miércoles, 30 de junio de 2021

¿En realidad deberíamos agradecer algo a los europeos?

 ¿Realmente deberíamos asombrarnos los cubanos de la violación de los Derechos Humanos en Cuba? Creo que no.

El asunto de los Derechos Humanos es tan humano que, sin poderlo asegurar absolutamente, creo que no existe un país que esté libre de pecado con relación a este tema.

Lo que puede resultar paradójico para los cubanos podría ser que el gobierno que existe hace más de seis décadas, se nombre defensor de los Derechos Humanos, defensor del pueblo, defensor de los cubanos. Creo que no debería asombrarnos que un grupo de parlamentarios europeos, que por momentos juegan con el gobierno cubano, voten hoy reconociendo tal violación. Deberían haberlo hecho hace muchos años.

Desde que tengo memoria más lo que he leído, visto y escuchado, en la Cuba llamada revolucionaria, siempre se han violado los Derechos Humanos. Se violaron los derechos humanos desde el mismo comienzo, 1959, cuando, es cierto, se benefició a unos, también es cierto que, para lograrlo, se perjudicó a otros, consecuencias o efectos que llegan hasta hoy, 2021.

Se violaron esos derechos cuando se intervinieron los grandes, medianos y pequeños negocios, incluso los negocios puramente familiares, cuando es cierto que Cuba necesitaba cambios, pero a todas luces Cuba no necesitaba luchar o destruir a la propia Cuba. Se violaron los derechos cuando se abolieron en nombre de un pueblo que nunca lo pidió, las emisoras de radio, los canales de televisión, los periódicos y las revistas, todo lo que fue a parar a manos del gobierno, con una sola dirección, con un solo contenido.

Se violaron los derechos más elementales cuando los religiosos, siendo Cuba un país religioso o al menos de una fuerte religiosidad popular, fueron marginados, apartados e incluso encarcelados, camino que recorrieron también muchos jóvenes, que sólo querían ser, pensar y actuar como jóvenes.

Se violaron y violan los derechos de todos los detenidos, siendo culpables o no, teniendo verdaderas causas y justificaciones o no. Detenidos y encarcelados por temas económicos, pero, sobre todo, detenidos y encarcelados por asuntos políticos e ideológicos y muchas veces sin tantas rimbombancia o conocimientos teóricos profundos, sino sencillamente por expresar una idea diferente, por cuestionar una realidad, por proponer cambios.

Se violan los derechos de aquellos que estudiaron y luego no encontraron trabajo, de aquellos que fueron obligados a participar en guerras en el extranjero, de aquellos que fueron sometidos a repudios públicos permitidos, orientados y organizados por el partido comunista y el gobierno, que por todos estos años viven en una absoluta simbiosis perfecta, a tal punto que es difícil determinar dónde empieza y termina uno para dale paso al otro. Simbiosis perfecta entre ese partido y ese gobierno, que durante todos estos años ha estado representada por la misma persona.

Violaron mis derechos cuando un día, sin considerar nada, mi hija 4 años, mi hijo tres meses de nacido y yo absolutamente inocente, se presentaron en mi casa, me hicieron un registro, delante de familia y vecinos, sin explicar qué buscaban y por qué lo buscaban, me montaron en un carro de la policía, me llevaron a un lugar que no conocía, me nombraron con un número, 2354, me encerraron en un calabozo del tamaño de un pequeño cajón, tapiado sin ventanas, sin atención médica, sin medicamentos, con torturas psicológicas, gritos, chantajes, presiones, etc. Se violaron mis derechos cuando al darse cuenta de que era inocente, por la acción de mi familia prestigiosa en el área legal, me soltaron con una simple y malhumorada disculpa, sin que yo pudiera denunciar, reclamar, demandar a los actores por “malas prácticas”.

Se violaron mis derechos porque nunca se repara el daño. ¿Quién paga el sufrimiento ocasionado, ya no en mí, sino en mi familia?, ¿Quién paga la desconfianza surgida entre mis vecinos y mis compañeros de trabajo que me vieron como un delincuente?, ¿Quién logra borrar la imagen de mi pequeña hijita despidiéndome en la puerta del carro de policía?, ¿Quién paga las horas y horas de mi familia al Sol para poder verme, sin que lo lograran? Si, se violaron mis derechos, sin justificación, sin una verdadera causa, sin que yo fuera un delincuente probado, sin causa real y sin que luego alguien tuviera que pagar el agravio. Se violaron mis derechos porque la marca, a pesar del paso de los años, la sigo llevando.

No existe en Cuba un detenido que pueda acusar a la policía, a la Seguridad de Estado y gobierno por injusticia, abusos, daños, etc. No existe en Cuba abogados defensores que impugnen al sistema y al gobierno, incluso cuando los errores son garrafales. Los juicios, todos los sabemos, son un circo. Los juicios siempre han sido así, desde el que le hicieron a Hubert Matos, donde el propio Fidel Castro actuó como fiscal acusador, hasta el más grande de todos los juicios presenciados, el de Ochoa y sus compañeros.

Es cierto que no abundan los desaparecidos a la vieja usanza, pero también es cierto que hay desaparecidos temporales, que son levantados de sus casas o apresados en plena calle y por días nadie sabe dónde fueron a parar. Hay detenidos que no son registrados en los oficiales registros de unidades de policía.

Quizás lo nuevo para esta ocasión, fue la votación mayoritaria de los parlamentarios europeos. Los mismos parlamentarios que durante décadas habían estado jugando a favor del gobierno. Hay que recordar que cuando Fidel Castro, para salvar el socialismo cubano, abrió Cuba al capitalismo, nuestra Isla se llenó de españoles e italianos que, muchos, con una maleta y algunas fotografías de productos, vinieron a sacar nuestro dinero y a ocupar aquellos espacios que a los cubanos les estaban prohibido.

Esos europeos, “zapatuos”, como dijera mi cuñada Baby, apoyaron el gobierno cubano, a cambio de casas, mansiones, carros, empresas creadas para la ocasión, hoteles, mujeres y la explotación de los cubanos. Esos zapatuos extranjeros volvieron a esclavizarnos, explotarnos y muchos incluso a burlarse de nosotros los cubanos. Esos zapatuos, se apoderaron, no sólo de nuestra economía, sino de nuestros derechos y apostaron porque Cuba siguiera bajo el régimen actual, donde los “nativos” sólo podíamos emplearnos como mano de obra barata, si, aunque nos pagaran por la izquierda, todos sabíamos que éramos una mano de obra baratísima.

Esos extranjeros amigos de Fidel, de Raúl, de los militares, de los funcionarios de los bancos y de comercio exterior. Esos extranjeros europeos que apostaron por la guerra de Cuba contra Estados Unidos o viceversa, de qué otra forma si no, digamos, los españoles podrían haber invertido en hoteles insignes, nada más y nada menos que el Habana Hilton, en rones y cervezas nacionales, en tabacos, etc. 

Fidel y su combo, nos vendió, como todo en él, con un gran arte, teóricamente para salvarnos y con eso violó todos nuestros derechos.  ¿A quién se le puede ocurrir hablar de derechos en Cuba?

Hoy un grupo de europeos critican o sanciona las violaciones de los Derechos Humanos en Cuba, cuando en realidad el gobierno cubano no los deja entrar para investigar, verificar, conocer, tener elementos objetivos, armar expedientes con verdaderos nombres e historias reales. No obstante, para la opinión pública mundial interesada, puede ser una raya más al tigre.

De qué Derechos Humanos se habla, si se le cae a golpes, se arrastran, se llevan a calabozos a mujeres que pacíficamente caminan de un lugar a otro de la ciudad en petición de reconocimiento y libertad para los que ellas llaman presos de conciencia, por demás sus esposos, hijos, parientes. ¿Desde cuándo pasa esto?, ¿Cuándo los europeos se enteraron?

De qué Derechos Humanos se habla, si hoy hay decenas de personas, sobre todo jóvenes, a los que, sin causa, sin justificación, sin delitos, se les prohíbe salir de sus casas, bajo vigilancia 24 horas del día o se les prohíbe recibir visitas, incluso ni de los familiares más cercanos. ¿Los europeos no saben que esto ocurre? Cubanos presos dentro de sus casas sin causas, sin sanciones, sólo por capricho y abuso de poder.

Los cubanos tenemos una condición especial con respecto a nuestra patria, que no es la patria del gobierno, por mucho que nos quieran confundir. Tenemos que pedir permiso para salir y ahora una nueva modalidad, tenemos que pedir permiso para entrar. No hace falta nada, sólo que un funcionario, un cualquiera a cargo, pida la inclusión en las listas de “Regulados”. Estamos o podremos estar en una de esas listas, que, por demás, como todo en el gobierno cubanos, no tiene por qué ser explicado, ni justificado. Estás en una de esas listas y no puedes entrar, no puedes salir, pero más, de haber entrado pueden retenerte todo el tiempo que se les antoje, sin causa alguna. ¿Los europeos admitirían algo así en sus países?, ¿Esos mismos europeos que viajan a Cuba para hacer turismo, sobre todo, sexual, no saben que esto ocurre desde hace años?

Como dije, es de agradecer, no obstante, los votos que sancionan el tema, aunque en realidad deberían ser más. A los que votan a favor de que no se violan los definidos Derechos Humanos tal como están diseñados, se les debería enviar a Cuba con un “pulovito” pequeño de talla con la cara del Che Guevara al frente, una libreta de abastecimiento, un salario de 300 pesos cubanos, sin dólares, sin euros, sin tarjetas de créditos y ponerlos a vivir tres meses en casa de María, José, Juan, Dolores, en la Guinera, en San Miguel del Padrón, en Párraga o en la parte vieja no restaurada de nuestra Habana Vieja.


Habría que ponerlos a vivir como el cubano de a pie, con apagones diarios de muchas horas, sin agua, con casas inundadas, haciendo colas de 8, 10 o más horas para comprar un pedazo de pollo importado y vendido muy caro o varios perros calientes de producción nacional sin definición de los componentes de su fabricación. Deberían ponerlos a hacer filas desde tempranas horas de la madrugada para ver si pueden comprar costillas de vacas sin carne. Había que decirles que salgan a plantear sus ideas y que choquen con la policía oriental, que al parecer por ser orientales vienen desde fuera de Cuba y entonces preguntarles: ¿Qué hay de los Derechos Humanos?

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