Bueno, la Navidad.
En realidad, aunque parezca muy común y
conocida la palabra, su significado está inexacto hasta hoy en la historia. Si,
tiene que ver con el nacimiento de Jesús, pero lo cierto es que ni eso está
totalmente definido. Al parecer la iglesia adoptó, por pura conveniencia y
tradición dicha fecha que es la que nos llega hasta nuestros días.
Nada en la vida de Jesús es 100% cierto,
asumiendo que en realidad nació, vivió e hizo lo que hizo, porque él mismo no
dejó nada escrito, ni tan siquiera un papelito con unas ideas y lo que se
conoce de su vida son versiones que algunos de sus contemporáneos se dedicaron
a contar y de otros que han investigado y escrito sobre su vida, muchos, pero
muchos años después.
Está claro que la Biblia recoge una serie
de pasajes contradictorios entre las fuentes mismas y que aquello de caminar
por encima del agua, multiplicar panes y peces, sanar a casi muertos, estar
días y días sin comer, ni beber, etc., y la más genial de todas, aquella de
resucitar después de haber sido torturado hasta el infinito y crucificado, es
más producto del fanatismo que de la real posibilidad. Digamos, se me ocurre
que podría también ser señalado esto como el origen del marketing moderno.
JAJAJA.
Pero lo cierto es que naciera o no el 25
de diciembre, cosa que también está cuestionada, una gran parte del mundo
celebra está fecha como algo importante, muchos cristianos, otros no tan
religiosos y otros para nada religiosos, por lo menos intentan convertir la
celebración en un momento familiar y de amigos.
En realidad, para mí consideración, la
fecha es más famosa porque, independientemente de que creas o no, en muchos
lugares los días se convierten en días
de no trabajo, por lo que incluso los que no conocemos nada sobre Jesús,
estamos desesperados porque llegue el día del famoso nacimiento.
Recuerdo que en República Dominicana, la
Iglesia Católica hacia un llamado “oficial” a la población para que estos días
fueran para reflexionar, ir a la iglesia, etc., en contraposición con el
verdadero gran interés de la mayor parte de la población que lo que quería era
los días sin trabajo para tomar cervezas, comer y bailar. En realidad esa mayor
parte de la población, que además está bastante cerca de la pobreza, tiene el
resto del año para reflexionar sobre cómo resolver los problemas de la
cotidianidad.
De una forma u otra y, para creyentes o no
creyentes, la fecha es linda. La gente se dispone a reunirse, a veces de forma
organizada, a veces sin la más mínima organización. Se entregan y se reciben
regalos. Se adornan las casas. Y junto a la satisfacción que crea el no tener
que ir al trabajo y que te lo paguen, la gente es feliz.
A mí en particular, lo de la Navidad o la
Natividad, me recuerda a una profesora que tuve en la Universidad porque ese
era su nombre. He hecho el esfuerzo por olvidarla, pero me doy cuenta que no lo
he logrado aún. Y esta es una historia que seguro mis compañeros de estudio
recuerdan. Esa profesora, Natividad, era una de aquellas jóvenes que habían
estudiado la carrera de Filosofía Marxista en la desaparecida URSS y con dicho
aval enfrentaba la enseñanza de esa forma de pensamiento en la Facultad de
Filosofía e Historia de la UH. No está de más decir que formaba parte activa del
ala radical y patriótica que allí existía. Recuerdo que por aquellos años
noviaba con un no menos radical personaje, gordito, de nombre Bruno, que con el
paso del tiempo, creo que llegó a ser
Viceministro de Relaciones Exteriores. Normita podrá rectificarme si me
equivoco. Pues en una movilización al campo en las vacaciones, que no era
obligada pero contaba para la evaluación final,
la mismísima Natividad y el gordito Bruno, fueron cogidos “infraganti”
haciendo el amor en un matorral, mientras ponían por la TV un discurso del
Comandante en Jefe, que se suponía que todos, con ellos a la cabeza, deberíamos
estar viendo.
Ahora creo que lo importante es pasarla
bien. Como demuestra la historia no importa si se es pobre o rico, si se está
en República Dominicana, en Estados Unidos o en Cuba. En una iglesia o en un
matorral. Si se está cerca o lejos, pues hay muchas formas de estar. La idea de
compartir, sobre todo con familia de verdad y amigos buenos, es lo que hace la
diferencia.
Y como lo importante está precisamente en la diferencia, les dejo, para mí, la mejor muestra de las fiestas por la Natividad o Navidad de este año. Si esto existe, lo demás es prescindible.
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