martes, 12 de septiembre de 2017

Agosto 2017. Doble Eclipse Total de Sol. (Primera Parte)



Los eclipses existen desde que, … Dios decidió inventar todo, no obstante, como no ocurren todos los días, siempre son noticias.

A pesar de que hoy, el hombre moderno ha llegado a estudiar, conocer y poder pronosticar los eclipses con una exactitud de minuto a minuto, los seres humanos nos paralizamos y nos dedicamos como bobos a mirar al cielo siempre que tenemos la oportunidad de presenciar un evento como este. 

Hace unos días ocurrió el último, hasta ahora, eclipse total de Sol, donde, como sabemos, la Luna se interpone entre el Sol y la Tierra y por minutos, poco a poco, se va volviendo de noche, hasta alcanzar la oscuridad total.

El Estado de Nebraska, donde está la ciudad de Lincoln, se anunció como uno de los lugares dentro de Estados Unidos donde mejor se vería el eclipse programado para el 21 de agosto, por lo que semanas antes, todos los que aquí vivimos, dedicamos parte del tiempo a hablar del evento y por supuesto muchas personas del país y muchos extranjeros se movilizaron hasta aquí para disfrutarlo, lo que generó en la ciudad, un movimiento atípico de personas. Todo estaba lleno, los hoteles, los bares, los restaurantes, etc.

El evento comenzaría más o menos después de las 11:30 am y el momento cumbre, que duraría alrededor de minuto y medio, estaba señalado para la 1:00 pm, por lo que muchos trabajos y escuelas, podría decir que casi todos, paralizaron sus actividades, algunos incorporaron meriendas para los participantes y se dispusieron, previo y protegidos por espejuelos especiales, a mirar al cielo.

Nosotros, coordinamos la actividad para estar en el pequeño Zoológico de Lincoln, luego explicaré la razón, para desde allí observar el eclipse y como experiencia adicional, tendríamos la posibilidad de compartir el suceso con los animales, que, aunque están menos informados científicamente, sus instintos los llevan a cambiar sus acostumbradas reacciones.

Recuerdo haber visto un eclipse total de Sol cuando fui niño en Cuba. Puedo recordar que ahumamos cristales para poder mirar al cielo y no recibir daños graves en la vista. Nada de espejuelos especiales. No sé exactamente si los cristales ahumados resuelven el problema tal como los espejuelos especiales que use hace unos días, pero lo cierto es que, en aquella ocasión, también nos paralizamos y estuvimos en mi cuadra muchas personas mirando hacia arriba y no recuerdo haber tenido problemas en la vista hasta hoy, más allá de la pérdida de la visión que estoy padeciendo por mi edad, lo que dicen es normal en las personas cuando van dejando de ser jóvenes, salvo la excepción de una que otra abuelita que todavía a los 90 años puede ensartar una aguja sin ayuda de lentes de aumento.

Agosto 21, 2017. Secuencia de fotos tomadas por Yordan. Obviamente se pueden conseguir 
fotos profesionales de mejor calidad, pero estas son más importantes, porque son las nuestras.
No recuerdo exactamente la fecha en que ocurrió esto en Cuba, pero si recuerdo que era niño, a lo mejor de 8, 9 años y que utilizamos pedazos de cristales que nos prestábamos constantemente unos a otros para no perder los detalles. Los cristales ahumados tampoco sobraban.

Ahora, en Lincoln, el eclipse nos volvió a llevar a nuestra infancia, tal como cuando uno repite unos de aquellos experimentos que nos enseñaban en las escuelas, de donde, creo, que el más famoso debe ser el de poner granos de frijoles dentro de pedazos de algodón mojados para ver como germinan y les salen unas maticas.

Como estaba pronosticado, el eclipse ocurrió. Ahora teníamos espejuelos especiales para eclipses, gracias a la mamá de Victoria que previsoramente los compró semanas antes cuando costaban dos pesos, y que, como efecto del mercado, el mismo día cogieron el desorbitante precio de 20 dólares. El día no estuvo especial, o sea, ese día de cielo totalmente despejado y Sol radiante. Amaneció medio nublado y así se mantuvo, no obstante, se pudo ver bien el fenómeno, resumido en, desplazamiento de La Luna, el poco a poco Sol cubierto, hasta que se hizo de noche por un minuto, tal como estaba pronosticado.

Lo curioso de todo esto, o al menos lo más nuevo, es que los animales del zoológico cambiaron su forma de actuar y eso también fue claramente visible. Poco a poco, mientras se hacía oscuro, los animales comenzaron a emitir diferentes sonidos, a caminar en busca de lugares para guarecerse y adoptaron diferentes posiciones como para dormir, tal como parece que hacen cuando llega la noche. A los pocos minutos, al aparecer nuevamente la luz, nosotros dejamos de mirar al cielo, los animales volvieron a su forma anterior de actuación y todo volvió a su estado normal.

Conversaciones días antes del evento, cada uno de nosotros poniendo sus conocimientos y experiencias, minutos mirando al cielo para descubrir cómo la luz del Sol desaparecía, humanos paralizados y animales con actuaciones poco acostumbradas para la 1:00 pm. Esa fue la secuencia para este “exclusivo” evento. Lo cierto es que, en mi caso personal, no he vuelto a mirar al Sol. Se que está ahí, a veces más claro e intenso, otras oculto detrás de las nubles, algo así como leí que dijo Lennon, refiriéndose al agradecimiento, con aquello de que amanece todos los días y muy pocos nos detenemos a reparar en el hecho.










No hay comentarios:

Publicar un comentario