viernes, 21 de junio de 2024

562.- El pueblo cubano que no sufre.

El pueblo de Cuba sufre. Esta es una idea que se repite y se repite constantemente dentro de Cuba y fuera de ella. Sufrimiento que parece nuevo y por eso llamativo. Tal puede parecer que vivíamos encantados y ahora recientemente por pura fatalidad acabamos de llegar a esa forma de vida en negativo.

El pueblo de Cuba sufre desde hace décadas. ¿Desde cuándo se atentó contra toda forma de propiedad que no fuera la absoluta estatal?, ¿Desde cuándo la opinión pública fue maniatada, encarcelada, criticada, a cambio de establecer una sola forma, al menos de expresión aceptada?, ¿Desde cuándo se limitó, censuró, oprimió al artista, al intelectual, al profesor, al simple pensador?, ¿Desde cuándo existe el mercado negro, hoy reconocido como informal, que ha venido sistemática y sólidamente supliendo todas las carencias?, ¿Desde cuándo se ha incrementado el número de la población carcelaria cubana, en un país que en 1959 tenía 14 cárceles con una población de más menos 6 millones de habitantes y hoy exhibe para 11 millones de habitantes más de 293 centros penitenciarios, o sea, 20 veces más?, ¿Desde cuándo se sancionó, se puso en “plan piyama”, se desapareció e incluso se fusiló, sólo respondiendo a caprichos del poder?

El pueblo cubano sufre desde hace décadas. ¿Desde cuándo el cubano fue considerado ciudadanos de segunda clase, al cual no se le permitía viajar al exterior, entrar en los hoteles y restaurantes dentro del país, moverse de una provincia a otra?, ¿Desde cuándo fuimos vigilados dentro de los trabajos, en nuestros repartos, dentro de nuestras propias familias, y muchos cubanos fueron sancionados, reprimidos, segregados por creencias religiosas, ideas ideológicas, recuerdos del pasado capitalista, etc.?, ¿Desde cuándo nuestras vidas dependieron absurdamente de verificaciones secretas hechas a nuestros vecinos, compañeros de estudios y trabajos?

El pueblo cubano sufre desde hace décadas. ¿Desde cuándo existe la corrupción a todos los niveles, el desvío de recursos, el llamado “enriquecimiento ilícito” de todo el que pudo corromper y corromperse, desviar, enriquecerse?, ¿Desde cuándo se dividió a una población en buena y mala, en triunfadores y traidores, en revolucionarios patriotas y gusanos, mercenarios sin patria?, ¿Desde cuándo se estableció Cuba es mía y Cuba no es tuya?, ¿Desde cuándo vive el cubano sin agua, sin electricidad, sin casas?, ¿Desde cuándo la moneda cubana dejó de servir para algo y se obligó al cubano a depender del enemigo dólar norteamericano?, ¿Desde cuándo se gritó: “Pin pon fuera abajo la gusanera”, “Que se vayan, que se vayan”, “Pa lo que sea Fidel, pa lo que sea” diciendo y dejando claro que daba lo mismo sembrar café o caña, que golpear y arrastrar salvajemente a cualquier hombre, mujer, viejo y niño que se seleccionara como “enemigo”?

¿Desde cuándo el cubano emigra?

No sé cómo se puede llegar a la conclusión de que en algún momento fuimos felices. No existe el comunismo con felicidad, más allá de las vallas publicitarias. Al comunismo se llega por la fuerza, las armas y las guerras y peor, se mantiene realmente por la fuerza de una minoría contra una mayoría, todo esto revestido de amor.

Es cierto tuvimos más comida, porque vivimos debajo de un espejismo de desarrollo bien diseñado por la propaganda y patrocinado por los “hermanos” de aquellos años, tantos espejismos que nos llegamos a considerar, dirigidos por locos, que no fue uno solo, una gran potencia capaz de revertir el mundo a nuestra conveniencia. Nosotros estábamos bien, éramos dueños del camino, el mundo estaba mal y entonces nuestra misión era arreglarlo. ¿Desde cuándo mueren cubanos en guerras, guerrillas, escaramuzas, pandillas fuera de Cuba?

Cómo pensar que fuimos felices, si cada uno de estos ¿desde cuándo? que se me ocurren aquí, podría hacer una lista difícil de concluir de muchas páginas, lo único que han traído es infelicidad, sufrimiento, desilusión, apatía, enemistad, dolor, odio, etc. Cada sanción, cada expulsión, cada separación, cada familiar preso, cada fusilamiento, lo único que creó y crea es infelicidad, no sólo del perjudicado o implicado, sino de un grupo más amplio de familiares y amigos. Es cierto en una época tuvimos comida y esto para los criadores de cerdos es más que suficiente, quizás también para algunos animales.

Cómo pensar que fuimos felices si terminamos fajándonos con nuestros padres, hermanos, amigos de la infancia, compañeros de trabajo, a veces por un refrigerador, a veces sólo por un color, tú lo veías rojo, yo lo veía azul y eso se elevó a orden ideológico y nos convirtió en guerreros. Seamos sinceros, desde hace décadas, sólo fingimos la felicidad.

El pueblo cubano sufre, no deja de ser verdad, pero también dentro de ese saco, hay pueblo que reprime, golpea, arrastra, se rasga las ropas defendiendo al gobierno y obedece a la usanza de viejos esbirros. Hay un pueblo que, por múltiples razones, todas enfermizas y enfermantes, llega a disfrutar la aplicación del poder y la fuerza violenta contra otros. El gobierno fracasado, hoy más que nunca, vuelve a sacar a aquellos batistianos como ideología que, según los libros de historia, disfrutaban con torturar, golpear y reprimir, amparados en la inmunidad y la protección. Si, hay casos de disfrute.


Casos de todas las torturas psicológicas inventadas e incluso muchas físicas pueden llenar miles de páginas, casos de represión y abuso también. Casos de sanciones inventadas, medidas sin ley, deportaciones internas, prisiones domiciliarias, imposibilidad de movimiento, vigilancia, etc., son las mejores armas hoy de ese gobierno que, descaradamente, dice respetar los derechos civiles.

¿Quiénes son entonces los que a lo largo y ancho de la isla ejecutan todo esto? Ellos son también pueblo cubano. Díaz Canel dio una orden de combate contra manifestantes civiles y pacíficos, es cierto, pero, ¿Quiénes salieron a ejecutarla? Los “comprometidos” ejecutores fueron pueblo cubano.

Es más que cierto, el pueblo cubano sufre, pero, ojo, no desconozcamos que existe también el pueblo cubano que disfruta haciendo sufrir.



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