Desde Cuba, mi madre me ha enviado este artículo que a
continuación reproduzco, publicado por la revista Sputnik, que durante tantos
años se vendió en los estanquillos cubanos y que quizás muchos recuerden con
agrado. Pequeño magazín parecido a la famosa Selecciones norteamericana y que
un buen día, sin que la revista se hubiera metido con nuestra realidad, desapareció
absoluta y radicalmente.
Es una pena, la Sputnik fue y parece sigue siendo una buena
revista de bolsillo, variada y actualizada, con temas muy ligeros, pero que contribuyen sin dudas al ensanchamiento de la cultura.
El tema tratado, sólo de forma general, pues es más que todo
un artículo informativo sin grandes pretensiones científicas tiene que ver con
algo que podemos ver a nuestro alrededor cotidianamente y analizamos en
conversaciones familiares y de amigos todos los días, obviamente entre
familiares y amigos que se interesan más allá de ... Tan cotidianas son algunas
de estas conductas, que llegan a parecernos normales e incluso, no pocas veces,
nos ponen en el cuestionamiento de si soy yo o tú el que está obrando bien o
mal.
La información viene de un estudio realizado en un grupo,
parece que bastante grande, de estudiantes, pero creo que lo que se concluye,
no sólo afecta a ese determinado grupo, sino que se extiende a todos los
humanos, a veces sin distinción de razas, países, edades, grupos sociales, profesiones,
etc.
Sin saber mucho del tema, me atrevería a decir que estamos en
presencia de estos problemas, como nunca antes o es que antes yo no reparaba en
esos problemas. Creo que la vida antes era más pragmática, más real, las
personas luchaban objetivamente por ser primero, sin muchos intereses de apariencia.
Recuerdo,
haber escrito hace ya algunos meses sobre la mentira y las posibles razones generales
del por qué mentimos. Ahora este escrito viene bien para pensar en lo que nos
pasa, las comparaciones, la imitación, el querer aparentar que estamos donde no
estamos, la envidia y el perfeccionismo como telón para ocultar el verdadero yo
y atraer cariño, respeto, consideración, atención, etc.
Claro, un tema tan complicado e inagotable, no se puede resolver con sólo leer este artículo. Es sólo una primera aproximación, para la cual reconozco que hay que tener
algunas otras cosas resueltas, pero por sí solo puede llevarnos a pensar.
Teoría de la envidia: psicólogos rusos demuestran el “lado
oscuro”
del perfeccionismo.
del perfeccionismo.
Los especialistas de la Universidad Estatal de Psicología y Pedagogía
de Moscú (UEPPM) analizaron el muestreo de centenares de estudiantes y
revelaron la estrecha relación de toda una serie de fenómenos
psíquicos negativos con el perfeccionismo. Los resultados de este
estudio se publican en la revista Psicología y Psicoterapia
Consultativa.
En los últimos años se observa el brusco crecimiento de trastornos de
angustia y depresiones clínicas entre los estudiantes. Los
especialistas vinculan este fenómeno con el aumento del nivel de la
competición, en diferentes ámbitos de la vida de la juventud, y
además con las esperanzas exageradas de los jóvenes de hoy.
Entre diferentes factores se discute ampliamente el perfeccionismo, es
decir, la aspiración extremada a la perfección. Este elemento, al lado
de la envidia, competitividad y depresión fue elegido como el índice
clave para las investigaciones en la UEPPM.
"Del muestreo general los índices claramente más altos de la depresión
fueron mostrados por el grupo de los “perfeccionistas más acusados.
Es decir, este rasgo precede a la aparición de síntomas emocionales
desfavorables en los jóvenes", comenta la profesora del Departamento
de Matemáticas Aplicadas de la Facultad de Tecnologías Informáticas de
la UEPPM, Marina Sorókova.
Según sus palabras, los índices de la envidia y la "orientación a la
comparación social" resultaron factores intermedios estadísticamente
fidedignos de la relación entre el perfeccionismo y la depresión.
Conforme a la teoría moderna de la envidia, dominar el dolor provocado
por comparaciones sociales desfavorables es posible por dos vías:
constructiva y destructiva.
La primera supone una clara comprensión de la envidia y la clara
disposición a desarrollar los recursos propios; la segunda, la
concentración en la propia insuficiencia y la activación de defensas
(por ejemplo, lisonjas o, al contrario, hostilidad).
"Según nuestros datos, los estudiantes con perfeccionismo expresado
prefieren la segunda vía. Para ellos no es característico contrastar
sus juicios con las opiniones de otras personas, tampoco tener
orientaciones positivas de competición, que pueden contribuir al
verdadero desarrollo de la persona", declaran las coautoras del
artículo, la profesora del Departamento de Psicología Clínica y
Psicoterapia, Natalia Garanián, y la estudiante de la UEPPM
AlexandríaKlíkova.
Según ambas, los estudiantes perfeccionistas, para
compensar efectos desfavorables de las comparaciones sociales y de la
envidia, recurren más a menudo que sus coetáneos a la
hipercompetitividad y utilizan estrategias desfavorables de
comparaciones basadas en contrastes.
compensar efectos desfavorables de las comparaciones sociales y de la
envidia, recurren más a menudo que sus coetáneos a la
hipercompetitividad y utilizan estrategias desfavorables de
comparaciones basadas en contrastes.
Los datos de los psicólogos de la UEPPM
confirman lo paradójico del
perfeccionismo: desarrollándose en búsqueda del respeto y amor por
parte de otros, este rasgo fácilmente puede llegar a ser un obstáculo
para estas relaciones y condenar al individuo a la soledad.
perfeccionismo: desarrollándose en búsqueda del respeto y amor por
parte de otros, este rasgo fácilmente puede llegar a ser un obstáculo
para estas relaciones y condenar al individuo a la soledad.
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