jueves, 25 de diciembre de 2014

Aparecieron las luces de la Navidad.

Recuerdos.

Recuerdo que cuando fui niño existía en Cuba la tradición de Arbolitos de Navidad, lucecitas de colores como adornos, Día de Reyes para los niños, etc. Nací en 1963.

Fue lindo. Primero con los Arbolitos de Navidad y las bolas de cristal que quedaron de la era capitalista, luego con los que inventamos cortando un pedazo de pino que conseguíamos haciendo excursiones a la “loma verde” de mi reparto, a los cuales adornábamos con creativas figuras de cartulina.

Al parecer todavía por aquellos años de mi infancia, la tradición era fuerte. Los arbolitos o pedazos de pinos se forraban con algodón blanco lo que le daba al asunto cierto toque invernal. Dos fuertes tradiciones, imitar la nieve que debió existir en Cuba en el paleolítico y usar desmedidamente algodón para tapizar el árbol y el piso que lo soportaba.

Navidad, Día de Reyes, capitalismo. Todo fue desapareciendo de nuestras vidas. A veces poco a poco, otras de un solo golpe o discurso.

Los nacidos en Cuba, nos descubrimos un día celebrando otras fechas nuevas: Triunfo de la Revolución, que podría haberse llamado la huída de Batista, la victoria sobre un grupo de compotas que intentaron derrocar al gobierno, el día que Fidel dejó de orinarse en los culeros, su primera Coca Cola o las gloriosas fechas de eventos tan cercanos a nosotros como la Gloriosa Revolución de Octubre en Rusia, la creación del CAME, etc.

Los Reyes Magos quitaron de su recorrido turístico a Cuba y Santa Claus cambio su traje de color rojo por uno de color verde olivo y se tiño de negro su blanca barba.

Los niños de aquellos años, pasamos de ilusionarnos con los regalos y juguetes que recibiríamos una mañana, después de haber escrito tres carticas con deseos y puesto tres laticas con agua y hierba para los camellos de los magos y tres tabaco, cosa que tropicalizaba la gestión e indicaba a los proveedores mágicos que no estaban en cualquier lugar, sino que estaban en Cuba, a participar en estresantes sorteos para comprar cada mes de julio los juguetes de tres categorías: básicos, no básicos y dirigidos.

Caminábamos por las tiendas, ilusionándonos con las bicicletas de las vidrieras, sin entender mucho por qué no podíamos comprarlas con nuestro turno del sexto día por la tarde.

Las luces de Navidad se fueron apagando, sobreviviendo sólo en pocas casas, que de puertas hacia adentro, sólo para el consumo y disfrute intimo, se arriesgaron a mantenerlas encendidas. Grupo de personas que nunca comprendieron el enorme daño que hacían por el excesivo consumo eléctrico de los bombillitos. Para muchos, no era justo mantener la alegría a cambio de dañar a la ya sólida economía de aquellos años.

Mis hijos nacieron también en Cuba 30 años después que yo. Casi no experimentaron nada de lo que al menos yo pude vivir en mi infancia. Ya no quedaban pinos en la “loma verde” de mi reparto, la habían convertido en refugio para un inminente ataque del enemigo y el algodón casi ni alcanzaba dentro de los salones de cirugía. Aquello del sorteo para juguetes se quitó por ser abusivo para la infancia. Es más, para eliminar el daño que esto causaba en los niños, se terminó por quitar la venta equitativa de juguetes, aquella que partía de la noble idea de "de cada cual su trabajo a cada cual su necesidad".

Como compensación, pues la infancia estaba protegida, aparecieron los juguetes, en ese momento de manufactura capitalista, en dólares primero y luego en CUC, para niños que defendían el Socialismo y sus papás ganaban pesos cubanos. Entonces comprar una maquinita podría equivaler al salario de dos meses de trabajo de un papá obrero o tener algún familiar gusano, por aquellos años convertidos ya en oportunas mariposas. Contradicciones.

Las niñas comenzaron a soñar con Barbies, lo sé por la mía y los varones con Batman y transformer, lo sé por el mío y los papás comenzamos a soñar con leche en polvo y carne de res compradas en el mercado negro. Se comenzó a sancionar a 20 años de privación de libertad al que matara a una vaca, pero como no somos indios, pues nos hacíamos los de la vista gorda. Públicamente se defendía la opción del Socialismo “desarrollado y sostenible”, mientras se desayunaba con leche en polvo española o canadiense comprada de noche bajo la protección de la oscuridad. Durante todos estos años la idea era la misma, defender el Socialismo “desarrollado y sostenible” que habíamos alcanzado, sólo que ahora los héroes de los niños eran el Pato Donald y el Raton Mickey. Contradicciones.

Ahora vivo en Estados Unidos, entre norteamericanos y ellos, a pesar del enorme consumo eléctrico de los bombillitos, mantienen la linda tradición de iluminar hacia fuera sus casas. La Navidad no es una celebración patriótica, no es el momento de banderas norteamericanas por donde quiera, no existen consignas y a nadie se le ocurre aquello de defender al capitalismo desarrollado y sostenible.

Es simplemente un momento de alegría, de familia, de amigos, de ilusión, de cambio, de risas y futuro. Aparecen por estos días las luces, casi todo el mundo, hasta yo, hace un esfuerzo por iluminar y comprar productos socialistas, chinos, sin ideología. Por estos días los norteamericanos, que tienen miles de problemas como cualquier otro ciudadano de este mundo, quieren iluminar.

A mis 51 años he vuelto a retomar aquella idea que se quedó parada en mi infancia. No dejo pasar el momento, por aquello de que “nunca es tarde”. Claro ya no pienso en reyes magos, por suerte tampoco en sorteos para lograr turnos para comprar juguetes. Ya no compro algodón para imitar la nieve, pues ella, aquí donde vivo, es real. No cuestiono si la celebración debía ser o no, si los religiosos están bien o mal, si esto es real o un invento del marketing religioso.

Yo, al igual que muchas otras personas, sólo quiero la luz.

viernes, 28 de noviembre de 2014

El Día del Guanajo.

Lo de celebrar el Día de Acción de Gracias, (Thanksgiving Day), es una tradición exclusivamente norteamericana, alrededor de la cual hay toda una historia que está vinculada a los primeros emigrantes europeos, (ingleses), que llegaron a este territorio y su vinculación con los indios, la naturaleza y la sobre vivencia.

Según cuentan, esos primeros emigrantes, que poseían fuertes convicciones religiosas y que huían de las leyes europeas, devenidos en colonos después de su llegada, pasaron mucho trabajo en el primer año de vida en esta tierra nueva, debido a un invierno muy fuerte. Según sigue el cuento, tuvieron mucha suerte y escaparon porque fueron ayudados por una tribu de indios que aquí vivían, (parte de los territorios de lo que hoy es el Estado de Massachussets). Esos indios, generosamente, fueron los que los enseñaron a los nuevos pobladores a cultivar varios vegetales, incluyendo el importante maíz.

Para celebrar la buena cosecha de ese primer año de vida aquí, (1621), los colonos, en muestra de agradecimiento, era lo menos que podían haber hecho, invitaron a los indios, no a todos, sino a los más importantes a una fiesta. Los indios, evidentemente buenas gentes, trajeron consigo diferentes tipos de carnes, entre las que destacó la de turkeys en inglés, pavos en castellanos y guanajos en cubano. No se cómo le decían los indios americanos.

Los emigrantes ingleses, no lo conocían pues en su país de origen no existía, y eso, más la cantidad de pavos salvajes que al parecer habían, más la buena carne y pienso que la facilidad para cazarlos y luego criarlos, convirtió a este animal, feo, casi horrible, en una celebridad dentro de la historia de los Estados Unidos, pues como lo reconoce la propia historia, a pesar de que ya estaban aquí vaya uno a sabes desde cuando, los pavos están insertado en los orígenes europeos de los norteamericanos. Para los indios evidentemente no eran mas nada que animales para comer, para aquellos primeros pobladores los pavos pasaron a ser parte de la fundación de un nuevo mundo. Feos pero importantes, dirían los pavos si pudieran hablar.

No es una actividad religiosa, aunque al parecer hubo intentos de manipularla como tal. Las principales determinaciones sobre la celebración de este día como muestra de agradecimiento, fueron tomadas por algunos presidentes de este país, incluyendo nada más y nada menos que al mismísimo Lincoln. Al final quedó definido el tercer jueves de cada noviembre para la ocasión.

Para nosotros la tradición dice poco, primero porque como conté, es algo bien norteamericano, aunque creo que Canadá también lo celebra no sé por qué. Segundo, porque los pavos o guanajos, nunca fueron una de las carnes preferidas de los cubanos. Para eso está la carne de res y la reina, la carne de puerco. No es que no se coma en Cuba, claro que si, pero no es tan rimbombante el asunto y creo que debe estar más segmentado para los campos. No es un producto que, por lo menos en Ciudad de la Habana, se consumía con frecuencia. Vi criar puercos dentro de los vertederos y patios de apartamentos de microbrigadas, o sea, micro vertederos y micro patios y dentro de bañaderas, donde había que sacar a los puercos diariamente para que las personas se bañaran. Vi pasear por mi reparto a un vecino con un enorme puerco, tal como si fuera un perro de los llamados de raza, pero no recuerdo haber visto con frecuencia guanajos.

Si recuerdo que en un año, no se cuál fue, pienso que por la necesidad de comida que teníamos cuando era niño, en mi casa apareció en guanajo, al cual criamos, alimentamos y cuidamos rigurosamente, para luego comerlo. Pero fue cuando yo fui niño y solo en una ocasión.

No nos viene de cerca el asunto, pero como de comer y pasar un rato entre familia y amigos se trata, muy rápido hemos hecho nuestra la idea de comer “turkey” en “thanksgivings”. Entonces como la gran mayoría de los que aquí viven, que si se toman el asunto en serio, compramos, adobamos, metemos en el horno por varias horas y luego comemos uno de los tantos pavos que para ésta celebración se vende.

Para los norteamericanos es uno de los días más importantes del año. Es un día de celebración y sobre todo de unión familiar casi que obligada. Y como siempre es un jueves, a muchos nos dan el viernes también, ambos días pagos, que junto a sábado y domingo, se convierten en unas buenas vacaciones. Más que buenas, necesarias para muchos.

Lo impresionante no es eso. Es bien sencillo, porque una vez que dispones del dinero, existen pavos de todos los tamaños y pesos, sexos, filiaciones políticas y religiosas, que se venden en todos los lugares. Lo impresionante es que, por ejemplo, el año pasado, en Estados Unidos, se vendieron alrededor de esta fecha, sólo para esta fecha, la cantidad de 45 000 000 de pavos.

45 millones de pavos es, más menos, cuatro veces la cantidad de personas que tiene un país tan importante como Cuba, o sea, cada cubano, del campo y la ciudad, podría comprarse y comerse 4 guanajos en un sólo día. Esta cantidad no incluye los pavos que se venden durante todo el año, pues como pueden imaginar es una carne que permanece en los supermercados en diferentes variantes, siempre.

Cuántos pavos se crían? Ni idea, pero si alrededor de un día, para reunirse la familia y comer un pedazo de carne, no puedes comerte el pavo entero, se venden más de 40 millones de pavos, cuántos pavos se criarán y matarán durante todo el año. La cifra debe ser loca.

Compramos un pavo de 19 libras. No es nada espectacular, existen pavos mucho más grandes. Lo adobamos a la cubana, porque a la americana nos sigue resultando difícil y lo acompañamos también a la cubana. No hay nada mejor que el congrí, papas asadas, tostones y ensalada para un thanksgivings americano. Casi nos lo comimos todo, sólo quedaron los huesos para quizás hacer hoy una buena sopa. En realidad comimos mucho recordando a aquellos primeros emigrantes que llegaron y a los buenos indios que los recibieron y ayudaron. JAJAJA

Imaginamos que este año se deben haber vendido más pavos, porque anualmente la población aumenta y los que aún quedan vivos comen más, además la crisis económica se va mejorando. Trataré de averiguar el dato. Luego como siempre, para los más pobres, para los que no tienen muchos recursos, existen instituciones que regalan los pavos, tal como hicieron aquellos indios, lo que ayuda a que nadie se quede sin comer un pedacito de carne celebre, si tiene el deseo. Lo que me parece extraordinariamente bueno.


Ahora nos viene para arriba las Navidades y el Fin de Año. Buenas fechas para …, comerrrrrrrrrrrrrrrr. JAJAJA. Les contaré

domingo, 16 de noviembre de 2014

"No hay más nada. Esto es lo que tenemos". (Invierno 2014)

Las temperaturas han venido bajando poco a poco como para darnos tiempo a que nos acostumbremos a ir usando abrigos. Mientras el Sol está afuera es agradable, pero cuando el astro rey se va a dormir, entonces reparas en su verdadera importancia.

Bajando, bajando, hasta que al final, el lunes 9 de noviembre nevó. No fue mucho, en realidad una especie de llovizna convertida en nieve que los americanos llaman shower snow. Lindo, las autoridades de la Ciudad no estaban preparadas para tal evento en ésta fecha del año y entonces el caos.

La poquita nieve que cayó, se congeló sobre la calle y convirtió todo en una hermosa pista de patinaje. Los carros que limpian las calles no salieron temprano.

Esa poquita nieve congelada, o sea, convertida en hielo, bastó para que me llamaran a las 5:20 am del martes para quitar la nieve y repartir sal con gravilla a diestra y siniestra en el residencial donde trabajo.

De madre esto. Antes de salir el Sol, con la calle totalmente congelada y todo teñido de blanco, tener que salir de una cama caliente a quitar la nieve de un residencial para “proteger” a clientes que no conozco. No es fácil. Bienvenido a “América”.

No voy a reproducir aquí lo que pasa por mi cabeza en los primeros minutos después de que pongo el primer pie en la calle, pero puedo asegurar que vienen a mi cerebro varias malas palabras y varios nombres de santos. A veces combino ambas cosas y el resultado es fatal, casi como una guerra.

Manejar en estas condiciones es complicado, muchas veces no puedes subir la aceleración a más de 10 ó 15 millas por hora, por lo que el traslado a cualquier lugar se convierte en algo estresante. El hielo, la nieve, y los patinazos pasan a ser tu primera preocupación. Si te equivocas, resbalas y puedes parar contra un árbol, un contén o peor, otro carro. Tampoco es que tengas el 100% de la historia garantizada si manejas bien, porque puedes convertirte con facilidad en el objeto que para a un automóvil que ha patinado.

Primer objetivo, llegar ileso al lugar donde vas.

Quitar nieve es un trabajo relativamente fácil. Existen máquinas que empujas y hacen el trabajo que muchos abuelos hacían solamente con una pala, pero la experiencia sigue siendo jodida. Estar empujando una maquina de quitar nieve o de echar sal a las seis de la mañana no es del todo agradable, por mucho que en los comerciales de la TV se vea a la gente sonriendo. Sonreir??????????????????

Como estamos en invierno ya, tienes que cambiar el atuendo y vestirte para la ocasión, entonces aparece la estrategia, imagino que inventada por los chinos como todo, de vestirte por capas, o sea, ponerte una cosa sobre otra y sobre otra, igual que la ropa de invierno en Cuba. La idea, salvando las diferencias, aquí tampoco es ponerte un solo abrigo.
Esto está muy bien para los que van a salir de paseo, pero cuando estas empujando una máquina de quitar nieve o limpiando con una pala las escaleras de los edificios, a los 15 minutos empiezas a sudar copiosamente y te comienzas a ahogar.


Tengo la experiencia de haber tenido puesto un gorro, unos guantes, un pasamontañas para evitar que el aire frío me queme la cara, un pullover, un suéter y un buen abrigo para trabajo, un pantalón y un calzoncillo térmico y de momento en el medio de la nieve, tener que quitarme la mitad de todas esas cosas, porque me parece que me voy a ahogar. Lo de vestir con capas es bueno, ya saben, lo inventaron los chinos, pero todo depende de lo que pretendas hacer. No te puedes equivocar con las capas tampoco, porque terminas peor que si tuvieras frío. Es una experiencia, sino desagradable, muy nueva para mi, sudar mucho en medio de tanto frío.

Nada. Es difícil, pero no imposible. Lo que no te mata, te hace más fuerte. Éste es sólo el comienzo del invierno del 2014, que según dicen los expertos comenzó antes de lo previsto, pero se prevé que sea fuerte.

A veces pienso en lo agradable del clima cálido, no los voy a engañar, pero ahora estamos obligados a sonreír como en los comerciales de TV, pues como dice siempre mi amigo el Ruso: “No hay más nada. Esto es lo que tenemos”.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Los DREADLOCKS de Jonathan.

Ser bueno en algo lleva mucho tiempo y dedicación. Tratar de ser bueno en muchas cosas, es casi una locura.

Quizás esa ha sido una parte de mi vida. Combato todos los días contra mí mismo, para aprender y mejorarme. Como resultado, a mis 51 años puedo cepillarme los dientes y abrocharme los zapatos solo.

Mi último reto, en realidad gran reto, fue hacerle un peinado a mi hijo Jonathan, el cual confiado en mi mejoramiento y en que puedo lavarme los dientes solo, me pidió -  insistió, en que se lo hiciera.

Desde hace muchos meses Jonathan venía anunciando que quería hacerse los dreadlocks. Todo el mundo que lo escuchaba y miraba su lindo pelo largo estaba en desacuerdo. Soy testigo de que algunas mujeres lo han parado en la calle para celebrarle su negro cabello y puedo asegurar que ellas no eran calvas. Sin embargo, él, haciendo galas de sus apellidos, insistía en su idea.

Las primeras averiguaciones en Lincoln fueron frustrantes. El lugar más barato que encontró cobra de 300 a 400 dólares por el peinado. Es mucho dinero para que alguien te joda el pelo. Entonces pasó a la segunda opción.

_ Picho tu puedes hacérmelos, me dijo.

_ Yo???????? Tu estás loco, le respondí. Es cierto que desde hace años pelo a mis amigos y familiares. Estoy mejor que Félix, el barbero histórico de Víbora Park, pues he sido barbero en tres países, Cuba, República Dominicana y ahora en Estados Unidos. Mi cliente más reciente es el Chino, al cual le hice un pelado “parecido” al que lleva un futbolista famoso.

A partir de ese momento, ya pueden imaginar: conferencias, debates, seminarios, sobre dreadlocks y al final, mi aceptación. Soy un tipo débil.


Entonces le pedí que me consiguiera dos o tres vídeos de cómo hacerlo y que me trajera en papel un diagrama de la cabeza dividida, para poder orientarme. Luego exigí comenzar un viernes en la tarde, para poder calentar los motores, dedicar a esto todo el sábado y tener el domingo como colchón por si algo salía mal o me demoraba mucho en cogerle la vuelta.

Videos en YouTube, diagrama en papel y el viernes a las 7:00 pm, después de una larga jornada laboral como trabajador de mantenimiento, comenzamos con la actividad extralaboral.

Los dreadlocks o rastas, como se conocen en nuestro idioma, es un peinado formado por singulares trenzas, que al pasar el tiempo se convierten en una enmarañada forma de tener el pelo. Los más cuidados llegan a verse lindos una vez que te acostumbras, los menos cuidados terminan pareciendo raíces de arboles que te cuelgan de la cabeza. Al principio fue un “peinado” típico de africanos y algunos países del sur de Asia como India. La imagen de dreadlocks mas conocida en América, es la del cantante jamaicano Bob Marley. De seguro porque en ellos resulta más fácil lograr el desastre en los cabellos. No es un tema racista, sino racial, que es diferente. Sin embargo hoy lo llevan también los blancos rubios de pelo lacio, incluso muchas mujeres de caras lindas, artistas, rockeros y por supuesto, para no quedarse atrás, Jonathan.



El comienzo fue difícil. Jonathan tiene mucho cabello y además muy largo y yo tenía que dividirle la cabeza en cuadrados para luego comenzar a trenzar. El viernes hicimos las dos líneas de abajo, partiendo del cuelo hacia arriba.

Teóricamente es sencillo. Tienes que coger un mechón de pelo, darle la vuelta o girarlo y abrirlo hacia arriba. Todo se reduce a eso. Girar el pelo, separarlo en dos y halar hacia arriba. Sólo que eso hay que hacerlo miles y miles de veces para lograr que el pelo, sin partirse, se vaya enredando entre el mismo.


Mi aprendizaje incorporó un poco de violencia. Cosa inevitable, pues eso de girar el pelo y halar, no hay maneras de poderlo controlar del todo. Por momentos pensamos que me quedaría con parte de los pelos en las manos o vería salir la masa encefálica del Jonathan por un hueco que le abriría en el cráneo. Pero es así, la belleza duele y cuesta. Terminanos como a las 11 de la noche y decidimos dejarlo para el otro día.

El sábado nos levantamos y volvimos a cogerla con el asunto. La sesión empezó alrededor de las 10:00 am y luego de algunas paradas para café, almuerzos y pequeños descansos, terminamos totalmente a las 11 de la noche. Un maratón de 13 horas seguidas. Jonathan sentado en una silla, tratando de aguantar mis alones de pelo y yo parado detrás de éĺ, dándole vueltas al pelo, dividiéndolo en dos y halando hacia arriba. Cuántas veces pude haber hecho este proceso? No tengo idea, pero en 13 horas de trabajo a ritmo acelerado para terminar, fueron algunos cientos de veces.


Utilizamos ligas especiales para dreadlocks compradas por internet, ya saben, estamos en América, otras ligas menos especiales, e incluso alambres, cosa que para mis manos resultaba mas cómodo de manejar. No jugué mucho con muñecas cuando fui niño. Peines de diversas formas y pinzas de corte para los alambres. El trabajo resultó ser un híbrido entre la cosmética moderna y el mantenimiento al que me dedico todos los días, pero al final, con más alones de pelos que los que le hubieran dado en una peluquería especializada, pero casi sin costo alguno, los dreadlocks fueron terminados.

Hoy después de algunos mejoramientos que Jonathan se ha continuado haciendo, se ven bien. Tiene en la cabeza 55 trenzas dreadlocks, lo que para mí debe ser un record para unos principiantes. A pesar de los alones de pelo, nunca llegó a sangrar. Ya ha tenido la experiencia de que personas en la calle también se lo han celebrado, coincidentemente negros. Él está contento con su peinado y yo me siento contento con haberlo conseguido. Aprendí algo más, lo cual me hace sentir bien, para no decir orgulloso.

Siempre le digo a mis hijos que ellos están mejor que Jesús, pues éste a la hora de su muerte en la cruz, de su familia de sangre sólo tuvo a María. José no sé dónde estaba en ese momento, pero como todos sabemos que no era el padre biológico del crucificado, a lo mejor aprovechó ese día para vengarse de la madre, así somos los hombres. 

Los míos están salvos, ellos tienen un papá.

viernes, 10 de octubre de 2014

Depende de la persona que te toque.

Lograr la perfección cuesta mucho trabajo. Estoy muy feliz de estar aquí donde estoy, pero pobres de los que lleguen pensando que este es el paraíso terrenal y todo funciona a pedir de boca, tal como algunos libros dicen.


El paraíso no existe, es sólo un cuento de hadas, y de existir tendría que estar poblado sólo de plantas y animales, cuyas leyes naturales condiciona la vida sin que ellos interfieran mucho. En la mayoría de los casos, la presencia del ser humano, en la misma medida que organiza, desarrolla y mejora los procesos, también los hace imperfectos, o sea, como dice el refrán popular “todo depende de la persona que te toque”.

Hoy cumplo 2 años exactos de haber cruzado la línea fronteriza entre México y Estados Unidos. Dos años de mi nueva vida, o mi vieja vida en un lugar nuevo. En sentido general he navegado con suerte junto con haber usado mucho mi cabeza todos los días para sobrevivir.

Por mi condición de inmigrante “legal” hay muchos permisos de los que se necesitan para vivir en Estados Unidos, que sólo me lo han otorgado por un año, por lo que pasado ese tiempo hay que recurrir a la renovación. Sólo cuando recibes la famosa “Green Card” o Residencia, el papeleo disminuye o al menos aumentan los plazos de los permisos.

Tenemos suerte los cubanos, porque a partir del estatus que se nos concede, podemos transitar por permiso de trabajo, licencias para conducir, residencia y luego ciudadanía, sin que esto sea muy traumático, otros inmigrantes la pasan negra para legalizar su situación o sencillamente nunca llegan a legalizarla.

Mi licencia de conducción se venció ayer, 1 de octubre, por tal razón hace más de un mes recibí una comunicación que me anunciaba el acontecimiento. Extremadamente organizado el asunto, pensé yo, aquí no dejan nada al azar. No confían en tu memoria, ni en tu organización personal, sino que te avisan de que próximamente tu licencia se vence para que puedas hacer los tramites y tu vida no se detenga por este pequeño control.

Como recibí esa comunicación, decidí adelantarme e ir a la Oficina de Licencias para cubrir el trámite, demostrando lo buen ciudadano que soy. Entonces me cogí una tarde de trabajo y me presenté en el lugar, que para mi suerte estaba casi vacío. A los 5 minutos estaba parado frente a la persona que con una gran sonrisa, demostraba que estaba encantada en atenderme.

Para mis adentro me dije, la ligué. Casi no hay nadie aquí y ésta persona está loca por resolverme. En realidad me atendió, pero la respuesta fue complicada. No podía hacer el trámite porque mi licencia no estaba vencida aún, tenía que esperar a que se me venciera, y para asegurar lo que me estaba diciendo, ella escribió sobre uno de los documentos que presenté que mi próxima cita era el 2 de octubre, o sea, el día siguiente a la fecha de expiración de mi documento. Para mejor servicio me recomendó que ese día manejara con mucho cuidado porque si me paraba la policía, para sus efectos mi licencia estaba vencida y entonces podrían ponerme una multa.

Llegué a la casa y cuando cuento a los míos lo ocurrido, detectamos que hemos ido los tres, Martica, Jonathan y yo, para hacer el mismo trámite, o sea, renovación de la licencia de conducción, y a cada caso lo han tratado de forma diferente.

A Martica le dijeron que tenía que esperar por una verificación de la Oficina de Inmigración, Jonathan resolvió su renovación en 15 minutos y a mí me dijeron que tenía que esperar a que se me venciera para renovarla.

Jennifer desdes San Antonio con su experiencia, trató de alertarnos. Ella tuvo que esperar por dos verificaciones de dos lugares distintos en dos tiempos diferentes.

Nada, hoy, día 2 de octubre, tal como me había dicho la funcionaría, volví a echarme la tarde de trabajo y me fui a la misma Oficina. Ha estado dos días lloviendo sin parar, por lo que estaba convencido que habría poca gente. Como en efecto, llegué y las personas que allí trabajan estaban aburridas de no hacer nada.

Me acerqué. La misma sonrisa amplia y tranquilizadora. Yo muy convencido de que lo mío era puro trámite. Todos mis papeles organizados, como es común en mí.

Entregué mis papeles, y comienzo a ver medias muecas en la cara de la señora que me atendía, que era otra diferente a la que me había citado para ese día. Verificación de documentos, consulta con la que estaba al lado. Yo convencido de que saldría rápido de todo aquello. Más consultas. Al final me tiraron la foto y me hicieron la prueba de la vista. Me dije, la pegué.

JAJAJA. Pobre de mí. El trámite quedaba inconcluso. No podían darme la renovación porque necesitaban verificarme con Migración, tal como lo pronosticó Jennifer y Martica. No puede ser, les dije yo, porque la funcionaria que me atendió me dijo que tenia que venir hoy a renovarla y escribió de su puño y letra la fecha de la cita.

Lo sentimos, lo sentimos, lo sentimos. Fue la respuesta que obtuve.

Pero yo necesito trabajar, nada más y nada menos que la próxima semana estoy de guardia las 24 horas del día, lo que me obliga a moverme de un lado a otro de la ciudad, les dije.

Lo sentimos, lo sentimos, lo sentimos. Fue la otra respuesta que obtuve, junto con la recomendación de que manejara con cuidado porque si me paraba la policía, para sus efectos, mi licencia estaba vencida y la multa podría venir como Juan que se desboca.

Pues es así. La idea de que todo está escrito y los trabajadores son fieles cumplidores de los procedimientos, no esta seguro del todo. Parece que como en muchos otros lugares, cada persona interpreta los procedimientos a su forma, por lo que tu problema se resolverá siempre en dependencia de la persona que te toque.


Ahora tengo la licencia vencida. Estoy esperando a que me llegué una carta con la verificación y lo más jodido es que estoy manejando todo el día. No puedo parar. Espero a que me pare la policía, para ver si con la respuesta, lo siento, lo siento, lo siento, puedo quitarme la multa inmensa que me van a meter.

jueves, 2 de octubre de 2014

¿Antigüedad o Arte? (Otra parte)


En enero de este año, escribí un artículo sobre un tema parecido al que voy a escribir hoy, pero, sobre todo, la genial idea y las imágenes, hacen que valga la pena volver sobre lo escrito.  Ver algo nuevo, fresco, autóctono, en medio de tanta repetición, resulta siempre agradable.

Lincoln, como ciudad capital del Estado de Nebraska, tiene una vida cultural amplia, a la que no hemos accedido del todo, por falta de tiempo o por no dedicar el tiempo libre a ese objetivo. Seguimos prefiriendo las reuniones entre amigos para conversar y compartir. No obstante hemos tenido la posibilidad de pasear un poquito por algunas galerías de pinturas y fotografías con nuestros amigos Joaquín y Jill, pero en realidad ha sido sólo un poquito.

Como en todas las grandes ciudades de la Unión, aquí existen museos, galerías de artes, teatros, cines, y lugares para conciertos de todos los géneros y estilos musicales, lo que le da a la ciudad cierto toque “culturoso”. 

Cuando regreso de mi trabajo, paso todos los días por una esquina donde hay una galería de arte. Nunca he entrado, pero me parece desde afuera un lugar moderno. En ese lugar fue donde descubrí el camión que fotografié y sobre el que escribí la vez anterior.

Desde hace varias semanas apareció otro camión, ahora muy pintado de rojo, lo que lo hace extremadamente llamativo. El tema escogido es el agrícola, o al menos es lo que a mí me parece, sin haber conversado, ni saber nada del autor, a diferencia del primero, pues la chatarra que tenía arriba orientaba la obra más hacia el sector industrial, 

El artista, imagino que debe ser el mismo en los dos camiones, ha escogido ahora pedazos de maquinarias, utensilios y herramientas de trabajo de la agricultura para realizar su obra, me da o quisiera pensar que como homenaje a esta tierra del centro del país, eminentemente agrícola y ganadera.

El trabajo, después que uno lo ve, puede parecer sencillo, claro está. Cualquier soldador con un camión viejo, un poco de hierros y un equipo de soldadura, lo puede hacer. Yo mismo me atrevería a intentarlo. Lo genial está en la idea, en la autenticidad.

No soy amante del color rojo, porque me recuerda al comunismo. Sin embargo, el camión es tan rojo que resulta imposible pasar por ese lugar y no mirar hacia él con amor. Llega uno a acostumbrarse a su presencia. Por cierto, para mi tortura, el color emblemático de Nebraska es el mismo rojo del camión.

No se si esto se repetirá, con otros motivos. En realidad cuando paso por esa esquina vengo tan cansado que no he tenido muchas ganas de bajarme a averiguar más. Pero al menos la posibilidad del camión parqueado afuera, a la intemperie, me permite participar. 

Aquí les pongo las fotos.



domingo, 17 de agosto de 2014

GOODWILL.

El concepto de comprar y luego botar, incluso sin haber usado lo que se compró, es una idea que pusieron de moda algunos ricos locos y algunos pobres más locos aún. A veces me llama la atención tanto despilfarro.

Crecí en Cuba en un “momento difícil”, sin embargo mi familia siempre tuvo una buena posición económica dentro de la economía que existía. Al tener salarios de profesionales, la vida no resultaba tan complicada. El rey de los salarios era mi abuelo Rafael, pues mantuvo un salario que llamaban histórico, que según contaban fue a lo único que no renunció con el triunfo de la Revolución. Devengaba 3 o 4 veces lo que ganaba un obrero común.

Sin embargo ese mismo abuelo, fue posiblemente una de las personas más sencillas y coherentes que he conocido. Lo importante era lo importante. Amante del trabajo con las manos, recuerdo haberlo visto muchas veces recoger del suelo una tuerca, un tornillo, un pedazo de hierro, bajo el criterio de que luego podría servirle para arreglar algo.

Esa condición la heredé y logré que Martica la aprendiera. Muchas veces resuelvo algún trabajo con algo que me encontré o ella se encontró en la calle tirado. Recuerdo que mi prima Gisselle, que nació en un momento mas difícil que el mío, usó un coche que mi abuelo encontró tirado en un basurero y mi abuela le hizo el forro, o sea, el gran profesor universitario se bajó de su LADA y recogió, en esa ocasión, el esqueleto de un coche de niño que alguien había tirado. Lo pintaron, no se me olvida de gris metálico, mi abuela le puso la parte de tela y mi prima y creo que su hermano lo utilizaron felizmente. No murieron, no se traumatizaron.

Recuerdo que cuando nací tuve un corral de lujo, lo que era de suponer, pues fui el primer hijo y primer nieto de esa familia que ya conté no tenia grandes problemas económicos. Dicho corral era de madera buena torneada, plegable y sobre todo inmenso, producto heredado de la época de gloria cubana que comenzó a dejar de existir precisamente a partir de enero de 1959. Ese corral, como todos los corrales fue cagado y meado hasta el infinito y lo que se hacia era lavarlo con agua y detergente, cambiarle algunas maderas del fondo y barnizarlo durante el paso de los años. Por allí pasamos, yo, que ya conté que fui el primer hijo y nieto nacido en 1963, mi hermano Iván y luego mi hermano Igor, después mis primos Giselle y Carlitos. El corral fue prestado a Maria, abuela materna de mis primos que por aquellos años se dedicaba a cuidar niños y luego no recuerdo si mi primo Fabian lo usó, creo que no, pero si estoy seguro de que mi sobrino Ian fue el último ocupante de dicho corral hace hoy más de 18 años. El corral inevitablemente era bueno, pero más que eso, había la intensión de usar, cuidar, volver a usar y cuidar. Pocas cosas se echaban al basurero si todavía podían ser utilizadas por otras personas. Se prefería regalar antes de botar.

Todos los días entro a apartamentos donde me asombra por ejemplo que una persona que tiene dos pies o a lo mejor uno solo, tenga 50 pares de zapatos y un closet, estantes y mesetas, repletos de cosméticos y cuantos aparatos se han inventado para arreglarse el cuerpo y la cara. A veces tengo que mover los cosméticos y me consume más tiempo que el trabajo que voy a realizar. A estas personas les sobra el dinero? Puede ser. Les falta cabeza? A lo mejor.

Muchas personas compran y compran, a tal punto que esto de comprar se ha convertido en una enfermedad de la vida moderna, o sea, hay personas que a falta de un cáncer, un problema renal serio, un padecimiento del corazón u otra enfermedad humana real, se deleitan con la posibilidad de poseer una enfermedad que es comprar y comprar y comprar, para lo cual muchas veces gastan el dinero que tienen y el que no tienen y muchas de ellas, como están enfermas, nunca utilizan lo que compraron y terminan por echarlo a la basura, para luego volver a comprar más cosas nuevas.

Frente a esta opción y estilo de vida, una de las cosas que me maravilla de esta ciudad, o de este país, es la existencia de las tiendas GOODWILL. Ellas son establecimientos, a veces, grandes establecimientos, donde se venden una enorme variedad de productos, a precios no competitivos, sino muy bajos, para permitir que aquellas personas de bajos ingresos o el que le de la gana tenga un espacio para resolver lo que necesita.

Los Goodwill, en español sería Buena Voluntad, venden ropa, zapatos, muebles, libros y revistas, herramientas, artículos para la casa, incluyendo la cocina, adornos, efectos deportivos, etc, etc, etc, a un precio inimaginable. La mayor parte de las cosas son usadas, aunque están en buen estado porque antes de sacarlas a la venta son sometidas a una inspección, pero muchas cosas son nuevas de paquete, con etiquetas incluida. Lo más asombroso es que no son tiendas creadas para inmigrantes ni mucho menos, el mayor público que a ellas asiste es norteamericano.

Para que tengan una idea, una raqueta profesional de racquetball puede costar aquí en Lincoln de 150.00 dólares en adelante. Una versión más comercial de ellas las vende Wartmar en 15.00 dolares. En Goodwill con un poquito de uso, pero en perfectas condiciones Jonathan y yo la hemos comprado por 3.99 dólares, o sea, podríamos darnos el lujo de comprar una raqueta para cada día de juego. El sofá que tenemos que podría costar, según mi hijo, 200.00 dólares, pues lo compramos en Goodwill, para ser sincero en contra de mi voluntad, por el valor de 30.00 dólares. Martica lavó los forros y no sólo parece nuevo, sino que puede durar muchos años más. Puede uno encontrar un short o pantalón, una blusa o un par de zapatos, de esos llamados de marca, que aún teniendo la etiqueta de que es nuevo sin estrenar, el precio puede ser de 4.00 o 5.00 dólares, ropa que podría costar decenas e incluso centenas de dólares en una tienda parecida a Goodwill, pero con otro nombre y algún que otro maniquí de color negro o morado.

La idea de Goodwill me parece fantástica y sobre todo el respaldo de algunas personas e instituciones que con sus donaciones, no sé si ventas a muy bajo precio, hacen posible que el que no tenga otra opción o el que sencillamente no se sienta presionado por el tema de las marcas y las tiendas con maniquíes morados y negros, puedan vestir, calzar, e incluso acomodar su casa a un precio increíblemente bajo, lo que facilita que el mismo salario rinda más y la gente sea más feliz.

Para nosotros no es gran problema, somos cubanos y la idea de entrar a Goodwill no nos causa ningún daño cerebral. Imagino, como todo, que habrá muchas personas que por allí no se porten porque su condición económica le permite mirar las telas sobre otros maniquíes y peor, otras personas que no se animen porque sus amigos no se animan y tengan miedo de que los vean salir de un lugar con una bolsa plástica con un nombre diferente a la que llevan las bolsas de las grandes marcas de productos, aunque todos sean hoy manufacturados en China

A pesar de que Estados Unidos es uno de los países más ricos del mundo que conocemos, tiene y mantiene una parte de su población pobre. Entiendan que la pobreza aquí no tiene nada que ver con la pobreza, por ejemplo de África o América Latina. Es es una pobreza menos pobreza.

USA tiene miles, a lo mejor millones de personas, que viven por debajo de los estándares económicos que se inventan los especialistas y los gobiernos. A pesar de ser éste también el país que más planes, fundaciones, programas, etc., tiene para ayudar a inmigrantes, desempleados, subempleados, madres solteras, religiosos, grupos étnicos o minorías, enfermos, veteranos de las tantas guerras en que se han metido, niños y animales desamparados, por sólo citar algunas, existen personas que por no encontrar el trabajo ideal deseado, no tener preparación para acceder a la oferta del mercado laboral, ser drogadictos y/o alcohólicos, ser mujeres que paren como conejas, etc., viven de la ayuda del gobierno, de la limosna, de algún que otro trabajo casual o sacan el dinero de algún negocios ilícito.

Para esas personas y para nosotros, por suerte existen los Goodwill. A donde es agradable entrar porque, a los que como a mí le gustan las cosas viejas, con historia, con el valor agregado de la mano del hombre, uno se encuentra con adornos, muebles, artesanías, cuadros, etc. que ya no se producen y que siguen siendo lindas y muchas veces de mejor calidad que algunas de las cosas que hoy se venden como modernas. Además de que, como ya conté, existe ropa por ejemplo, nueva sin estrenar, lo que te permite, si tienes suerte, empatarte con una prenda a un precio menor que el de una caja de cigarro o una hamburguesa.

Y entonces pienso en Cuba y su sistema para beneficiar al hombre nuevo. Lo de beneficiar y el hombre nuevo es pura ironía obviamente.

Pienso en lo que resolvería algo así para ese país que tantas personas tiene con necesidades. Recuerdo un intento de vender ropa usada y otro de las llamadas Casas Comisionistas, que más allá de la aparente buena voluntad del que lo inventó o puso en marcha, se convirtieron en un infierno.

Las tiendas de ropa usada, pararon en fuentes de negocios casi privados para los que allí trabajaban. La mejor ropa nunca salía al piso, sino que era vendida por la izquierda a los amigos de los tenderos, que luego las revendían por la izquierda en ese más que eficiente mercado negro que hemos tenido por más de 50 años. Las tiendas comisionistas eran una locura, donde, por ejemplo, una llave o pila para un lavamanos, se vendía al módico precio de 200 pesos cubanos, en un país donde los obreros y los jubilados ganaban mensualmente menos de esa cantidad. En esas dichosas Casas Comisionistas, nunca se podía comprar nada, porque yo creo que los precios eran puestos tomando como referencia el mercado europeo o japonés, en un país donde los profesionales ganaban oficialmente 12, quizás 15 dólares al mes. No habría problemas si existiera otras ofertas, pero todos sabemos lo que pasó con eso de otras ofertas.

Aquí, a diferencia, existen muchas ofertas. Los que ya comenté que viven por debajo del limite económico, no están desnudos, ni descalzos. Existen los Goodwill, pero además las casas de segunda mano que son otra cosa, las tiendas de todo por un dólar con sus diversas variantes, las iglesias, los Wartmar donde el precio es bien asequible, las tiendas por departamentos, las pequeñitas tiendas locales, los mall, las grandes superficies, las súper grandes superficies, las tiendas exclusivas, las más exclusivas y las más exclusivas aún. Todo el mundo tiene un espacio y un lugar donde poder “escapar”.

En los Goodwill por ejemplo, lamentablemente lo que no venden es cerebros y es ahí donde se complica la cosa para muchas personas. Me gustan los Goodwill, no se mañana cuando finalmente me haga millonario, cosa en la que estoy trabajando, si seguiré entrando por simple curiosidad, para encontrar algún adorno antiguo, alguna mesita tallada a mano, no sé si también me entrará el miedo a que me vean con una bolsa plástica “que no sea de marca”, pero si estoy seguro de que le seguiré teniendo cariño.  

martes, 29 de julio de 2014

"Lincoln Nebraska + Two Toy Cameras". (Video)

Gracias a Joaquín y a Jill, amigos nuestros, he podido ver, y sobre todo disfrutar, este vídeo sobre la linda ciudad donde vivimos, Lincoln.

En realidad es sólo una pequeña parte de lo que vemos todos los días, con ganas y recursos, claro está, se podrían filmar muchas horas más.

Les dejo la dirección en YouTube, sólo tienen que dar un click en el link los que tienen acceso a internet, los que no, no se ni qué recomendarles.

"Lincoln Nebraska + Two Toy Cameras"


https://www.youtube.com/watch?v=HwjVrjUZk2U



domingo, 20 de julio de 2014

Las iglesias de Lincoln. (Segunda Parte)

Recuerdo con doble tristeza que cuando murió mi padre, la tía abuela mía, la monja misionera, que ya estaba radicada en Cuba definitivamente debido a su vejez, aquella con la que mi padre absurdamente no quiso retratarse, estuvo toda la madrugada, acompañada de otras tres personas, rezando y cantando bajito al lado del ataúd donde reposaba el cuerpo de mi Viejo. Gesto que ni yo, el mayor de sus hijos, tuve. Mi tía abuela Ofelia, no guardó la discusión, no retomó la idea absurda de que mi padre, o sea, su sobrino, no quiso dejar un simple recuerdo en un papel con brillo. Imagino que lo perdonó y le rezó y le cantó toda la madrugada. Visto desde aquí, bajo la óptica del materialismo histórico, fue algo así como, “no quieres caldo, entonces te doy tres tazas”. 

Mi paso por República Dominicana fue cómico, pues allí todo el mundo es católico. Ya pueden imaginar. Pero no soy quién para cuestionar más sobre esto, cada pueblo tiene sus características. Lo cierto y bueno es que gracias a eso tienen  muchos días feriados en el año. JAJAJA.

Llegué a los Estados Unidos, pasé por Miami y luego me radiqué en Lincoln, Nebraska. Estando ya aquí, nos recomendaron que fuéramos a una Agencia Católica, que ayuda a las personas y entonces, cubanos al fin, allí nos fuimos.

Asombroso. Llegamos y lo que primaba era la sonrisa, gesto que recuerdo poco en la Cuba de los últimos años que allí viví. Luego esa agencia nos regaló, dos camas cameras, un sofá, dos butacones, una mesa de comedor, tres sillas, dos mesas de noche, gaveteros para closet, lamparas, utensilios de cocina, dinero en efectivo para que nos compráramos ropa en una tienda muy barata que ellos tienen, nos ayudaron con los papeles que le faltaban a Martica, nos invitaron a coger comida de la que tienen allí para que las personas pasen y la lleven, incluyendo pan, todo el pannnnnnnnnn que quisiéramos y nunca, nunca, nos preguntaron si eramos católicos, no eso, nunca nos preguntaron si creíamos en algún dios, en algún santo, en una piedra o en una rana. Nunca nos preguntaron si pensábamos ir a la iglesia a partir de ese día. Sencillamente nos regalaron todas las cosas que antes mencioné y se sintieron contentos de haber ayudado, no a militantes religiosos o comunistas, sino a simples seres humanos necesitados de ayuda.

Luego he observado y comprobado en la práctica que aquí las iglesias, todos los sábados y domingos, regalan comida a las personas que quieran ir a recogerla. Fuimos al principio a una que nos queda casi al frente de la casa. Nunca nos preguntaron si trabajábamos, si teníamos dinero, si éramos primos de alguien o si creíamos en algo. Todo el tiempo con una sonrisa, nos entregaban a Martica, a Jonathan y a mí, frutas, leche, queso, verduras, dulces, pannnnnnnnnnnnnnnnnnnn, refrescos, etc. Cubanos al fin, dirigidos por Martica, nos íbamos los tres a la fila. Estos alimentos, bien administrados pueden alcanzar para comer casi la semana entera. Comida fresca, ropa, muebles, a cambio sencillamente de nada. Nunca nos han ofrecido opio.

Recuerdo que trabajando en el Instituto de Comercio Exterior, un día la profesora Magda, que además era mi amiga y tía joven, me dijo: Roly, vete a ver a la compañera de personal, que están entregando a cada profesor una frazada para limpiar. Yo que hasta ese momento nunca había pedido nada, pues conocía mis limitaciones, frente a la insistencia de Magda me animé y me fui a pedir lo que supuestamente me tocaba. La compañera de personal me respondió que las frazadas de piso eran para los profesores de plantilla, yo, que era profesor contratado no tenía derecho. 

Frustrante. Era mi primera vez en aspirar a algo que daban, trabajaba como un loco dando cursos todo el día, mañana y tarde, mucho más que algunos profesores de plantilla. Tenia como profesor muy buena reputación, más que la que tenían algunos profesores de plantilla. Mis alumnos me querían, mucho más que ha algunos profesores de plantilla y no me daban un pedazo de trapo para limpiar el piso, solo por un problema de status administrativo. Cuesta trabajo entender.

Para decir toda la verdad, la compañera de personal, que quizás no hacía más nada que cumplir con una disposición que venía de arriba, a los dos días me llamó y me quiso entregar la importantísima, para aquellos años, frazada para limpiar el piso. Se habían reunido para analizar el caso y habían decidido que la merecía. No escribo lo que le dije, pero los que me conocen, pueden saber más o menos por donde estuvo la cuerda.

En fin, recuerdos y experiencias vinculados a la religión.

Estados Unidos, donde está incluida la ciudad Lincoln obviamente, es un país multiorigen, y no solo eso, sino que anualmente siguen llegando, por diferentes razones y programas, miles de personas de todos los continentes del planeta tierra. Cosa que se detecta muy rápido cuando uno camina por las calles. Diferentes fisonomías y colores de piel, diferentes idiomas, diferentes formas de vestir, mercados para comidas africanas, asiáticas, europeas, mexicanas, restaurantes de todos tipos y especialidades, diferentes músicas y bailes, áreas dentro de los mercados americanos para comidas extranjeras, y por supuesto, iglesias de todas las denominaciones religiosas. 

Lincoln, tiene muchas iglesias. A veces parece que en cada cuadra existe una. No son como las iglesias cubanas, porque recordar que nuestra religión oficial durante varios siglos fue la católica y esto generó un tipo de arquitectura, espacios, imágenes, etc, heredado de la España que nos colonizó y la fortaleza religiosa de la Union es otra precisamente. Aquí, en Lincoln al menos, las iglesias son mas sencillas, algunas más modernas y su construcción, en sentido general, es más ligera. No he visto por aquí, algo parecido a la Iglesia de los Pasionistas o la iglesia de Reina, menos a la Catedral de la Habana o la de Santiago de Cuba.

No obstante, las iglesias son también lindas, muchas construidas totalmente de ladrillos a vista, con campanarios, vitrales y patios. Se llenan, sobre todo los domingos, no sólo de personas que van a recoger comidas, sino de fieles que van a rezar, cantar, pedir, desear y también a ayudar.

Como este escrito tiene el objetivo de las iglesias, JAJAJA, les dejo las fotos de algunas. Ellas hablan mejor por sí solas.