Ante todo, me veo obligado a explicar el título.
Los cubanos, como todo pueblo, tenemos un diccionario propio a veces no entendido por otras personas de nuestro mismo idioma. He tenido la oportunidad de compartir mucho con muchas personas, incluyendo a un nativo de la Madre Patria y en aquellas reuniones siempre estaban botados, tiempo costó para que nos pudieran seguir la pista a la hora de hablar. Muchas de estas personas tienen un procesador más lento. JAJAJA.Tenemos entonces muchas posibilidades, por ejemplo,
estar metidos en varios temas a la misma vez y poder seguir el hilo en cada uno
de ellos, podemos aparentar estar fajándonos cuando en realidad nos estamos
divirtiendo y tenemos palabras que usamos en diferentes momentos cuyo
significado acomodamos a nuestras necesidades o, quizás, limitaciones de
comunicación. Si no eres cubano, jamás te enterarás de lo que estamos hablando.
Por ejemplo, una de las palabras más utilizadas por nosotros
para nosotros mismos es pinga, que tiene diferentes accesiones oficiales en la
lengua castellana, a las cuales los cubanos agregamos muchas más. Frente a una mujer
extraordinariamente bella, podemos decir. “está de pinga” y todos entendemos lo
que queremos decir, e inmediatamente mirar a una flaca, desencajada, fea, sin
dientes y decir: “coño, está de pinga”. Quizás en ambos casos, lo único que cambia
detrás de la intención, es la entonación.
Pasa lo mismo con la palabra bestia. Podemos estar
hablando de alguien extraordinario, capaz de hacer algo fuera de lo común, quizás
de un gran y querido amigo y decir: “ese tipo es una bestia” y al mismo tiempo
referirnos a alguien muy bruto, salvajemente incapacitado a la hora sobre todo
de pensar, de arranques brutos, violentos, casi comparado con un animal y
decir: “ese tipo es una bestia”. OJO.- Quisiera decir que, a lo mejor
inexplicablemente, hay animales más inteligentes que muchos humanos.
En este caso que anuncio, la palabra bestia obtiene
más connotación, porque hablamos de una ministra de gobierno, una ministra
bestia que hizo una intervención o declaración bestial. Ya afirmé que existen
animales más inteligentes que algunos humanos.
No haré aquí el cuento entero de la ministra, creo que
al menos entre cubanos es más que conocido. El cuento la ha dado la vuelta al
mundo y hasta los pingüinos y osos en Alaska han quedado deprimidos y asombrados.
Estoy convencido de que esa persona al menos finge ser
revolucionaria y su intervención, como las de otros muchísimos, fue tratando de
lavarle la cara al gobierno. Ella no hizo nada no acostumbrado, o sea, no
reconocer la verdad y mentir, para tratar junto a salvar su casa en Miramar, su
carro con gasolina, su cuota de comida adicional, sus vacaciones en Varadero, de
cumplir con el mensaje “revolucionario” al uso, que es siempre decir que no
pasa nada, que se está bien, que todo es un ataque del enemigo, etc. La
ministra que siguió las clases que le dan, trató de defender “su” revolución, “su”
gobierno”, “su” partido” y a “su” presidente y entonces metió un discurso “revolucionario”.
Sin embargo, esto que es lo común desde hace casi ya
siete décadas, ahora cayó mal y el propio presidente del gobierno, el “Sin casa”
Díaz Canel ha salido, no a criticarla, sino a aplastarla, a escasas 24 horas de
su pronunciamiento.
¿Por qué? Porque Díaz Canel actúa diferente, para
nada, sino sencillamente porque a Díaz Canel, con una imagen más deteriorada
que a los que la ministra llamó personas disfrazadas de mendigos, le convenía, justamente
ahora, aparecer como diferente y, sobre todo, defensor del más que maltratado
pueblo cubano en Cuba.
La ministra recibió la orden de renuncia ya firmada, porque
ni los osos y los pingüinos pueden creer que las renuncia fue voluntaria. Ella
fue puesta plan piyama, Díaz Canel tenía que sacrificarla, pero como ella es “revolucionaria”,
y probablemente amiga de él, esperarán unos meses y la enviarán a una embajada,
también como es habitual en Cuba.
Lo llamativo no es la intervención bestial de una
bestia, ni el plan piyama, lo llamativo ahora es algo más.
La Asamblea del Poder Popular en pleno reunida, aplaudió a la bestia como resultado de una total aceptación de su brutal intervención, o sea, todos estuvieron de acuerdo con lo que allí se dijo y escuchó. A la luz de los hechos, los parlamentarios no estaban escuchando y se decidirán a dormir, como hemos visto a muchos, a mirar sus celulares, etc., o son tan bestias como la ministra. Por cualquiera de las dos razones las renuncias deberían ser masivas. Díaz Canel tendría que haber renunciado a todos por incapaces.
La persona que presidía el evento, que trato el tema
social en Cuba dividido en dos comisiones de trabajo integradas por todos los
parlamentarios cubanos, felicitó a la bestia y dijo que su intervención había sido
magistral y serviría para señalar en camino de trabajo a seguir. Esa persona
tenía que haber sido renunciada también, porque con su intervención
inmediatamente terminada la de la funcionaria, no sólo felicitaba a la bestia,
sino que avalaba 100% sus ideas.
Por último, también como siempre es nuestra tradición,
aparecieron intervenciones individuales de alguno de esos “parlamentarios”,
todos, exactamente todos, alabaron las palabras bestiales de la bestia. Todos
la felicitaron, todos estuvieron totalmente de acuerdo con ella, todos aceptaron
sus conclusiones y todos declararon que ahora si tenían una guía basada en la
intervención para poder mejorar a la revolución.
Siendo coherentes, hoy Cuba no debería tener Asamblea
Nacional del Poder Popular y la primera tarea de Díaz Canel sería armar de
nuevo un nuevo combo.
La bestia, pero en realidad pobre ministra, víctima ante
todo de ella misma pagó ella sola todos los platos rotos. Los “parlamentarios”
ahora dejarán de llamarla, nadie la irá a visitar, bajarán la vista o cambiarán
la mirada para no chocar con ella y borrón y cuenta nueva, seguirán siendo “parlamentarios”,
se seguirán reuniendo para quedarse dormidos o mirar sus celulares y, aquí no
ha pasado nada. A rey muerto, rey puesto. El muerto al hoyo y el vivo al pollo.
Cuba tendrá otro ministro bestia, al cual que habrá
que darle casa en Miramar, cuotas especiales de combustibles y comida, nuevas
reservaciones en Varadero, etc.
Díaz Canel, “inocente”, cree que con esto ha mejorado
su imagen, saliendo a defender a aquellos más vulnerables, que pasan hambre,
que comen de las basuras, que duermen en las calles en Cuba, que según la ministra
bestia no son tal cosa, sólo son personas disfrazadas que actúan, por los
cuales no ha hecho nada sustancialmente positivo o, quizás, por el contrario,
ha hecho, con su mala administración, todo lo contrario.
Díaz Canel, otra bestia bestial, siendo justo, debería
haber acompañado en la renuncia a su bestia ministra. En Cuba decimos, tanta
culpa tiene el que mata a la vaca, como el que le aguanta la pata.
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