Diaz Canel, Presidente de Cuba. Última Mesa Redonda anunciándole al pueblo cubano sobre las futuras restricciones y momentos difíciles a futuro |
Acabo de ver completa, lo
que ha significado un poco de tortura, la reciente intervención del presidente
de Cuba frente a las cámaras de TV informándole al pueblo, a lo que llama su
pueblo y de refilón al resto del mundo, los días, semanas y quizás próximos
meses que se vivirán en Cuba.
Los que vivimos y
sobrevivimos el hipócritamente llamado “Período Especial” en Cuba durante toda
la década del 90 y logramos salir de él sin grandes daños físicos y mentales,
sabemos que cada vez que el gobierno se sienta frente a las cámaras de TV, es
para dar a conocer lo que viene, tratando de restarle importancia a la gravedad
con un juego de palabras que se repiten huecamente. En realidad, sabemos los
cubanos de allí y los que estamos en cualquier otro lugar, que tenemos que
escuchar y multiplicar, porque siempre la realidad será peor a lo que con “tranquilidad
aparente” se anuncia.
De cierto modo es una
situación extremadamente fácil para el gobierno, siempre lo ha sido. Se gestiona
un espacio de televisión nacional de la cual es absoluto dueño, se cita a un
periodista moderador de nombre Randy, que además de muy desagradable físicamente
por su cara de sapo llena de baches y ser extremadamente mediocre, pienso yo
que debe ser uno de los peores estudiantes graduado de la prestigiosa escuela de
periodismo cubana, cuya misión es sonreír y aceptar todo repitiendo solamente
las palabras que ha dicho en este caso el protagónico. Se colocan 20 sillas y
en ellas se sientan a figuras del gobierno, cuya misión únicamente es escuchar
y sobre todo no quedarse dormidos mientras están inmóviles escuchando. No se
les pide participar activamente, no están para preguntar, sólo se traen para
dar muestras al pueblo que el gobierno está de acuerdo y apoya lo que se está
diciendo. Claro esto no cuesta mucho dinero, porque en realidad se lograría el
mismo efecto colocando sobre las sillas fotos impresas sobre cartulinas un
poquito retocadas con photo shop.
Es muy fácil porque el
presidente en cuestión sabe que nadie le va a preguntar, nadie va a cuestionar,
tan siquiera nadie va a tratar de que él dé una información coherente o más
amplia en un aspecto u otro. Es fácil, porque el presidente y sus invitados
saben que van a un circo contratados como payasos, donde todo, los tramoyistas,
las luces, la orquesta, el domador, los leones y elefantes, la mujer con barba,
los enanos, los trapecistas, los magos, etc., están allí para apoyarlos, al
menos formalmente, aunque después al salir de allí, se vayan a un exorcista para
que les saque del cuerpo lo que han recibido en las dos o tres horas de participar
como público o ahoguen en buen alcohol capitalista las penas por las mentiras o
se tengan que tomar un alka seltzer imperialista para aliviar la mala digestión.
Primero es más que todo
una gran payasada, incoherente y sínica, como buen circo. Luego es una muestra
más de la desconsideración que se siente por eso a lo que llaman pueblo, o al
menos a la parte de esa definición que únicamente se quiere considerar. Es una
muestra del descaro de un gobierno que no le importa mentir, no le importa afirmar
sin hechos y verdades, que no le importa prometer y prometer sin que se vea obligado
a definir qué y para cuándo.
Al escuchar intervenciones
como esta, a mí me parece que cuando se es seleccionado en Cuba para ocupar
cualquier cargo político-ideológico o de gobierno, a las personas se les
entrega un listado de palabras independientes sin explicarle mucho el
significado de cada una de ellas, se les pide que las memoricen y que luego
frente a una pregunta, entrevista o intervención pública las comiencen a
combinar de adelante hacia atrás o viceversa o de arriba hacia abajo y
viceversa. Los profesores siempre les aclaran no importa lo que digas, no
importa si pegan o no, no importa que tengan sentido, menos importa la opinión de
los que escuchan. El asunto es llenar espacio y dar la impresión, sobre todo
dar la impresión, de que se tiene todo controlado y que se está hablando con
extrema sinceridad. La sinceridad es la primera gran mentira.
Los invito a que vean
cualquier intervención y se aseguren de que este estilo que hizo muy famoso a Cantinflas
es la forma en que desde hace muchos años el gobierno cubano, no importa la cara
en cada momento, ha escogido para comunicarse, o mejor, informar al llamado “pueblo”.
Cada dirigente en Cuba, cada designado a informar, incluso hasta los más jóvenes
e incluso hasta algunos niños, tienen el mismo estilo. Todos mencionan a Martí
hasta cuando no viene al caso, convirtiendo a nuestro Apóstol en un comodín a
utilizar. Todos mencionan a Fidel en busca de prestigioso soporte a lo que están
tratando de decir y todos sin excepción, sacan el manual Cantinflas para
hablar. El manual Cantinflas para la dirigencia cubana es algo así como lo que
fuera los famosos consejos del conocidísimo escritor colombiano Vargas Vila.
Mientras más cantinflesca
sea la intervención, más les parece que hacen bien su trabajo; mientras más
palabras inconexas repetidas, mejor les parece que han cumplido su misión. Todo
se resuelve fácilmente echándole la culpa al imperialismo, puede ser la falta
de petróleo o sencillamente un día nublado, lo que ya al cabo de 60 años suena
ridículo hasta para el más agresivo imperialismo que se pregunta qué tiene él
que ver con las nubes y la falta de Sol en un momento determinado.
Todo se resuelve
hablando de un futuro que no está definido en tiempo, por lo que esa categoría
adquiere dimensiones inmensas e inalcanzables. Para los dirigentes cubanos hoy es
imposible decir en semanas, meses, años, para cuándo es. Todo se resuelve
hablando de resistir y resistir, de seguir resistiendo, ahora de solidaridad dentro
del pueblo para compartir la escasez, de preferir morir antes de claudicar en
el intento de alcanzar un futuro que hace mucho dejó de ser, como define el
postulado teórico, una visión positiva de futuro, para convertirse en una
locura sin pie ni cabeza. Se sigue hablando con mucha fuerza y aparente
convicción de muerte o socialismo, de donde lo único realmente garantizado es
lo primero después de vivir una malísima vida. No nos dejemos engañar, mala
vida tuvimos, mala vida se tiene aún en Cuba y mala vida, es lo que todavía hoy
en septiembre del 2019 se está anunciando.
El actual presidente Díaz
Canel, es el mayor exponente del cantinflismo cubano actual, es como uno de
esos llamados cantantes reparteros quitándole las malas palabras; en realidad
es más Cantinflas que el Cantinflas original. Es un personaje que preside un
gobierno sin reales recursos económicos y para colmo de males, no tiene ni los
más mínimos recursos de carisma, que ha devenido en un aguanta palos de los
tradicionales dirigentes y militares cubanos. Es el presidente de un gobierno,
donde el presidente no decide nada, pues sigue teniendo sobre él y más
importante que él, al presidente del Buró Político del Partido Comunista de Cuba,
el octogenario ya Raúl Castro, al cual a cada rato se ve obligado a mencionar
como muestra de sumisión, inventándose la frase de “somos continuidad” para demostrar
alegría. Raúl, tal como hiciera Fidel con él, es ahora el verdadero poder
detrás del trono, es el poder que controla personalmente el supuesto interés
del partido, mucho más importante que el gobierno en los países comunistas y
controla el poder militar.
Díaz Canel no puede
resolver, ni resolverá nada, por el contrario, su período se ve y verá envuelto
en una enorme crisis económica que arrastra a una sin igual crisis social y
pérdida de valores, de la cual no va a salir nunca y con la cual se llevará a toda
Cuba. Qué simpleza, es como para reír, la mayor preocupación del gobierno es tratar
de que el pueblo no considere que se enfrenta a un “nuevo periodo especial”. Se
habla ahora de una situación circunstancial, temporal, coyuntural, tal como si
el nombre fuera algo importante.
En realidad, no es un nuevo periodo especial, es
algo peor. Es la muestra más desastrosa de lo que hoy se puede presentar como
economía, es la muestra de a dónde a parado el período especial que comenzó con
la caída del Socialismo en el mundo y que transfusión tras transfusión sólo han
logrado alargar la vida a un moribundo, que al final morirá y sumará a su
muerte el costo de las transfusiones.
Díaz Canel, Presidente de Cuba. Mesa Redonda con amigos y familiares. ¿Estarían hablando de restricciones y momentos difíciles? |
Creo que hoy el
gobierno ya no es comunista, ni tan siquiera tienen una leve inclinación
socialista, tampoco están montados en una opción democrática a la vieja usanza.
Hoy sobre todo el gobierno cubano, a la cara sin el menor rubor, es un gobierno
MENTIROSO, interesado únicamente en salvaguardar y mantener a cualquier
costo sus beneficios.
Mienten a la cara,
porque piensan que nadie los va a cuestionar públicamente o el cuestionamiento
no va a cambiar lo que ellos tienen. Mienten a la cara porque están
incomunicados del pueblo, viven en lugares apartados y custodiados y suponen que
el pueblo no los va a poder tocar. Mienten a la cara porque se saben por el
momento con el poder militar, de la policía, de los grupos especiales armados
para reprimir, mienten a la cara porque tienen miedo y la mejor manera de
ocultar el miedo es mostrarse seguros. Mienten a la cara porque no tienen más
nada que hacer.
Yo
no sé nada de filosofía, ni de historia, menos de política. Yo no tengo la más mínima formación teórica, sólo soy
parte de un pueblo que con las herramientas de pueblo trata de pensar y lo que
me aparece como conclusión primero que todo es que MIENTEN. El presidente
Díaz Canel miente, se muestra tranquilo pero en realidad está pidiendo a gritos
en nombre de Martí, de Fidel, de Raúl e imagino que en secreto de las 11 000
vírgenes que le den nuevamente un chance, está llamando a que el pueblo tenga
paciencia una vez más, a que aguanten una vez más, a que confíen una vez más y
a cambio está una vez al no poder hacer más nada, prometiendo que se está trabajando
por un futuro mejor, que ahora sí, puede demorar todavía un poquito en llegar.
Creo que este es el peor de los pecados, mienten y saben que están mintiendo;
mienten porque manejan entre ellos que de momento no va a pasar nada; mienten
para ganar tiempo; mienten porque no respetan.
Yo no sé nada de filosofía,
ni de historia, menos de política, pero me siento confundido cuando se habla de
defender bajo los postulados comunistas al pueblo. Me siento confundido porque,
por un lado, veo que la opción comunista luego de 60 años, sigue manteniendo pobre
a ese pueblo, el comunismo sólo habla de escasez, de restricciones, de padecimientos,
de resistencia indefinida en el tiempo, de que se están aún buscando las
soluciones y por otro veo a un pueblo que desea cualquier cosa menos el
comunismo. Veo a un pueblo que quiere vestir como en Estados Unidos, quiere
comer como en Estados Unidos, quiere disfrutar de casas, carros, celulares,
joyas, etc., como en Estados Unidos. Veo un pueblo que quiere tener
electricidad, comida, entretenimientos como en Estados Unidos. Veo un pueblo
que, confundido o no, quiere mejorar. Veo un pueblo que, más allá de postulados
teóricos de libertad, democracia, etc., que muchas veces no conocemos o entendemos,
quiere desesperadamente vivir.
¿A quién y qué se está
defendiendo? Podría describir punto a punto la intervención de Díaz Canel y
algunos de sus ministros, pero, primero haría esto muy largo para nada, los
cubanos sabemos de qué va, segundo, no les voy a ahorrar el “disfrute torturante”
de escucharlo personalmente si les interesa.
Una de las mejores
muestras de honestidad, sinceridad, compromiso, lealtad, pureza, vergüenza,
franqueza, decencia, entrega, etc., que recoge la historia de nuestro país, fue
la figura del santiaguero Eduardo Chibás, del cual por razones obvias hoy no se
habla. Como dice Alex Otaola, ahí te lo dejo Díaz Canel, si Eddy pudo, tú también
podrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario