No soy un tipo religioso. Hay quien me dice que el problema
es que no he pasado o tenido grandes problemas en la vida como para pensar y
pedir a un Dios. No lo creo, a mis 54 años, menos la experiencia de la homosexualidad,
no porque esté en contra de los homosexuales, sino porque en realidad no la he
tenido, he vivido ya un poquito de lo que se puede vivir. Muerte de familiares
y amigos, traiciones de supuestos amigos, enfermedades, separaciones
familiares, perdida de trabajos, discusiones, análisis, enfermedades menos y
más complicadas, cambios de países y ciudades, falta de dinero, falta de
trabajo, miles de ideas no desarrolladas,etc., al final, y hasta ahora no me he encomendado
a un Dios nunca.
He necesitado mucha ayuda y he recibido mucha ayuda de los
que me rodean, sin embargo, nunca he buscado, ni aspirado a una fórmula
milagrosa que, de la noche a la mañana, después de haber yo pedido o rezado, me
resuelva el problema que tengo o pienso tener.
He conocido y me relaciono con muchas personas religiosas,
con las que me une amistad, familiaridad, de las que recibo cariño y ayuda y a
las que doy como retribución cariño y ayuda.
A pesar de mi casi absoluta negación a participar y hacer
mía una idea religiosa, coincido y me place reconocer que tengo muchas ideas
con las que trabajo todos los días personalmente y sobre los que más cerca
están de mí, que hacen comunión con muchos de los principales postulados de muchas
personas religiosas de verdad, recalco de lo verdad, porque también conozco que
hoy con el tema religioso hay mucho de moda, tanta moda que a veces es difícil de
entender y creer.
Hoy, donde muchas religiones han avanzado enormemente,
dentro de sus postulados obviamente, si la comparamos con lo que fueron en el
pasado y donde tratan de tener mayor incidencia en la sociedad donde habitan y
trabajan, es fácil encontrar ideas sobre el amor, la familia, la honestidad, el
compromiso, la solidaridad, etc., sencillamente porque no son ideas religiosas,
la religión no las inventó, ni tiene la exclusividad sobre ellas, sino porque son
sencillamente ideas y sentimientos humanos. Es cierto que muchos humanos las
han perdido, variado e incluso utilizado a su conveniencia, pero también otros,
muchos por suerte, siempre las han considerado, desarrollado y mejor,
transmitido.
Me considero entonces una persona imperfecta, lograr la perfección,
no creo que sea imposible, pero cuesta mucho. Sin embargo, con la misma
sinceridad que me considero imperfecto, pienso que todos los días, desde hace
muchos años ya, trato de mejorar, aprender, comprender, ayudar, lo que me hace,
si me comparo con muchas personas que me rodean, pues, estar mejor por mucho.
En este orden de mejorar, o por lo menos pensarlo, he
recibido un video sobre, al parecer, una entrevista que le hicieron a un monje
budista. No sé cuál es el nombre de la persona, no sé quién lo entrevistó, ni
cuándo y dónde fue. Sólo he visto el video que me envió mi amiga Lissette y me
interesaría compartirlo.
Podría recomendarlo a más de uno de mis amigos con nombre y
apellidos, pero creo que ese no es el asunto, lo comparto para que aquellos que
tengan tiempo e interés, puedan verlo y disfrutarlo.
Al verlo y disfrutarlo, porque está disfrutable, el monje,
aparentemente con una enorme ingenuidad, más allá de su sencillez, habla de los
problemas que todos tenemos en nuestras vidas, empezando por nada más y nada
menos, que el amor verdadero, la compasión, y la inclusión y aconseja, sin recomendar
a Dios, las cosas que se pueden hacer para vivir un poquito mejor dentro de
nosotros, y por supuesto, fuera con los que nos rodean.
Aquí les dejo el video.
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