domingo, 31 de diciembre de 2023

538.- Las mil y una noches cubanas.

Las mil y una noches cubanas, podría llamársele a lo que viene ocurriendo en Cuba desde hace décadas y que hoy, sin más recursos, se acentúa. Las mil y una noches, las mil y unos años, las mil y unas décadas de la historia de ese que fue un lindo país, Cuba.

El mundo se prepara para fiestar, yo también. Aquí en USA las fiestas comienzan a finales de octubre, donde con diferentes objetivos a celebrar, casi no se para de estar en una fiesta semanalmente. Thanksgiving, Halloween, Black Friday y ahora Cyber Monday, Christmas, Fin de Año, más todas las fiestas de las diferentes nacionalidades que aquí existentes, más todos los días inventados a nivel mundial, el día del perro callejero, el día de la hamburguesa, el día del perro caliente, el día de los zapatos rojos, el día de las personas con espejuelos, más otros muchos días absurdos, etc., y el gobierno cubano se dedica, justo a fin de año, más de lo que lo hace todo el año, ha, por un lado hablar del desastre económico que se vive, tal como si el pueblo no lo conociera, o sea, hacerle el cuento a los escritores del cuento, más intervenciones para decir que se está trabajando, para tratar de revertir la imagen de que no hacen nada, pero que hasta ahora no se ven los resultados o lo peor cada medida tomada a las 24 horas se convierte en mal mayor y dejar ver un futuro mejor, cosa que ocurre cada diciembre, a largo plazo, que nadie sabe a fin e cuentas cuán largo puede ser y meter miedo, el mismo miedo repetido y repetido por décadas que ha logrado, hasta cierto punto con éxito, cierto inmovilismo.

Los cubanos, si, nosotros, que somos expertos, capaces para evaluar cualquier situación o hecho internacional y no sólo evaluar sino expertos y capaces para proponer soluciones, estamos imposibilitados a pensar sobre lo real que nos pasa, criticarlo con la misma fuerza y menos para tomar acciones y lograr la solución. Los cubanos generalmente navegamos entra la depresión, el lamento, la justificación, etc., cuando se trata de la Cuba de la cual muy poco tenemos en realidad, ni los de aquí, ni los de allá.

Creo que la recopilación de cuentos que aparecen en lo que se conoce como Las mil y una noches, no es comparable con la única posibilidad que tiene el gobierno cubano, que además de todos los males que suma, se destaca como gran cuentero.

Según la traición, el primer cuento que sirve de introducción a todos los demás, narra la historia de un rey que ofendido por el engaño de su esposa decide, como venganza, acostarse todos los días con una muchacha virgen y al día siguiente decapitarla para evitar la posibilidad de ser nuevamente engañado. Hasta cierto punto, en aquel momento, buena opción para evitar infidelidades. En determinado momento aparece entonces Sherezade, hija del visir, que, para impedir la crueldad del rey, se ofrece a pasar una noche con él y a través de historias, donde mezcla hechos y personas reales con genios, magos, espíritus fantásticos, que hábilmente no concluía al amanecer, dejaba con esto al rey enganchado con lo de “continuará”, lograr permanecer viva, evitando de paso la muerte de otras muchachas.

En nombre del mal padre, del bruto hermano y del espiritu incapaz.

Estoy convencido de que a pesar de que el mentiroso Fidel Castro, Sherezade I, su bruto hermano heredero Raúl, Sherezade II y ahora Díaz Canel, Sherezade III, el nombrado presidente “a dedo”, “sin casa”, deberían decir que sus ideas que aparentemente estuvieron avaladas por los clásicos del marxismo, que luego el leninismo convirtió en regla o ley, en realidad estuvieron inspiradas en ese cuento que nunca termina. La además de linda, inteligente chica, para salvar la vida, ellos para mantenerse y mantener, independientemente de resultados reales, disgustos, descontentos, defraudados, oposiciones, etc., en el poder para siempre, lo que resulta difícil de entender, sobre todo para cualquiera que no sea cubano. ¿Cómo un pequeño grupo de personas, que se autonombran vanguardia, desde el fondo de un pozo que ya no tiene agua, puede tener controlado o al menos maniatados a por lo menos siete, ocho, nueve millones de personas?

Ahora los “díazcanelistas”, obviamente, a todas luces presionados por Sherezade III, el que no puede ser menos popular y aceptado, están todo el día en la TV nacional y por todos los canales inventados, incluyendo internet, para tratar de hablar de lo que ellos tienen confundido, Cuba con gobierno, para con nuevas caras y aparente nuevas ideas, repetir y repetir lo que nos ha llevado a lo que hoy tenemos en esa isla, gobierno y partido único para siempre, aumento de la participación del Estado Cubano y del gobierno en la fracasada gestión por décadas, retomar las tradiciones y sobre todo ahora, por increíble que pueda parecer, retomar la espiritualidad del pueblo cubano.

En realidad, no es que Sherezade I fuera ni genio, ni más competente, fue que no tenía competencia, la eliminó desde todos los ángulos, porque se aseguró desde mucho antes del 1 de enero de 1959, jugar baseball donde él era el dueño del terreno, de los guantes y bates, de las pelotas, él había redactado las reglas del juego y tenía la prerrogativa de cambiarlas a su antojo y además compró a unos espectadores que aunque él se ponchara, fuera cogido robando base, se cayera corriendo, jamás llegara a home anotando una carrera, gritaban bravoooooooooooooooooo, bravísimooooooooooo, únicooooooooooooo, inigualableeeeeeeeeeee.

Hoy Cuba, ese pueblo del que aún se dice que es bueno, porque a veces los cubanos nos pasamos cuando hablamos de nosotros mismos, ha tenido que ver a personas con cargos de gobierno casi al reventar por exceso de peso, diciendo que se resolverá el asunto comiendo tripas, avestruz, cocodrilos, que no existen peces en la plataforma insular cubana porque se han ido, que el pueblo no quiere trabajar, que los cerdos murieron en aquella fiebre porcina de 1971, que los plátanos se cayeron cuando en 1963 pasó el huracán Flora, que no se tiene agua potable, porque se han deteriorado los acueductos de Fernando VII y el de Albear, terminados de construir en 1835 y en 1893 respectivamente, que sería bueno empezar a comer la cascara de la papa o de la yuca, cuando aparezcan los famosos tubérculos y que el bloqueo norteamericano, que se ha recrudecido a partir de no sé cuántas medidas, todos los días los gobernantes mencionan una medida nueva, pero que vende a Cuba pollos, maíz, cereales, carros, pero además que permite que los cubanos en USA envíen diariamente miles de dólares americanos, que llegan a sumar muchos millones de dólares anualmente, pero además hasta llegar a llevar carne cruda dentro de los equipajes violando todas las leyes aduanales y sanitarias de ambos países, es el culpable de todo los males, los grandes, los medianos y los pequeños. Los mosquitos, la basura, los caracoles africanos, los clarias que han acabado con toda la fauna y flora a su paso, los baches en las calles, los derrumbes, y por supuesto la huida de miles y miles de cubanos, son las consecuencias de lo que ellos llaman “bloqueo”.

OJO, Recientemente un funcionario alto ha recomendado que se construyan estanques en los jardines, en los patios y quizás dentro de las casas para criar peces comestibles, nada de pesceras ornamentales, en el mismo momento que otro funcionario alto, anda por el país recomendando a los cubanos que siembren piñas en las masetas de las casas, nada de perder tiempo y espacio para plantas ornamentales, quizás, por qué no, imitando a Fidel Castro, Sherezade I, cuando repartió 5 polluelos por casas, aquellos llamados popularmente Pérez Quintosa, para fomentar la cría de pollos de forma familiar, pollos que casi ninguno llegaron a la mayoría de edad. 

Puedo asegurar que frente a un llamado de resolver cómo se pudiera, familias criaron cerdos dentro de las bañaderas donde se bañaban todos los días, compartiendo con dichos cerdos la poca agua y el poco espacio. Hace muy pocas semanas, hemos tenido que enviar sal de mar y azúcar para nuestra familia. La azúcar tiene un proceso largo de producción, a pesar de que esa pequeña isla en el Mar Caribe por siglos fue considerada la “azucarera del mundo”, pero, ¿la sal de mar?, es inentendible. Ella significa, agua de mar, un poco de Sol y un negrito o blanquito con una pala y rastrillo de madera que luego de varios días la apila y recoge. Los invito a investigar sobre un pueblo latinoamericano en el medio de las montañas, a cientos de metros por encima del nivel del mar y miles de kilómetros de él, que por razones inexplicable tiene un manantial de agua salada y desde épocas precolombinas fabrican sal, lo que le permite vivir decentemente a todos los habitantes. Manantial, terrazas hechas en piedras, pala y rastrillo de madera, un negrito o blanquito que mueve el agua y recoge la sal. Obvio, no comen langostas todos los días, no son un pueblo pesquero, pero tienennnnnnnn sal.

Siento pena por el pueblo cubano, esté donde esté. Comienzo por sentir pena por mí mismo que para vivir un poco mejor, sin presiones, vigilancias y cuestionamientos, decidí dejar todo lo que era para instalarme en nuevos lugares, tratando de adaptarme a ellos sin dejar de ser cubano.

Siento enorme pena por los que allí están hoy, recuerdo que tengo familia por lo que sé lo que digo, porque nadie, ni jóvenes, ni viejos, merecen, haya sido su historia la que haya sido, llegar a vivir como se está viviendo, por un capricho, por una tozudez o conveniencia de muy pocos, pero también desde mi más profunda sinceridad, me da pena, que los de aquí y los de allá, no seamos capaces de cambiarla. Sería sencillo, dicen los libros de historia, sólo los de aquí y los de allá, tendríamos que ponernos de acuerdo en una sola cosa. Una sola cosa bastaría.

Y ahora, nada más y nada menos que ahora, cuando nadie lo esperaba, cuando parecía algo del pasado, cuando es incluso inimaginable, el “sin casa” de Sherezada III, acuña un nuevo término que sus más cercanos acólitos aprovechan rápidamente para repetir y acuñar, desde sus gordas barrigas, desde sus autos y casas acondicionadas a “todo meter” como dice un amigo mío, “estamos en una economía de guerra”. ¿Guerra?

A lo mejor están diciendo la verdad, una economía de guerra contra la paz, de lo ilógico contra lo lógico, de lo irracional contra racional, de la mentira contra la verdad, de lo posible porque probado contra lo imposible, de la pesadilla contra el sueño, de la tristeza contra la felicidad, de la incapacidad contra la capacidad. En cada una de sus intervenciones los del gobierno consideran a los cubanos como anormales, de ahí que ellos están escogidos, por ellos mismos, para protegernos del "mal".

Ahora, el 2024 se anuncia como que será mejor, tradición más que repetida en esas mil y una noches cubanas, sólo que al gobierno se le olvida siempre decir que esa mejoría llegará en el 2324, a donde ellos obviamente piensan que llegaran.

Pueblo cubano, donde obviamente me incluyo, cuánta pena me das.

lunes, 25 de diciembre de 2023

537.- No seas tacaño, regálate un libro.

Para una gran parte del mundo, estas fechas de fin de diciembre son muy dadas a los regalos entre familias y amigos. A lo largo de la vida he aprendido que los regalos son lindos, cosa que no desde siempre supe. No importa el tamaño, la cantidad, el precio, etc., lo lindo es regalar para agradar, recordar, quizás agradecer. Paradogicamente, también he descubierto que existen regalos para odiar, pero explicar sobre eso aquí me llevaría mucho tiempo.

Los mejores regalos, para mí, son aquellos que se hacen a sabiendas de la importancia que puede tener para el que lo recibe, por lo que soy más dado a regalar, cuando regalo, cosas que sirvan para vivir, a veces el mejor regalo puede ser un martillo, una foto o algo confeccionado a mano. A veces el mejor regalo puede ser una pequeña piedra que se recoge en el camino. Reconozco hoy que hay personas expertas en regalos que disfrutan tanto al hacerlo como el que lo recibe, al igual que siguen existiendo personas que regalan para no quedarse atrás, para estar a la moda, sólo por regalar a personas que tienen en una lista o sencillamente corresponder a un regalo recibido en momentos anteriores, etc. Existen regalos muy importantes y sentidos, existe regalos que aunque regalos, son una mierda.

Hablando ahora de regalos importantes, tal como dice mi admirado chef italonorteamericano de New York Buddy Valastro al referirse al uso de la mantequilla, no sean tacaños y regálense un libro.

Ahora en diciembre, como por Navidad, mi libro, el tan prometido No.1 de la serie “A través de mis ojos. República Dominicana. 2010-2012” acaba de publicarse en Amazon, vía super interesante, económica y relativamente fácil para llevar a vías de hecho ideas organizadas como libros y forma ya parte de algo que disfruto llamando serie o colección, lo que da idea, también para mí satisfacción, de que son varios.


https://www.amazon.com/TRAVÉS-MIS-OJOS-Spanish/dp/B0CQKK8GD8/ref=sr_1_3?crid=9J7KP97S4D4E&keywords=rolando+torres+grillo&qid=1703603950&sprefix=rolando+torres+grillo%2Caps%2C128&sr=8-3

Al no ser un libro específico sobre historia o un reporte periodístico que compite con la inmediatez, “A través de mis ojos…” no se pone viejo. Él recoge artículos que pueden ser leídos en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso sin un orden obligatorio para entender, porque ellos son reflexiones sobre temas, que generalmente, suelen ser universales. Los artículos por tanto son muy variados, tal como es variada la vida, donde el tema central es la República Dominicana desde mi visión y experiencia. Artículos dulces, artículos irónicos, pero siempre artículos agradecidos.

Reconocimientos a lugares que existen y existirán, menciones a costumbres que también perduraran en el tiempo porque ellas forman lo que se reconoce como cultura dominicana en el amplio sentido de cultura, que obviamente no se refiere sólo a una canción, obra de arte, etc. Mis asombros por un lado sobre lo que veía o sentía, los conocimientos que fui adquiriendo, más allá de los libros, sobre ese pedazo de isla caribeña, son los temas que he logrado recoger y publicar.

Como podrán entender, no solamente los escribí, sino que los he leído muchas veces para poder organizarlos. Además, recibí muchas opiniones mientras los publicaba en mi blog Dominicaneando y hasta hoy que recién lo acabo de publicar. Muchas de esas opiniones están recogidas. Sin que pueda decir que es algo perfecto, todas las opiniones recibidas me dicen que es, por lo menos, agradable para leer.

Aquí les dejo el link o enlace de cómo y dónde acceder. Una vez conocí y trabajé con alguien que me encargó un libro y pagó toda su edición, pues era un libro para regalar, lamentablemente ese no soy yo por mucho que he trabajado para lograrlo. 

Entonces, no sean tacaños, sean valientes y regálense un libro. 

https://www.amazon.com/TRAVÉS-MIS-OJOS-Spanish/dp/B0CQKK8GD8/ref=sr_1_3?crid=9J7KP97S4D4E&keywords=rolando+torres+grillo&qid=1703603950&sprefix=rolando+torres+grillo%2Caps%2C128&sr=8-3

536.- Perros callejeros en San Antonio.

A mis 60 años puedo afirmar que no existe un lugar ideal para vivir. Cada pueblo, cada barrio, incluso cada cuadra tiene sus propias características, ritmos, movimientos, culturas, etc. Algunos hablan, por lo que parece con mucha propiedad, del paraíso como ese ideal, pero confieso no haber visto tan siquiera una foto, lo que me llama la atención hoy con tantas fotos de todo y todos que se publican.

Entonces hacia donde quiera que te muevas encuentras, blancos, negros, chinos y de otras muchas nacionalidades, personas buenas, muy buenas, malas y muy malas. Lugares fríos, lugares calientes o lugares donde llueve todos los días. Cuando no hay calor, frío o lluvia entonces existen terremotos, volcanes, tornados, huracanes, etc., y para colmo muchos lugares con animales complicados, agresivos o venenosos incluso Para colmo de males, en aquellos lugares considerados casi ideales desde el punto humano y geográfico, entonces los gobiernos, la política, la economía, la mafia o los grupos organizados traficantes de drogas, armas, personas, etc., lo desgracian todo. Por lo que la búsqueda de ese lugar ideal, que se convierte en el objetivo de no pocas personas, tan pronto se piensa que se ha encontrado, muy rápido se descubre que no lo es tanto.

Entonces el ideal, es aconsejable, construírselo uno mismo en el espacio, grande o pequeño, donde se vive y con el grupo, también grande o pequeño con que se convive y olvidarse un poco de ese macro espacio ideal, sobre el cual muy pocas veces podemos influir. No creo que haya que deprimirse, adaptarse enfermizamente, ni conformarse, sólo hay que ser inteligente.

San Antonio, es una ciudad grande, que además sigue en constante crecimiento, lo que hace que existan diferencias muy visibles entre las zonas que forman la ciudad. Vivo en una de las partes modernas, linda y segura y como he dicho anteriormente, trabajo en parte de la ciudad vieja, quizás los primeros orígenes de la expansión de San Antonio, allá por los años 20 y 30 del siglo XX, zona hoy no sólo afectada por la antigüedad, sino también porque ha quedado, en sentido general, para muchas personas mayores, de bajos ingresos económicos o ningún ingreso.

Mi trabajo me lleva a manejar y caminar y además conversar con muchas personas de esa área durante, como mínimo, 8 horas cada día, lo que me ha posibilitado, por una parte, a partir de mi gran imaginación, recrear la vida de antes cuando muchas de esas casas, hoy semidestruidas o envejecidas desfavorablemente, eran la modernidad y, paralelamente, me ha permitido comprobar los diferentes niveles sociales y económicos de la vida de hoy. A muchos les convendría caminar por allí, así podrán conocer que Estados Unidos es algo más que Las Vegas o la parte turística de New York.

Uno de los temas que más me llama la atención en esta zona es la cantidad de perros y gatos que existen. Perros y gatos, organizadamente domiciliados dentro de las casas, he llegado a contar 10 de cada uno de ellos y perros y gatos que transitan, comen, duermen, se fajan, tienen sexo y agreden a las personas en las calles, sin domicilio o dueño aparente.

Y debo reconocer que esto no es de mi total inspiración, a lo mejor, más allá de verlos pasar, no me hubieran llamado tanto la atención porque tampoco vengo de Suecia o Noruega, sino que se ha convertido en un tema obligado para mí, porque mi madre, la cual investiga sobre temas de su muy propio interés, todos los días al llegar a mi casa, me pregunta por los perros de mi zona, tal como si fueran nuestros familiares y me da un parte obtenido de internet y la TV de ataques de perros, mordidas, muertes de personas, más todas las estadísticas emitidas por las autoridades que tienen que ver con el asunto, atiéndanlo más o menos. La pregunta sobre los perros, sobre todo los callejeros es hoy parte de mi vida tan pronto traspaso la puerta de mi apartamento y trato de sentarme a tomarme un café, tan parte de mi vida que primero me veo obligado a hablar de ello, antes de contar como me fue en el día.

Y es cierto, el asunto de los perros callejeros es o se ha convertido en un gran problema para las autoridades y los pobladores de San Antonio. Los números de agresiones y lesiones, que mi madre tiene recolectados, imagino que, para hacer un informe a las Naciones Unidas, son impresionantes. Los números de lo que se gasta y tendría que gastar económicamente para resolver el asunto, son muy altos, tan altos que de momento no se consiguen. Las autoridades se declaran imposibilitadas a dar respuestas para resolver de una vez el asunto.

De más está decir que, para mí, amante de los perros, no así tanto de los gatos, me resulta pensar en algo muy fácil. Yo, llegado el caso, saldría con mucho respeto y profesionalismo a cazarlos, los llevaría a un lugar y …, les garantizaría un paso digno a ese paraíso que dicen existe, pero sé que eso me pondría en desventaja hoy frente a las miles de organizaciones que existen en defensa de los animales y los millones de personas que, aman, a veces para mi gusto, desmedidamente, a los animales. Para mi gusto, una cosa es amar a los animales y otras es pensar o aparentar que son humanos. Una cosa, es decir, yo tengo un perro, un gato, un cerdo o una vaca a los que quiero y atiendo y la otra es decir que soy la mamá o el papá de una lida vaquita que duerme dentro de una cuna al lado de mi cama, que cuando se desvela por las noches, la paso a dormir conmigo en mi cama. Para mí gusto, y pido disculpas a los amorosos, una cosa es darle cariño a un animal, pasarles las manos, jugar y otra es no parar de besarle la boca, a veces con lengua incluida.

Debo reconocer que no he comido perro, no soy vietnamita, pero también me es fácil decir que, por semanas, durante aquel período llamado malignamente “especial”, alimentamos a un gato que apareció en el patio de mi casa y un buen día, sin pedir mucho perdón, lo metimos en un horno y lo disfrutamos como un buen asado, para qué hablar de lo que veo cuando miro a una vaca o un cerdo. Los canadienses pueden defender a los gatos porque los mercados en Canadá están llenos de comida.

Recuerdo cuando era niño, en Cuba existía en la calle Infanta, un lugar al que llamábamos Zoonosis, donde se sacrificaban organizadamente a los perros, quizás a otros animales, a veces los que llevaban las personas, dueños o no, otras los que se encontraban vagando por las calles.  Sobre todo, recuerdo que los perros callejeros se recogían. Luego, lo mismo que mi infancia, esa actividad fue desapareciendo.

Instituciones como esas existen también aquí en San Antonio, pero cuando era niño nunca pensé en el respaldo económico que tiene que haber, no sólo para custodiar, sino incluso para “poner a dormir” a determinados animales, cifra enorme de dinero, que por momentos no existe.

Según las autoridades, existe déficit de personal especializado, veterinarios, “voluntarios cazadores”, psicólogos de animales, terapeutas, personal administrativo, etc., porque no es un perro o gato callejero, son muchos miles. La idea de bajarse de un carro y atrapar a un perro, grande, dinámico y a veces furioso, no es tan fácil como se veía en los muñequitos de mi infancia.

Luego, a esos animales, como estamos en el siglo XXI, hay que llevarlos a un lugar especial, especie de albergue, darle atención médica, comida, atención emocional e incluso determinado producto químico para hacerlos pasar a la muerte, más hornos especiales para deshacerse de los cadáveres, etc. Hay muchos problemas aún con los humanos, digamos en mí misma área de trabajo, con los llamados “homeless”, alcohólicos, drogadictos, que viven, a veces por propia decisión como perros callejeros, para los que se necesita también muchísimo apoyo económico, para dedicar mucho tiempo, esfuerzo y dinero para resolver otros temas.

Existe un llamado a que las personas adopten uno de esos animales, es cierto que existen los que se animan, pero conozco personalmente a personas que prefieren pagar 1000, 2000 y hasta 4 000 dólares, más seguros médicos, clínicas, más entrenamientos en escuelas especiales, etc., antes de llevarse a casa a un perro, quizás ya adulto, de esos llamados de la calle. Tener un perro es lindo, tener un perro caro, muy caro, es algo que tiene una onda extra.

En los primeros días de trabajar en mi área, me llamó la atención ver a personas caminar con palos en las manos, palos que aparentemente no tenían ninguna función, sin embargo, con el tiempo descubrí que muchos de esos palos se utilizan para defenderse frente a los posibles ataques de los perros callejeros.

Como los perros callejeros llegan a ponerse a veces agresivos, entonces se les está pidiendo a las personas “de bien”, que les pongan comida y agua en las calles, cosa que puedo asegurar que he visto hacer, por lo que entonces, tratando de evitar males mayores, se les garantiza la vida con poco esfuerzo, la mayor parte de los perros callejeros que veo todos los días, se ven sanos y a veces bien alimentados.

Los gatos callejeros, son más fáciles de controlar, porque generalmente no son agresivos o al menos más fáciles de “combatir” si se ponen majaderos, pero la idea de enfrentar a uno o varios pitbulls, pastores alemanes, rottweilers, que te vienen para arriba no es tan fácil. Hay perros pequeños, que ladran y se acercan en posición agresiva, pero se pueden patear como un balón de futbol, pero patear a un rottweiler es más difícil. Conozco del tema, porque en la casa de mi hija hay dos inigualables de esos ejemplares donde lo del balón de futbol es sólo para definir el tamaño de sus cabezas.

A un pequeño perro callejero lo puedes morder, a un pitbull o rottweiler agresivo y atacante, hay que darle un balazo. Esto puede parecer una exageración, pero uno de los reportes de mi madre cuenta que un señor aquí en San Antonio fue atacado por dos perros grandes y que sólo, por suerte, se lo pudo quitar de arriba un vecino que portaba una pistola. El señor agredido, como consecuencia, murió horas después en un hospital. Puede parecer exagerado, pero en otro informe de mi madre, una muchacha casi pierde parte de la mitad de la cara al ser mordida varias veces por un perro aparentemente manso, que trató de quitarle algo que ella comía frente a él. Puede parecer exagerado, pero uso un table que tiene el protector del cristal rajado y al comentarlo con mi jefe, me dijo que la persona que lo poseyó anteriormente lo había utilizado como arma de defensa frente a un ataque de un perro.

Todos los lugares son diferentes, todos tienen sus cosas lindas y cosas feas. Parece que el asunto, sobre todo, de los perros callejeros, en San Antonio o al menos en una parte de él, se ha convertido por olvido o imposibilidad real, en un tema complicado de poder resolver, al menos a corto plazo.

Mi madre me aconseja que además de llevar conmigo, dos celulares, un table, mis espejuelos, mi solapín, el pequeño objeto metálico que utilizo para tocar las cercas, las llaves de mi carro, más la publicidad que entrego en las casas donde puedo contactar a alguien, me lleve un palo. Yo le respondo que sí, que me lo pondré en la cintura, tal como si fuera yo un mambí, un caballero feudal o un samurái. 

¿Se imaginan?














miércoles, 6 de diciembre de 2023

535.- Hasta aquí hemos llegado y entonces, aquí estamos.

Es sabido que con las migraciones humanas se trasladan muchas cosas más que los propios migrantes. Al principio imagino que el hombre caminó medio vestido o medio desnudo, con algún que otro objeto, quizás arma y algún recuerdo de su familia. Hoy lo de trasladarse significa toda una ciencia. Vivimos apegados a cosas e ideas de las que, a veces, nos cuesta trabajo desprendernos. La idea de empezar desde cero no es posible, nunca es desde cero, porque en realidad no nacemos, sólo continuamos la vida en otro u otros lugares.

Esto ha hecho que a lo largo de la historia aparezcan aquí huesos, objetos y posesiones que eran de allá y que se haga difícil entender bien qué, por qué y cuándo fue lo que pasó para que llegaran aquí. El humano, de cualquier sexo, color, edad, desde siempre, ha llevado para el viaje lo que tenía y luego al asentarse en algún lugar de forma temporal y permanente esas cosas han dejado registros.

Luego también los humanos cargamos, además de con nuestras más importantes posesiones materiales, a nosotros mismos, lo que significa ideas, tradiciones, comidas, músicas, religiones, etc., por lo que cada cual, independientemente de lo heredado de su grupo social, lleva su propio bulto.

Es difícil cuando se es uno solo, pero, cuando aparecen dos, tres, cien, mil personas parecidas en gustos y tradiciones, es fácil entender que aparezcan hoy tiendas, restaurantes, mercados, determinados servicios, etc., que mantengan a esas personas unidas, pero que además le permitan, al menos un poco, vivir en un nuevo lugar con sus cosas, gustos y tradiciones viejas.

El emigrado es entonces esa mezcla, a veces curiosa, de lo nuevo, lo que se adquiere y se acepta y lo viejo, lo que traemos y no queremos olvidar, dejar o desprendernos. Mezcla curiosa, en sentido general, de una rápida, a veces muy rápida y necesaria adaptación al nuevo lugar y una resistencia a mantener lo que fuimos. Es fácil sustituir un televisor, una casa, un carro y comenzar desde cero, sin embargo, es muy difícil reiniciar una memoria humana y dejarla en blanco. No se nace, aunque parezca que sí, sólo se cambia de lugar.

Yo que he vivido ya en varios lugares fuera de Cuba, países y ciudades, estoy medio acostumbrado a ver restaurantes chinos, italianos, griegos, mexicanos, coreanos, incluso algunos llamados de comida cubana, más las tiendas y mercados que apoyan estas variantes, por supuesto iglesias de muchas denominaciones y países de origen, etc., todo lo que delata la existencia de una presencia humana en número e intereses, sino importante, por lo menos suficientemente grande.

Ahora en San Antonio, por ejemplo, debido a la enorme presencia de mexicanos, ya sean originales o sus descendencias, alrededor del 64% de la población, a cada paso que se da se encuentra una tienda, restaurante, cafetería, taller, etc., de mexicanos, donde incluso el idioma español es casi tan obligatorio como el inglés. Aquí, ni los chinos, que lo pueden todo en cuanto a presencia, han logrado desplazar a los “aztecas”. Los chinos aquí están recogidos.

Entonces hace algunas semanas en mi caminar como mongol del ejército Spectrum, halagándome a mí mismo después de una venta, de regreso a mi carro, me llamó la atención una bandera. Como no estaba preparado, en milisegundos me confundí y me hice la idea de que era puertorriqueña, sin embargo, al afinar la vista, me dije, coño, es una bandera cubana. No es que sea totalmente extraña la bandera cubana aquí, pero de ese tamaño y sobre todo como insignia de lo que parecía una tienda, no me era muy familiar.

Sigue siendo más fácil entender de lo de un pequeño mercado de los llamados “alimentos cubanos”, que son todos, por razones obvias, fabricados fuera de Cuba y que muchos de ellos, sólo conocemos por la memoria de nuestros abuelos, pero el apellido cubano atrae. En mis visitas al supermercado cubano que tenemos en San Antonio, tomo malta parecida a la cubana de fabricación alemana y guarapo de una caña traída desde Miami, las galletas “cubanas” son hechas en Houston y la inigualable pasta de guayaba es de origen brasileño, por lo que, de cubano, cubano, tienen poco.

Como soy un mongol de Spectrum con ciertos privilegios, pues olvidé mi trabajo y me dirigí a la tienda. Estaba cerrada, pero por los cristales puede ver de qué se trataba y entonces entender o tratar de imaginarme los por qué.

Mi curiosidad es grande, entonces varias veces pasé, la tienda seguía cerrada, hasta que un día, gracias a mi gran perseverancia que me llevó a convertir ese camino en obligatorio, no importa si iba para el norte o para el sur, descubrí que había abierto. Mongol al fin, paré, me bajé, entré y esbocé la frase mágica, “hola, soy cubano”.

Encontré a un solo empleado que además es el dueño, Ariel, cubano, mulato, con dos brillantes dientes de oro, más joven que yo, entonces relativamente joven, al cual muy rápido me pareció que conocía desde siempre. Los primeros acercamientos entre cubanos, imagino que entre personas de otro cualquier origen, generalmente son agradables. A pesar de cualquier diferencia o de miles de diferencias, siempre existen razones comunes que unen y facilitan. Al estar fuera de Cuba, lo de cubano, si no une, por lo menos acerca. Funciona como un extra, como un documento de identidad para los que estamos fuera. Es más poco común siempre que ser cubano dentro de Cuba, o al menos, eso pensamos.

La tienda “Botánica Religiosa. El Santo Niño” es eso, un lugar donde comprar productos relacionados con nuestras religiones de origen africano, pienso que con mayor presencia la Regla de Osha o santería y para consultarse, hacerse trabajos, iniciaciones, conservar o mantener santos, averiguar por el futuro, imagino que atraer o apartar a una pareja, sacarse de arriba a un determinado jefe laboral o a la presidenta del CDR que todavía aquí nos persigue, quizás cómo arreglárselas con el dinero que se tiene o no se tiene, etc.  Más o menos lo de siempre, porque es más que obvio, nos traemos nuestras religiones para que nos ayuden.

Después de la idea de soy cubano, que me sirvió de presentación, como el lugar es una tienda-templo y las personas entran a comprar productos o servicios, lo que justifica el tiempo del empleado dueño, me vi obligado a aclarar que no compraría nada, ni buscaba un “trabajo”, mi acercamiento, amparado por la curiosidad, tenía sólo intenciones culturales.

El dueño, entendiendo bien que yo no era religioso, se relajó en su función de profesional y caímos en una conversación agradable, sin la más mínima pretensión reli-económica. Entonces vinieron las historias, cómo, cuándo, por qué habíamos llegado y cómo nos había ido la vida en estos nuevos lugares.

Cuba, como todo pueblo, exhibe un enorme mosaico de religiones y religiosidades, de ellas las más conocidas, por su antigüedad, quizás por su resistencia son la católica y las religiones proveniente de la tradición africana, la Regla de Osha o Santería, el Palo Monte y los Abakua o Ñañigos. Todas ellas, caprichosamente vinculadas entre sí, toda vez que no son excluyentes.

Las religiones de origen africano, pero cubanas ya, siempre resultan llamativas para muchas personas por muchas razones, para mí, por ejemplo, pero para otras todavía hoy son algo medio oscuro, medio tenebroso, que pudiera escaparse de lo que para la sociedad cubana fue lo “correcto”. Son religiones o creencias injustamente reconocidas de personas muy pobres, de poca o baja cultura, con procesos vinculados a sacrificios de animales y otras prácticas más complicadas, que a las personas también injustificadamente llamadas “de bien”, les queda muy complicado.

El tema de las religiones en Cuba, como todo lo demás, en estas últimas décadas recorrió un camino, sino extraño, por lo menos, distinto.

Cuba es un país religioso oficialmente católico, al menos de esa religiosidad que lleva a rezar, tener una imagen, quizás un crucifijo, etc., que durante décadas escogió el camino de abandonar las iglesias. Por años entrar a una iglesia era considerado casi como un suicidio. Las iglesias y conventos quedaron casi vacíos, no sólo de creyentes, sino de curas, monaguillos y monjas.

Nuestras abuelas, convertidas en “revolucionarias”, al menos de forma pública, encargadas de criar a sus nietos “pioneros por el comunismo” se vieron “obligadas” a ocultar sus creencias o al menos bajar el tono de ellas. Muy rápido entendieron que no podían competir con una sociedad que gritaba que la religión era el “opio de los pueblos”, donde los religiosos convencidos pasaron a formar parte de ese ejército de personas a mantener vigiladas, controladas, a las que se les dio poco acceso a lo que estaba ocurriendo. Ser religioso público fue uno de los tantos problemas que la revolución tenía que combatir. Tuve, por parte de padre, dos tías abuelas y una prima segunda monjas, que según cuentan, pasaron muchos trabajos para hacer el bien, simplemente el bien. Tuve, por parte de madre, una tía abuela reconocidísima espiritista, que siempre en mi familia “revolucionaria” fue como una especie de tabú.

No haré la historia de la religión en Cuba y los religiosos o al menos mi historia, sólo diré que hoy, tal como decía una frase de un cuadrito que mi cuñada Lourdes tenía, “las reservas impuestas al placer incitan el placer de vivir sin reservas”, me parece que, frente al descalabro existente, mejor, para utilizar un término acuñado por el mismísimo Fidel Castro cuando trataba de definir lo ocurrido con el socialismo mundial, el “desmerengamiento”, igual que se han retomado miles de cosas, Navidad, Dia de Reyes, Dia de Acción de Gracias, etc., hoy todos hemos parado en religiosos.

Creo que es bueno que las personas tengan la posibilidad de creer en algo que de fuerzas, que inspire al bien, para mí da igual un santo blanco, negro, una rana o una piedra, pero también creo que hoy es parte de una gran moda. Conozco que estamos organizados en todas las religiones y denominaciones religiosas que existen, incluyendo los musulmanes con hiyab y todo, algo tan alejado de la tradición cubana, que imagino que como el árabe es tan difícil como idioma, la Meca nos queda tan lejos y la historia de Ala es un poco complicada, pues tengan como líder de inspiración al gran boxeador norteamericano Cassius Clay, quien renunció según él a su “nombre de esclavo” convirtiendose en Muhammad Ali bajo el Islam y la religión musulmana.

Hoy somos Adventistas del Séptimo Día, Masones, Santeros, Paleros, Ñáñigos, Espiritistas, Cartománticos, Musulmanes, Protestantes, Católicos, Espiritistas, Brujeros, Rosa Cruces, etc., de forma individual y como buenos cubanos, por aquello de que no llegamos o nos pasamos, de forma colectiva, conozco casos de personas que tienen más religiones que años. En Cuba hoy deben existir más babalawos que creyentes. Casi si queremos trabajar en una tienda, en una firma extranjera, si queremos viajar, si queremos mudarnos de oriente a occidente, si queremos “tumbarle” el jevito a una muchacha, obvio, si queremos curar un cáncer o hacer desaparecer a un jefe, primero tenemos que ser religiosos. Mi madre dice a sus 80 años que ha recuperado la fe, lo que me resulta, por resultarme algo, divertido.

Así es la religión, la religiosidad, la fe, la creencia, uno puede vestirse con ella cuando uno lo decida y hacer de ello, tal como con la ropa, una combinación a conveniencia. A veces, la experiencia, no es más que un simple “divertimento”.

Crecí en Víbora Park, alejado de públicas manifestaciones religiosas, donde existían algunas familias católicas muy bien señaladas, que no hicieron el “crossover” o cambio a revolucionarios, pero no mucho más. Se conocían a los muy poquitos que, en mucho silencio, practicaban alguna religión afrocubana, pero nada de manifestaciones, sin embargo con el paso del tiempo todo esto se desbordó a limites antes insospechados. Recuerdo que antes de salir del país en el 2007,  en el edificio que está en la esquina de Roma y Lourdes, un pequeño cajón, feo, mal construido en el espacio donde debió haber una casa, con apartamentos muy pequeños, un día pasaba y en uno de los apartamentos se celebraba un tremendo toque de santo, con tambores y cantos incluidos, imagino decenas de personas apiñadas, muy sudadas, tratando de bailar y rendir homenaje y al otro día en otro de los apartamentos se estaba dando una misa protestante, con cantos a toda voz y panderetas, que alababan al Señor, con aquello de ”protégeme señor con tu espíritu”, imagino que con decenas de personas apiñadas. Pobre vecinos.

Bueno, entonces, como buen cubano, estuve una segunda vez en la tienda, su dueño, babalow, siempre agradable, me confesó que todo lo que está allí se vende, pero que en realidad su verdadero trabajo está en las personas que viene a “atenderse”, lo que me sigue diciendo que necesitamos que alguien nos diga o ayude a resolver los problemas, las necesidades, las angustias o las ansiedades que tenemos. A veces es más fácil escuchar lo que otros piensan, que pensar por nosotros mismos.

Y es cierto, en mi primera visita, cuando llegué, estaba allí una señora, que, frente a mi activa presencia, no le quedó más remedio que esperar a que yo terminara con mi muela de culturoso para hacerse el trabajo por el cual había venido y por el que incluso tendría que pagar. En la segunda, ya casi al salir, me tropecé en la puerta con dos jóvenes, me llamó la atención, muy jóvenes, a los que les llegué a escuchar decir que venían a buscar cascarilla. No puedo ocultar que en milisegundos se me ocurrió pensar, pero por suerte no les dije porque he madurado, que la cascarilla la podía comprar en Amazon, la vende en miles de variantes. JAJAJA.

Fue una buena experiencia, para mí vista desde el plano cultural, un cubano más conocido, que ejerce la noble tarea de orientar, ayudar, en la misma medida que quizás inteligentemente se busca honestamente su dinero. Yo como mongol de Spectrum tengo que trabajar como mínimo 8 horas diarias.

Como había advertido en mi presentación que no era religioso, no tuve que comprar nada, ni fui a “registrarme”. No tuve que pagar por los minutos de relación. Hablamos un poco de religión, donde yo con mucho respeto me dediqué mayormente a escuchar y aprender. No era el momento para delatar mis conocimientos, menos para competir.

Momento para confirmar, sobre todo, quizás con cierto orgullo, que hasta aquí hemos llegado y entonces, aquí estamos.