El pueblo de Cuba sufre. Esta es una idea que se repite y se repite constantemente dentro de Cuba y fuera de ella. Sufrimiento que parece nuevo y por eso llamativo. Tal puede parecer que vivíamos encantados y ahora recientemente por pura fatalidad acabamos de llegar a esa forma de vida en negativo.
El pueblo
de Cuba sufre desde hace décadas. ¿Desde cuándo se atentó contra toda forma de
propiedad que no fuera la absoluta estatal?, ¿Desde cuándo la opinión pública
fue maniatada, encarcelada, criticada, a cambio de establecer una sola forma,
al menos de expresión aceptada?, ¿Desde cuándo se limitó, censuró, oprimió al
artista, al intelectual, al profesor, al simple pensador?, ¿Desde cuándo existe
el mercado negro, hoy reconocido como informal, que ha venido sistemática y
sólidamente supliendo todas las carencias?, ¿Desde cuándo se ha incrementado el
número de la población carcelaria cubana, en un país que en 1959 tenía 14 cárceles
con una población de más menos 6 millones de habitantes y hoy exhibe para 11
millones de habitantes más de 293 centros penitenciarios, o sea, 20 veces más?,
¿Desde cuándo se sancionó, se puso en “plan piyama”, se desapareció e incluso
se fusiló, sólo respondiendo a caprichos del poder?
El pueblo
cubano sufre desde hace décadas. ¿Desde cuándo el cubano fue considerado
ciudadanos de segunda clase, al cual no se le permitía viajar al exterior,
entrar en los hoteles y restaurantes dentro del país, moverse de una provincia a
otra?, ¿Desde cuándo fuimos vigilados dentro de los trabajos, en nuestros
repartos, dentro de nuestras propias familias, y muchos cubanos fueron sancionados,
reprimidos, segregados por creencias religiosas, ideas ideológicas, recuerdos
del pasado capitalista, etc.?, ¿Desde cuándo nuestras vidas dependieron
absurdamente de verificaciones secretas hechas a nuestros vecinos, compañeros
de estudios y trabajos?
El pueblo
cubano sufre desde hace décadas. ¿Desde cuándo existe la corrupción a todos los
niveles, el desvío de recursos, el llamado “enriquecimiento ilícito” de todo el
que pudo corromper y corromperse, desviar, enriquecerse?, ¿Desde cuándo se
dividió a una población en buena y mala, en triunfadores y traidores, en
revolucionarios patriotas y gusanos, mercenarios sin patria?, ¿Desde cuándo se
estableció Cuba es mía y Cuba no es tuya?, ¿Desde cuándo vive el cubano sin
agua, sin electricidad, sin casas?, ¿Desde cuándo la moneda cubana dejó de
servir para algo y se obligó al cubano a depender del enemigo dólar
norteamericano?, ¿Desde cuándo se gritó: “Pin pon fuera abajo la gusanera”, “Que
se vayan, que se vayan”, “Pa lo que sea Fidel, pa lo que sea” diciendo y
dejando claro que daba lo mismo sembrar café o caña, que golpear y arrastrar
salvajemente a cualquier hombre, mujer, viejo y niño que se seleccionara como “enemigo”?
¿Desde
cuándo el cubano emigra?
No sé cómo
se puede llegar a la conclusión de que en algún momento fuimos felices. No
existe el comunismo con felicidad, más allá de las vallas publicitarias. Al
comunismo se llega por la fuerza, las armas y las guerras y peor, se mantiene realmente
por la fuerza de una minoría contra una mayoría, todo esto revestido de amor.
Es cierto
tuvimos más comida, porque vivimos debajo de un espejismo de desarrollo bien
diseñado por la propaganda y patrocinado por los “hermanos” de aquellos años, tantos
espejismos que nos llegamos a considerar, dirigidos por locos, que no fue uno solo,
una gran potencia capaz de revertir el mundo a nuestra conveniencia. Nosotros
estábamos bien, éramos dueños del camino, el mundo estaba mal y entonces
nuestra misión era arreglarlo. ¿Desde cuándo mueren cubanos en guerras,
guerrillas, escaramuzas, pandillas fuera de Cuba?
Cómo pensar
que fuimos felices, si cada uno de estos ¿desde cuándo? que se me ocurren aquí,
podría hacer una lista difícil de concluir de muchas páginas, lo único que han
traído es infelicidad, sufrimiento, desilusión, apatía, enemistad, dolor, odio,
etc. Cada sanción, cada expulsión, cada separación, cada familiar preso, cada
fusilamiento, lo único que creó y crea es infelicidad, no sólo del perjudicado
o implicado, sino de un grupo más amplio de familiares y amigos. Es cierto en
una época tuvimos comida y esto para los criadores de cerdos es más que
suficiente, quizás también para algunos animales.
Cómo pensar
que fuimos felices si terminamos fajándonos con nuestros padres, hermanos, amigos
de la infancia, compañeros de trabajo, a veces por un refrigerador, a veces
sólo por un color, tú lo veías rojo, yo lo veía azul y eso se elevó a orden
ideológico y nos convirtió en guerreros. Seamos sinceros, desde hace décadas,
sólo fingimos la felicidad.
El pueblo
cubano sufre, no deja de ser verdad, pero también dentro de ese saco, hay
pueblo que reprime, golpea, arrastra, se rasga las ropas defendiendo al
gobierno y obedece a la usanza de viejos esbirros. Hay un pueblo que, por múltiples
razones, todas enfermizas y enfermantes, llega a disfrutar la aplicación del
poder y la fuerza violenta contra otros. El gobierno fracasado, hoy más que
nunca, vuelve a sacar a aquellos batistianos como ideología que, según los libros
de historia, disfrutaban con torturar, golpear y reprimir, amparados en la
inmunidad y la protección. Si, hay casos de disfrute.
¿Quiénes
son entonces los que a lo largo y ancho de la isla ejecutan todo esto? Ellos
son también pueblo cubano. Díaz Canel dio una orden de combate contra
manifestantes civiles y pacíficos, es cierto, pero, ¿Quiénes salieron a
ejecutarla? Los “comprometidos” ejecutores fueron pueblo cubano.
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