martes, 24 de septiembre de 2024

587.- ¿Alguien puede pensar que, por las buenas y civilizadas, se van a ir?

¿Cómo sacar del poder a un dictador?

La respuesta a mi nivel da igual para Cuba, para Venezuela, como para Burundi. Al final un dictador es igual, esté donde esté.

Pregunta sencilla extremadamente difícil de responder teniendo en cuenta la modernidad a la que hemos llegado y vivimos. Hoy todos somos más delicados y susceptibles, envueltos en demócratas. Hoy nos encajamos una espina y pedimos ver a un cirujano y cualquier causa, sin verdadera causa, nos viene bien, para recordar que debemos comer vegetales.

Antes, bueno, según cuenta la historia, antes todo era más fácil. Conspiraciones, venenos, puñales, sogas, etc., todo lo que hoy sería imposible, aunque unos lo merecieran mucho y otros lo desearan mucho. El término “políticamente correcto”, a veces, también ayuda a los malos.

La idea de que un represor, complicado con la historia, acusado de muchos delitos, incluso de lesa humanidad o parecidos, que sabe que lo andan buscando, se retire pacíficamente a disfrutar de la vida en otro lugar, cada día es menos probable, porque los pueblos se niegan, con razón, a olvidar así de fácil.

Imaginemos a Hitler, después de haber dirigido el exterminio humano más grande que recoge la historia moderna, retirando en su casa Berghof en los Alpes Bávaros, acompañado de su bella Eva Braun, escribiendo tranquilamente sobre cómo casi logra desaparecer a los judíos y más, dejando para sus nietos historias de que él nunca quiso ser tan malo, que no supo cómo se le fue la mano.

Los represores mientras puedan se atrincheran y si para sobrevivir tienen que acabar con todo y todos, lo hacen. Se nuclean, como siempre, de cuatro o cuatro mil desvergonzados que están comprometidos y comprados, casi siempre utilizan a las fuerzas de la fuerza, o sea, policías y sobre todo militares de los ejércitos, generalmente de altos grados que disfrutan de privilegios y para ocultar el miedo comienzan a guapear, a pronosticar más represiones, a anunciar destrucción, etc. Recuerdo que Fidel Castro pasó años de su larga vida gritando a los gobiernos norteamericanos que fueran a atacarlo militarmente, a sabiendas que eso nunca ocurriría. Las negociaciones estuvieron por atrás todo el tiempo.

Culpan a un enemigo invisible, que va a atacar en cualquier momento para quitar lo que no se tiene, pero que la imagen y repetición, hace disfrutar como si se tuviera. Se hacen las víctimas, que casi no duermen porque trabajan constantemente para el beneficio de los otros y no falta siempre esa palabra mágica usada a pura conveniencia constantemente para llegar y hacerse del poder eternamente, pueblo.

Pueblo como un aderezo que se utiliza de forma universal para preparar cualquier plato o como un complemento dietético que se recomienda a tomar cualquier día a cualquier hora, que sirve lo mismo para bajar o subir de peso, tener mejor sexo o dormir bien.

Recuerdo a Fidel Castro, el mago, cuando se creó aquella demagógica idea de que él era un “esclavo del pueblo cubano”. Apretó. Un supuesto esclavo que vivía como la alta aristocracia o la gran burguesía mundial sin padecer. Un supuesto esclavo que tenía a un país entero para sus inventos y experimentos, a un pueblo que utilizaba como ganado para su conveniencia. Un supuesto esclavo que comía langostas y tomaba vinos de 600 dólares la botella, más devoraba, dicen, una gran cantidad de bolas de helado, que miraba la hora en un Rolex, que se creó un imperio intocable e incuestionable, para él y los suyos, frente a aquel mismo pueblo mencionado que hoy le falta poco para comerse a sí mismo. Camino que él dejó trillado.

Los dictadores, sobre todo, de izquierda, son muy hábiles para crearnos una imagen en nuestras cabezas y, sobre todo, lograr que esas imágenes sean replicadas incluso cuando no son reales. Ese es el éxito. Se presentan como casi mesías, día a día van tomando posesión, cada acto, cada palabra o discurso, cada sonrisa, cada estrechón de mano, cada fotografía, incluso cada enfermedad, tiene un solo y mismo objetivo, hacerse del poder absoluto, lo que se convierte en una dulce violación donde el violado no sólo no se da cuenta de lo que está sufriendo, sino que llega a cogerle el gusto e incluso justificarlo.

Los dictadores, que aunque es más fácil asociarlos a un uniforme militar y no es siempre así, porque en realidad es una condición e interés humano de cualquiera que pretende eternizarse en el poder por ambición, ego, prepotencia e incluso miedo, son expertos en desarrollar el tristemente celebre reconocido Síndrome de Estocolmo, fenómeno psicológico en el que los rehenes, cautivos, perjudicados de alguna forma, física o psicológica, desarrollan un vínculo afectivo con aquellos que los están sometiendo, estrategias de los primeros para lograr sus objetivos con menos esfuerzos.

Fidel llegó a promocionarse o permitir que se le promocionara como el papá de todos los niños cubanos. Idea más tierna no existe.

El problema para estos dictadores modernos es que el tiempo pasa, sus políticas y discursos envejecen y tal como popularizara el economista Milton Friedman, “no existe almuerzo gratis”. Todas esas promesas de gratitud, todos esos beneficios asegurados a futuro a cambio de nada, todas esas frases grandilocuentes del mejor país del mundo, donde la riqueza sin mucho sacrificar va a arropar a todos, se convierten en mentiras sobre más mentiras, mezcladas con el aumento de represiones de todos tipos para someter o al menos aguantar a los que se van desilusionando y pierden el miedo a manifestarlo y entonces los supuestos beneficiados son obligados a financiar todo sin recursos, lo que termina en la generalización de la pobreza. Ver a Cuba y Venezuela hoy.

El futuro pierde contacto con la realidad, porque los más aventajados sólo vivimos unas pocas décadas, deja de tener tiempo exacto y lo que se impone es el diario sacrificio y la resistencia, tal como si se viviera en una guerra eterna. Estrategias de futuro concebidas, quizás, para la almeja de Islandia o el tiburón de Groenlandia capaces de vivir alrededor de 500 años. Ni el mismísimo Don Quijote de la Mancha luchó tanto contra enemigos imaginarios convertidos en molinos de vientos.

Veo a Venezuela y no puedo dejar de pensar en Cuba, la misma historia, el mismo guion, incluso las mismas palabras y discursos. Cuba, un gobierno, que lleva más de 60 años en el poder, Venezuela, más de 20 años, que pretenden a cualquier costo quedarse. Gobiernos que, poco a poco, sonrisa a sonrisa, cancioncitas tras cancioncitas, han ido robándose todo un país, que es algo más que la tan mencionada democracia.

Ya ni siquiera son mentiras, porque cuando uno miente, trata de disfrazarla y pasar la idea por verdad. Se asegura que existe, lo que no existe. Se logra bajo mecanismos diversos que muchos crean sin ver y traten de obligar a otros a que vean lo que ni tan siquiera se puede explicar. No les importa, están conscientes de que nada de lo que dicen es aceptado. Ya no piensan en la coherencia, en lo que dijeron ayer, en lo que prometieron y no cumplieron. Ya no les interesan la imagen que de ellos tiene la humanidad. Lo único que les interesa es permanecer en el poder, por enfermedad, por quizás borrachera, y por, aunque parezca lo contrario, miedo. Estos dictadores modernos son tan corruptos y abusadores, tan arrasadores de todo y todos lo que los rodean, que no haría falta ni juicios para probar su culpa. Ellos lo saben.

Ellos nunca están solos. Internamente corrompen, compran, reparten prebendas para comprometer, se aíslan detrás de esos muros y reprimen a todo y todos aquellos que no cedan. Exteriormente se buscan aliados fuertes, a los que venden parte del país. Fidel Castro, la URSS y todo aquel invento de Campo Socialista. Nicolás Maduro ahora Rusia, China. ¿Algunos de estos aliados están verdaderamente interesados en los enfermos estocolmenses? No, para nada. Los aliados sólo están intentando en quedarse, a su interés, con una parte del pastel que se reparte.

Entonces si estamos esperando que, por las buenas, por las civilizadas, por la razón y la vergüenza, estos dictadores modernos dejen el poder estamos embarcados.

A ellos no les importan las constituciones, las cambian cada vez que lo necesitan para garantizar sus intereses de, sobre todo, permanencia. No les interesan las elecciones, porque, primero todas son mentiras, son preparadas y segundo, llegado el momento se les meten en el bolsillo. No les interesa el famoso pueblo, sólo lo utilizan como título de sus escritos y discursos.

A esos dictadores hay que sacarlos por la fuerza, ¿Cómo? Soy sincero, no lo puedo definir exactamente, pero si estoy convencido de que por la razón no es.

La fuerza, entre otras cosas, podría ser la paralización total de un país entero, cosa que es difícil de lograr, la presencia de militares internos descontentos capaces de alzar a un país y movilizar el apoyo del pueblo, quizás algún apoyo militar desde el exterior por fuerzas autorizadas o un dron militar. De una forma u otra, la fuerza, frente a la cual los dictadores sientan miedo por sus vidas. De lo contrario no se logrará nada.

A estas alturas del juego, las sanciones internacionales, los discursos, el no reconocimiento de algunos gobiernos, las denuncias, el llanto de una parte del pueblo, incluso los detenidos, heridos y muertos, etc., no funcionan. Los dictadores juegan con esto, porque saben, de ante mano, que va a pasar. Se crean sus alianzas secretas y juegan con el tiempo, aspirando sobre todo al cansancio, a la desesperanza, a la salida o renuncia de los descontentos u opositores, para ellos cada minuto es importante.

En el caso de Cuba, Fidel Castro alardeó siempre de que había que quitarlo a través de una lucha armada y lo cumplió. Murió tranquilo al menos de cuerpo. En Venezuela, por las buenas no va a ser, Maduro declaró públicamente: “seré presidente a las buenas o a las malas” y lo está cumpliendo.

¿Alguien puede pensar que, por las buenas y civilizadas, se van a ir?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

jueves, 19 de septiembre de 2024

586.- ¿Por qué no contamos esto?

Claro, algunos dirán que todo esto es parte de la propaganda, de la publicidad, de cosas que se hacen para ganar públicos. Algunos dirán que el tipo monstruo sólo estaba interesado en hacerse el bueno y que esto es un hecho aislado, con el cual no se resuelve nada a gran escala.

Otros, los más conocedores y mejores argumentadores dirán que, tal como refleja el cineasta Luis Buñuel en una de sus películas, todo un clásico del cine, “Viridiana”, 1961, donde en la escena final el coprotagonista, libera a un perro que estaba amarrado a una carreta, para, seguidamente, ver pasar otra carreta en dirección contraria con otro perro igualmente atado a su eje, no se resuelve nada porque es sólo un hecho aislado.

Todos, los que piensan que esto es bueno, saludable y los que piensan que es parte de un circo, pueden tener razón, al final de la historia, la perspectiva de cada posición se convierte en su realidad.

Pero entonces pienso que si cada uno de nosotros, hiciéramos esto, o sea, resolver algo de forma aislada, o sea, patrocinamos a alguien verdaderamente, recogemos un perro o gato callejero, ayudamos a otra persona, a veces sólo escuchándola, nos comprometemos, ayudamos a alguien a cruzar la calle o cargarle los bultos, etc., de seguro habría menos problemas. No importa si fuera para la propaganda, lo importante es hacer.

Vuelvo a aclarar, como en otras ocasiones, que Trump no es mi familia, tampoco mi patrón como dicen los mexicanos. No lo conozco y si estoy vinculado a él, es por el esfuerzo que hago todos los días, por, al menos, filtrar la información que de él me llega, tratando de entenderlo, sobre todo en su verdad, más allá de la imagen del más malo de todos los malos que se quiere imponer.

He escuchado decir a personas que lo conocen, que en el plano personal es un tipo sensible y amable, imagen que se contrapone totalmente a la vida salvaje de la cual se le acusa.

No hablaré aquí de las imágenes que se han creado, digo imágenes porque van más allá de la realidad, pero me levanto e imagino a Trump vestido de brujo haciendo una pócima venenosa donde va a cocinar a bebitos recién nacidos. Esa es la imagen que, muchos medios y periodistas, políticos, influencer, de verdad y los llamados, conocedores y, sobre todo, desconocedores, han querido dar. Imagen repetida y repetida que puede ser perfectamente la causa de los intentos de atentado, porque Trump se ha convertido en un mal con el que hay que acabar. Trump, según se dice, va a destruir a los Estados Unidos. Trump es un repartidor de pócimas venenosas.

Estoy tratando de encontrar el justo medio, donde se pueda distinguir por un lado el error y por otro el éxito.

Trump ha logrado con sus errores probablemente, pero el que no ha cometido errores que lance la primera piedra, más la interpretación y sublimación de ellos, que una persona desconocida como Kamala Harris, pregúntate: la conocías tanto y tan bien hasta hace tres meses, sea utilizada por las fuerzas del poder oculto, que no son las caras que se ven por la TV, para enfrentarlo demeritándolo, ya no como buen político, que a lo mejor no lo es, sino como ser humano.

Conozco de un hecho que de momento desmiente la imagen de Trump como el más malo, del cual prácticamente no se habla y creo que se debería hablar. ¿Hecho aislado? No lo sé, a lo mejor, pero ya saben lo que pienso de los hechos aislados. Funcionan.

Robin Williams, el inigualable actor, exigía que en cada una de sus películas se contratara a diez homeless para ayudarlos o no actuaba. Robert de Niro el segundo más grande de todos los grandes, exigió que se contratara en la película que hacía en aquellos momentos a una casi desconocida Meryl Streep y su novio con cáncer y pago de su bolsillo todo el tratamiento médico de John Cazale. Jon Bon Jovi, el más que famoso cantante, tiene una red de restaurantes que dan de comer, todos los días, a decenas de personas que no tiene cómo pagarse una comida digna, lugares donde incluso él sirve la comida a parte de su comunidad, lo que resulta por lo menos admirable.

¿Eran o son todos millonarios? Si, multi, pero en vez de hacer esto, podrían estar con ese dinero disfrutando de unas vacaciones en la Luna o fotografiándose junto a los restos del Titanic. Veo todos los días a personas, incluso niños, que entran a una cafetería y salen con una comida para un homeless que está afuera. Preguntémonos, cuándo lo hemos hecho. Es cierto, sólo es un homeless el que come en esa ocasión, pero lo cierto es que por lo menos esa persona come.

El cuento o historia, que, debo reconocer que hasta hace pocos días no conocía, pero buscando y buscando, diciéndome, algo bueno, aunque sea muy mínimo, debe tener este tipo, he encontrado, es el siguiente:

Acabo de ver en detalles un hecho que puede conmover incluso a los más fuertes adversarios del monstruo, que creo puede ayudar a desmontar, sino del todo, un poquito lo del brujo comedor de niños y el veneno.

Trump se encontraba en un acto de campaña en Janesville, Wisconsin, el día 29 de marzo de 2016, metiendo su “muela” de siempre. Miraba interesado a una mujer, como si la recordara, pero no dijo nada al respecto y de pronto, no preparado, esa joven mujer del publico pidió la palabra.

Resulta que la aún joven, Melissa Young, había ganado la categoría de Miss Wisconsin años antes, 2005, y en ese momento del acto de campaña padecía de una enfermedad incurable que interviene en el control de todo su cuerpo, que literalmente la estaba matando.

Ella emocionada, aprovechó el momento para agradecer públicamente. ¿Qué? Bueno, Trump interesado por años en las competencias de belleza, un día preguntó por ella y le respondieron que estaba enferma y pasaba más tiempo en hospitales que en su casa. Se interesó y actuó.

Ella declaró que él la había salvado de muchas maneras, porque estando al borde de la muerte, un día, ella recibió una carta de puño y letra de Trump, o sea, no se la escribieron, no la imprimió de la base de datos de cientos de cartas que debe tener guardadas. Se la escribió a ella personal y directamente, sin publicidad, donde, al parecer, él le hablaba de la vida y la necesidad de luchar.

La mujer declaró todo esto con llanto, frente a un, sino emocionado, al menos impresionado Trump, que aquella carta le había salvado la vida hasta ese momento de diferentes formas, que esa carta la hizo levantarse de la cama y comenzar a luchar.

Ella declaró que gracias a Trump y su organización, sin publicidad, ella recibió el dinero para cubrir todo su tratamiento, que al parecer no lo tenía todo y más, que su hijo, un niño de siete años, méxico-norteamericano, en aquel momento, había recibido, de la misma organización, el respaldo para ir a la universidad, como especie de una beca que debía cubrir todos sus gastos en el futuro.

Trump real y visiblemente emocionado, quizás como pocas veces se le ha visto, quizás como humano no tan brujo, pidió permiso a los reunidos, dejó el podio, sonrió, prometió que se encargaría del hijo y bajó a besarla y abrazarla de forma humana, maniobra quizás que le permitía quitarse de arriba la presión de ser observado.

La mujer, emocionadísima, capaz de sacar las lágrimas a muchas personas en la actividad, dijo que ahora ella escribía cartas a su hijo para cuando ella estuviera en el Cielo, él supiera la verdad y supiera el compromiso que tiene y lo que Trump, sin publicidad y sobre todo, sin tener por qué hacerlo, había hecho por ellos.

Es cierto, es sólo un ejemplo, es sólo un caso aislado, dirán muchos, pero funcionó. Ella está viva aún, gracias a la ciencia, pero también gracias a aquella carta que la hizo levantarse, no rendirse y luchar, y su hijo, por si ella no está un día, tiene un futuro garantizado al menos para comenzar.

Al menos en esta ocasión, paradójicamente, un niño méxico-norteamericano, se salvó de ser comido por el brujo comedor de niños.

¿Por qué esa imagen no se repite? Bueno, es entendible, es más fácil satanizar incluso por diversión.

Para los incrédulos, aquí pueden encontrar algunos videos, o sea, por aquello de "vista hace fe" o como traducción moderna de las palabras que dicen dijo Tomas, "ver para creer".

https://www.youtube.com/watch?v=Zjdl65u7HXY 

https://www.youtube.com/watch?v=fVVDRKbdqqg


lunes, 16 de septiembre de 2024

585.- ¿Cuántas vidas realmente puede tener un gato?

¿Por qué lo quieren matar?

Puede ser por hijo de puta, eso estaría bien, sólo que por esa vía nos quedaríamos casi sin personas en este mundo. Si se tratara de eliminar a los que consideramos hijos de puta, antes de Trump, sin dudas, habría que desaparecer a muchos políticos, economistas, empresarios, religiosos, alguno que otro delincuente común y a algunos de nuestros queridos, incluso a alguno de nosotros mismos.

Esta es la segunda vez que a Trump lo intentan matar, pues en las dos ocasiones no han sido con una simple cascarita de plátano como para asustarlo. Esta vez fue al parecer una persona sola, con un AK 47, especial fusil de combate, a tal punto que el hijo del expresidente candidato ha declarado: ¿Cuántas vidas más le quedan a mi padre? Haciendo referencia, creo yo, a la tradición antigua de las siete vidas de los gatos.

El nuevo intento de atentado ocurrió a la 1:30 pm del 15 de septiembre, en su club de la Florida, cerca del hoyo número 5, mientras el expresidente, actual candidato republicano para las elecciones presidenciales del próximo noviembre, jugaba golf con un grupo de amigos.

El Servicio Especial, por suerte, detectó el cañón de un arma a menos de 500 metros del grupo de personas, apuntando hacia el lugar donde Trump debería caminar en su juego y abrió fuego, sin preguntar mucho.

El supuesto tirador, digo supuesto porque aún no se ha probado, ya conocemos las leyes en este país, un hombre de aproximadamente 60 años salió corriendo, abordó un Nissan de color negro y se dio a la fuga. Todo quedó documentado por un testigo que logró fotografiar al auto, la placa de este y al chofer, el que fue apresado algunos minutos después gracias a un rápido operativo policial. El supuesto tirador, que por suerte no llegó a tirar, luego de apresado fue presentado al testigo, el que ratificó, al menos, la posibilidad de que fuera él. Deben quedar pocas dudas, aunque ahora los investigadores tienen que justificar el dinero que ganan.

Guarden las preguntas que se me ocurren: ¿Cómo esta persona sabía que Trump jugaría golf exactamente este día, porque el expresidente no es un jugador profesional que entrena todos los días en el mismo lugar a la misma hora?, ¿Cómo tuvo tiempo para escoger el lugar exacto en que se apostaría esperando a su presa, plan que es imposible, creo yo, de realizar sin caminar, observar, probar el terreno?, ¿Filtración de información, un colaborador enemigo dentro de las huestes de Trump?

Las primeras declaraciones aseguran que sobre todo la acción del Servicio Secreto y la policía fue fabuloso, aunque hay ya quienes estén tratando de evaluarlo de pobre trabajo.

Según un experto en el Servicio Secreto encargado de hablar, existen tres tipos de este tipo de servicios. Uno, el que se le ofrece al presidente del país en activo, otro, el que se le ofrece a un expresidente y el tercero, el que se le ofrece a un candidato a presidente. Estos tres niveles se diferencian entre ellos, entre otras cosas, en la cantidad de personas que lo integran. En el caso de Trump, hoy, parece tener asignado el servicio a un candidato presidencial. Si Trump necesita o quiere un mayor y más complejo sistema de seguridad, tiene que pagarlo de forma privada.

Controlar un espacio cerrado, puertas de acceso, ventanas, techos, en residencias, teatros, etc., es obviamente más fácil, declara el Servicio Secreto, hacer esto mismo en espacios abiertos, con muchas variabilidades e irregularidades en el territorio, lo complica todo.

Frente a este intento, ya dije no faltan quienes ya dicen que el Servicio Secreto fue poco, creo que antes era más fácil, pues el atacante tenía que venir con un machete, un hacha, una daga, una cabilla, un palo o una soga, por lo que el casi cuerpo a cuerpo era más necesario. Hoy con un arma de combate como el AK 47 y una mira telescópica, el tirador puede estar apostado a más de 1 000 metros y lograr un tiro efectivo. Para controlar todo ese posible escenario, cualquier servicio de custodia necesitaría, pienso yo, miles y miles de efectivos. Estaríamos constantemente frente a la presencia de un ejército para mantener viva a una persona, porque sencillamente de un metro a otro, todo puede cambiar o porque el posible asesino puede estar perfectamente a decenas y decenas de metros de su potencial víctima.

Dicen los que saben o los que han creado o ayudado a crear la leyenda que, por ejemplo, un tipo como Fidel Castro tenía 10 círculos de custodia a su alrededor, o sea, el último que lo cuidaba podía estar a muchos kilómetros de él. Imagino que al presidente chino le sea fácil movilizar a 200, 300 000 chinos que, mezclados con los otros chinos, lo protejan, pero eso parece que aquí es imposible o al menos inviable, entre otras cosas por el costo. Fidel y el presidente chino de turno pagaban 3 dólares al mes a sus custodios.

Si miramos hacia atrás, es fácil deducir que los ataques con armas de fuego son muchos, quizás no aparentemente tanto si lo llevamos a las estadísticas, pero sí son suficientemente importantes e impactantes para como tenerlos en cuenta, ataques a escuelas, supermercados, teatros incluso a iglesias, con decenas de víctimas, y preguntarse qué está pasando.

Puede parecer una exageración, claro está, pero de ser un país seguro en líneas generales, a pesar o gracias a la tradición de usar armas que tiene el pueblo norteamericano, nos podemos estar acercando, por ejemplo, a Haití, algunos países latinoamericanos y a gran parte de África, lugares donde históricamente la vida no vale mucho y los atentados, golpes de estados, asesinatos, todo esto incluso al más alto nivel, etc., forman parte de la historia cotidiana. Etapas y lugares donde se daban golpes de estados mensualmente, a veces dos por mes, momentos donde se han llegado a asesinar a los mismísimos presidentes.

¿Lobo solitario o conspiración organizada para asesinar?, ¿Hecho nuevo y aislado o continuación del intento anterior? No se sabe aún, se ha desplegado una gran investigación.

El nombre del tipo, aunque se tiene, ahora no es importante, hubiera sido importante quizás antes de hoy, pero por la información que se maneja, para mí, es otro loco extremista político, en busca de protagonismo, que hoy todos sabemos que estaba metido de cabeza en el conflicto Ucrania y que había hecho varias críticas a Trump a través de las redes sociales, pues además del AK 47 y dos bolsas o mochilas que se encontraron, había una cámara de filmación profesional apuntando hacia donde debería ir el disparo, lo que hace suponer que el individuo estaba interesado en grabar todo el hecho, que finalmente no llegó a ocurrir. Llama la atención, quizás por casualidad histórica, que el tipo está inscrito como demócrata.

Lo cierto es que es el segundo atentado o intento de magnicidio, sobre una misma persona en menos de tres meses. Trump, sin dudas, es hoy la persona más famosa y conocida del planeta Tierra. Es más famoso que cualquier otro presidente de cualquier otro país, más famoso que cualquier otro científico, más famoso que cualquier otro líder religioso, incluyendo al Papa de la mayor religión que existe en el mundo, más famoso que Biden y Kamala, más famoso incluso que la super estrella de la música Taylor Swift y eso lo pone en ventaja y desventaja a la misma vez.

Una parte lo ama a morir, otra parte lo odia hasta desearle la muerte. Una parte, frisando en el fanatismo, lo nombra su único y gran líder, único capaz de cambiar y resolver todo en este país y lo defienden sin aceptar la más mínima crítica, casi han convertido a Trump en “America”, sin entender que si es cierto que puede resolver, “America” es algo más grande, otra parte lo ha endemoniado, llamándolo violador, delincuente, devorador de niños, mentiroso, violento, vengativo, engañador de mujeres, prepotente, racista y todo lo demás que se le pueda decir para compararlo únicamente con el nombrado como Diablo, por momentos me parece que lo tratan de pintar peor que la definición que tenemos de uno de los ángeles de Yahvé, que según la Biblia, se hizo muy malvado.

La política hoy se ha polarizado tanto, que ha dejado de ser política para sólo concentrarse en problemas personales. El asunto más visible es tratar de demeritar al oponente a partir de su pasado o errores, incluso en el plano personal o familiar. Se desprestigia a mansalva y se lanzan mensajes para que estos crezcan hasta lo absurdo. Y en este caso Trump tiene las de perder y lleva la desventaja.

Los que lo conocen, los que viven aquí y no lo quieren, los que viven en lugares tan lejanos que cuesta trabajo encontrarlos en un mapa, lo critican. Todos, incluso los tan malos como él, tienen una opinión para denigrarlo y eso va haciendo mella en la opinión pública, esa es la gota de agua que de forma continua termina destruyendo una roca.

Trump se ha convertido en una diversión para aquellos que disfrutan con hablar mal y evaluar. Trump es el foco para arrojar todas las ideas negativas. Muchos lo acusan de poco democrático y violento y a continuación se montan, con miles de justificaciones reales y a veces hasta absurdas, en el carro de la violencia y la antidemocracia.

Eso en manos de divertidos no llega a mucho, es sólo divertimento, pero en manos de locos, se convierte en un foco de guerra y se pasa del debate sobre ideas y a la posible disolución de ellas, a la acción física en contra. Una cosa es votar en contra de alguien, lograr que no gane una determinada competencia, como la de la presidencia de un país y otra es intentar matarlo.

Estamos en la antesala de la competencia, a partir de ahora es que se calientan las cosas de verdad, los finales suelen ser muy dinámicos, ojalá no agresivos.

Trump inmediatamente pasado el susto, creo, envió un mensaje a Estados Unidos, diciendo que no se rinde, que está bien y seguirá en la lucha, o sea, en otras palabras, dejó claro que tendrían que matarlo. Creo que, a como están las cosas, a partir de ahora, deberá trasladarse en un tanque de guerra blindado y usar un uniforme militar, con casco y visor, a pruebas de bala. Tendrá que anunciar que va a un lugar y aparecer en otro, tendrá que buscarse varios dobles o triples, quizás tendrá que contratar a muchas más personas para que lo cuiden, a lo mejor a algunos inmigrantes, porque evidentemente hay muchas personas que pueden no querer a Kamala Harris como presidenta, pero puede haber otras muchas personas que a Trump lo pueden querer matar.

¿Cuántas vidas realmente puede tener un gato?