Una de las preguntas que más se repiten y que más respuestas dudosas y contradictorias trae, es si el gobierno cubano que aún demagógica, deshonesta y descaradamente, se sigue autonombrando “revolucionario”, sería capaz de reprimir a gran escala con el uso del ejército y armamento pesado al pueblo, si éste decidiera lanzarse a las calles en reclamo de algunos derechos y beneficios que hoy, a todas luces, no tiene.
Aunque no son buenas las comparaciones, como dice mi amigo el profesor Armando Briñis, pues los hechos que muchas veces pretendemos analizar ocurrieron en momentos diferentes, bajo circunstancias muy propias y a veces irrepetibles, es bueno recordar que algunos gobierno comunistas que se proclamaban del y para el pueblo, cuya propaganda más sólida fue la defensa de las masas populares, no dudaron, cuando esas masas compuestas por obreros, campesinos, intelectuales, trataron de mostrar su inconformidad y quisieron generar cambios, en sacar al ejército y los tanques para reprimirlos brutalmente, provocando miles de muertes. Véase Checoslovaquia, Hungría, China.
Esto de pueblo siempre es llamativo. Cuando esa masa apoya o por lo menos no actúa contradiciendo al gobierno, es pueblo lindo, pero cuando aparece la primera manifestación pública de desacuerdo, ese mismo pueblo lindo es nombrado enemigo, vendido o comprado, mercenario, etc. Está probado que en el comunismo se puede ser pueblo en la mañana o el lunes y mercenario en la tarde o el jueves. Todo depende de la conveniencia del gobierno. En un momento se puede halagar y en otro reprimir a los mismos. Un día el pueblo puede ser gigante, patriota y otro puede ser nombrado confundido y al servicio de tal o más cual enemigo.
Fidel Castro, el más malo de todos los malos, fue un tipo inteligente y sobre todo muy hábil. Fue famoso por lo que él mismo y sus colaboradores llamaron “consultas al pueblo” y esa fueron unas de sus mejores actuaciones.
En realidad, un tipo tan prepotente como Fidel, nunca consultó nada y, al parecer, muy pocas veces hizo caso a lo que otros le recomendaron. Ahora, eso sí, siempre estuvo dispuesto a pararse detrás de un micrófono y delante de una cámara de TV para improvisar 7, 8, 9 horas continuas de discursos, donde con una magistral combinación de caras y gestos, más modulaciones de la voz, números calculados en el aire y preguntas que él mismo se respondía, hacer caminar a ese pueblo que, no pocas veces lo escuchaba hechizado, a apoyar hacia donde él quería llegar. Nunca hubo una real consulta, sólo discursos, manejos de las masas para lograr, no pocas veces, caprichos.
Discursos tras discursos plagados de mentiras, sueños sin vínculos terrenales, idas y venidas en la historia o su interpretación de ella, largas y agotadoras horas de monólogos, sirvieron siempre de herramienta para lograr que ese pueblo, el cubano, apoyara cualquiera de sus ideas, daba igual una zafra irrealizable desde que se le ocurrió, una guerra en un país que los cubanos no conocían, el fusilamiento de personas, incluso que una noche se acostaron héroes y amanecieron al día siguiente traidores, etc.
Fidel tuvo, además de su inteligencia y habilidad, suerte por la coyuntura de su momento histórico. En gran parte de su largo gobierno contó, es real, con el apoyo de muchos dentro de Cuba y además con un buen apoyo y sustento internacional. Político hábil nunca sacó los tanques a la calle, porque cuidó mucho su imagen internacional, pero cuando hubo pequeñas revueltas populares muy localizadas, no dejó de sacar a los militares sólo que los disfrazó de civiles o los vistió de paisanos. Fidel fue el padre de los desastrosos mítines de repudio, donde parte del ejército vestido de civil, con ropas que el propio gobierno suministró siempre, se utilizó camuflajeado dentro de parte del pueblo para reprimir a la otra parte del pueblo. La imagen lograda es dulce y para muchos todavía hoy difícil de entender en la realidad y su real magnitud, porque frente a las cámaras lo que se vio fue a una parte del pueblo indignada, voluntariamente defendiendo a su revolución frente a la otra parte del pueblo que la quería destruir. Resulta fácil para los gobiernos comunistas nombrar y crear enemigos internos y externos. Si te manifiestas en contra, exiges o cuestionas algo, muy rápido te sacan y publican tu expediente que dice “delincuente y mercenario”.
Formula hasta hoy: ejército disfrazado de pueblo, golpeando, reprimiendo al pueblo. El gobierno siempre se ha limpiado las manos, diciendo que fueron y son manifestaciones populares a favor del gobierno, nosotros los cubanos sabemos que no es tan así.
Ahora la pregunta es: ¿El actual presidente cubano Díaz Canel, quien bien se ha ganado como reconocimiento el sobre nombre de “puesto a dedo”, con el respaldo del general Raúl Castro, Secretario General del Partido Comunista, único partido existente y permitido y por ende el respaldo de los altos militares muy comprometidos, pero sin el respaldo internacional que tuvo su antecesor y mucho menos respaldo interno real, aguantará sin vestir las calles de verde y provocar una violenta represión?
La noche de los cristales rotos. Se le llama así a una serie de linchamientos y ataques llevados a cabo por las tropas de asalto de las S.A. y parte de la población alemana en la madrugada del 9 de noviembre de 1938, contra los ciudadanos judíos en la Alemania nazi.
En aquella ocasión, lo que dio pie a tales linchamientos, fue la simulada reacción espontánea de la población tras el asesinato de un funcionario de la embajada alemana en Francia, mientras el gobierno alemán se dedicó a observar sin intervenir, contra los ciudadanos judíos, sus negocios e incluso las sinagogas en toda Alemania. Los ataques dejaron las calles llenas de vidrios, producto de la destrucción y saqueo de las vidrieras de los negocios, las escuelas, los hospitales y las casas de los judíos, escena que dio el nombre a lo ocurrido.
Se recoge la muerte en el primer momento de más de 100 ciudadanos judíos y la detención y luego envío a los campos de concentración de más de 30 000.
Lo ocurrido en “la noche de los cristales rotos” fue parte de la política racial en la Alemania nazi y el primer paso a lo que luego es reconocido como el Holocausto. De un día para otro, la policía política, frente al gobierno que no reaccionó pues formaba parte de la maniobra, comenzó la persistente persecución política y económica contra la población judía, queriendo hacer creer al mundo que los linchamientos y detenciones fueron reacciones espontáneas del pueblo alemán que actuó sin ser dirigido, ni impulsado por alguien. En aquella ocasión como ya dije, la policía política alemana, coordinada y permitida por el gobierno, disfrazada de pueblo, encabezó la masacre, la destrucción y los encarcelamientos.
La (s) noche (s) de los lápices. A sólo 6 meses de instalada la dictadura militar en Argentina, las calles de ese país se llenaron de miedo y muerte, encaminada sobre todo contra los estudiantes de preuniversitarios y los universitarios, sector que desde finales de la década del 60 había sido centro de una intensa actividad política de agrupaciones básicamente con una tendencia de izquierda.
La represión sobre estos sectores estudiantiles, protagonizada directamente por el ejército profesional, la policía y la policía política, inauguró lo que luego se constituyó en constante, el secuestro, la tortura y desaparición de estudiantes, profesores y no pocos trabajadores, identificados todos por un pensamiento diferente.
En las noches entre el 9 y el 21 de septiembre de 1976, los grupos creados para reprimir, muchos vestidos de civiles, o sea, de pueblo, secuestraron a estudiantes pertenecientes a varias organizaciones estudiantiles, siendo la noche del 16 en la que más secuestros se ejecutaron y dio nombre para la historia a los sucesos ocurridos. La noche de los lápices convirtió a los jóvenes estudiantes en secuestrados y “blanqueados”, denominación que la dictadura dio a los llamados “delincuentes subversivos” por su militancia política, que luego fueron asesinados y enterrados en fosas comunes.
¿Se parece esto a lo que ocurre en Cuba? Bueno, mi amigo Briñis insiste en que no se puede hacer comparaciones, pero si, a mí se me parece y se parece mucho.
Los cubanos, esos mismos que en realidad no podemos hablar de represión a gran escala con tanques, perros, chorros de agua, bombas de humo, ni desaparecidos en gran número, siempre hemos estado sometidos a este tipo de actuaciones del gobierno, disfrazado en no pocas ocasiones de “pueblo espontáneo e indignado” que reacciona contra los enemigos ideológicos internos.
En Cuba siempre ha sido fácil vigilar, reprimir, chantajear, intimidar, detener sin reales argumentos, torturar física y sobre todo psicológicamente, enjuiciar y sancionar en juicios amañados con falsos testigos y abogados defensores que no pueden defender. Y no hago referencia a lo que vi u otra persona me contó, me refiero sencillamente a lo que pasé personalmente y a lo que pasaron muchas otras personas que conozco y en las que confío. Hechos que no pueden ser desmentidos y que se suman a otros millones de hechos ocurridos que se conocen cuando se habla con los cubanos. Siempre fue fácil actuar con mayoría y fuerza abusadora, en la oscuridad, en secreto, contra una determinada persona sola e indefensa.
Esa forma de actuación, que repito, no es nueva en la historia, ni tampoco en Cuba bajo la figura del “político” Fidel Castro, hoy, por más miedo que nunca, se ha convertido en la forma de actuar del gobierno cubano, que ha logrado mejorar el método.
Al aumentar el descontento interno y sobre todo las manifestaciones públicas, al aparecer nuevos actores de esa oposición, llegando ahora a movilizar a jóvenes artistas e intelectuales, a amas de casa y sobre todo a la mujer cubana, cansada de tener que luchar minuto a minuto para mantener a su familia en cosas tan elementales como desayunar, almorzar y comer, el gobierno, sacando los expedientes de “delincuentes y mercenarios”, además de retomar los mítines de repudio, a los que muchos pensamos que jamás se regresaría, por lo que ellos significaron, inaugura otra forma de proceder.
Identificando aquellas personas que están abierta y públicamente en contra, o que sencillamente cansadas se han comenzado a manifestar con críticas sencillas y todavía bien intencionadas, otras más profundas y cuestionadoras, pues además de ser detenidas cualquier día, en cualquier lugar, hay personas que son detenidas decenas de veces en el mismo mes, llevadas a una estación de la policía, advertidas, presionadas, chantajeadas, etc., ahora se les sitúan frente a sus casas a personajes de la policía política, a los que conocemos como miembros de unas de las partes del ministerio del interior y/o la seguridad del estado, más carros y uniformados policías y se les impide salir a la calle y por supuesto, se les impide recibir visitas.
24 horas continuas de vigilancia y advertencia de que no se puede salir, encarcelamientos y restricción de libertades, entre ellas las de movimiento y reunión, sin juicios. Personas que están sancionadas sin sanción. Militares vestidos de civil, que aparentan ser pueblo, apostados frente a las puertas de las casas o en las esquinas, cuya única misión es impedir que esa persona pueda tener contactos con la sociedad que lo rodea, sean cuales sean esos contactos.
Entonces me pregunto, por ejemplo, ¿Para qué sirve la Organización de Naciones Unidas?, ¿Para qué se exige a los gobiernos, representativos de sus pueblos, a formar parte de un programa o firmar tal o más cual declaración que debe funcionar para todo el mundo, no sólo funcionar, sino obligar a determinada forma de actuar?
La famosa y muy mencionada Declaración Universal de los Derechos Humanos, primero supone un reconocimiento de los derechos básicos y las libertades fundamentales que son inherentes a todos los seres humanos, inalienables y aplicables en igual medida a todas las personas, y que todos y cada uno de nosotros hemos nacido libres y con igualdad de dignidad y de derechos.
No es ahora el momento
de estudiar esta declaración, una de las más famosas entre las famosas, aunque creo
que es bueno leerla de vez en cuando, baste sólo decir que en el caso cubano,
para Cuba, por lo que está pasando y es público y conocido, o esto es una
burla, o es un documento que está redactado sobre el hielo y se borra cuando el
hielo se derrite o todo es una jugada “política” entre los gobiernos que por
debajo o detrás de ella, se ponen de acuerdo, principalmente contra el mismo
humano que en la letra se trata de proteger y salvar.
La declaración de esos llamados “derechos humanos” pueden ser de aquellos documentos que se firman igual que se firma el acta de matrimonio, bajo risas y chistes, cuando ambos conyugues prometen amarse, protegerse, apoyarse, cuidarse para toda la vida, muchas veces cuando ni se aman, ni saben lo que es proteger, menos lo que significa para toda la vida y donde en no pocas ocasiones, el amante o la amante están formando parte de la ceremonia.
¿Qué poder tiene las Naciones Unidas para llamar a un gobierno y exigirle como firmante de determinada declaración, a cumplirla? Para mí o no tiene el poder y todos son unos “come vacas” acomodados o esto de los derechos y defensas es como las fotos de familia o Facebook, donde sabemos que las personas se odian, pero aparecen abrazados sonriendo y dando muestras de amor.
¿Cómo permitir que un gobierno moderno, democrático en sus postulados teóricos, pueda retener sin juicio o causa alguna a alguien dentro de su casa, cumpliendo el capricho de que no quiero que salgas, por sólo pensar diferente?, ¿Qué derecho puede tener un gobierno y sus fuerzas represivas, disfrazadas o no, para impedir que las personas salgan a la calle o puedan ser visitadas por amigos y familias, sin que exista un delito cometido y probado?
¿Qué derecho tiene un
gobierno?
OJO. Los victimarios nunca son eternos, no los fueron los de las noches de los cristales rotos y los de las noches de los lápices por muy fuerte que parecían ser. Los victimarios, los que han sobrevivido a sus funestas actuaciones, han pagado. Sigo escuchado sobre el dialogo y algo más dulce, el perdón. A la luz de los cada día peores acontecimientos y errores, a raíz de las decenas y decenas de personas que son inescrupulosamente tratados como enemigos internos, me cuesta trabajo verlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario