La verdad, es que esto es una maravilla.
Creo que estas cosas, buenas y malas, hacen que el sistema,
que no es perfecto y que se está por
caer desde hace siglos, según dicen los teóricos, aún se mantenga en pie.
Estoy como Fidel, sólo me falta el periódico Granma del día de hoy, para que sepan que estoy vivo y que soy el que escribe. JAJAJA |
Sigo esperando mi residencia, hace ya 9 meses que la envié
para que me arreglaran un pequeño error. Aún espero. Lo último que sé sobre
ella, a través de una carta oficial que me llegó de la Oficina de Inmigración, es
que ya la habían procesado. Buena noticia, alegría. Sin falta la habían enviado
a Laredo, Texas, exactamente al lugar donde yo entré a este país, para que yo
fuera a recogerla allí. Locura. (†‡¶§∫).
Nunca había visto nada igual. La suma de errores en mi caso
es impresionante. Las residencias son enviadas a la dirección donde uno vive. Yo,
después de vivir en Miami 4 meses,
siempre he vivido en la misma dirección en Lincoln, NE, nunca he tenido
dirección en Texas. Cuando Jonathan llamó a Inmigración, la segunda persona con
la que habló, porque la primera nunca resuelve nada, le confirmó que
evidentemente era un error, pues en el sistema aparece que vivo donde vivo.
Ya me veía viajando a San Antonio, que está a 4 horas de
Laredo, para que Yordan me llevara al puerto fronterizo a recoger mi Green
Card. La segunda persona que atendió mi caso en esta ocasión, porque ya hemos
hablado varias veces con unas primeras personas y otras segundas personas, dijo
que había puesto una comunicación en el sistema para que Laredo me enviara la residencia, que si no me
llegaba antes del día 15 de febrero, pues tenía que volver a llamar a una
primera persona que no resolvería nada para que nos pasara con una segunda
persona y ver qué se podía hacer. Aún espero.
Por supuesto, como no tengo aún la residencia permanente, no
he podido renovar mi licencia de conducción, por lo que manejo de forma ilegal.
Estoy tratando de no tener problemas con la nieve, el hielo, etc., porque si me
para la policía, …. Al principio lo de manejar sin licencia me tenía
preocupado, sin embargo ya como que medio me acostumbré. JAJAJA.
Sigo sin seguro médico. En mi caso no por culpa del
gobierno, ni del sistema capitalista, creo que la culpa en este caso es toda
mía. Pude haber aplicado al seguro médico que ofrece mi compañía, que parece
bueno, pero en el momento que pude hacerlo, me pareció caro, frente a la
aparente solución “mágica” del Obama Care, seguro médico que se inventó el
Presidente Obama. Resultó que el Obama Care no es tan bueno como parecía, pues
la idea para mí se quedó a la mitad.
Es un engendro medio difícil de entender, pues no era lo que
se pensaba que sería y funciona para personas que tengan bajos ingresos, pero
que tengan ingresos. Los que no trabajan no clasifican y al parecer los que
trabajan y reciben un salario normal o modesto, tampoco clasifican. Martica y
yo nos apuntamos cuando Martica aún no trabajaba, o sea, vivíamos de mi salario
y aparentemente funcionaría. No lo utilizamos, quizás porque somos medio
anormales, pero lo teníamos. Tan pronto Martica empezó a trabajar, nos fuimos
de los parámetros de personas con bajos ingresos y el seguro Obama Care se
convirtió en algo muy caro para pagar mensualmente y renunciamos a él.
Junto con el seguro, el gobierno emitió una ley definiendo
que las personas que no tuvieran seguro a fin de cada año tienen que pagar una
multa, y entonces como ese es nuestro caso exacto y como aún estamos
aprendiendo, tuvimos que pagar la dichosa multa de más de 1000 dólares recién
la semana pasada. 1000 dólares no es dinero en Estados Unidos, diría
cualquiera. Si es verdad, no es dinero, sólo tienen que esperar estar aquí.
En fin, ahora estoy esperando la próxima fecha para
acogernos al seguro de mi compañía y pagar mensualmente lo que tengamos que pagar.
Ya aprendimos.
No obstante, y aquí
lo maravilloso, sin seguro tengo atención médica. Sigo asistiendo a mi clínica,
la People´s City Mission, institución patrocinada por la iglesia católica, que
brinda ayuda a personas acabadas de llegar al país, personas sin seguro médico,
o sencillamente gente sin muchos recursos económicos. Lo que significa para mí,
efusivo enemigo durante muchos años de la religión y jamás practicante de ninguna
de ellas, una galleta sin manos. El lugar, que pudiera competir con el mejor
hospital en cuanto al servicio y atención humana, sin preguntar nada acerca de
mi historia o filiación religiosa, sigue resolviéndome cariñosamente mi
problema e increíblemente en medio de tanta jodienda con el dinero, de forma
gratuita.
Hace dos días estuve allí en busca de las recetas para las
pastillas que tengo que tomar todos los días. Cuando me tocó mi turno, mi
presión arterial estaba un poquito alta, debido, pienso yo, al famoso efecto de
bata blanca que uno no puede controlar, porque minutos antes de ser atendido no
tenía nada. A pesar de que me sentía bien, el movimiento de mi presión, generó
un examen de sangre. Examen que en realidad debía haberme realizado antes y
como soy joven aun no lo había hecho. A los dos minutos y medios apareció otra doctora
con una enfermera para sacarle la sangre, tal fue la rapidez que a mí me
pareció que estábamos transitando por el camino de la urgencia. Riendo, como
siempre, me dijeron que recibiría la respuesta del laboratorio por teléfono al
día siguiente.
Teléfono??????????????, pensé yo. Ya saben, la idea de que el laboratorio me
llamara por teléfono, con los antecedentes de la residencia, me parecía medio
complicada. Entonces otra galleta sin mano. Al día siguiente, 8:00 am, salía yo
para mi trabajo cuando recibí la llamada del laboratorio en cuestión. 8 de la
mañana. Por suerte los resultados dieron bien. Mi colesterol está perfecto. El
laboratorio además llamó a la farmacia donde compro mis medicamentes y situó en
ella la prescripción para que yo pueda obtener un medicamento para dentro de
los tres próximos meses, sin necesidad de regresar a la clínica y ver a otra
persona para este tema. Todo por teléfono. Para mí, increíble.
Todos los días en el camino a mi trabajo coincido con una
guagua escolar que va recogiendo a los niños en las puertas de sus casas. A
veces la guagua viene detrás de mí. Escapo. A veces está delante y tengo
pacientemente que esperar. Los niños, igual en todos los lugares, a veces se
demoran en salir, otras salen pero se ponen a jugar entre ellos, a esa hora se
fajan, se tiran nieve, etc. Cuando uno es niño, no hay nada peor que ir a la
escuela. JAJAJA. Entonces la semana pasada, todavía no sé por qué, me cansé de
esperar pacientemente y después de mirar para todos lado, me abrí y pasé a la guagua.
A los niños algo se les había quedado en la casa y entraban y salían sin acabar
de montarse en la dichosa guagua.
Dejé atrás a la guagua, llegué a mi trabajo y olvidé el
tema. Pobre de mí. A los pocos días recibí una carta del Departamento de
Policía de la Ciudad de Lincoln, donde con fecha, hora, dirección exacta, más
las características de mi carro, el Jefe de la Policía me comunicó que había violado la norma para
con las guaguas escolares. Yo ni me acordaba.
Me aclara además que está seguro que soy un buen miembro de
la ciudad, cumplidor de las normas para conservar un tráfico seguro y sin
accidentes, lo que significa que tuvieron tiempo para revisar mi record y por
suerte para mí, comprobar que no tengo hasta ahora una multa. El tipo me llama
a la cooperación e incluso me envía sus datos para que si yo estoy en
desacuerdo con algo o quiero sencillamente preguntar, pues me comunique con él.
Lo de las guaguas escolares no es mentira. Te equivocas con
ellas y te la aplican. Sin embargo el tono de la carta es lo que me llama la
atención. A pesar de mi violación, la carta no es agresiva, no me amenaza,
incluso no me multa, no me advierte. Es, claro en este primer caso, una carta
de llamada de atención y de búsqueda de la cooperación como buen ciudadano que
soy.
La vida es una mezcla de sentimientos, buenos y malos. El
balance entre ellos y como se manifiesten dependerá de cada persona. Estas
cosas que cuento, son las que hacen que yo todos los días me diga, hice bien en
venir y este es el mejor lugar del mundo y que otros me pregunté pero qué carajo
hago yo aquí y piense en regresar a Cuba. JAJAJAJA. Bueno, se me fue la mano,
lo de regresar a Cuba fue sólo un decir, no se puede tomar todo al pie de la
letra. JAJAJAJA.
Es como los hijos. Uno puede reconocer sus defectos y
problemas e incluso puede, por quererlos, criticarlos tratando desde nuestros
puntos de vistas que mejoren, pero paralelamente uno no acepta que un
cualquiera venga a hacer críticas desgarradoras, incluso cuando las críticas
sean las mismas que uno hace.
Pues es así, el sistema, que según los teóricos ya debía
haberse caído, aún está en pie y les comento, bien parado. Es cierto, tiene sus
problemitas, lo de enviar mi residencia permanente a Laredo es un exceso, pero
no me lo vengan a criticar porque entonces tendremos problemas. Entre el amor y
el odio, termina prevaleciendo el primero y por eso, a pesar de la teoría y de
los ciclos y de las crisis y de que todo lo que sube tiene que bajar y de que
no hay mal que dure 100 años, está y estará vivo.
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