manifestaciones
contrarias, sublevaciones, conspiraciones e incluyo revueltas con categorías de
casi guerras, donde los oprimidos lucharon por liberarse de los opresores.
El socialismo que llega al poder por guerra, por
revoluciones, lo que significa bombas, petardos, heridos, muertos, asaltos,
secuestros, etc., luego de instaurarse en el poder, ve mal que se apele a las
guerras y las revoluciones para manifestar el descontento de los muchos, o sea,
es un padre que le daba golpes a su madre hasta matarla frente a todos, pero
ahora no quiere que sus hijos le dan golpes a su esposa, apelando a la
categoría mamá.
Creo que una de las mejores ideas a la hora de
evaluar al llamado “comunismo” incluyendo a la llamada primera fase del camino
hacia él, el “socialismo” que pueden avalar hasta el más mínimo descontento,
desacuerdo, protesta, revueltas, e incluso revoluciones, dicen la aportó
Margaret Thatcher, sin tantas vueltas y teorías, muy típico en el pensamiento
británico. La reconocida y bien apodada como “Dama de Hierro” afirmó: “El peor
enemigo del socialismo no es el capitalismo. Es la realidad” y esa realidad, aportaría
yo que la viví, mata.
Todas las imágenes que vimos de aquel ciudadano
comunista en aquellos países europeos, incluyendo a los cosmonautas, eran puras
mentiras, por más que tenían algo de comida y ropa. Todas aquellas imágenes e
ideas que circulan por el mundo de los chinitos contentos son pura propaganda,
el mayor porciento de la población china vive casi en el feudalismo aún. Toda
la contentura del pueblo cubano, con sus chistes, congas, dominó, sexo casual o
programado son más que mentiras. Una persona con cáncer de pulmones no puede
ser feliz porque le cuesta trabajo respirar, el simple hecho de respirar en
Cuba duele.
Y entonces ahora, el gobierno que por más de 65
años ha desgraciado la vida de todo un pueblo, con el enorme mérito de habernos
dividido hasta hoy mismo, con el mérito de que a veces parece que no sabemos ni
lo que queremos, ni lo que somos, pide paciencia, calma, más espera, más
esperanza, porque un día, sin número, sin año, sin fecha en el calendario
gregoriano que existe y utilizamos desde 1582, ellos lograran sus planes. Planes
que no existen de forma clara, planes que no se pueden leer, menos comprobar, o
sea, no planes. Pienso que el gobierno debería tallar el mármol o hacer figuritas
de barro, les sería más conveniente llamar a eso pueblo.
Mientras ellos viven a la par de la burguesía
internacional, vean sus casas o mansiones, sus ropas de marcas exclusivas, sus
viajes con destinos al primer mundo, sus fiestas con enormes derroches, sus barrigas
gordas, dicen confiar en que la idea es la distribución equitativa donde todos
tengamos por igual, dicen confiar en el mundo proletario, dicen confiar en la
distribución de derechos, que ni los padres que inventaron este invento
concedieron nunca. ¿Qué derechos puede tener un perro al que se prohíbe ladrar?
Vivimos hace seis décadas criticando, con un gobierno
que públicamente, a veces hasta con gritos y ofensas, ha agredido y tratando de
destruir a los Estados Unidos, tratando de formar, a la mejor forma hitleriana,
en los niños una versión antimperialista yanqui en la misma medida de más de 60
años tratando que ese enemigo nos abra sus mercados, nos mande su tecnología y
sobre todo nos permita poseer sus dólares. Niños antimperialistas cuyos
uniformes escolares, sus meriendas, sus mochilas para escuela, sus medicinas, sus
ropitas para cumpleaños, sus televisores y juguetes vienen desde USA.
Llevamos seis décadas en posición de víctimas, en
la misma medida que hemos sido victimarios, incluso con muchos, muchísimos espías
incluidos. Llevamos más de 60 años escuchando criticar al imperialismo, el
terrorismo y el exterminio norteamericano, en el mismo momento que se apoya a
cualquier otro tipo de imperialismo. Para muestra un botón, decían nuestras
abuelas, Fidel Castro fue de los pocos que felicitó al gobierno comunista chino
por la masacre de la Plaza de Tiananme, Castro siempre consideró a Saddam
Hussein un gran amigo, sin decir nada del casi total exterminio de los pueblos
kurdos y ahora para colmo de males Díaz Canel acaba de visitar Rusia y para que
quede en récord histórico terminó felicitando y deseándole buenos augurios y
triunfos a Putin en su misión imperialista contra Ucrania.
Sin tener nada que mostrar como resultado de tantos
años de dirección de los mismos, hoy un gobierno presidido por el más gris de
todos los grises, apuntalado por detrás por un anciano de más de 90 años y su
grupito de, sobre todo, militares allegados, o sea, comprados o chantajeados,
siguen utilizando la misma medicina, el gobierno es la patria.
Entonces la mejor respuesta que puede reflejar lo
que nos ha pasado e increíblemente aún está pasando a muchos, puede ser la idea
que dio Armando Ribas, cubano de nacimiento, profesor, investigador, filósofo, abogado,
economista, escritor de varios libros en varios países de este mundo: “Educar
con Marxismo es como amamantar con alcohol. El borracho no puede ver su realidad”
¿Qué derechos tiene el gobierno cubano?