sábado, 12 de diciembre de 2015

Lincoln, linda ciudad.

Como saben, no soy un gran consumidor de redes sociales en internet, sigo prefiriendo el cuerpo a cuerpo. Pero como soy un "gran escritor" tengo agentes en todo el mundo que trabajan para mí. JAJAJA.

Jennifer y Yordan en San Antonio, Chino, ahora temporalmente en África, Normita en México, Lissette en República Dominicana, etc. En esta ocasión ha sido el Agente 3, el Chino, que desde Guinea Ecuatorial me ha enviado lo que a continuación reproduzco porque me gusta, para que mis seguidores, sobre todo en tierras tan lejanas y apartadas como Cuba, puedan conocerlo. Gracias Chino, cuando pase de "gran escritor" a rico, hablaremos de los honorarios.

La historia trata sobre policías y emigrantes y un poco narra la realidad que se vive en Lincoln, mi ciudad. La policía aquí es policía claro, sin embargo, pienso que por los bajos y pocos complicados niveles de actos criminales, los policías son suaves.

Primero no se ven con frecuencia, o sea, no hay un patrullero en cada esquina. Segundo, cuando se acercan a ti, suelen ser muy correctos, educados y hasta cierto punto, flexibles. Si te la van a aplicar, te la aplican, pero no son promotores de la violencia por gusto.

Bueno, ahora también aquí el tema candente de los emigrantes del Medio Oriente y con ellos la imagen del terrorismo. Pues resulta que un vecino llamó a la policía al ver a niños árabes jugando en una casa que parecía deshabitada. Los policías, mujeres por cierto, aparecieron y al comprobar que detrás de los niños había una familia de emigrantes acabada de llegar y por tanto, con casi nada para vivir, no sólo se tiraron las fotos, sino que regresaron con regalos para la familia. Lo que hizo que el papá, escribiera una nota de agradecimiento, que le ha dado la vuelta al mundo a través de internet.

Esto, más allá de lo que puede significar para la imagen pública de las autoridades, es cierto. Es más o menos la forma de proceder, por lo menos aquí.

Les cuento una historia menos importante que la que le ha pasado a esta familia, pero es mi historia. 

Hoy en la mañana, justo antes de escribir este artículo, tuve que ir al súper a comprar unas cosas para el fin de semana. Cuando nos montamos en el carro y tratamos de salir del parqueo, nos encontramos de frente con un carro de policía, cuyo conductor trataba de ir en la dirección opuesta a la que yo iba. Para mí asombro, el tipo se apartó del camino, se metió en un hueco para darme el paso. Puedo asegurar que el joven policía norteamericano no es mi amigo.

He tratado de pensar en esto y compararlo con mis experiencias anteriores. Ya sé que las comparaciones no son buenas, porque transitan en condiciones y tiempo diferentes, pero a veces, ser humano imperfecto, me es imposible dejar de comparar.

Qué hubiera costado esto en República Dominicana? Un carro frente a otro en una estrecha calle, tal como la imagen clásica de las películas del oeste de un pistolero frente a otro en un duelo, hubiera costado una hora de espera, incluso con colas de carros en espera de ambos lados. Yo me hubiera parado y amenazado con continuar, el tipo frente a mí, policía o no, pues hubiera hecho lo mismo. Hubiéramos comenzado a gesticular y decir malas palabras con algunos bocinazos incorporados y aquello hubiera terminando en casi una guerra. Por la imposibilidad de que uno de los dos diera marcha atrás y dejara el espacio libre, lo más probable es que cada uno de nosotros hubiera avanzado a costo de incluso desbaratar los carros.

Qué hubiera pasado en Cuba si me hubiera encontrado de frente en una calle estrecha con un carro de policía? Les recuerdo que hace muchos años ya que no vivo allí y que todo esto puede haber cambiado, pero imaginen a un joven oriental, traído de lo más profundo de aquella región cubana, vestido de uniforme con arma incluida, lo que no da prestigio pero si poder, con la imagen en su cabeza, no mal fundad, de que en La Habana nadie lo quiere y con una dosis alta de adrenalina especial que define a todo el mundo como enemigo, pues el tipo en su nuevo carro, que quizás nunca hubiera manejado a no ser por su trabajo, me hubiera tirado el carro arriba, yo hubiera tenido que esfumarme del callejón y probablemente se habría bajado para aplicarme un artículo X, por estar interrumpiendo el paso de la autoridad, aunque el tipo probablemente podría estar yendo a ver a su novia recién adquirida en la ciudad o estuviera traficando carne de res dentro del patrullero.

Esto podría parecer exagerado, pero fuera probablemente lo que hubiera sucedido en ambos escenarios. Las diferencias.

Les dejo aquí la noticia de Lincoln, la policía y los recién llegados. como ya les conté de qué trata, dejo la nota en el idioma original que el papá de la familia redactó, para no caer en interpretaciones. Lindo el estar aquí.






Yahia Al Sarhani‎ en Lincoln Police Department
Today again I met two of the coolest police officers. They just met this refugee family. The officers came to the family after a call from a stranger who thought there was unattended children in the house. The two ladies (police officers) came and saw that the family was safe but has nothing in the house since they just recently arrived in Lincoln (three days ago). After the officers came to the house to make sure everyone was ok, they returned with Christmas gifts for the children from the police department. They didn't just bring happiness to the children, but they also made the greatest first connection between the new refugee family and American people. In the end, I just want to say thank you for who you are





1 comentario:

  1. Como ya he dicho y no me cansaré de repetirlo, fantástica ciudad Lincoln, fantásticas sus gentes, mi lugar preferido en ese país enorme que es los Estados Unidos. Aunque es muy probable que mi percepción de la ciudad este um poco influenciada por esa familia (la tuya, que es también la mía) que me acogió durante 4 difíciles meses. No te preocupes con mis honorarios, si puedo contribuir solo un poquito a que escribas, ya me doy por pagado! Un beso grande a todos! Y porque nunca está de más decirlo, gracias, muchas gracias a ustedes y a Lincoln, Nebraska.

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