jueves, 19 de septiembre de 2019

Podrían ser cubanos

Por mucho que parezca increíble, todavía mi madre desde la lejana Cuba, obviamente para protegerme, me aconseja que siga escribiendo de cosas lindas sobre, por ejemplo, Nebraska, las ardillas, los lagos, etc., y que no sea tan agudo con algunos temas cubanos de actualidad. La entiendo.

Yo por mi parte, creo haber escrito sobre Nebraska lo suficiente como para que los que no están aquí la conozcan un poco, además de que todos los días no voy a un concierto, un museo y que las ardillas son más o menos las mismas de todos estos años. He tratado de ser muy cuidadoso al escribir y publicar fotos mías o nuestras, donde, por ejemplo, aparece en primer plano y como protagónico la comida y la bebida, cosa que, debo reconocer, detesto. Creo que al vivir en el país donde vivimos, son de sobra conocidas las oportunidades que tenemos para comer y beber, aún en las condiciones de salarios menos ventajosos. Luego, sigo creyendo que lo importante es poder hablarnos, escribirnos y sobre todo vernos, más allá de la ropa, las joyas, los carros y casas que podamos tener, mucho menos la comida que estamos degustando o sencillamente embutiéndonos cada día.

Plátano macho. Podría ser cubano.
Puedo llegar a entender, siguiendo los consejos de mi madre, que debo quitarle un poquito el dedo al tema Cuba hoy y dejar las interpretaciones sobre la política del gobierno o desgobierno actual. Me gusta escribir, me sirve, entonces no escribiré hoy de política ni ideología, entiendo que pueden ser temas complicados sobre todo para los que reciben mis escritos. Hoy escribiré sobre un tema más noble, tan noble como el hombre que lo ejecuta y los productos que se obtienen o deberían obtener; escribiré sobre la agricultura.

Como pueden imaginar, en la ciudad de Lincoln como toda gran ciudad, existen muchísimos super mercados, todos muy organizados y bien dispuestos para satisfacer a los consumidores. Sin haber ningún cartel que diga “sólo para blancos”, “sólo para ricos” o “sólo para pobres”, etc., según el marketing del cual los norteamericanos son los maestros, están bien diseñados y por el lugar donde se ubican, la edificación, los precios y servicios, cada uno de ellos clasifica y se diseña para tipos específicos de clientes. Nadie te prohíbe entrar, nadie te pide credenciales e incluso nadie te prohíbe comprar sea el lugar y el precio que sea, sin embargo, es muy sencillo, cada uno de nosotros sabe cuál es el super que le toca y felizmente nos asociamos a él.

Calabazas. Podrían ser cubanas.
A mí no me gusta ir a pasear a las tiendas. No obstante, compró sistemáticamente cada dos semanas en dos supermercados, Sam Club y Walmart, y a golpe de malas caras y empujones, he aprendido a cogerle la vuelta a la actividad. Mientras mi mujer escoge felizmente los productos y lee las etiquetas, yo miro a las personas, no sólo a las mujeres sino a las personas, empujo el carro, colaboro mientras puedo para acelerar el proceso y pienso, a veces pienso en Cuba, no en su política, sino en su agricultura.

Dicen los religiosos que Dios sabe lo que hace. Puede ser verdad, porque a Cuba no le dio oro, ni diamantes, menos petróleo, pero como compensación la colocó en el medio del Mar Caribe rodeada de bellas playas, con 11 meses de verano y sobre todo una tierra super fértil. Cuentan los primeros españoles que llegaron a la isla que quedaron altamente impresionados por la vegetación que descubrieron. Los pocos habitantes que existían parecían felices, pescaban, cazaban y comían yuca, piña y echaban humo por la boca como consecuencia de fumar unas hojas que luego conoceríamos como tabaco. Eran socialmente pocos desarrollados en comparación con otros lugares de los territorios que se fueron descubriendo, pero comían yuca, piña y fumaban tabaco de forma estable.

Naranjas. Podrían ser cubanas
Al pasar de los años, los brutos colonizadores le preguntaron a Dios: _ ¿Padre y ahora qué hacemos? Y el celestial padre en perfecto español castizo le respondió: _ Muchachos usad la cabeza, sembrad caña de azúcar. De la noche a la mañana Cuba se convirtió y mantuvo durante siglos el protagónico de la producción de azúcar en el mundo. No en el Caribe, no en América, sino esa pequeñita isla producía la mayor parte de la azúcar que consumía el planeta Tierra. No había petróleo, no había fertilizantes industriales, durante toda la etapa colonial, que terminó en 1899, con trabajo esclavo o asalariado mal pagado, carretas, bueyes, algún transporte terrestre y ferrocarril e ingenios movidos por carbón y otros animales, producía la azúcar de caña que se comía y le sobraba para romper récord de exportaciones.

Hasta 1959, seguimos siendo un país agricultor, salvo las principales ciudades que se desarrollaron a la par de muchas otras ciudades del mundo, con sus teatros, cines, hoteles, fábricas, etc., Cuba era campo. Cuba producía lo que se comía compitiendo en cantidad y calidad con las importaciones de alimentos y además exportaba comida. Cuba sabía dónde sembrar caña y sobre todo cuál sembrar, pero también sabía de malanga, yuca, boniato, miel, ajo, cebolla, berro, aguacate, tomate, melón, etc., y además Cuba sabía de res, cerdo, chivos, conejos y, para colmo de bienes, Cuba sabía de langosta, camarones, ostiones, pescados. Cuba era pobre, es cierto, pero sabía de comida. Arroz, frijoles, negros, rojos, blancos, lentejas, garbanzos, congrí o moros y cristianos, carne de cerdo frita, cerdo asado en púa, tostones, yuca con mojo, picadillo de res, platanitos fritos, tamales, buñuelos, torrejas, dulce de coco rallado, mermelada y cascos de guayaba, etc., etc., etc.

Hortalizas, Verduras, Ajíes. Podrían ser cubanas
Calabazas. Podrían ser cubanas.




















Después de 1959, una vez más los muchachos en el poder, con justificado desconocimiento de cómo administrar porque eran estudiantes, trabajadores, rebeldes, algunos militares, pero no administradores, en secreto volvieron a preguntarle a Dios: _ ¿Amado padre y ahora qué hacemos? Dios se rasco la cabeza, puso cara de medio confundido y algo indeciso en perfecto ruso les respondió: _ Не беспокойся отдай все русским братьям, они обо всем позаботятся.

Entonces aquellos jóvenes sonrieron, Dios había dicho que él no, pero los soviéticos comenzarían a proveer todo. Olvidó Cuba lo del ajo y la cebolla, lo de la yuca y el aguacate, lo de la carne de res y cerdo y se dedicó a soñar con un país altamente desarrollado capaz de competir con las potencias mundiales y entonces entre dulces sueños y pesadillas, más lo segundo que lo primero, hemos llegado hasta hoy.

Nebraska es un estado que está ubicado casi en el medio del extenso territorio norteamericano. Es una enorme planicie sin bosques, que, a la llegada de los europeos, tenía únicamente algunas tribus indias y era el paso de las manadas de bisontes. Por su ubicación tiene hasta cinco meses de invierno, a veces crudo invierno de nieve y hielo, lo que reduce enormemente las posibilidades de explotar la tierra el año entero, pero al mismo tiempo le garantiza una tierra muy fértil. Hoy es parte del granero norteamericano lidereando la producción de maíz, frijoles y soya que consume y exporta la Unión y posee una de las mejores carnes de res y cerdo de todo el país. Nebraska es un estado rico, no por su petróleo, no por sus diamantes, no tan siquiera por su producción industrial, es un estado rico por su estable y sólida agricultura. Nebraska es un gran rico campo.

Entonces caminando por mi super mercado he pensado en aquellos productos que se venden durante los 12 meses del año las 24 horas del día, que podrían tener algún vínculo con Cuba y que provienen del agro. He quitado de mis pensamientos aquellos frutos como manzanas, peras, uvas, melocotones, etc., por razones obvias, pero me ha quedado con las frutas y vegetales llamados tropicales de los cuales Cuba debería saber, les recuerdo los aborígenes cubanos en 1942 ya comían piña y yuca.

Mango. Podría ser cubano.
He pensado en Cuba en dos sentidos. Uno es su consumo interno y otro es su exportación, todo esto referido únicamente a productos agrícolas, quito de mis pensamientos la pecuaria por razones obvias, no me gustaría fotografiar carne para adornar este artículo. La carne es para Cuba un tema muy sensible, solo comparado con la pérdida de un familiar cercano. 

Del primero no voy a hablar mucho, todos los que vivimos en Cuba sabemos lo que hemos terminado y cómo hemos terminado consumiendo. Todos conocemos el desabastecimiento, la irregularidad, la poca inestabilidad, la falta de calidad en todos y cada unos de los productos del agro cubano. Todos los que hemos estado allí sabemos el trabajo que se pasa para armar una comida completa y sobre todo comer lo que uno desea comer, más allá de lo que viene planificado por los estatutos ideológicos. Todos conocemos la merma o pérdida total de muchos productos que antes se comían de forma tradicional y hoy ni se conocen. Todos sabemos los productos que fueron convertidos casi en prohibidos para el pueblo bajo justificaciones supremas, digamos las langostas, la carne de res, los buenos tabacos, el buen café, los buenos rones, muchas frutas y cítricos. Todos conocemos lo que hemos terminado comiendo junto a grandes cantidades de la dañina soya. Todos hemos visto a nuestra yuca y piña convertirse en damas, a las que, como damas de abolengo, de clase, de alto linaje, son difíciles y a veces imposibles de alcanzar.

Calabazas. Podrían ser cubanas.
Pero he pensado en la exportación y me ha dado cuenta de que Nebraska, en medio de los Estados Unidos vende, luego consume, de forma estable muchas de las frutas y vegetales que Cuba podría producir. De forma estable significa que siempre, siempre, siempre, existen. No importa el super mercado que escojas, no importa el mes del año, no importa el frío y la nieve. Es admirable, al menos para mí, poder comprobar que, durante todo el año, en un lugar tan lejano a la historia y geografía cubana, puedo yo consumir aquellos productos que me acercan a mi país de origen, a mis gustos y paladar. Es agradable ver que somos tan importantes aquí que los negociantes se ven obligados a producir y/o traer frutas y productos del agro tropical que los americanos de esta región no conocían, ni consumían. Y es ahí precisamente donde veo a Cuba, sin petróleo, ni diamantes, pero con una agricultura, que tuvimos, porque la tuvimos y algunos destruyeron o en el mejor de los casos olvidaron.  

Platanitos frutas. Podrían ser cubanos.
¿Le interesa al gobierno norteamericano o al gobierno de Nebraska, sembrar y cosechar berro o rábanos? No, seguro que no, para cualquier gobierno hay cosas más importantes que producir pequeñas cantidades de berro, que tampoco es arroz, maíz, papas, etc. ¿Le interesa al gobierno tener codornices para vender pequeñas cantidades de huevos de codorniz en el super mercado? Seguro que no, es más importante, llegado el momento, participar en la producción de pollos y huevos de gallinas, ambos altamente consumidos por todos en todas partes. ¿Invertiría el gobierno de y para norteamericanos en producir alcachofas o nopal sabiendo que estos productos son consumidos en pequeñas cantidades por pequeños grupos? No, obviamente, es preferible apoyar y financiar la producción de maíz y soya, que luego se venderán en enormes cantidades dentro del país y se exportarán en otras enormes cantidades, produciendo el dinero necesario para luego desarrollar otras actividades y crear un estado rico y con él, el bienestar de sus habitantes.

Nebraska al igual que Cuba no tiene petróleo, muchas personas al igual que en Cuba no tienen autos y se mueven en transporte público que funciona a las mil maravillas. Nebraska no es un estado altamente industrializado que produce automóviles, armas, robot, computadoras, etc. Nebraska es un estado de campesinos modernos que producen enormes cantidades de alimentos. La tierra reconocida aquí como “riqueza vieja” es lo que da el poder económico.

Limon. Podri ser cubano.
Entonces yo debo aceptar que, al comprar un boniato, una yuca o frijolitos chinos, siento cierto orgullo pues me lleva a mi pasado, a mi tradición y al mismo tiempo siento cierto encabronamiento al comprobar que estoy comiendo yucas, boniatos, malangas importadas de países que han sido más pobres y están más lejos de Estados Unidos que Cuba. 


Tomates. Podrian ser cubanos.





















Cebolla. Podría ser cubana.
Creo que nos fajamos mal y ahora, quizás por orgullo, no por sentimiento objetivo, seguimos fajados con el único país capaz de ayudar de forma sólida a Cuba a salir del enorme hueco en que se encuentra. Continuamos fajados y además sin petróleo con el mercado más grande de nuestro hemisferio capaz de consumir él solo todo lo que Cuba pudiera producir en todos los renglones de su economía agropecuaria. Creo que no tendría nuestra isla la cantidad de plátanos, limones, naranjas, aguacates, etc., que el mercado norteamericano pudiera consumir. No tendríamos como abastecer de tabaco a los fumadores de Norteamérica. No alcanzarían las langostas que corren por el Caribe para abastecer los restaurantes y super mercados de este país. No nos dejemos engañar.

Nos hemos fajados y aún continuamos fajados con nuestro más cercano vecino, cuando ya la guerra entre sistemas ha desaparecido y los antiguos enemigos ahora son grandes socios comerciales. Nos hemos quedado, por capricho abusador, con pruebas e inventos para ayudar a mantenernos, primeros los soviéticos y todos los dependientes llamados Campo Socialista, luego los empresarios capitalistas “buenos” latinoamericanos y europeos, quienes insuficientes para cobrar dieron paso a China como gran ilusión, los primos chinos no pudieron del todo y entonces permitieron que entrara Bolivia, Brasil y Venezuela, de donde los dos primeros se bajaron del apoyo incondicional y dejaron esto a los hermanos venezolanos, que ahora con una crisis política, económica, social enorme, ya no pueden.

Maiz. Podría ser cubano.
Cuba sin petróleo, pero además sin dinero, sin garantías, sin respaldo, está nuevamente sola, llamando a su pueblo a resistir una situación “coyuntural” que sólo logra, estando en el fondo del hueco, cavar más para abrir un nuevo fondo y, sin embargo, seguimos teniendo la misma tierra fértil que Dios nos envió y de seguro más ingenieros y técnicos agrónomos que cualquier otro país del mundo.
¿Cómo entender que pueda yo comerme en Nebraska unos tostones de plátano macho y sentir placer?, ¿Como entender que me vuelva loco frente a un mango y que pueda tomarme, tal como si fuera oro líquido, un batido de esa inigualable fruta?, ¿Cómo mirar un mamey en un super mercado de Lincoln, llevarlo a la casa y cortarlo con el mismo ritual que los japoneses realizan su famosa Ceremonia del Té y no sentir ganas de llorar?, Cómo poder  explicar que pueda exprimir muchos limones para hacer uno de los mejores líquidos tomables que se han inventado?, ¿Cómo no reconocer una fruta bomba, una chirimoya, un anón y sentir placer con verlas junto a las manzanas y peras? Plátanos machos, mangos, mameyes, limones, frutas bombas, chirimoyas, anones, etc., traídos desde casa del carajo, Viet Nam, China, México, Filipinas, Colombia, Costa Rica, Perú, Argentina, Hawái, etc., y no de Cuba.

Piña. Podría ser cubana.
Cuba no tiene petróleo a pesar de que durante muchos años revolucionarios fuimos re exportadores del preciado oro negro, pero: ¿frutas tropicales, hortalizas y viandas? De esas cosas deberíamos tener, con una gran ventaja adicional, parados en el Morro de La Habana podríamos tirarlas hasta Miami sin la necesidad de utilizar barcos o aviones. Cuba podría en patanas o balsas de madera, sin petróleo como combustible, sólo con velas tal como se movieron los europeos a las Américas durante siglos, llevar e inundar de nuestros ricos productos de la tierra a toda la Unión. Cuba podría poner a comer a Norteamérica sus productos del agro, tal como han inundado los mexicanos con sus tacos, burritos, enchiladas, quesadillas, salsas, chiles, tortillas, etc., tal como existen mercados especializados asiáticos, africanos, árabes, etc.

Hortalizas. Podrían ser cubanas.











Cuba no tiene petróleo, ya lo sabemos, no tenemos petróleo desde antes de que nos descubrieran, ya deberíamos estar acostumbrados. ¿Y qué? Nebraska tampoco lo tiene. La diferencia está en que Nebraska y su gobierno, primero, ha tenido cerebro, ha respondido a los intereses de sus productores, habitantes y consumidores generales y luego a los intereses de la Unión, más allá de resolver del todo quiénes fueron los culpables, los indios o los cowboys; segundo, Nebraska no se ha lamentado y ha implantado una mentalidad fatalista y tercero, Nebraska no ha esperado vivir de otro estado o del exterior y ha buscado y desarrollado su espacio económico. Nebraska es un gran campo orgulloso de ser productivo y generar riquezas. Lo que tiene es porque lo produce y con eso que produce puede entonces comprar lo que no produce. Ya no importa qué existió primero si el pollo o la gallina, lo importante es tener las dos cosas.

Si quieren un ejemplo más que alentador para un país que debería ser gran productor agrícola como Cuba, dentro de los primeros productores de tomates en el mundo, hay varios países árabes. De madre, con más de 40 grados Celsius de temperatura promedio y un suelo desértico, extremadamente poco fértil, con condiciones climáticas al borde de lo inhumano, esos países producen millones de toneladas de tomates, fruto oriundo del Sur y del Centro de las Américas. China el mayor productor mundial de este producto aporta anualmente 50 millones de toneladas con una agricultura atrasada y explotadora, basada principalmente en una enormidad de mano de obra mal pagada. 

Melones de Castilla y Melones de agua.
Podrían ser cubanos.
Entonces Cuba, país donde los árboles crecen sobre las piedras y en las grietas del concreto, no necesita petróleo para producir comida. Cuba, dejando atrás las barbaridades hechas en el agro de los cuales sólo los cubanos somos culpables, necesita tener valor para decirse, dejémonos de cavar en el fondo del hueco para hacer otro fondo más hondo, dejémonos de lamentarnos de la ficción del enemigo que nos ataca constantemente y nos embarga con ese embargo a veces con sabor a mermelada, dejemos de apelar a que el gobierno tiene que estar interesado en la producción de berro en vez de incentivar a que el pequeño propietario se meta en ese chorizo y se haga millonario por vender berro, dejemos de esperar a que de afuera venga la solución en forma de petróleo, papas, camiones para recoger basura, donaciones de arroz, etc., dejemos de pensar en competir para desarrollar una vacuna para erradicar la calvicie en los hombres o que no se le caigan las tetas a las mujeres, dejemos de hablar de continuidad de lo malo y de coyuntural de lo que se hace ya eterno y estable. 

No es política, hablo sólo de agricultura. No importa tener uno o dos o tres mil partidos políticos, no importa si hay que cambiar de nuevo la recién cambiada constitución, no importa si alguien se molesta porque ve echada por tierra su ridícula propuesta de implementar la cría de avestruz, no importa si en algún punto de la vida se tenga que volver a Dios, menos si se tienen que cambiar algunos de los párrafos del llamado alegato histórico de Fidel de 1953. Cuba tiene que tener coraje y dedicar su más ferviente decisión para producir plátanos, naranjas, malangas, azúcar, sal, etc., poquito a poquito, de peor a mejor, de menos a más y tratar de venderlas realmente al vecino más cercano, del que debe dejar de ser enemigo, pues sólo con esa realidad, después de todas las pruebas fallidas hechas, luego podría obtener crédito, financiamientos, comprar  y pagar el petróleo y toda la materia prima para producir, quizás, las pastillas para los calvos. 

Así es como lo logró Nebraska, territorio de tribus indias y cruce de bisontes. No hablo entonces de política, sólo trato de hablar de agricultura.






















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