Como ya dije, no es mi intención hacer más leña del ya árbol
recaído, sin embargo, hay varias cosas que me llamaron la atención, más allá de
la visible y evidente destrucción de calles, edificios, etc.
1.- Mucha de las personas con las que hablé, tuvieron la
intención de demostrarme que la cosa está mejor y que hay de todo, refiriéndose
a la comida que se vende en los agro mercados y la apertura de algunos
restaurantes privados y algunas tiendas de ropa semi clandestinas, además de un
cada día más sólido mercado negro, donde se puede conseguir casi todo lo que
uno necesita. Y esto me resultó increíble porque muchas de estas personas no
tienen acceso a dichas tiendas, ni a los productos caros que se venden en los
mercados y mucho menos a sentarse en uno de esos restaurantes a comerse un
plato de comida.
El cubano no se rinde, la idea de que se está mejor y que
hay de todo, sigue siendo una ficción a mostrar al visitante, algo así, tal como
se ofrece una taza de café. La misma ficción que hizo sembrar en los parterres
y jardines boniatos y papas o criar aquellos pollitos, popularmente
llamados Pérez Quintosa, que un día el gobierno entregó por núcleos familiares, para comer.
Hay de todo, sencillamente porque no se tiene conciencia de lo que todo
significa.
2.- Todas las personas con las que hablé, sabían más de
Estados Unidos que yo. Otra linda intención de demostrar que se está al tanto
de todo. Algo así como, no tenemos mucho para tener, no tenemos hoy ni la brocha pegada al techo de donde aguantarnos, pero estamos informados.
3.- Descubrí a muchas personas, como me enseñó mi doctora
Mayi, muchos de mis lectores conocen a mi pediatra, con el “síndrome de encefalograma plano”, o sea, más menos algo así como
personas que ya su cerebro murió y que están vivas porque su corazón aún late y
sus pulmones toman aire. Muchas personas están destruidas, no físicamente,
aunque también las hay, sino destruidas del cerebro, sin esperanzas, sin
objetivos, sin saber qué hacer mañana. Personas que se alegraban de verme y me
decían, “tu si estás bien”, sin saber exactamente cómo funciona mi organismo,
apelando solamente a mi lugar de residencia. Venía del YUMA, pues entonces
tenía que estar bien.
Lo del encefalograma plano, no es nuevo. Es un padecimiento
que se ha venido instalando en Cuba desde hace mucho, pero, para mí, que
llevaba años sin estar allí, ahora es más que evidente. Muchas personas, ya no
están, se conforman, se lamentan, esperan a que algo pase, pero no saben qué es
ese algo, de dónde puede venir, hasta dónde puede llegar, etc. Sólo piensan en
que pase algo.
Me llamó tanto la atención esto, que quedé con Mayi, que,
para mi próximo viaje, trataría de buscar un aparatico, que seguro aquí donde
vivo existe, para antes de ponerme a conversar con algunas personas, hacer la
prueba del encefalograma, si la tendencia es a mostrarse plano, pues tampoco
intentaría invertir mucho tiempo en temas profundos para no hacer más daño.
Martica |
Los de allí, frente a mis insistentes preguntas, me dijeron que
eran orientales que viven en los edificios que construyeron y que en busca de
mejoría se han ido mudando a La Habana, de donde Víbora Park no escapa ni por
asomo. Es cierto, tienen el derecho a venir a mejorar, sobre todo si mejorar se
le llama a pasear por las calles con pantalones medio caídos, gorras viradas,
musiquita de difícil comprensión y no hacer mucho durante el día y la noche. De
seguro han mejorado.
5.- El consumo de alcohol se ha desbordado para mi gusto. En
sentido general, los cubanos somos tomadores de bebidas alcohólicas. El ron,
la cerveza y todo lo que nos hemos ido inventando durante todos estos últimos
años que se pueda tomar, se ha tomado.
Nos gustan las fiestas, las reuniones de amigos, el sexo,
los deportes, las discusiones. etc., y para todo eso siempre un poquito de
alcohol es bueno, según recomiendan los psicólogos cubanos también bebedores.
Sin embargo, lo que me llamó la atención es la cantidad de personas, incluyendo
a muchos de mis amigos de la infancia que suben y bajan con botellas plásticas,
reconocidas en Cuba como pepinos, llenas de ron de calidad dudosa, dando
tumbos en cada uno de sus pasos. Sigue siendo cara la cerveza y el buen ron
para el pueblo cubano que vive o inventa un salario para pasar el mes, entonces
se consume cualquier ron o alcohol, no para festejar, no para compartir, sino sencillamente
para olvidar.
El cuadro es complicado y hablo sólo de Víbora Park. Muchas
personas sin trabajar el día entero, sentadas en las esquinas o caminando por
caminar de aquí para allá a ver qué pasa o qué se pega, gente sin futuro, sin
ideas claras de lo que pueda pasarles mañana, sin planes u objetivos,
consumiendo alcohol todos los días, muy propensos a contraer el ya comentado
síndrome del encefalograma plano. El alcohol es bueno, puede conservar el cuerpo, pero lamentablemente comienza por acabar con el cerebro. No quiero decir que sea algo planificado, eso de acabar con el cerebro, pero a pesar de las dificultades, un país que importa pescados y sal, más casi todo lo demás, pues ha mantenido una oferta estabilísima de algo a lo que se le llama ron.
Jonathan |
Sin embargo, hoy muchas personas, mayormente los jóvenes se
quejan de lo cara de la vida, de la imposibilidad de tener un buen trabajo, de
lo que hay que luchar para poder comer algo en el día o vestir algo a la moda, pero muchos, con saldo o
sin saldo, tienen en las manos un celular. A tal punto creo que está el asunto
que los que no lo tienen se deben sentir aún más mal de lo que ya se
pueden sentir. Muchas personas se sienten necesitados a justificarse por no
tenerlo.
7.- Después de todo esto que pudiera malinterpretarse y mal leerse como malo, algo
muy bueno me llamó la atención y fue el nivel de información que tiene allí
muchas personas. Lo que no es nuevo, pues podemos ser famosos los cubanos por
agenciárnosla para siempre estar en la última.
Estuve rodeado de muchos jóvenes durante todos los días que
allí viví, eso me gusta y debo reconocer que tengo sangre para ellos y puedo decir
que me impresionó el nivel de información y conocimientos que ellos tenían. Vi
muchas veces a mi sobrino Ian, mantener una conversación de “tu para tu” con mi
hijo Jonathan, sobre temas de tecnología, computadoras, programas, etc. y para
nada sentí que mi hijo lo aventajaba. Vi a mi sobrino Fabio estar al tanto de
las tendencias internacionales de la fotografía artística y poseer una muy
buena cámara fotográfica con la que se ayuda a hacer muy buenas fotos. Otros
amigos tan al tanto de la música, que estaban más informado que yo, que me
dedico aquí a saber de música.
Muchas personas, muchas, suscritas sistemáticamente con una
frecuencia semanal a algo que allí llaman “el paquete”, otro secreto a voces,
donde están viendo sólo con una semana de retraso la enorme programación de la
televisión norteamericana, novelas, películas, noticieros, documentales,
series, etc.
Es verdad, Cuba tiene muchos problemas, mucha gente en el
invento sin trabajar, mucho alcohol en las calles, mucho síndrome de
encefalograma plano, un gobierno que es lamentable, pero también hay muchos,
pero muchos cubanos que están adelante, en la última, luchando, con ese
sentimiento que no sé de dónde sale en la historia de querer y poder.
Los jóvenes, y los no tan jóvenes, no digo que todos, pero
una buena parte, por lo menos con los que hablé tienen sólo una idea clara, y
es la misma que tuve yo y que hoy disfruto.
En los ratos que estuve sólo, que fueron pocos, recordando
muchas de las conversaciones que sobre Cuba he tenido en estos 10 años de no
estar, me venía a la cabeza una pregunta, siempre la misma pregunta, ¿cómo
sobreviven?
Pero muy rápido descubría, también en mi cabeza, la misma
respuesta. Sobreviven como sobreviví yo durante todos los años que vivé allí,
que no fueron pocos. Sobreviven porque no se dan cuenta que lo están haciendo,
sino que los de allí hoy, siguen un ritmo, siguen un patrón diario de lucha. Por
tanto, al mirarlos desde afuera puede parecer que sufren, sin embargo, para
nada en medio de tantos problemas encontré ese sufrimiento. Eso sí, el ritmo y el contenido de ese ritmo, es diferente al mío, por ejemplo, pero ese es el ritmo que existe y por tanto, no es extraño. Muchas personas quieren mejorar, pero como no saben mucho lo que esto significa, pues te demuestran que están luchando, pero no sufriendo.
Muchos de los de aquí hoy, nos hemos puesto medio payasos y
entonces comenzamos a decir que no sabemos cómo se puede vivir sin servilletas,
sin determinada pasta de dientes, sin acceso a Facebook, sin un carro, etc.,
etc., etc. Si, es cierto, las servilletas ayudan, pero para un pueblo que no las
usa desde hace casi 60 años, pues no hay nada más común que secarse las manos
con el pantalón o short de turno, tal como hacía yo durante mis años cubanos. Nada
ha cambiado. Los jóvenes se siguen chupando los dedos, cosa que por demás es
bien rica, aunque protocolarmente no sea bien aceptada.
Algo curiosísimo pude ver, tan curioso que aún no salgo de
mi asombro. Viví muchos años en Villoldo, exactamente frente a, digo yo, el
comienzo de la calle Roma, porque entre otras cosas me gusta ver que ese es el
comienzo. Esquina señalada, desde hace muchos años también, para recolectar la
basura de los vecinos, por lo que además de la historia de Víbora Park, tengo
todos los detalles de esa esquina como basurero.
Durante mucho tiempo esa esquina se convirtió en un enorme
vertedero, donde todos tirábamos la basura, que luego pasaban semanas sin que
fuera recogida. Bueno, ahora hemos mejorado y han puesto dos tanques azules,
con ruedas y todo, para que los vecinos no tiren la basura en el parterre junto
al árbol. Genial, gran idea. El árbol ha recobrado vida.
Y determinados días a la semana, viene un camión de
cama fija con varios obreros para recoger la basura. Hasta ahí más que bien,
casi para hacer un documental, pero para mí asombro, como el camión no es
exactamente lo que diríamos un camión para recoger basura, pues los obreros
bajan y con una magistral maniobra, viran los dos contenedores en el medio de
la calle y luego con dos azadones, al estilo medioeval, meten la basura en cajas plásticas para poder
subirlas al camión.
La intención es buena, recoger la basura, pero el método me
pareció dantesco, o sea, la basura y los líquidos que los desperdicios crean, son sacada, o mejor, tirados en el medio de la calle y luego, con la tradicional
guataca cubana, introducida en cajas plásticas y subidas al camión.
Vi varias veces este procedimiento, que no dudo incluso,
como en los años de gloria, se esté recomendando como la experiencia cubana en recogida de
basura y luego de que los obreros se marchaban, dando su tarea de "recogida" por terminada, en la calle quedaba la mitad de lo que ellos mismos habían
sacado de los nuevos contenedores azules y por supuesto todo el líquido fétido
producido por la basura en descomposición.
Ya dije que monté mi campamento en Villoldo 112, y entonces
viví a mi cuñada Lourdes, que cada 15 minutos hace rondas de recogida de basura
dentro del jardín de la casa. Cuando el aire aparece por Roma, todo lo que es
movido va a parar y se queda en Villoldo. ¿Alguien, por favor, puede recomendar
otro método?
A pesar de los pesares y de estos pequeñísimos problemas que
he contado. Me fue muy bien, mejor de lo que cualquiera puede imaginar. Durante
todos estos años, he escuchado a muchos amigos decirme, casi asegurarme, que a
los tres o cuatro días, después de ver a mi familia y amigos y repartir los
regalos, me entrarían unas ganas enormes de regresar. Muchas personas dicen categóricamente
no soportar aquello por muchas horas. Ya saben, nos hemos vuelto medio payasos.
Pues yo, me hubiera quedado 10 o 15 días más, es más, de poder,
podría irme de nuevo mañana por la mañana. Claro, que mi condición, ganada en
la batalla norteamericana, por primera vez en la vida, me permitía estar sin
grandes preocupaciones sentado en el portal, observando detenidamente el
proceso de recogida de la basura. No tenía apuro, no tenía nada que conquistar,
para nada mi interés era impresionar a mis vecinos y como ya dije, no extrañaba
Varadero, como tampoco extraño Dubái.
Sencillamente, en short y sin camisa, me hubiera quedado más
días, …., de visita, y no creo que tenga que ver con un tema de patriotismo. Un
día escuché a Joan Manuel Serrat decir que su madre decía que la patria era
aquel lugar que le permitía darle de comer a sus hijos y eso me gustó. Por tanto,
el sentimiento de quedarme, no tiene que ver mucho, creo yo, con el tema de la patria
grande y sagrada, eso me aburre, sino con aquella patria chica y aquellas personas, anécdotas,
historias, recuerdos, que se tienen y se vuelven a tener en el pequeño espacio
por donde se camina y se vive todos los días
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