Claro, las imágenes de
las ciudades lindas, alumbradas, limpias, etc., que se publican y los chinos
riendo dentro de ellas, pueden enamorar y crear la falsa ilusión de que eso es
lo que necesitamos para el desarrollo, sobre todo a una gran parte de los cubanos,
tan necesitados de ciudades lindas, limpias, alumbradas y sonrisas.
Es cierto, una parte de
la población china, de más de 1300 millones de personas, está escapando,
algunos millonarios incluso, pero al ser un capitalismo desarrollado dentro de
un sistema político comunista, engendro poco explicable teóricamente, el
sistema sigue siendo excluyente. Ellos, el partido comunista en el gobierno,
seleccionan a quiénes les va a tocar, pienso que les cobra una gran mascada de
lo que toca y el resto, pues que se joda. No es de extrañar que muchos de los
empresarios y millonarios chinos hoy, ayer campesinos u obreros, estén
manejando a nombre propio, como testaferros, el dinero que les da el propio
gobierno.
Los chinos son famosos,
no de ahora, sino desde siempre, por sus políticas frías represivas internas,
muchas de ellas que someten a una gran parte de su población, sin tener muy en
cuenta lo que pasa en el exterior, ni lo que dicen amigos o enemigos. Los
cubanos nos quejamos y puedo asegurar, por lo que he vivido, que, con razón,
pero jamás nuestro entorno se parece al de China, al final el buen ron, la
música y el baile, los amigos de la infancia en la policía o la Seguridad del
Estado, el sexo, nos han salvado. China fue y sigue siendo un imperio cerrado,
sólo abierto a conveniencia y está demostrado que meterle caña a un millón de
“amarillos” no representa mucho problema.
Ahora el Coronavirus
nos trae, o me trae, muchas dudas sobre el buen actuar del gobierno chino,
considerando la información que está a disposición, actuar que no me es extraño,
a partir de toda la complejidad de la historia de ese país y su actuación
totalitaria. No creo poder definir nada, porque en realidad lo que tengo más
que todo son preguntas, dudas, que, para no sumarme a lo que está ocurriendo
más allá del virus, prefiero no escribir ahora. Ya luego, con más claridad sobre
esto, a lo mejor me anime. Sólo diré que he visto muchas declaraciones de
ciudadanos chinos, honestos, de diferentes edades y sexos, al parecer conocedores
de lo que ha y está pasando, culpando a su gobierno por lo que ha ocurrido no
sólo en China, sino en el mundo y pidiendo disculpas por ello. Es lo más que
pueden hacer, están pidiendo que no la cojan con el pueblo chino, pues no es
culpable. Saben y aclaran, además, que por sus declaraciones al mundo están
seguros de tener que enfrentar consecuencias personales.
China, ha publicado que
está fuera o libre del virus y ha comenzado a ayudar a otras naciones afectadas
con medicamentos y equipos y paralelamente han comenzado a aparecer
informaciones sobre ese país y el Coronavirus, que no puedo asegurar que sean
100% ciertas, pero la historia como ciencia demuestra que “cuando el río
suena es porque piedras trae”. El tiempo pasará y entonces, como siempre,
personas no involucradas, no actores con cabezas frías, podrán dar una versión
objetiva, creíble, con datos e informaciones reales. “No van lejos los de
adelante, si los de atrás corren bien”, “Mas fácil se coge a un mentiroso que a
un cojo”, “La mentira tiene piernas cortas”.
He leído algo,
reconozco que no tanto como otras personas, porque por recursos de sobrevivencia,
mi cerebro, ha parado el interés por estar al tanto, minuto a minuto, de lo que
está pasando en cada rincón del mundo. Son tantos los infestados, los muertos,
las noticias aparentemente reales y sobre todo, las aparentemente falsas; son
tantos los que, como dice mi amigo Félix desde España, han aprovechado el
momento para criticar a los gobiernos de aquí, a los de allá, para demeritar lo
que se está haciendo, para mostrar la inconformidad con sus realidades; son
tantos los que pelean con otros para imponer su forma de pensar, para salvar el
pedazo de tierra donde viven voluntarios o por necesidad, son tantas y tantas
las comparaciones y creo, personas apostadas detrás de sus pantallas para
criticar el más mínimo detalle, sin reales o sólidos argumentos, que después de
algunos meses, ya no puedo seguir interesado. Sé lo que significa, sé cómo
cuidarme mínimamente, estoy al tanto de los míos cercanos, familia y amigos, estén
donde estén y entonces espero que todos salgamos de esto y que no demore mucho.
No soy político de oficio, no soy médico.
De más está decir que
el Coronavirus ha devenido en un campo de batalla ideológico absurdo, donde los
partidarios de diferentes bandos están aprovechando lo mínimo para derrotar al
otro bando. ¿Qué es mejor ahora el capitalismo o el comunismo?, ¿Quiénes son
mejores en Estados Unidos los demócratas o los republicanos?, ¿Europa
socialdemócrata es más efectiva que el capitalismo norteamericano?, ¿Se vive
mejor en Finlandia, país con 6 millones de personas a los que se les quita en
impuestos hasta el 40% de su salario para obras y actividades sociales o en
Estados Unidos con 327 millones de personas, donde de forma general la atención
médica es pagada y los medicamentos, también generalmente, son caros?, ¿China,
potencialmente locomotora financiera del mundo hoy, tiene mayores ventajas para
vivir que España, Italia, Reino Unido, Japón y los propios Estados Unidos,
países evidentemente muy afectados por la pandemia?, ¿Tendría que aprender el
gobierno de Trump del sistema de salud del gobierno de Cuba y a cada ciudadano,
echarle bajo la lengua tres goticas de un medicamento homeopático para elevar
la inmunidad humana?
La estrategia personal que
recomiendo es no coger lucha con cada actuación de cada gobierno, todos o casi absolutamente
todos, a lo largo de la historia, han manejado y manejan la información, los
recursos, las acciones, etc., a conveniencia. Desde la Antigua Grecia, en la llamada
ciudad-estado, Atenas, no fue la única, pero si la más sólida, allá por el
siglo VI a.C., donde los representantes que votaban se dedicaban a meter muela,
comer, fraguar algunas traiciones y conspiraciones y participar en fiestas, etc.,
hasta hoy en Estados Unidos y en Cuba, ejemplo de dos gobiernos modernos
diferentes, los políticos son todos parecidos, salvo, claro, muy honrosas
excepciones.
A los que no estamos
sentados tomando las decisiones, nos cuesta siempre trabajo entender el por qué
de cada cosa, de cada segundo, de cada milímetro y casi siempre queremos,
apelando a la lógica y el sentido común, que muchos suponemos tener, pero a
veces no tenemos, que las cosas evolucionen rápido y efectivamente, tan rápido
y efectivo como a nuestra conveniencia personal le convenga. Si esto fuera tan
fácil, pues el planeta Tierra tendría un solo gobierno, jugaríamos en un
columpio cantando canciones de amor todo el día y nos sentaríamos, imitando a
Adam y Eva, a comer los frutos del Paraíso.
Las noticias sobre
Estados Unidos son alarmantes, claro, pero son más porque muchas televisoras de
aquí y luego del mundo entero, se han dedicado, a mí modo de ver, a multiplicar
los problemas y presentarlos como el caos, la Apocalipsis, más que todo como una
forma de pasarle las cuentas viejas a los políticos que no gustan.
Tal es así, que, de
todos lados, incluyendo a Cuba, nada más y nada menos que de Cuba, recibo
mensajes de preocupación extrema. Todos allí están preocupados por lo que
estamos pasando aquí. Se dicen que los muertos están en las calles, que el
sistema norteamericano de salud, o sea, hospitales, médicos, enfermeras,
técnicos, personal de apoyo, etc., está totalmente colapsado, que ya nadie
puede atender a los enfermos, que la economía está al derrumbarse, que todos
pasaremos hambre y por supuesto, que el Sr. Presidente Trump es culpable de
todas y cada una de las cosas que están pasando, da igual que se hable del
fatídico virus como de un niño que nació sietemesino, da igual que se esté
calculando los muertos por el Corona hasta de que ayer se disparó un
transformador y se fue la electricidad en tres cuadras de un barrio de Iowa. Se
dice que a Trump sólo le importa la economía, el dinero, aunque para eso tenga
que “matar” a millones de los ciudadanos de este país.
Señoresssssssssssss!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Trump, le ha venido
bien a todos aquellos que necesitan un culpable, un malo de la película, a
muchos que están aquí y a otros que nunca han venido. Trump le puede caer bien
a muchos y mal a otros, pero por favor, amigos, no es el culpable de que, ahora
en medio del Coronavirus, un lobo salvaje, aprovechando la madrugada se meta en
el gallinero y se coma unas gallinas.
No trato de tirarle un cabo
a Trump, sólo estoy tratando de llamar la atención sobre la enormidad de
quejas, criticas, burlas, etc., que el tipo recibe diariamente, de personas que
viven aquí y no les gusta, de personas que viven en Cuba y prefieren hablar del
presidente de Estados Unidos para no hablar del presidente que ellos tienen y personas
que viven en otros lugares del mundo y como parte de una ola gigantesca y de moda, se suman a las críticas, sin
conocer, creo yo bien, las interioridades del gobierno, personas poco críticas
con otras realidades, pero extremadamente criticas con la realidad norteamericana.
Mi opinión es que hay
muertos y habrá, es innegable, pero ninguno está tirado en las calles, no
caminamos por encima de los cadáveres, es mentira, no estamos pasando hambre,
no estamos nerviosos porque el fin del mundo llegó. A diferencia de un señor
muerto en la acera, donde por horas nadie lo vino a buscar y ni tan siquiera
pudieron tapar el cuerpo sin vida con un trapo viejo y que cuando enviaron a un
trabajador de salud, lo enviaron sólo, sin equipos, el que se negó a recogerlo
porque tenía dos hijos, frente a un grupo de policías y funcionarios del gobierno
municipal que sólo observaban, que se están dedicando a evitar que las personas
filmen con sus teléfonos y publiquen fotos y videos, pero que tampoco se
brindaron a recogerlo y hubo que esperar a que una vecina, mujer cubana, guapa,
sin uniforme, sin trajes especiales, sin mascarilla N95, autonombrada hija de
San Lázaro, Babalú Ayé, lo cogió por los pies para meterlo dentro de una caja
de madera, en un pueblo de la provincia Pinar del Río, toda esta escena frente
a vecinos y niños.
El manejo de la
información, de forma consciente o inconscientemente tiene en momentos como estos
su máxima complicación. Todo se presta para el manejo, a veces inescrupuloso.
Hoy sólo hay que dar un clic para que, la información real, buena, ilustrativa,
que ayuda, pero también la falsa, la que alarma, la amarillista, la que
desinforma y crea desinformación, vuele y llegue a millones de personas. El
mundo está alarmado por el Coronavirus y muchos están muy entretenidos
mostrando su preocupación, preocupando a otros.
Desde Cuba,
representando la información oficial o la tendencia del gobierno, me llega algo
como este mensaje publicado por Mariela Castro, una persona que forma parte del
gobierno en su función profesional y política, que espera la ocasión exacta
para hablar, a pesar de que puede callar frente a muchos y más complicados problemas
internos que sí le debiesen interesar:
“! Que desastre!
Me duele el pueblo estadounidense. # Trump sigue maltratando a su pueblo cuando
más atención necesita de su presidente. # Covid19 #CubaSalva”
Por supuesto, con
mensajes como estos, muchas personas que viven en Cuba, sinceramente
preocupadas, se hacen eco del bombardeo consciente, de la información sacada de
contexto, de la repetición y repetición de que los problemas están en otro
lugar y me hacen llegar mensajes como este que reproduzco:
“Hola querido Roly. ¿Cómo andan de salud ustedes hoy?......Lo que veo que
está pasando por allá es terrible… muchos enfermos y muertos… Yo hasta ahora
normal… La pandemia sigue avanzando por doquier…y por acá hay más medidas de
contención y prevención. Y el Sr. que manda por allá está loquísimo, más ahora,
tomando medidas contra la OMS y otros países, cuando tiene que componer el suyo…"
¿Qué decir? Amigos y familiares cercanos, denle un golpe de cuarentena a
la información, saldremos del Coronavirus, pero luego quedaremos enfermos,
nerviosos, estresados, histéricos. Seleccionemos fuentes confiables y afiliémonos
a ella. Existe mucha mentira, mucha mala intención, mucha desinformación que
presume de estar informada.
Apaguemos nuestras pantallas un rato cada día. Es
un buen momento para regresar a los libros de papel, sentir la inigualable
sensación de mojarse un dedo para pasar una página, regresemos o aprendamos sobre
las labores manuales, da igual pasar un trapo húmedo a los muebles, hacer
origamis o regar las plantas. Volvamos al entretenimiento sano.
Los religiosos cristianos pueden volver a leer el Viejo y el Nuevo Testamento.
A los cubanos musulmanes les recomiendo el Corán en su versión en árabe. A los
patriotas les recomiendo las Obras Completas de José Martí, la edición de 20
tomos. Para los revolucionarios pueden empezar a leer todos los discursos,
intervenciones, declaraciones, reflexiones de Fidel Castro, empezando por su alegato
histórico en el juicio por el asalto al Moncada. A los que les gusta la ciencia
ficción pueden seleccionar algún escrito de Marx o los que luego hiciera Lenin.
Para aquellos que gustan de los detalles mínimos e inacabables pueden escoger a
García Márquez y sus “Cien años de Soledad” y si quieren sentir lo que
significa el aplastante no paso del tiempo, les recomiendo el documental del
más francés de todos los cubanos, Alejo Carpentier, sobre La Habana, también
pueden retomar las cinco partes de Liberación, sobre la Gran Guerra Patria de
los Soviéticos, o la inigualable serie de espionaje, sólo un poquito lenta por
la factura, “17 Instantes de una Primavera”.
Estaremos bien, cualquier de estas acciones serán mejores que aprender
de memoria el nombre y la edad de cada uno de los fallecidos. El virus que nos
ha tocado vivir, es eso, nos ha tocado vivir y lamentablemente ha afectado a
muchos a la misma vez. El no se resuelve criticando, ni sobre inflando noticias
o estados de ánimos. El virus no se resuelve con depresión. Preocupémonos por ocuparnos.