Leyendo y leyendo me he encontrado con una idea que viene como anillo al dedo para Cuba hoy. Helena Villagra, tercera esposa, musa y viuda del famoso escritor y periodista uruguayo, Eduardo Galeano, fallecido en el 2015, cuando fue a recoger el título Honoris Causa Post Morten que la Universidad de Guadalajara otorgó a su difunto esposo, dijo, haciendo referencia a los sucesos ocurridos en septiembre de 2015, con los estudiantes procedentes del pueblo de Ayotzinapa, México, que habían salido a formar profesores rurales y que resultaron muertos, heridos y desaparecidos, tras un encuentro entre policías y aparentes integrantes de una banda de narcotraficantes:
“A la lucha de esos “nadies” doctorados en Ayotzinapa, los queridos 43, que le han enseñado al mundo que los músculos de la conciencia son antídotos contra el espanto. (…) En estos tiempos donde no abunda la solidaridad, hay muchos corazones decentes que laten juntos”
Puede parecer tonto decir que no tengo nada en contra de Cuba, sin embargo, no es tan tonto cuando se lee y escucha tanto sobre patriotismo y agradecimientos.
Cuba es una bella isla, no tanto la más bella de todas las islas, que está bien posicionada en el mar Caribe, playas, cayos, vegetación, tierra muy fértil, aunque no lo parezca, pocos accidentes geográficos como volcanes, terremotos, etc., pocos animales desagradables o venenosos y yo, Santiago de Cuba, la segunda gran ciudad desde siempre, fue mi cuna.
No tengo nada contra Cuba. En medio de muchos problemas que siempre tuvimos, crecí fuerte, estudié, trabajé, sembré muchos árboles, escribí mi primer libro y edifiqué, día a día, lo que hoy puedo llamar una linda familia.
Tengo el Cuba una gran e importante parte de mi familia y como José Valladares, un millón de amigos, más las familias de mis amigos, muchas de ellas, como si fueran las mías propias y aunque no creo mucho en el tema, por tener, tengo allí muchos muertos, a lo que quise mientras estuvieron vivos.
Mi problema franco, abierto y público fue y es con el
gobierno, con el cual estoy en contra desde que tuve los primeros brotes de
acné juvenil. Sí, he estado siempre en contra incluso en aquellos momentos
donde muchos todavía dicen que estuvimos bien gracias a la interesadísima
“ayuda” del campo socialista y sus dueños “los hermanos soviéticos”.
Fidel me engañó mientras fui niño. Pinté contenes, participé en trabajos voluntarios junto a mis padres, recogí materia prima casa por casa, hice “guardias pioneriles”, luego, recién estrenada mi adolescencia, más nunca me engañó. Cuando lo volví a escuchar, sólo tuve un objetivo, discutir con él frente a la TV, desmentirlo, burlarme y hacer exactamente lo contrario a lo que él quería.
No tengo nada en contra de Cuba, ella no es culpable. La tengo contra el gobierno en todas y cada una de sus manifestaciones, verticales y horizontales y estoy convencido de que como no se van a ir voluntariamente, hay que sacarlos a todos. Ojalá rápido encontremos los cubanos y las fuerzas internacionales de bien, que necesitamos como apoyo, cómo hacerlo, mientras más rápido y urgente mejor.
Díaz Canel aseguró, guapeó, frente a las cámaras de
televisión, que habría que pasar por encima de su cadáver. Ojalá no haya que
llegar a eso, pero si no queda otro remedio, sería bueno obedecerlo, él,
solamente él, escogió el camino. ¿Qué vendrá después? No lo sé exactamente, pero
sí sé que no va a ser peor que lo que hemos tenido. ¿Nos convertiremos de la noche
a la mañana en la Suiza del Caribe? No, no somos suizos, ni tan siquiera
europeos y no existen los milagros. Sólo queremos un país normal, simple, con
un rumbo a la prosperidad, por lo menos un rumbo. Normalidad y prosperidad que
hace 60 años no tenemos.
Retomando la palabra de la Sra. Villagra. “los músculos de la conciencia son antídotos contra el espanto” y “en tiempo donde no abunda la solidaridad, hay muchos corazones decentes que laten juntos”, hay que enfrentar el tema de Cuba hoy.
Se trata de conciencia y decencia. Es absurdo seguir fajados como perros de peleas entre los cubanos de aquí y los de allá. Muchas veces los de “aquí” en el papel de víctimas y los de “allá” en la repetida función de victimarios. Inexplicable ahora mismo, seguir defendiendo un sistema político y económico, en ese orden, o mejor un sistema político que nunca tuvo una economía real, que desde hace años no funciona. Es increíble que todavía hoy se hable de conquistas y beneficios que para lo único que sirven es para lastrar y clavar a un pueblo en el pasado y evitar que piense y construya un futuro diferente. Las ideas del miedo elaboradas magistralmente por el gobierno, esa de: sin mí no vas a poder, vas a estar peor si cambias, vas a perder lo que tienes y vas a caer en el pasado, allá por 1927, no te arriesgues, no cambies, no sobrevivirás, han sido el medicamento o veneno puesto en vena que durante todas estas décadas ha logrado detenernos y que sin dudas algún efecto ha tenido.
Es ridículo que la única explicación hoy sea que los mambises lucharon por independizar a Cuba de España, que Julio A. Mella hizo una huelga de hambre y que los que desembarcaron en Playa Girón eran mercenarios. Sucesos de nuestro pasado, bien y mal contados, que no definen el presente y mucho menos dejan ver la puerta hacia el futuro. Sucesos del pasado que una gran parte del pueblo cubano, reconozcámoslo, aunque nos sea doloroso, no conoce y en realidad no quiere conocer. Hoy la cara de Mella sin afeitar tirado en una cama de hierro y las batallas de los mambises, son tan lejanas como las historias de los vikingos.
El gobierno corrupto y corruptor sólo puede decir que es “continuidad” y es precisamente lo único que logra, ser continuidad del desastre. Hace falta sólo decencia para reconocer que esto que está pasando con el Covid-19, con el virus, se veía venir, que hubo muchas advertencias, que el deterioro en ese, uno de los pilares teóricos de la revolución cubana, viene caminando desde hace ya décadas. Es fácil concluir que el sistema de salud forma parte del descalabró del sistema total por lo que no puede ser diferente. Es fácil recordar las críticas diarias cada vez que se pisaba o visitaba un hospital. ¿Desde cuándo los salones se filtran?, ¿Desde cuándo no hay agua?, ¿Desde cuándo se coge piojos en los salones de parto?, ¿Desde cuándo las camas, las ventanas, las sábanas, los colchones, no sirven?, ¿Desde cuándo faltan médicos, equipos, medicamentos? Yo que no soy de mucho visitar hospitales, puedo decir que, con mayor o menor visibilidad, desde siempre.
No se le puede echar la culpa al COVID, no pueden decir que todo funcionaba a las mil maravillas antes. No podemos seguir echándole la culpa de todo, todo el tiempo a factores y fuerzas externos. Con excepción de algunos médicos y técnicos, muy buenos, profesionales y humanos, el sistema de salud en Cuba fuera del televisor y los discursos, ha funcionado a partir de médicos graduados a partir de cursos frente a la televisión, médicos enviados como negocios a cualquier parte del mundo, estudiantes extranjeros atendiendo al pueblo cubano, hospitales desechos, falta de higiene, inoperatividad, indolencia y una enorme carencia de medicamentos, equipos, tecnología de punta, instrumental médico, etc. Médicos malcomidos, mal pagados, sucios con uniformes viejos, muchos de ellos negociando con la salud de su paciente, o, ¿Es que vamos a decir, indecentemente, que no sabemos que muchos médicos cobran en efectivo o aceptan regalos de cualquier tipo: gasolina, un jabón, un aguacate, una recarga del celular?
¿Nadie lo vio?, ¿Nadie lo sabe? Entonces están más jodidos, porque es verdad que no hay que pagar una factura para recibir una atención, pero son pocos los que visitan un hospital sin una recomendación y, sobre todo, un regalo. Esto, que es público y notorio, ha terminado por corromper a ese sistema de salud, porque al final los del gobierno, los altos militares, los empresarios cómicos y los que tienen un socio dentro del “sociolismo”, jamás visitan los hospitales “del y para el pueblo”, entonces los médicos y pacientes han hecho lo que les da la gana. Unos pagan, otros cobran y el resto que se joda.
Ellos, el gobierno, sus amigos y familiares desde siempre, desde Fidel, tuvieron y tienen hospitales, clínicas, casa de descanso, farmacias, etc., como si fueran privados, tal como en cualquier país capitalista criticado. Beneficios para ellos nada más.
Ellos han disfrutado o al menos contado con la posibilidad, siendo el sistema cubano de salud gratis y apologéticamente el mejor del mundo, en montarse en aviones, ellos, sus hijos, sus familiares e ir a recibir tratamientos en el exterior a muchos países capitalistas y hospitales privados, donde se ha encontrado los mejores médicos o incluso, algunos, cuando se les ha apretado el zapato, por encima de los buenos médicos cubanos, según ellos, los mejores del mundo, han enviado a buscar a médicos capitalistas para que los atiendan en Cuba. ¿Dónde paren sus mujeres?, ¿Dónde se atienden sus hijos?, ¿Dónde se operan y atienden una enfermedad X?, ¿Quién paga todo esto?
Como decimos los cubanos cuando la respuesta es obvia, ¿dónde si no? Seamos decentes. En realidad, ¿no sabemos que esto ocurre? Entonces, ¿de qué sistema de salud hablamos?, ¿qué es en realidad lo que se está defendiendo porque ya ni de la idea queda nada? Hoy, repito no por la pandemia, no por el embargo, estoy viendo hospitales donde sólo hay un médico, donde las personas enfermas no quieren estar, donde no hay ni una duralgina para bajar la fiebre, donde las personas mueren y pasan horas para que los vengan a recoger, donde pululan las cucarachas, los gusanos, los ratones. ¿Mejor sistema de salud?, ¿Cómo seguir repitiendo el mismo discurso, si el propio médico que te atiende, para ayudar te manda a buscar los medicamentos fuera de Cuba, en Miami, o se conoce que para ser atendido tienes que llevar tu jeringuilla, tu algodón, tu hilo de coser y probablemente hasta la placa de Rayos X.
Hoy recuerdo las críticas despiadadas contra los Estados Unidos en los primeros momentos del virus. Cada palabra dicha por un político, cada acción tomada por los expertos fue criticada e interpretada de forma insaciable. Estuvimos semanas viendo imágenes publicadas, reales y no, sobre Nueva York. Llegamos a conocer los nombres y apellidos de los muertos, nos hablaron del colapso de las morgues y de los cementerios. Conozco muchas personas qué dedicaron su tiempo a la súper crítica, sobre todo en aquellos momentos iniciales donde gracias a la “secretividad” de los chinos, que no hicieron nada que no hayan hecho anteriormente todos los países comunistas y totalitarios, nadie sabía qué pasaba y menos qué había que hacer para resolver.
Recuerdo cuánto se cuestionó al sistema de salud norteamericano,
llegando a decir, los más activos que, no sólo era malo, sino que no existía. Recuerdo
a muchas personas que conozco criticar y criticar lo que estaba pasando sólo
porque no le gustaba el presidente de turno, pero esas personas olvidaron que
Estados Unidos es un monstruo de muchas cabezas y cuando se le logra cortar
una, en ese lugar salen dos o tres nuevas. A esas personas se le olvidó que están
en presencia de una de las economías más ricas y poderosas, no de una región,
no de un continente, sino del planeta Tierra. Entonces al poco tiempo el
gobierno regaló dinero a sus ciudadanos para ayudarlos económicamente, el
gobierno repartió enormes cantidades de comida gratis a sus ciudadanos, el
ejército salió a la calle a apoyar cada una de estas acciones. A esos amigos se
les olvidó, no la conocen o todavía dudaron de la gigantesca capacidad que este
país tiene para hacer pruebas gratis. No vieron o quisieron ver que antes de la
fecha probablemente señalada, rompiendo todos los récords, Estados Unidos
anunciaba la tenencia de dos vacunas que pondría organizadamente a todos sus
ciudadanos. En resumen, a las pocas semanas, por un llamado del gobierno a los
empresarios, muchas fábricas se reconvirtieron y comenzaron a fabricar
mascarillas, instrumentos, trajes y respiradores, lo que garantizó que, al poco
tiempo, si al poco tiempo, todo lo necesario existiera y sobrara, no sólo para
atender a norteamericanos, sino para enviar a otros países del mundo.
Tengo la información de primera mano, mi hija Jennifer, especialista en ultrasonidos de un hospital de San Antonio, Texas, ha estado todo el tiempo, desde el primer momento, trabajando con pacientes de COVID. Ellos tienen un protocolo a seguir, imagino que todos los hospitales del país lo tengan y no cabe la posibilidad, no existe la casualidad, ni el error para que lo que tiene que existir, no exista. No puedo creer más en el periódico Granma que en mi hija. No puedo escuchar más al partido comunista cubano, mentiroso por excelencia, que a mi hija que, diariamente, me hace un resumen de lo que trabaja y hasta ella misma queda impresionada de la disponibilidad existente. Repito, ni por casualidad hoy falta algo que se debe tener para cumplir con el estricto protocolo para atender a pacientes de COVID. ¿Entonces?
El cuento que les quiero dejar hoy tiene esta misma óptica, es real, irrefutable, no criticable y ni tan siquiera dudable, porque ocurrió en Cuba dentro de mi familia, la que, si es cierto que no me va a inflar una determinada situación, es seguro que no me va a engañar.
Frente a la falta de suministro de oxígeno el gobierno cubano en sus “cuadros” del Ministerio de Salud Pública, están visitando las casas que están registradas que tienen balones de oxígeno para de forma “persuasiva” lograr que los entreguen, o sea, personas que tienen hace muchos años esos balones de oxígeno, porque los compraron legalmente y los necesitan para mantener la salud de un enfermo, digamos un asmático crónico o un anciano en cama, hoy están presionados a perderlos.
Recuerdo que la única fábrica de oxígeno que había, por lo menos en La Habana, era una fábrica que estaba en la calle Melones y había sido inaugurada por Don Tomás Estrada Palma en 1902, como primer presidente de la República. ¿Cómo se supone que funcione un sistema de salud sin tener las reservas necesarias para el suministro de oxígeno?
En casos como estos, ¿Desconoce el gobierno actual de Cuba y los funcionarios del Ministerio de Salud Pública que más de la mitad de los balones de oxígenos están en las manos de los chapistas y los soldadores?, ¿Desconoce el gobierno de Cuba que cada carro, camión, moto o refrigerador que se chapistea en ese país, se hace con un balón de oxígeno que ha sido robado y cargado por la izquierda de un hospitales o de un policlínico?, ¿Ahora se acordó el gobierno de Cuba de los balones de oxígeno, cuando lleva meses diciendo que todo estaba controlado?, ¿De qué sistema eficiente de salud se habla en Cuba ahora, cuando mientras el mundo se hundía por falta de manos especializadas, Cuba seguía sacando sus médicos hacia el exterior, funcionarios altos del turismo seguía promocionando a la isla caribeña como un destino seguro para pasear y divertirse en medio de una pandemia mundial?, ¿De qué control y seriedad hablamos, si hasta hace pocas semanas, que yo conozca, todavía llegaban a Cuba, aviones y más aviones de turistas rusos sin control alguno, sin necesidad de cuarentena?, ¿De qué control se habla, si el famoso médico que da los partes diarios de la enfermedad, acaba como buen político que debe ser, de felicitar y justificar la idea de que los jóvenes comunistas, los pocos que asistieron, desfilaran por la Avenida Malecón como muestra de reafirmación revolucionaria. ¿Médico o político? Pobre viejo.
¿Dónde están los hiper críticos que ahora han desaparecido, que ya no llevan las estadísticas de los fallecidos?, ¿Qué les pasa que ya no hablan de las morgues y los entierros en fosas comunes, morgues y fosas comunes colapsadas ahora mismo en Cuba?, ¿A estos hiper críticos ya no les interesa, se cansaron de los muertos, ahora que son cubanos, amigos y familiares?, ¿Ahora ya no hay que criticar, ahora es el momento de poner fotos de viajes, de los animalitos que tenemos en casa?, ¿Ahora su silencio, desinterés, apatía, el aparente desconocimiento, son las mejores propuestas?
Sólo tenemos que ser decentes. Deberíamos estar todos dando gritos, los de “aquí” frente al gobierno, en todas sus estructuras verticales y horizontales. Los de “allá” frente a embajadas, cada casa de amistad, cada agencia, cada organización internacional, etc.
¿Cuántos respiradores, cuántos botellones de oxígeno, cuántas duralginas se podrían haber comprado?, ¿Ejército armado para luchar contra cuál enemigo, el pueblo? |
Sólo tenemos que ser decentes. Los muertos en Cuba, de todas las edades, como nunca habían existido, no son resultados del bloqueo, menos de la gusanera. No son resultados de los llamados “mercenarios pagados” que protestan dentro del país, ellos son directamente responsabilidad del gobierno cubano y su presidente y secretario general del partido comunista y si no tengan valor y háganse y háganle a cada miembro del gobierno con que tropiecen una sola pregunta: ¿Cómo no hay dinero para balones de oxígeno, medicamentos específicos para el virus y medicamentos generales para otras dolencias y enfermedades, jeringuillas, agujas, antibióticos, etc. y si hubo dinero para comprar miles de escudos antimotines, gases, miles de trajes especiales, cientos de carros y motos para la policía, como si hubo y hay dinero para comprar petróleo o gasolina para echar a andar toda la maquinaria represiva y tener a miles y miles de policías y agentes vigilando las calles e yendo a buscar a los protestantes a sus casas?
Cubanos; ya no se trata de partidos políticos, ni ideologías, ni tan siquiera de estatus económicos, sólo se trata de que tenemos que ser más DECENTES.
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