domingo, 16 de noviembre de 2014

"No hay más nada. Esto es lo que tenemos". (Invierno 2014)

Las temperaturas han venido bajando poco a poco como para darnos tiempo a que nos acostumbremos a ir usando abrigos. Mientras el Sol está afuera es agradable, pero cuando el astro rey se va a dormir, entonces reparas en su verdadera importancia.

Bajando, bajando, hasta que al final, el lunes 9 de noviembre nevó. No fue mucho, en realidad una especie de llovizna convertida en nieve que los americanos llaman shower snow. Lindo, las autoridades de la Ciudad no estaban preparadas para tal evento en ésta fecha del año y entonces el caos.

La poquita nieve que cayó, se congeló sobre la calle y convirtió todo en una hermosa pista de patinaje. Los carros que limpian las calles no salieron temprano.

Esa poquita nieve congelada, o sea, convertida en hielo, bastó para que me llamaran a las 5:20 am del martes para quitar la nieve y repartir sal con gravilla a diestra y siniestra en el residencial donde trabajo.

De madre esto. Antes de salir el Sol, con la calle totalmente congelada y todo teñido de blanco, tener que salir de una cama caliente a quitar la nieve de un residencial para “proteger” a clientes que no conozco. No es fácil. Bienvenido a “América”.

No voy a reproducir aquí lo que pasa por mi cabeza en los primeros minutos después de que pongo el primer pie en la calle, pero puedo asegurar que vienen a mi cerebro varias malas palabras y varios nombres de santos. A veces combino ambas cosas y el resultado es fatal, casi como una guerra.

Manejar en estas condiciones es complicado, muchas veces no puedes subir la aceleración a más de 10 ó 15 millas por hora, por lo que el traslado a cualquier lugar se convierte en algo estresante. El hielo, la nieve, y los patinazos pasan a ser tu primera preocupación. Si te equivocas, resbalas y puedes parar contra un árbol, un contén o peor, otro carro. Tampoco es que tengas el 100% de la historia garantizada si manejas bien, porque puedes convertirte con facilidad en el objeto que para a un automóvil que ha patinado.

Primer objetivo, llegar ileso al lugar donde vas.

Quitar nieve es un trabajo relativamente fácil. Existen máquinas que empujas y hacen el trabajo que muchos abuelos hacían solamente con una pala, pero la experiencia sigue siendo jodida. Estar empujando una maquina de quitar nieve o de echar sal a las seis de la mañana no es del todo agradable, por mucho que en los comerciales de la TV se vea a la gente sonriendo. Sonreir??????????????????

Como estamos en invierno ya, tienes que cambiar el atuendo y vestirte para la ocasión, entonces aparece la estrategia, imagino que inventada por los chinos como todo, de vestirte por capas, o sea, ponerte una cosa sobre otra y sobre otra, igual que la ropa de invierno en Cuba. La idea, salvando las diferencias, aquí tampoco es ponerte un solo abrigo.
Esto está muy bien para los que van a salir de paseo, pero cuando estas empujando una máquina de quitar nieve o limpiando con una pala las escaleras de los edificios, a los 15 minutos empiezas a sudar copiosamente y te comienzas a ahogar.


Tengo la experiencia de haber tenido puesto un gorro, unos guantes, un pasamontañas para evitar que el aire frío me queme la cara, un pullover, un suéter y un buen abrigo para trabajo, un pantalón y un calzoncillo térmico y de momento en el medio de la nieve, tener que quitarme la mitad de todas esas cosas, porque me parece que me voy a ahogar. Lo de vestir con capas es bueno, ya saben, lo inventaron los chinos, pero todo depende de lo que pretendas hacer. No te puedes equivocar con las capas tampoco, porque terminas peor que si tuvieras frío. Es una experiencia, sino desagradable, muy nueva para mi, sudar mucho en medio de tanto frío.

Nada. Es difícil, pero no imposible. Lo que no te mata, te hace más fuerte. Éste es sólo el comienzo del invierno del 2014, que según dicen los expertos comenzó antes de lo previsto, pero se prevé que sea fuerte.

A veces pienso en lo agradable del clima cálido, no los voy a engañar, pero ahora estamos obligados a sonreír como en los comerciales de TV, pues como dice siempre mi amigo el Ruso: “No hay más nada. Esto es lo que tenemos”.

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