Trump la va a tener más fácil y difícil a la misma vez
Fácil.
Ya nadie puede decir que Trump no proviene de la política o que no tiene experiencia en estos escenarios, porque tiene a su espalda el haber sido presidente cuatro años, o sea, Trump es hoy un político experimentado, más que muchos que, es cierto, llevan años en los pasillos de senado y congreso, pero de ahí no han pasado.
Luego al estar tan vinculado a la política, después de
ser presidente de un país como Estados Unidos no existe mayor responsabilidad
en el mundo, es de suponer que haya madurado y muchos errores anteriores no los
repita.
No está obligado a luchar con los personajes que
heredó la primera vez, está seleccionando su nuevo gabinete y parece que lleva
razón en los escogidos. No obstante, siempre ha dejado claro que su gobierno no
es un auspicio, por lo que el que no trabaje bien y no cumpla con las expectativas
del gobierno y las suyas, se va. Lo que le gana muchos adeptos, los gobiernos
no deberían ser casas de retiros, donde las personas pasen buenos ratos. El
gobierno seleccionado debe funcionar de forma óptima. Es entendible los errores,
las casualidades, pero el mal trabajo y la traición no puede ser perdonada. Tal
como la vida no nos perdona a ninguno de nosotros.
Trump, fuera de todos los pronósticos oficialistas,
politólogos, expertos, medios de comunicación casi de formas masiva, muchos
gobiernos del mundo, etc., llega después de haber ganado inobjetablemente la
forma tradicional de elección, o sea, los colegios electorales del país, pero,
además, poco frecuente para republicanos, cosa que muchos aseguraban no podía
pasar, llega luego de haber ganado el voto popular, lo que significa que una
parte mayor de los votantes le dieron su voto de aceptación, lo que le da mayor
respaldo para esta ocasión. Los tan vilipendiados afroamericanos y los latinos
en mayoría votaron por Trump, para sombro los amish salieron a votar por él
también.
Los demócratas están tan perdidos buscando sus causas
de derrota, más que derrota, fracaso, echándose la culpa unos a otros, que les
queda mucho tiempo y trabajo para arreglarse. Para mí, simple observador,
siguen buscando las causas en lugares y asuntos dónde no están.
Biden contento con salir del problema, promete lograr
una transición pacífica y organizada, tal como debe ser, qué más puede hacer. Kamala
pedida, imagino viendo a qué se va a dedicar, quizás se tome un año sabático
porque el dinero no le va a faltar y escriba un libro con tres capítulos, uno
corto para contar que creció con su hermana en una casa comprada por su mamá,
otro más corto dedicado a su tiempo de vice presidenta, en el cual tendrá poco
que contar y uno largo contando como invirtió 1 400 millones de dólares en una campaña
inventada para presidenta de la cual no logró nada y sobre todo, cómo a pesar
del enorme gasto o inversión, aun quedó con deudas.
Los Obamas y los Clinton, sobre todo los primeros, que
también corrieron paralelos a Kamala a la presidencia, no han vuelto a salir,
no han dicho ni esta boca es mía. Me imagino a Michelle, la cual se manejó como
posible candidata demócrata para sustituir a su “amigo” Biden, diciéndole a su
marido: ves te lo dije, no valía la pena, me hubieran aplastado, estaría ahora
quemada, mientras que Barak, con la cabeza baja, como un niño cuando lo regañan,
mira por la ventana de su gran mansión hacia el horizonte. Quizás, como gran
estratega ahora en la sombra, pensando en cuál va a ser su próxima movida. Esta
la quedó mal, digamos, muy mal, apostó a todas luces a un caballo que
pretendían hacerlo correr, con una pata fracturada, ciego, con 84 años del
calendario humano y con una enorme infección intestinal incontrolable.
Claro, tampoco perdieron mucho, estos apostadores políticos
nunca apuestan con su dinero. Típico, el dinero de los que pretenden salvar al
mundo, erradicar el hambre en el planeta de una vez, salvar a la humanidad del cambio
climático, desde oficinas, siempre lo ponen otros.
Aunque la información oficial dice lo contrario, la
percepción casi general de todos, incluyendo a los demócratas sinceros que no lo
pueden ocultar, es que el país está mal. La economía complicada para llegar a
cada fin de mes, los intereses por los cielos, la inmigración no planificada,
descontrolada y masiva a niveles nunca vistos, que, a pesar del fenómeno
sentimental, ocasiona muchos problemas a las ciudades, por tanto, a sus
pobladores, los posibles conflictos con potencias como China y Rusia, etc., por
lo que lo poco que el nuevo presidente haga en estas direcciones resultará
beneficioso para su imagen.
Difícil.
Los retos a los que se enfrenta el futuro presidente
no están fáciles.
Todos los que votaron por él, esperanzados de que habrá
cambios, visibles, estarán esperando para, en la misma medida que mantienen su
apoyo, evaluar lo que está pasando.
Los que no votaron por él, también lo estarán evaluando,
pero en este caso furiosamente, para encontrar hasta el más mínimo detalle de
incumplimiento, elevado entonces a fracaso, para entonces decir que ellos tenía
la razón, y que el “amigo” era no sólo un problema, sino una mentira.
Todos, los a favor y en contra, por las enormes expectativas
creadas alrededor de la figura de Trump, estaremos día a día, evaluando cada uno
de sus pasos, por lo que creo que las rivalidades no desaparecerán después del
traspaso pacífico propuesto por Biden, por el contrario, se harán más visibles.
Seguiremos en combate.
El tema de campaña de deportaciones masivas es
complicado. Creo que jamás podrán ser masivas así de fácil. Existen millones de
indocumentados en este país, se dice aproximadamente 11 millones de personas.
El costo de esas deportaciones es sencillamente enorme, en el orden de miles de
millones de dólares. Creo que lo de masivo se irá cambiando por selectivo, más
la negociación para que los países de origen de esos inmigrantes los acepten de
regreso. Las promesas de campaña en este aspecto primero tienen un sentido propagandístico
para lograr la auto deportación, o sea, que muchos, voluntariamente, se
regresen, luego vendrán los análisis sobre los que ya están presos por grandes
delitos, los que ya tienen ordenes de deportación, etc. Esperemos errores,
excesos, siempre los hay frente a una medida tan complicada e inmensa.
Enfrenta cuatro grandes problemas, Canadá, México, China
y Rusia. El primero es sencillo al parecer, porque los canadienses y los
norteamericanos, aunque no se aman apasionadamente, son casi primos hermanos, al
final se entienden. Los mexicanos, estrenando una nueva presidencia, siguen
siendo teóricamente “antiyanquis”, pero están convencidos de que, sin los
yanquis, su vida se arruina y, sobre todo, empobrece, no le pueden vender sus millonarios
aguacates a Costa Rica o Panamá porque ellos también los tienen. No se los pueden
vender a Cuba que no los tiene, porque no los puede pagar. Los chinos empresarios
capitalistas, por encima del estado comunista, entenderán, Estados Unidos es su
principal cliente caro de todo lo que producen a muy bajo costo, Rusia,
imperial, se pondrá las pilas. Los imperios entre ellos se entienden y Trump ha
demostrado, sobre todo, su capacidad negociadora. Creo que, en eso, difícil, le
ira bien. Putin podrá guapearle a Ucrania, a los Estados Unidos le será más
difícil.
Trump ha prometido devolverle a Estados Unidos su
posición, tanto para el interior como para el exterior. Eso nos hace falta a
todos. Necesitamos no sólo un país fuerte, sino que lo parezca. No significa meter
miedo, sino restaurar el respeto internacional Esto será difícil y largo, pero
con el antecedente desastroso en este aspecto demócrata, el mínimo cambio se
verá.
Lo bueno de Trump es que no es un teórico, no es un
graduado de una academia de diplomacia o política, no ha estado babeando a
políticos, haciendo alianzas en pasillos, es un hombre de negocios, que ha
logrado, no sin problemas, no sin alguna trampita, un imperio a su nombre y esa
experiencia de negocios, de economía, de dólares es la que el pueblo
norteamericano necesita. Todos necesitamos pagar menos y obtener más, luego
veremos qué está pasando con los pingüinos, las ballenas y los osos por el
calentamiento de los polos. Por eso, al final, apostamos.
Nota:
Después de publicado este artículo lo he vuelto a leer, como siempre, sobre todo para ver lo genial que me quedó. JAJAJA y descubro que me faltó algo por decir en esta ocasión, entonces como el escrito es mío, lo agrego sin permisos.
Se trata de un asunto subjetivo, pero como no estamos en
un laboratorio haciendo ciencia y menos estamos en el mundo animal, lo subjetivo
también existe.
Trump es un macho alfa, quizás un maldito macho alfa, pero macho alfa es, es un líder, un tipo capaz de
impresionar con su presencia. Claro que lo ha estudiado y estudiar no es malo. En
su caso le ha dado muy buenos resultados. Hay personas que tienen ese don natural,
su sola presencia llama la atención, a muchos cautiva.
No seamos mentirosos, eso nos gusta, a muchos eso nos
atrapa, sobre todo a los latinos, por no hablar de la comunidad afroamericana.
Puede ser un criterio extremadamente machista y es cierto, porque negar que
somos machistas.
Malo es ser un abusador de mujeres, un desconsiderado,
un violento. Malo es aprovecharse de una mujer, de humillarla o discriminarla
sólo por el sexo, pero haber interpretado el papel del hombre dentro de una
sociedad y dentro de una familia, no es malo. Muchos no somos franceses o
suecos, y lo más lindo es que no queremos serlo.
Trump encarna a ese hombre norteamericano fuerte y eso
también le dio el voto. El invento de hombres “rosados”, que se miran todo el
día al espejo y que van a una clínica de emergencia por una espina en un dedo,
no forma parte de la historia de este país.
Este país se hizo con hombres y mujeres fuertes,
trabajadores de la mano, capaces de proteger a sus familias con un arma. Se
hizo de guerras, de muertos y heridos, todo lo demás es un invento de la
modernidad. Eso de personas, incluso niños y adolescentes, no contentos con sus sexos y las costosas
operaciones, eso de personas que se sienten como jirafas o elefantes y exigen
ser tratadas como tal, ese invento de poner almohadillas sanitarias en baños de
varones o alentar que los padres no tengan autoridad sobre sus hijos, son inventos
de los que ya no tienen nada que inventar y pretenden entonces seguir llamando
la atención a todo costo.
La vida no se trata de machismos o feminismos, se
trata de ser hombres y mujeres fuertes y cuando hablo de fortalezas, no me
refiero a músculos, sino a actitudes y aptitudes. Y esa fortaleza, creo,
también, convenció al norteamericano.