sábado, 12 de noviembre de 2016

Elecciones presidenciales en USA 2016. Make America Great Again! (segunda parte)

Trump habló de reducir la ayuda a los pobres. Eso es una locura individualista, que representa el más despiadado pensamiento capitalista. Eso es verdad, pero también es verdad que muchos, muchísimos americanos están jodidos con lo de la ayuda y no quieren saber de ella. Muchos se quejan de que trabajan y pagan impuestos para mantener a personas que no trabajan ni pagan nada. ¿Difícil de entender la falta de solidaridad? Si es cierto, pero lo que pasa también es que hay millones de personas que necesitan ser ayudadas y otros millones de personas que viven descaradamente del gobierno y eso para ellos no está bien. Lo de la solidaridad, más allá de un discurso e ideas lindas cuando se dicen frente a un micrófono, parece no ser la esencia de un sistema como este. Está mal para mi forma de verlo, pero mi forma de ver no se parece mucho a la de muchos norteamericanos. La esencia de este capitalismo es, lamentablemente, salvase el que pueda. Si les das a escoger a muchos entre la solidaridad y hacer una Norteamérica grande de nuevo para los norteamericanos, pues se van por la segunda idea y esos que piensan así, que como evidencian los resultados no son pocos, apoyaron a Donald y lo sacaron presidente para los próximos 4 años.

Observo mucho y no pocas veces veo a mujeres solas que no trabajan y han parido 4 o 5 niños. ¿Cómo viven? Pues fácil, llenan unas planillas y reciben ayuda del gobierno, o sea, de los trabajadores de este país, porque los gobiernos no producen dinero. Conozco cuentos de personas, siempre norteamericanas, que van a trabajar a una fábrica de jamones, entran a las 7 de la mañana y en el primer receso a las 10:30 am, se retiran y no vuelven porque dicen que el trabajo es muy duro. ¿De qué viven? Pues nada, llenan una planilla y el gobierno los mantiene.

Esto de la solidaridad es lindo, pero para muchos norteamericanos es un problema y se quejan constantemente de tener que pagar trabajando, para que otros disfruten sin trabajar, pudiendo hacerlo. Entonces esa idea, pues gustó en muchas personas que declaran, pues a quién le van a quitar la ayuda, a los vagos y muchas veces a los delincuentes, pues que se la quiten, que salgan a trabajar. Es una contradicción, a veces vemos a un tipo joven parado con un cartel pidiendo ayuda y detrás de él hay una enorme valla que dice que están contratando personas para trabajar. A veces, no digo que siempre, sólo a veces, esas personas, tienen de todo, albergue, comida y ropa gratis, sin embargo, piden dinero para tomar o …

Trump hizo el ridículo y en su discurso se burló y ridiculizó a otras personas, las agredió verbalmente. Eso es increíble para una persona que aspira a ser presidente, no importa de Estados Unidos o de Burundi. Sin embargo, ese comportamiento gustó a muchos, los entretuvo, los hizo reír, los hizo sentir superiores. Vivimos en un momento donde muchas personas están embobecidas detrás de un celular o de una pantalla de computadora, creyendo todo lo que ven y se publica, adorando a los nuevos líderes de opinión porque tienen el abdomen definido. Vivimos un momento donde las hermanas Kardashian atrapan la atención de no pocas personas que quieren imitar sus formas de vida. Entonces, para esas personas atrapadas, embobecidas, seguidoras de lo insulso, de lo intrascendente, de la belleza ridícula y absurda, Trump fue una buena diversión y como pago le dieron su LIKE.

Donald puede que no sea tan malo como lo representó en su papel protagónico, ni Hillary sea tan buena como la han querido pintar los que defienden la democracia a través de ella.
Lo cierto es que muchas personas votaron a favor de Donald por vengarse de los 8 años seguidos que estuvieron los demócratas en el poder y sobre todo para vengarse de haber tenido que soportar a un presidente negro, hijo de una mujer blanca americana con un nada más y nada menos inmigrante negro africano. Si es cierto, instruido, buena persona, quizás buen padre, pero negro. Fatal para muchísimas personas de este pueblo. Ya saben, americana casada con negro africano, para muchos es un buen argumento para vengarse todos los días.

Votaron por Trump porque el Partido Demócrata cometió el gran error de su vida. No propuso una nueva cara, evidentemente no la tenían. Quizás un joven o una joven, de menos experiencia, pero de trayectoria más limpia y se embarca con Hillary, que para muchos significa más de lo mismo. Para colmo de males, la candidata demócrata, que parece tiene su historia media complicada, más allá de la Lewinsky, con actuaciones no “políticamente correctas” le han salido bastantes “cacas” que le han servido a muchos para demostrar que de buena, buena, no tiene nada.

En realidad, cada candidato llevó un programa o pedazo de programa como propuesta, pero eso a mi entender no fue el fuerte de las elecciones, a tal punto que tanto los que defienden a una parte y le echan a la otra y viceversa no apoyan sus criterios con elementos serios comparativos, sencillamente ha primado el espectáculo, las agresiones incluso físicas, las faltas de respecto, las pasiones elevadísimas a niveles extraordinarios, la burla, etc. Esto de las elecciones ha puesto a fajarse a supuestos amigos, que, para hacer su contradicción más moderna, la han publicado en las redes sociales. Esto ha desvelado a personas que están fuera de las fronteras de la Unión, preocupadas por las consecuencias que pueda tener la actuación de este presidente con relación a temas fuera de las fronteras. Quizás esas personas también están un poquito aburridas y esto de las elecciones los ha entretenido y ellos luego han entretenido a los demás.

“Make America Great Again!”, o sea, Hacer a Norteamérica Grande de Nuevo, el famoso slogan repetido por Donald para nada es una casualidad. De casualidad aquí no hay nada. Es un tremendo slogan para una campaña presidencial en este justo momento frente a sentimientos nacionalistas y quizás medio chovinistas que existen, que se habían debilitado, pero existen. Puede parecer prepotente, arrogante e insultante, pero esa idea es la que muchos tienen en sus cabezas. Norteamérica es grande, estuvo sufriendo y tenemos que hacerla grande nuevamente.

Norteamérica es para los blancos norteamericanos que vamos a hacer un esfuerzo por soportar a los que no lo son. Norteamérica es el mejor país del mundo, incluso para muchos es el único país en el planeta, los otros países deberían desaparecer.
Bueno, los que conocen de historia, reconocerán que estas ideas aparentemente locas, bien desarrolladas dan resultados, recuerden la experiencia de Hitler en Alemania y la de Fidel en Cuba, por sólo citar dos ejemplos más que conocidos por todos. Tantas veces se dice una mentira hasta que la gran masa termina reconociéndola como verdad, porque la gran masa necesita que le digan o le pongan en sus cabezas una idea.

Hacer Norteamérica grande otra vez, no está malo, sólo que se puede estar refiriendo exclusivamente a la parte económica, porque esa es la parte que interesa a la mayoría, lo otro, lo de la democracia, la igualdad, la solidaridad, viene luego. Trump y Hillary, que forman parte del mismo modo de vida, hoy son privadamente multimillonarios precisamente por no repartir lo que tienen. Lo de repartir es un cuento.

Entonces tenemos un nuevo presidente, el cual estoy convencido que irá cambiando su discurso por otro más moderado que le sugieran los que trabajan para él. Una cosa es ganar una campaña presidencial y otra es ser presidente. Tendrá que consultar, como todos, cada una de sus decisiones y entonces para nuestra tranquilidad en ese momento se deberá imponer la experiencia, la cordura, lo sensato y “políticamente correcto”. Ya hemos pasado por presidentes malos, recordar a Bush y nada, en la base, la vida siguió igual.

Entonces como canta Serrat en una de sus bellas canciones, Fiesta,

Y con la resaca a cuestas 
vuelve el pobre a su pobreza, 
vuelve el rico a su riqueza 
y el señor cura a sus misas. 

Se despertó el bien y el mal 
la zorra pobre vuelve al portal, 
la zorra rica vuelve al rosal, 
y el avaro a las divisas. 

Se acabó, 
el sol nos dice que llegó el final, 
por una noche se olvidó 
que cada uno es cada cual. 

Vamos bajando la cuesta 
que arriba en mi calle 
se acabó la fiesta.


La ventaja fue sencillamente aplastante.

A mí en el plano personal me gusta Obama, más allá de su labor como presidente, la cual no puedo evaluar porque reconozco no conocer a exactitud los detalles de sus 8 años de mandato, pues no me pagan para que sea su biógrafo, me gusta Barak como persona.
Es un tipo elegante, de posiciones inteligentes, es un hombre sencillo, que programado o no, camina por las calles en mangas de camisa y saluda con una enorme sonrisa a un tipo que vende helados, a otro que juega basquetball, a los que trabajan detrás de un mostrador en una tienda, es un tipo que paga de su bolsillo lo que compra.

Fue un presidente que ha dejado, como ningún otro, una imagen clara de su familia, y sobre todo de su esposa e hijas, con la que tuvo miles de acciones de amor en público, dejando claro que primero es lo primero. Lindo para mí pues vengo de un país donde nuestro presidente no tenía esposa, nunca se vio en público con sus hijos y para colmo de males cada vez que necesitaba, si necesitaba, la presencia femenina a su lado, utilizaba a su cuñada después de pedírsela prestada a su hermano, como el que pide prestado una camisa o un par de zapatos, lo que distorsiona frente a un país entero la más elemental idea de lo que una familia significa.

Me gusta Obama, su forma de hablar, tono y ritmo, me trasmite tranquilidad. Me gusta porque las imágenes que veo del tipo cargando y jugando con niños son las imágenes más tiernas que se pueden ver en la historia de los presidentes norteamericanos.

Me gusta porque fue capaz de convertir la Casa Blanca es un escenario sistemático para homenajear a grandes figuras de la cultura de este país y de otros. Me gusta porque le gusta la música, porque baila y canta delante de miles de personas.

Me gusta porque morirá con el mérito de haber sido el primer presidente que, con muchos en contra, cruzó el mar y de frente le dijo a Raúl, estoy aquí, no soy tu enemigo, podemos trabajar juntos, te quiero ayudar, sólo que el pobre Obama, nadie le dijo que nuestro Raúl era sordo.


Me gusta Obama, porque se parece a lo que yo quiero ser y no es precisamente ser negro. JAJAJAJA.





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