El próximo 15 de noviembre, una parte del pueblo de Cuba propone salir a marchar de nuevo y el gobierno ha anunciado que lo reprimirá.
Hace falta que sean miles o cientos de miles para que la policía, los militares y las tropas preparadas de esa parte de los cubanos que dicen proteger y respaldar al gobierno, se vean imposibilitados a llevar a cabo la represión que está ordenada, o que sencillamente se vean obligados a usar la brutal fuerza que desencadenará más fuerza.
Hace falta que sean cientos de miles para que el mundo vea la realidad de Cuba, sobre todos, jóvenes nacidos y formados dentro del comunismo, que están pidiendo, libertad, que desaparezca el partido comunista, que se liberen a los presos que están sancionados y detenidos por pensar y manifestarse diferente. Sobre todos jóvenes que, sin conocer el capitalismo, sin tener experiencias pasadas dentro de él, sin ser pagados u obligados por alguien, quieren cambiar total y radicalmente la realidad desastrosa que hoy viven. No son los sectores acomodados de la Cuba socialista, los políticos de alto nivel, los jefes militares, los trabajadores del turismo o las firmas extranjeras y sus familiares, ellos aún, en medio del desastre que se vive, mantiene sus privilegios, a veces grandes privilegios, sino ese pueblo olvidado, que vive en barrios marginales, en los tan famosos criticados por la ideología los “llega y pon”, ese pueblo negro y mestizo, que a pesar de que le dicen que es libre, no lo ve. Es esa parte del pueblo que no tiene familia que le mande dólares, que no viaja como “mula” para transportar y vender “pacotilla” en el mercado negro, que incluso, aunque ha estudiado, no ha logrado sus sueños.
Desde hace 6 décadas, Cuba viene en caída libre,
momentos más holgados dentro del desastre, gracias al soporte internacional,
que hoy se ha demostrado que ni tan siquiera se ha podido pagar. Cuba desde muy
rápido se convirtió en un laboratorio de prueba para expandir el comunismo por
el mundo. Cerca de Estados Unidos, los soviéticos descubrieron las ansias de
protagonismo de aquel joven, Fidel Castro y su necesidad de permanecer en el
poder, entonces lo compraron, lo apoyaron para convertir a la isla en una base
ideológica y sobre todo militar, como equilibrio en aquella guerra entre los
dos sistemas políticos que prevalecen en el planeta.
Nunca fuimos fuertes, nunca estuvimos absolutamente convencidos, sin embargo, mientras fui joven fue más fácil para el gobierno. Cuba es una isla y durante muchas décadas vivió cerrada al exterior, sólo se abría para aquellos líderes o seguidores que hablaban el mismo idioma y que actuaban para apologizar lo que ocurría dentro. De esta forma, por muchos años, ya no los cubanos, sino el mundo fue engañado sobre aquello que se llamó revolución, que no era más nada que un gobierno común que intentaba vivir bien, a costa de “esclavizar” a un pueblo.
Fidel no fue ni mejor ni peor que los de hoy. Fue lo mismo, sólo que contó con el poder casi absoluto, que se supo agenciar y el silencio de los comprometidos o la mentira para no sólo endulzar sus acciones, sino que casi elevarlo a la condición de dios intocable. Fidel es el escultor, artífice absoluto de lo que hoy tenemos. Los que lo han sustituido no han podido hacer el bien y menos hacer más mal. La posibilidad de hacerlo más mal es casi imposible.
Díaz Canel, alumno de Fidel y Raúl, otro come vaca desde muy joven dedicado a lo que en Cuba se reconoce como vida política, escogido precisamente por los hermanos Castros como heredero para el trono, no lo ha podido hacer más mal, sus padres ideológicos le dejaron trazado el camino que él solamente se ha dedicado a caminar.
Ahora se le acusa de haber tomado la decisión pública de reprimir al pueblo y eso puede parecer nuevo, para nada lo es. Fidel lo hizo siempre, sólo que la información caminaba de forma diferente y la mitad de las veces no nos enterábamos, a no ser del caso específico de un amigo o el primo de un conocido o el problema que tuvo un amigo, de un amigo, de un familiar lejano. Fidel siempre reprimió, llenó las cárceles de personas, fusiló, sacó a personas de su caprichoso camino, pero mantuvo esa imagen de “bueno” para con la población. Mientras fusilaba a Ochoa y dejaba a sus hijos sin padre, celebraba sus cumpleaños públicos con los niños, quienes le picaban un cake y le cantaban felicidades. Imagen más dulce no existe. Los niños, la inocencia absoluta, amaban a su líder.
No hay nada peor para cualquier gobierno, que quedarse sin argumentos frente al pueblo que dirige. Entonces solo le queda la mentira y la represión violenta.
El asunto hoy no es la falta de comida y de medicamentos, no es los encarcelamientos con causas amañadas, fiscales corruptos y abogados incapaces y maniatados. Esto siempre ha existido. Hoy el gobierno no tiene nada que decir para convencer.
Los cubanos siempre hemos vivido con alimentos regulados, donde el gobierno nos daba lo que podía. Siempre hemos tenido dificultad con medicamentos y hospitales, para qué hablar de los dentistas. El mercado negro nos funciona para todo, incluso para conseguir flores para nuestros fallecidos. Ese mercado negro siempre ha sido una opción, muchas veces, la única opción.
Durante las primeras “décadas revolucionarias”, comenzamos a sufrir los racionamientos y los recortes de todos tipos, no sólo alimentos, sino ropas, casas, transportes, electricidad, agua, lugares donde pasear y divertirnos, libros para leer, programas de televisión y radio para ver y escuchar, etc., pero Fidel tenía un argumento, quería convertir a Cuba en una potencia mundial y ese sueño o locura, fue, no solo aceptado, sino respaldados furiosamente por millones de personas que renunciaron a casi todo y se dedicaron a trabajar incansablemente por lograr en vida, una vida mejor.
Fidel fue el padre de todas las ideas locas y sobre todo de la represión en Cuba. Las cárceles, sólo contando la de adultos, durante su largo gobierno, aumentaron de 15 en 1959 a más de 250, sin embargo, el pueblo “encantado” lo apoyó. Mis abuelos y padres todo los veían bien, porque al final se estaba reprimiendo a aquellos que entorpecían conseguir el “gran sueño”.
Hoy Díaz Canel, no solo recibió un país en ruinas, sin posibilidades de hacer nada, sino que, con cada acción que ha tomado, lo único que ha logrado hacer es crecer de forma negativa, no sólo la economía, sino cada uno de los aspectos de la vida de los cubanos. Entonces lo que ya era una ruina, hoy lo es más.
Entonces se quedó sin argumentos, ya no puede seguir pidiendo tiempo, mucho menos hablar de sueños. El pueblo cubano o una gran parte de él, ya no cree en esa historia, el pueblo cubano ha aprendido que patria es una cosa y partido comunista y gobierno es otra y quiere recuperar la primera. Los cubanos por primera vez en muchos años, estamos siendo honestos públicamente, no confiamos, no queremos seguir apoyando lo absurdo, la mentira, la locura, el capricho, la cada día más grande diferencia y lo estamos gritando dentro y fuera de Cuba. Honestidad que molesta. Honestidad que pone en peligro el modo de vida suntuoso de los altos políticos, los altos militares y todo lo que les cuelga.
A partir del 11 de julio, el gobierno ha definido muy bien sus pasos, para beneficio obviamente del gobierno. Por un lado, desencadenó una búsqueda y captura de muchas personas que participaron en la marcha espontánea de aquel día, se plantea que hay más de mil detenidos y se les está pidiendo a muchos hasta 20 años de privación de libertad por participar en la manifestación. Por otro lado, ha detenido en calabozos, en casas extraoficiales y nuevo, en las propias residencias de los implicados, a muchos de los líderes tradicionales y los nuevos que han aparecido en la vida social cubana. Detenciones arbitrarias, sin causas, sin delitos, sin juicios y sanciones, que imposibilitan que muchas personas puedan salir de sus casas y recibir la visita de los familiares y amigos. Casas sitiadas con agentes de la seguridad del estado apostados frente a ellas las 24 horas del día, los 7 días de la semana y por supuesto, los tradicionales mítines de repudio de personas citadas para dar discursos, mostrar carteles, ofender, denigrar, incluso agredir físicamente.
Todo esto y ahora más. El gobierno anuncia y publica videos y fotos de la preparación y decisión del pueblo para combatir a los marchantes. Batallones de trabajadores, jóvenes del servicio militar y estudiantes de las universidades, policías, agentes de la seguridad del estado, etc. Todos armados con armas rústicas, palos y cabillas de fabricación doméstica, pero, además, con armas fabricadas para las guerras convencionales entre ejércitos.
El gobierno cubano, sin el más mínimo decoro, diariamente amenaza a esa parte de la población que quiere cambios. Trata de mantener la idea de que revolución y gobierno es igual a patria. Recalca el enunciado de que el que intente cambiar, será agredido, reprimido y sancionado por traición a la patria, una de las sanciones más severas obviamente del actual código penal.
Los dirigentes del gobierno no van a ser mártires, ni van ellos a salir a combatir a nadie. Díaz Canel no es Salvador Allende, aquel médico político chileno que defendió con su vida, salvando a muchos de sus más cercanos colaboradores, su puesto de presidente constitucional electo democráticamente. En Cuba el gobierno, utilizando la vieja fórmula de divide y vencerás, está llamando al enfrentamiento pueblo contra pueblo.
Los filipinos quizás no sepan, pero los cubanos sabemos que esa mecánica siempre se ha utilizado. Militares y policías, comprados, jóvenes estudiantes chantajeados, trabajadores de algunos organismos y empresas comprometidos por los beneficios por la derecha y por la izquierda que reciben.
Miremos estas fotos y descubriremos la misma acción de muchos otros gobiernos totalitarios anteriores, incluyendo el fatídico famoso de Adolfo Hitler.
Ambas son fotos como para Halloween, o sea, fotos para meter miedo. En la foto de la izquierda, más parecida a las típicas fotos de los terroristas árabes, al menos en su diseño, habría que ver si esas muchachas, probablemente madres, hermanas, que se exhiben con palos amarrados a las muñecas, como armas, estarán dispuestas realmente a morirse por defender a Díaz Canel y sus muchachitos y su forma súper burguesa de vida, para nada parecida a lo que hoy el pueblo cubano vive. Habría que ver qué pasará cuando ellas se encuentren solas frente a un grupo de los ya hoy titulados traidores, que están pidiendo libertad y que dentro de ellos identifiquen a sus hermanos, sus sobrinos. ¿Serán capaces de levantar los palos y tirar golpes a matar?
En la otra, es fácil de entender, oficiales preparados como tropas especiales según los delata sus uniformes negros, pasando revista o quizás arengando a jóvenes, quizás estudiantes o reclutas, la mayor parte de ellos, me arriesgo a decir que forzados a participar.
En estas dos fotos que expongo, existen miles que se pueden ver en internet, no logro entender si esto es serio, si es parte de una comedia o si el gobierno las está exhibiendo a falta de buenos programas humorísticos, etc.
En la grande aparece tirada en el suelo una mujer cubana, cuyo cuerpo la delata, nadie que tenga ese peso corporal vive de la libreta de la comida. Es muy probable que ella reciba dólares del exterior, tenga algún negocio semi legal y semi ilegal o que sea beneficiada por el gobierno, quizás como jefa de cocina de una de las casas de protocolo del gobierno o de algún hotel. Luego, observen la ropita que exhibe. Para nada esa ropa se encuentra en las tiendas para el pueblo, por lo que probablemente sean compradas a las mulas del mercado negro o ella misma sea una de ellas. Ropita bien poco adecuada para participar en una guerra interna.
Ella, probablemente hija, hermana y sobre todo madre, está apostada apuntando con un fusil AKM con mirilla telescópica, de fabricación soviética, nada más y nada menos que reconocido como uno de los mejores rifles de asalto, utilizado alrededor del mundo en las guerras convencionales, en los actos de terrorismos, en las bandas de narcos, etc. El AKM es un arma con una enorme capacidad para matar.
¿Habrá ella disparado alguna vez con un AKM? No lo sé, pero no importa, sencillamente la imagen publicada dentro y fuera de Cuba, dice que ellos, los represores están dispuestos a usarlas para contra el pueblo, porque al final están respaldados por la constitución vigente, la cual autoriza el uso de las armas contra los traidores. ¿Armas de guerra contra el pueblo?
La otra pequeña es peor, en ella aparecen a exprofeso, personas que por sus uniformes parecen médicos, enfermeros, intensivistas, cuya misión incluso en una guerra debe ser salvar vidas, incluso si la guerra es honesta hasta de los enemigos, más sumada al conjunto artístico una abuela, decidida, al parecer, a caerle a tiros de AKM a sus propios nietos para defender a un tipo sin historia y gris como Díaz Canel, todos exhibiendo también fusiles AKM.
Si alguno de mis lectores ha tirado alguna vez con un AKM, en alguna maniobra, en las prácticas de tiro de las universidades, etc., recordará lo complicado y peligroso de lo que estoy diciendo. Si no han disparado con ese fusil, pues pueden imaginar que, si la gordita que está acostada con el juego de short y pullover colorido y cómodo, si no se afinca bien el arma al hombro, puede recibir un impacto que le deje afectado el hombro, el pecho y las tetas por mucho tiempo.
En realidad, hoy es diferente, antes, Fidel hacía y deshacía a su antojo y todo quedaba en secreto o tenía muy poca repercusión e incluso en los momentos donde se filtraba alguna información que no gustaba o convenía, él tenía 8 horas para explicar frente a las cámaras y si no le alcanzaba o creía que no había sido suficientemente persuasivo, pues tenía otras 8 horas y otras y otras, hasta que al final, su versión se imponía como única versión.
Hoy cada cubano tiene un celular y está filmando, pero, además, existe un apoyo internacional tan grande como nunca había existido. En cada país, en cada ciudad, en cada pueblo donde existen cubanos fuera de Cuba, están dando gritos frente a embajadas, consulados cubanos, iglesias o sencillamente en cualquier esquina a favor de la libertad de Cuba, la democratización y la libertad de los detenidos políticos. Muchos cubanos hoy están transmitiendo en vivo lo que ven y piensan. Existen algunos “influencer” dentro de Cuba y fuera de ella que son visto diariamente por miles de seguidores y que cuentan algunos con un gran poder de convocatoria.
Luego como la mentira ha roto los marcos internos, existen también muchos países y sus gobiernos incluyendo a los presidentes, organizaciones políticas, intelectuales, políticos, artistas, senadores, etc., que hoy conocen lo que está pasando y que están atentos a lo que va a pasar el próximo 15 de noviembre. Hoy ya no es tan fácil engañar.
El 11 de julio fue un levantamiento espontáneo que sorprendió a los de adentro de Cuba, al gobierno, a la emigración cubana y a todos los que de una forma u otra observan o trabajan sobre la isla. Hoy, el 15 de noviembre y la marcha pacífica de una buena parte del pueblo cubano, está avisada y existen, diría yo, millones de personas esperando.
Hace falta que sean cientos de miles de personas a lo largo de toda la isla los que salgan a marchar, de esa forma no serán fáciles de contener y si tratan de hacerlo, la represión tendrá que ser violenta. Hoy Cuba ya no está sola, hay muchos apoyándola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario