Los que me conocen bien, saben que tengo mis limitantes y dentro de ellas, sigo siendo un fanático de aquello que me interesa. He tratado de mejorar y dar cabida a los matices que aportan los otros, pero en realidad cuando se trata de mis gustos, pues sigo siendo un tipo sin muchas permisibilidades.
Como digo, eso me pasa con la música, dentro de ella, por ejemplo, la que viene en nuestro idioma, el castellano. No soy muy consumidor de la música en español, pero tengo mis cantantes preferidos desde siempre, esos que sigo sistemáticamente y forman parte de mi vida todos los días.
He escuchado a muchos, pero en realidad sólo me he quedado con unos pocos muy escogidos.
Joan Manuel Serrat desde niño, creo que desde que tenía 7 u 8 años. Luego, Mercedes Sosa desde que la descubrí en su máxima potencialidad cuando joven, Estos dos no sólo son mis preferidos, sino que todavía hoy, a pesar de haberlos escuchado y escuchado, suelo emocionarme con algunas de sus canciones, casi al borde de llorar. Me recuerdan mi infancia, mi juventud, me recuerdan a los amigos y a mí Víbora Park.
Luego me hice fanático a José Monje, más conocidísimo por el sobrenombre "Camarón de la Isla", el más grande de todos los grandes del flamenco, por esa forma única, salvaje, espontánea de cantar.
Luego, desde siempre, soy fanático al mayor éxito del rock argentino, con el perdón de Charly García, al señor Fito Páez, con su forma extraña de cantar, con su voz que por momentos no tiene o lo abandona, con sus movimientos alocados, medios extraños para nuestra cultura, con sus excentricidades, etc.
Soy un admirador y seguidor de Fito, al que tuve la increíble oportunidad de ver en vivo en aquel concierto que dio en la Plaza de la Revolución. En aquella ocasión mis compañeras rockeras fueron Martica y mi hija Jennifer, siendo ella muy pequeñita, allá por el año 1993. Genial concierto para un pueblo muy necesitado de cosas como esa. Rock en vivo.
Ahora he tenido la suerte de acabar de ver la serie "El amor después del amor" que recién acaba de estrenar NETFLIX bajo el nombre de "Love after music". Muy buena para aquellos que disfrutamos con saber algo más que de canciones. Ya he dicho muchas veces antes que me gustan los argentinos, entonces no voy a argumentar mucho más.
Por lo que he leído y averiguado sobre Fito Páez, la serie está muy bien engarzada, reconstruyendo aquellos momentos importantes del músico que marcaron su vida. Claro que no resulta fácil resumir en pocos capítulos una vida tan cargada de emociones, problemas, fracasos, triunfos, alcohol, drogas, fiestas, depresiones, etc.
El guion, para mi gusto, muy bueno, logra conducir por la vida laberíntica de Fito sin que uno se pierda, o peor, se aburra con un panfleto sentimentaloide o demasiado rocanrolero. Sin yo ser cineasta, la estructura no es un cuento lineal, cronológico. Ella va y viene del presente al pasado y al pasado de ese pasado, tratando de explicar los por qué, sin que uno se dé cuenta, sin que uno sienta el paso del tiempo, mejor, sin que uno se pierda.
Como los personajes de esta serie aún viven, se conocen, caminan por las calles, siguen trabajando, etc., es mayor el riesgo, sin embargo, las actuaciones son muy buenas y creíbles. No existen super héroes, super ideas, super soluciones. Merito adicional el haber buscado o encontrado actores muy parecidos, incluso físicamente, a las personas reales. Puede parecer fácil, pero encontrar a un tipo fisicamente parecido a Fito Páez debe haber sido algo muy complicado.
La música inmejorable, la de siempre.
La recomiendo 100%.
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