martes, 4 de noviembre de 2025

637.- ¿Espionaje?

La realidad de Cuba no me sorprende, pero no deja de llamarme la atención. A cómo se está, cualquier cosa puede ser y pasar.

En marzo de 2024 se informó que el exministro de Economía y Planificación, y ex primer ministro del gobierno cubano había sido detenido por lo que se nombró "graves errores en su gestión" y se comenzaba sobre él un proceso de investigación. El susodicho había sido removido de su cargo dos meses antes.

Extraño en aquel momento, Alejandro M. Gil Fernández había sido una joyita del gobierno. “Cuadro” que emergió rápidamente hasta convertirse en uno de los personajes más importante del país debido a su responsabilidad. Él fue el responsable, muy avalado, apoyado, promocionado e incluso felicitado en varias ocasiones, por llevar adelante el proceso de transformación económica que según se decía hacía falta y resolvería los problemas existentes.

A todas luces, si seguimos el hilo, Gil era amigo del presidente, el que personalmente mostró en muchas ocasiones su contentura con su ejecutivo.

Imagino entonces que además de las relaciones de trabajo, abundaron las largas jornadas de compartidura, cafés, tragos, probablemente relaciones interfamiliares, encuentros en Varadero o en alguno de los cayos, etc.

Baste decir que el propio presidente Díaz Canel fue el tutor de la tesis de doctorado de Gil, lo que significa, casi siempre, muchas horas de trabajos, conversaciones, compartir ideas y en no pocos casos, el estrechamiento de una relación personal. Lo sé por experiencia propia. Lo de la tutoría de la tesis es más una jugada de poder y tráfico de influencia, que realidad. ¿A quién se le ocurre que Díaz Canel puede tutoriar seriamente una tesis de doctorado?

En este caso, un grado académico, fue a todas luces una jugada perfecta para consolidar la relación “revolucionaria”; Gil era un ministro de gobierno presidido por Díaz Canel y el mismísimo presidente fue el tutor de no sé qué tesis de doctorado de su ministro.

Llamativo las varias felicitaciones públicas de Díaz Canel, incluso por el cumpleaños de Gil, pero, además, cuando fue sustituido como ministro, el presidente cubano, no dudó, una vez más públicamente, en reconocer su trabajo abnegado y augurarle que otras tareas revolucionarias estarían a su mano para continuar su, hasta esos momentos, trabajo e interés incuestionable por la revolución, a lo que Gil respondió que había sido un honor y orgullo y que estaba dispuesto a continuar en otro frente. Canel aparecía más que como jefe, como un amigo, miembro de un equipo de trabajo agradecido. ¿Canel es un ingenuo, un descarado o un cómplice? Cualquiera de las tres posiciones, por no pensar en las tres al mismo tiempo, lo culpan,

Por cierto, el más que promocionado “cuadro”, junto a su jefe, tutor y amigo Díaz Canel fueron los máximos responsables de que todo aquel plan económico, llamado Tarea de Ordenamiento, sobre el cual se informó que se había trabajado fuertemente por años, como para darle solidez, a las pocas horas de implementarse, fue uno de los fracasos más sonados de esta última etapa de Cuba, sobre todo y precisamente en el plano económico.

A partir de la implementación del tan sonado plan, la crisis que ya existía se convirtió en una mayor crisis de la cual no se ha salido y a decir de expertos no se saldrá. Gil fue removido, sin embargo, el que ayudó, apoyó, probablemente orientó y aprobó, sigue en la silla presidencial, que ya sabemos no es la de Fidel Castro, que sigue simbólicamente vacía presidiendo las reuniones, a la cual pienso que deberían ponerle una foto en el respaldar para explicar su presencia sin uso.

Alejandro Gil, como en muchos otros procesos anteriores, permaneció en secreto, poco se supo públicamente de él, hasta que ahora el 31 de octubre de 2025, a más de un año y medio de su detención, imagino que cuando los investigadores de todos tipos, el gobierno, la policía, la seguridad del estado, la inteligencia y la contrainteligencia, la contraloría, la inteligencia y contrainteligencia militar de las FAR, más aquellos grupos o departamentos que sabemos existen sin nombres públicos, dieron el caso por terminado en su fase investigativa, o sea, la acción de exprimir al “paciente” Gil, la Fiscalía General de la República ha informado fríamente que al exfuncionario se le imputan  una decena de delitos graves, incluyendo malversación, evasión fiscal, cohecho, lavado de activos, tráfico de influencias, falsificación de documentos públicos y ... La realidad de Cuba no me sorprende, pero no deja de llamarme la atención. A cómo se está, cualquier cosa puede ser y pasar.

En marzo de 2024 se informó que el exministro de Economía y Planificación, y ex primer ministro del gobierno cubano había sido detenido y se comenzaba sobre él un proceso de investigación. El susodicho había sido removido de su cargo dos meses antes.

Extraño en aquel momento, Alejandro M. Gil Fernández había sido una joyita del gobierno. “Cuadro” que emergió rápidamente hasta convertirse en uno de los personajes más importante del país debido a su responsabilidad. Él fue el responsable, muy avalado, apoyado, promocionado e incluso felicitado en varias ocasiones, por llevar adelante el proceso de transformación económica que según se decía hacía falta y resolvería los problemas existentes.

A todas luces, si seguimos el hilo, Gil era amigo del presidente, el que personalmente mostró en muchas ocasiones su contentura con su ejecutivo.

Imagino entonces que además de las relaciones de trabajo, abundaron las largas jornadas de compartidura, cafés, tragos, probablemente relaciones interfamiliares, encuentros en Varadero o en alguno de los cayos, etc.

Baste decir que el propio presidente Díaz Canel fue el tutor de la tesis de doctorado de Gil, lo que significa, casi siempre, muchas horas de trabajos, conversaciones, compartir ideas y en no pocos casos, el estrechamiento de una relación personal. Lo sé por experiencia propia.

En este caso, un grado académico, fue a todas luces una jugada perfecta para consolidar la relación “revolucionaria”; Gil era un ministro de gobierno presidido por Díaz Canel y el mismísimo presidente fue el tutor de no sé qué tesis de doctorado de su ministro.

Llamativo las varias felicitaciones públicas de Díaz Canel, incluso por el cumpleaños de Gil, pero, además, cuando fue sustituido como ministro, el presidente cubano, no dudó, una vez más públicamente, en reconocer su trabajo abnegado y augurarle que otras tareas revolucionarias estarían a su mano para continuar su, hasta esos momentos, trabajo e interés incuestionable por la revolución, a lo que Gil respondió que había sido un honor y orgullo y que estaba dispuesto a continuar en otro frente. Canel aparecía más que como jefe, como un amigo, miembro de un equipo de trabajo agradecido. ¿Canel es un ingenuo, un descarado o un cómplice? Cualquiera de las tres posiciones, por no pensar en las tres al mismo tiempo, lo culpan,

Por cierto, el más que promocionado “cuadro”, junto a su jefe, tutor y amigo Díaz Canel fueron los máximos responsables de que todo aquel plan económico, sobre el cual se informó que se había trabajado fuertemente por años, como para darle solidez, a las pocas horas de implementarse, fue uno de los fracasos más sonados de esta última etapa de Cuba, sobre todo y precisamente en el plano económico.

A partir de la implementación del tan sonado plan, la crisis que ya existía se convirtió en una mayor crisis de la cual no se ha salido y a decir de expertos no se saldrá. Gil fue removido, sin embargo, el que ayudó, apoyó, probablemente orientó y aprobó, sigue en la silla presidencial, que ya sabemos no es la de Fidel Castro, que sigue simbólicamente vacía presidiendo las reuniones, a la cual pienso que deberían ponerle una foto en el respaldar para explicar su presencia sin uso.

Alejandro Gil, como en muchos otros procesos anteriores, permaneció en secreto, poco se supo púbicamente de él, hasta que ahora el 31 de octubre de 2025, a más de un año y medio de su detención, imagino que cuando los investigadores de todos tipos, el gobierno, la policía, la seguridad del estado, la inteligencia y la contrainteligencia, la contraloría, la inteligencia y contrainteligencia militar de las FAR, más aquellos grupos o departamentos que sabemos existen sin nombres públicos, dieron el caso por terminado en su fase investigativa, o sea, la acción de exprimir al “paciente” Gil, la Fiscalía General de la República ha informado fríamente que al exfuncionario se le imputan  una decena de delitos graves, incluyendo malversación, evasión fiscal, cohecho, lavado de activos, tráfico de influencias y falsificación de documentos públicos y ... espionajeeeeeeeeeeee.

Gil tiene, por esas razones aportadas por la fiscalía, la posibilidad de ser fusilado varias veces. ¿Espionaje?

Cuba tiene una larga historia de corrupción, desvíos de recursos, tráfico de influencia, etc., si fuera por esos delitos, no hubiéramos tenido gobierno estos últimos casi 70 años. En realidad, son delitos que se sacan cuando de alguien hay que salir, pero la idea de espionaje a favor de un país o entidad extranjera, son palabras mayores.

El último gran escándalo para lavarle las caras a Fidel y Raúl, aquel espectáculo de Ochoa, los de la Guardia y otros implicados, tuvo de todo, menos de espionaje contra el gobierno y como resultado de todo el montaje, algunos, con mucha más historia pública y secreta junto al gobierno y personalmente a Fidel fueron pasados por las armas. Fusilaron a cuatro personas por lo que todos conocían, por lo que era más que común, por lo que tuvo que haber sido un secreto a voces, sin embargo, jamás se utilizó la fórmula de espionaje. José Abrantes, creación divina del propio Fidel Castro hasta convertirlo en uno de los muy pocos hombres fuertes de Cuba, intocable, fue sancionado a privación de libertad, luego, parece que le dieron un infarto, pero cualquier cosa le sacaron, menos la de ser un espía.

Demás está decir que no siento nada personal por Alejandro Gil, primero no lo conocía, no es de las figuras que venían junto a la revolución dentro de la TV; segundo, cuando lo presentaron pasó a formar parte del grupo que luchó por seguir explotando al pueblo cubano, cada una de sus intervenciones, cada una de sus actuaciones, cada una de sus acciones como plan, estuvieron encaminadas a soportar y anclar al gobierno al cual él pertenecía; tercero, no me extraña que sea corrupto y que haya traficado influencias, porque él mismo es el resultado de ellas hasta llegar a la cima.

Pero es más que conocido que como Saturno, la revolución cubana con tal de sobrevivir no sólo es capaz de devorar a sus hijos, sino que con muestras de antropofagia es capaz de comerse a sí misma en parte.

¿Cuántas veces Fidel Castro salió públicamente a reconocer sus errores, engañando así muchas veces a muchos, y qué pasó? Nada. Se vistió de honesto, dio un discursito calmado de 8 horas, reconoció la metedura de pata, en el supuesto caso de no poder culpar a más nadie, acusó al imperialismo yanqui, se retiró satisfecho del engaño a comer langosta y al día siguiente, todo continuo igual. Borrón y cuenta nueva, los errores son cosas del pasado, hoy es otra cosa. Fin del cuento. Dios no se equivoca, hace el que se equivoca para parecerse a los humanos.

Creo que, si a Gil le echan 30 o 1000 años, al pueblo cubano no le interesará. No cambiará nada. Sufrirá su familia y los pocos allegados que le queden, es sabido que mientras se está en alza y bonanza sobran los allegados, pero inmediatamente que caes en problemas, los supuestos amigos cogen miedo y ni mensajes a través de palomas mensajeras.

El pueblo cubano está acostumbrado a que estas cosas pasan. Sobre la noticia que se dio a través de un comunicado en la TV, ya nadie habla. Gil no es Ochoa. La inclemencia del “oportuno” huracán Melissa, vino a llenar el plano de las ideas.

Ahora, supongamos que Gil es un corrupto, traidor, ladrón, guatacón, inepto y espía, pero dónde están los demás. A ese nivel donde se encontraba, muy, pero muy cerca incluso del presidente, no se puede delinquir solo y menos delinquir en tanto secreto que nadie esté implicado.

La lista de Gil tiene entonces que ser tan grande y complicada como la famosa Lista de Epstein.

Lo de espía es más difícil, sino todos lo fuéramos y todos lo sabríamos. Ser espía es ser secreto, tener dos a más personalidades, etc., pero si es cierto que espió, tiene que haber como mínimo un alentador, pagador y receptor de ese espionaje. País, gobierno, institución o persona. ¿Dónde están y quiénes son? Nadie se espía a sí mismo. ¿Para qué?

Ahora, durante todo el tiempo que trabajó y fue muy felicitado públicamente, nadie se dio cuenta de los delitos que se le imputan o todos se dieron cuenta de ellos, pero la inmunidad aparente lo protegía y se la dejaron pasar hasta que hizo falta pasarle la aplanadora. Todos los llamados a controlar, vigilar, informar, que sabemos que en Cuba son muchísimos, estaban dormidos, borrachos, comprados o maniatados.

¿Y qué hay de Díaz Canel? No lo sabía o lo sabía y se hizo el tonto.

¿Cómo es posible que hoy muchos tengan una opinión dentro y fuera de Cuba y que el presidente Díaz Canel, a todas luces, máximo responsable y aparentemente muy cercano a Gil Fernández, no haya salido a mojarse el culo?

Gil y su familia, ahora, cuando les han pisado los cayos, se han acordado de los derechos humanos, la libertad de expresión y la transparencia que antes jamás habían mencionado, ellos quieren un juicio público, presenciado además por visores internacionales y es como para reírse. ¿Ahora juicio público y, además, justo?

Creo que a Gil no lo van a fusilar, el gobierno no va a atentar contra la demografía, tan disminuida hoy, pero como todos sabemos la acusación de la fiscalía general, lleva implícita ya la sanción frente a la cual ni el mejor abogado defensor podrá hacer nada. El juicio será otro espectáculo, con quizás Díaz Canel en el público.

Gil, respondiendo muy totalmente y teniendo mucho cuidado con los nombres que menciona, pasará muchos años en cárcel, en espera quizás de que le otorguen su infarto.

Gil tiene, por esas razones aportadas por la fiscalía, la posibilidad de ser fusilado varias veces. ¿Espionaje?

Cuba tiene una larga historia de corrupción, desvíos de recursos, tráfico de influencia, etc., si fuera por esos delitos, no hubiéramos tenido gobierno estos últimos casi 70 años. En realidad, son delitos que se sacan cuando de alguien hay que salir, pero la idea de espionaje a favor de un país o entidad extranjera, son palabras mayores.

El último gran escándalo para lavarle las caras a Fidel y Raúl, aquel espectáculo de Ochoa, los de la Guardia y otros implicados, tuvo de todo, menos de espionaje contra el gobierno y como resultado de todo el montaje, algunos, con mucha más historia pública y secreta junto al gobierno y personalmente a Fidel fueron pasados por las armas. Fusilaron a cuatro personas por lo que todos conocían, por lo que era más que común, por lo que tuvo que haber sido un secreto a voces, sin embargo, jamás se utilizó la fórmula de espionaje. José Abrantes, creación divina del propio Fidel Castro hasta convertirlo en uno de los muy pocos hombres fuertes de Cuba, intocable, fue sancionado a privación de libertad, luego, parece que le dieron un infarto, pero cualquier cosa le sacaron, menos la de ser un espía.

Demás está decir que no siento nada personal por Alejandro Gil, primero no lo conocía, no es de las figuras que venían junto a la revolución dentro de la TV; segundo, cuando lo presentaron pasó a formar parte del grupo que luchó por seguir explotando al pueblo cubano, cada una de sus intervenciones, cada una de sus actuaciones, cada una de sus acciones como plan, estuvieron encaminadas a soportar y anclar al gobierno al cual él pertenecía; tercero, no me extraña que sea corrupto y que haya traficado influencias, porque él mismo es el resultado de ellas hasta llegar a la cima.

Pero es más que conocido que como Saturno, la revolución cubana con tal de sobrevivir no sólo es capaz de devorar a sus hijos, sino que con muestras de antropofagia es capaz de comerse a si misma en parte.

¿Cuántas veces Fidel Castro salió públicamente a reconocer sus errores, engañando así muchas veces a muchos, y qué pasó? Nada. Se vistió de honesto, dio un discursito calmado de 8 horas, reconoció la metedura de pata, en el supuesto caso de no poder culpar a más nadie, acusó al imperialismo yanqui, se retiró satisfecho del engaño a comer langosta y al día siguiente, todo continuo igual. Borrón y cuenta nueva, los errores son cosas del pasado, hoy es otra cosa. Fin del cuento. Dios no se equivoca, hace el que se equivoca para parecerse a los humanos.

Creo que, si a Gil le echan 30 o 1000 años, al pueblo cubano no le interesará. No cambiará nada. Sufrirá su familia y los pocos allegados que le queden, es sabido que mientras se está en alza y bonanza sobran los allegados, pero inmediatamente que caes en problemas, los supuestos amigos cogen miedo y ni mensajes a través de palomas mensajeras.

El pueblo cubano está acostumbrado a que estas cosas pasan. Sobre la noticia que se dio a través de un comunicado en la TV, ya nadie habla. Gil no es Ochoa. La inclemencia del “oportuno” huracán Melissa, vino a llenar el plano de las ideas.

Ahora, supongamos que Gil es un corrupto, traidor, ladrón, guatacón, inepto y, además, espía probado, pero, dónde están los demás. A ese nivel donde se encontraba, muy, pero muy cerca incluso del presidente, no se puede delinquir solo y menos delinquir en tanto secreto que nadie esté implicado.

La lista de Gil tiene entonces que ser tan grande y complicada como la famosa Lista de Epstein.

Lo de espía es más difícil, sino todos lo fuéramos y todos lo sabríamos. Los espías llevarían un solapín en el pecho que diría "espía". Ser espía es ser secreto, tener dos a más personalidades, etc., pero si es cierto que espió, tiene que haber como mínimo un alentador, pagador y receptor de ese espionaje. País, gobierno, institución o persona. ¿Dónde están y quiénes son? Nadie se espía a sí mismo. ¿Para qué?

Ahora, durante todo el tiempo que trabajó y fue muy felicitado públicamente, nadie se dio cuenta de los delitos que se le imputan o todos se dieron cuenta de ellos, pero la inmunidad aparente lo protegía y se la dejaron pasar hasta que hizo falta pasarle la aplanadora. Todos los llamados a controlar, vigilar, informar, que sabemos que en Cuba son muchísimos, estaban dormidos, borrachos, comprados o maniatados.

¿Y qué hay de Díaz Canel? No lo sabía o lo sabía y se hizo el tonto.

¿Cómo es posible que hoy muchos tengan una opinión dentro y fuera de Cuba y que el presidente Díaz Canel, a todas luces, máximo responsable y aparentemente muy cercano a Gil Fernández, pero, además, máximo cuestionado, cosa que debe saber, no haya salido a mojarse el culo y se mantenga como si nada estuviera pasando, como si su nombre no estuviera apareciendo vinculado al acusado?

Gil y su familia, ahora, cuando les han pisado los cayos, se han acordado de los derechos humanos, la libertad de expresión y la transparencia que antes jamás habían mencionado, ellos quieren un juicio público, presenciado además por visores internacionales y es como para reírse. ¿Ahora juicio público y, además, justo?

Creo que a Gil no lo van a fusilar, el gobierno no va a atentar contra la demografía, tan disminuida hoy, pero como todos sabemos la acusación de la fiscalía general, lleva implícita ya la sanción frente a la cual ni el mejor abogado defensor podrá hacer nada. El juicio será otro espectáculo, con quizás Díaz Canel sentado en el público enterándose de todo en ese momento.

Gil, respondiendo muy tontamente como ya hemos visto en otros procesos anteriores y teniendo mucho cuidado con los nombres que menciona, pasará muchos años en cárcel, en espera quizás de que le otorguen su infarto.

A veces la tanta cercanía al Sol termina quemando.