En realidad, los cubanos somos muy
mal agradecidos y lo que hemos demostrado hasta hoy es no tener sentido del humor.
Creo que nos hemos enfocado en lo
que podría haber sido de Cuba con un gobierno como el de cualquier otro país
del mundo y se nos ha escapado el verdadero objetivo y disfrute.
En nuestro
país, el gobierno, a lo que se le sigue llamando revolución y sus
representantes, desde el primer día, en realidad no estuvieron muy duchos e interesados
en dirigir ni resolver nada efectivamente, porque todos ellos sólo fueron y son
comediantes. Nosotros sólo fuimos un “telón de fondo” como dice Carlos Varela
en una de sus geniales canciones,
Y a cambio solo, tú me diste un mundo
lleno de escenarios y payasos tontos
y es que siempre es igual
lo mismo aquí o allá
no somos más que un telón de fondo.
Tal como en la inigualable película La
Vida es Bella, mientras más malo es el momento, mientras más problemas puedan
existir e incluso cuando nuestras vidas están en riesgo, mas es necesario el
humor y entonces más comedias se tienen que hacer.
Pienso que, desde aquella promesa, que
parecía segura y fácil de conseguir, donde los cubanos tomaríamos toda la leche
de vaca que nos diera la gana, tanta tendríamos que la podríamos utilizar para,
según cuenta la tradición, hacer lo mismo que hacía Cecilia Valdés, o sea, mezclarla
con miel de abejas, y bañarnos, hasta conseguir una piel tersa, todo lo que ha
seguido es parte de la misma idea no confesada. Hubieran sido más honestos y
nos hubieran dicho, no vamos a resolver nada, pero vamos a hacer chistes para
divertirnos y entonces todos además de reírnos, les hubiéramos creído, puesto
que el verdadero objetivo quedaba expuesto con sinceridad.
Hace pocas semanas, el gobierno envió
a uno de sus más antiguos comediantes para decirle a los cubanos y al mundo, que
la situación alimentaria en Cuba se comenzaría a resolver en muy poco tiempo a
partir de la carne de avestruz y de la jutia conga salvaje, ésta sola aseveración
bien hubiera bastado para ganar el primer premio en cualquier concurso de comediantes,
de esos que aquí llamamos “stand comedy”. Nosotros no lo entendimos y pensamos
que el tipo y sus colaboradores, más sus jefes, estaban locos y se burlaban de
su pueblo, cuando en realidad, fueron incomprendidos, ellos solo estaban
haciendo comedia.
Recientemente el país y el mundo ha
conocido una nueva comedia, traída como noticia, que como en La Vida es Bella,
ayudan a aliviar, no el estómago, pero si el ánimo.
La “compañera” Emilia Aguirre López,
directora de producción de la Empresa de Productos Lácteos y Confiterías de
Pinar del Rio, nada más y nada menos que de Pinar del Río, que continua siendo una
de las provincias más pobre de Cuba, declaró a Juventud Rebelde, el periódico
que repite la noticia que dio el periódico Granma, que ya casi terminada la
obra civil se espera para montar la tecnología, o sea, la maquinaria, para
producir queso azul y de esa forma disminuir o eliminar el costo de la importación
para el gobierno cubano de ese producto. No aclaró el destino de la producción.
Un país que nunca ha podido cumplir
aquello de los baños de leche con miel de nuestra patriota Cecilia, donde la
leche fresca, o sea liquida, se mantiene desde hace 60 años, como un producto
regulado para niños menores de 7 años y la lecha en polvo, para algunos viejos
por dieta previo certificado médico renovado año por año, ahora como algo
nuevo, para demostrar que los funcionarios y especialistas están trabajando en interés
del pueblo, a alguien se le ocurre fabricar queso azul para disminuir
importaciones y no sólo se le ocurre a esta buena jefa de producción, sino que
al informarlo por el periódico oficialmente, sabemos que tiene que haber sido
la propuesta aprobada o generada por la máxima instancia del gobierno cubano.
Recuerdo con agrado que comimos
quesos en Cuba. Tuvimos un inigualable queso de crema Nela, para mi gusto mejor
que el Philadelphia norteamericano y otro llamado Yumurí, de menos calidad, el
que a la gente no le gustaba mucho, porque medio se desbarataba o se hacía
grumos cuando lo intentabas untar a un pan o galleta. Tuvimos también el
afamado queso gouda, perseguido en los mercados paralelos cuando se pusieron de
moda. De la era de los hermanos soviéticos nos llegó un queso al que reconocíamos
como queso proceso, que también se llegó a producir en Cuba, un poco fuerte de
sabor, que además de en las bodegas se mantuvo en las cafeterías del Parque
Lenin, mientras el parque funcionó dignamente.
Luego de la llegada del Periodo
Especial y los problemas económicos, los quesos se perdieron por la escasez de
leche y se introdujo una variante de queso hecho a partir de la papa, conseguido
en algunos establecimientos del gobierno y en el mercado negro, que ya no era
lo mismo, pero queso al fin se dejaba comer. Siempre, incluso hoy, se consiguió
el rico queso blanco, casero, criollo, fabricado por familias que tenían sus
vaquitas y que vendían a escondidas y por encargo, su queso. Guapos cubanos que
traían el queso, por ejemplo, desde Camagüey hasta La Habana, en trenes y guaguas
del gobierno vigiladas por la policía, a riesgo de decomisos, multas y
arrestos.
Imagino que los que tenían
familiares en el gobierno o algunos que viajaban al exterior tuvieron alguna
que otra posibilidad de probar, algún que otro queso llevado a Cuba como algo
bien exótico, pero queso azul, jamás mientras fui joven y menos joven y se
mantenía un férreo control socialista de la economía, vi aquello en una tienda
nacional y menos en una casa cubana y puedo asegurar que me moví por muchas
casas de amigos y familiares.
Ahora conozco, después de una
pequeña investigación, lo que no conocía. Dicen que, por orden de Fidel Castro,
al que le gustaba mucho el queso azul, se montó una pequeña fabriquita
experimental que producía para los deseos del presidente y su selecto grupo de seguidores
y visitantes. Luego esa fábrica se trasladó y se amplió, pienso que en la misma
medida que los amigos y familiares fueron creciendo y cogiéndole el gusto al
afamado queso, hasta que, como todo, se dejó de producir por falta de materia
prima, desgastes en las maquinarias, etc.
Entonces ahora vuelve, quizás para
muchos como algo nuevo e innovador, la idea de fabricar queso azul en Cuba, lo
que me parece extremadamente bueno, si:
- · Fuera el queso azul una prioridad del pueblo cubano, cuyo consumo tradicional no se pudiera sustituir por nada, pues está insertado en la formación y el mantenimiento de nuestra nacionalidad y cultura culinaria diaria.
- · La leche de vaca estuviera por la libre en todas las esquinas de Cuba, por lo que pudiéramos consumir la marca y las cantidades que quisiéramos, además de poder hacer flanes, dulces de leches, cremitas de leche, batidos, etc.
- · Existiera un excedente tal de producción de leche que nos permitiera satisfacer nuestras necesidades como población, exportarla, ofrecerla a los turistas e incluso donarla a los niños pobres del mundo.
- · Finalmente, cansados de consumir leche de vaca, nos pudiéramos, tal como casi nos prometieron, bañarnos con ella.
Si alguna de estas condicionantes no
se cumple, tal como en un Diagrama de Flujo, pues no podríamos dedicar un litro
de leche a producir algo que se llama queso azul, pues si no aclaran que es un
chiste de mal gusto, pudiera resultar ofensivo.
¿Quién come en Cuba queso azul? Me
arriesgaría a decir que probablemente el 0,000000000001% de la población cubana
tiene esa oportunidad.
¿A quién le interesa y beneficia
este “logro a futuro”? Me arriesgaría a decir que al 0,000000000001% de la
población cubana.
La “compañera” Aguirre aseguró que
la primera producción de queso azul estaría saliendo para el próximo agosto,
ahora pienso que para el día 13 y de paso la fábrica conmemorará la fecha de
nacimiento del, al parecer, gran comedor de este derivado lácteo y que el
objetivo es producir 1.5 toneladas diariamente, para lo cual, existe la materia
prima, más la química necesaria.
La pregunta de los 64000 dólares es,
para quién es este queso.
Veamos la situación de Cuba hoy. El país
atraviesa por un desabastecimiento general de casi todos los productos de
consumo, dentro de ellos brutalmente de comida. Con la llegada del Periodo
Especial hubo desabastecimiento de los productos en moneda nacional, o sea, lo
que se distribuía racionadamente por la libreta, pero muy rápido, tal como un
mago saca un conejo de un sombrero, apareció la variante de las tiendas en
divisas para el pueblo revolucionario, conocidas como shopping y el problema fue
conseguirse los dólares primero y los CUC después, cosa para la cual los
cubanos fuimos hábiles, pero ahora el desabastecimiento está precisamente en
las tiendas en divisas, porque del mercado en moneda nacional no queda nada. No
hay productos, no por el embargo, sencillamente no hay productos porque el
gobierno cubano no tiene dinero para comprarlos y como es entendible después de
60 años de olvidar y maltratar a la economía doméstica, agricultura incluida,
hoy no se produce nada, o como bien dice Silvio Rodriguez en su canción, “casi
nada, que no es lo mismo, pero es igual”.
Nadie me lo ha contado, no estoy
poseído por el diablo imperialista, sencillamente veo las imágenes y videos que
salen desde Cuba gracias a los celulares e internet. Las tiendas de comida
están vacías, las colas de personas son infernales y muchos lugares estatales
de ventas, están protegidos por personal especializados vestidos de negro con
armas largas, las personas, debido a la escasez o la incertidumbre y quizás un
poco de histeria están dándose golpes para acceder a un pedazo de pollo o una
botella de aceite.
El gobierno ha prometido resolver el
problema de la alimentación sana, segura y sostenible, sobre, el “cultivo”,
cito textualmente, de avestruz y jutía.
Y entonces, en un lugar donde no hay
vacas, después de la muerte de Ubre Blanca toda esa especie casi se extinguió
al no haber llegado otra Arca de Noe para Cuba, donde la leche es un lujo,
donde familias viven y lo digo por experiencia, jugándoselas en el mercado
negro, de noche, a oscuras, a escondidas, comprando leche robada, cómo se puede
pensar en producir queso azul para el 0,000000000001% de la población, el gobierno
y los cuatro turistas que visitan Cuba.
Vivo en Lincoln, Nebraska y no he
encontrado en 6 años un chorizo que se pueda comer. Aquel chorizo español con
que todos los cubanos soñamos, no se vende. La comunidad española, si es que
existe, debe ser muy pequeña y, por tanto, nadie trae un chorizo que los
americanos no conocen y no consumen. Si quiero, en el medio de este país, comerme
un chorizo español tengo que comprarlo por internet, encargarlo a Miami o irme
a San Antonio, Texas, donde vive la otra parte de mi familia.
Entonces en un lugar dónde no hay
leche o peor, donde la leche es un super lujo, cómo se puede pensar en fabricar,
nada más y nada menos, que un queso tan especial con la justificación de
disminuir importaciones. Sencillamente la estrategia de la “compañera” Aguirre
debería ser más clara y objetiva a no ser que a ella también le guste ese queso;
no se va a importar jamás más queso azul, cosa que se va a explicar a los integrantes
del gobierno y sus familiares consumidores para evitar suicidios y a los turistas
fanáticos específicamente a ese queso se les debería emitir un comunicado animándolos
a traer unas raciones para su consumo, que, para no afectar los por cientos del
turismo como sector, como una acción de buena fe, el gobierno les dejará pasar libres
de impuestos.
He leído, para ver si puedo entender y ayudar a la "compañera" Aguirre. El queso azul cuenta con
una considerable cantidad de vitaminas y minerales, lo que puede servir para un
buen funcionamiento del sistema nervioso. Es capaz de combatir la migraña y
mantener el cuerpo relajado y por si fuera poco ayuda también a combatir los
altos niveles de colesterol.
Es una excelente fuente de proteínas
para el desarrollo de las células y los músculos y por su aporte de potasio
puede favorecer al mejor funcionamiento del corazón e incluso a la mejor
madurez sexual en los adolescentes. Comer queso azul puede garantizar una buena
digestión. Quizás en esto estaría pensando “nuestro jefe” cuando se volvió
fanático al queso azul y ordenó construir una pequeña fábrica experimental,
todos sabemos que le gustaban los experimentos.
Entonces le hubiera quedado mejor a
la “compañera” Aguirre, anunciar que, para contribuir a la salud del pueblo, la
poca leche que tenemos se utilizará para producir una nueva medicina, el queso
azul, cuya producción completa se destinará a las farmacias cubanas, donde por
recetas médicas emitidas por un médico especialista, la población podrá a partir
del próximo agosto comenzar a consumirlo. También se distribuirá en todos los
hospitales del país, incluyendo los hospitales psiquiátricos para ser incluido
en la dieta diaria de los enfermos. Como última contribución se destinará a los
círculos infantiles y las escuelas, lo que garantizará la salud sexual de todos
nuestros niños y jóvenes.
Entonces sí la idea sería buena y al que se le ocurrió lo de la producción del queso tendrían
razón, estaría pensando en ayudar al cubano, de lo contrario no es más que una nueva y, a lo mejor, buena comedia.