sábado, 14 de septiembre de 2019

Tristeza. Dolor. Impotencia

Cuánta tristeza y dolor, cuánta impotencia. Cuántas ganas de gritar. Al pensar en Cuba podría, como tantas otras personas, escribir sobre sus lindas playas, su rica comida tradicional, esa de congrí, yuca con mojo y carne de puerco, los hoteles que se han construido pensando en el turismo internacional, su música mezcla de muchas músicas, su linda historia colonial, etc., pero en realidad no puedo. Cuba hoy significa tristeza.

Diaz Canel, Presidente de Cuba.
Última Mesa Redonda anunciándole al pueblo cubano
sobre las futuras restricciones y momentos difíciles a futuro
Acabo de ver completa, lo que ha significado un poco de tortura, la reciente intervención del presidente de Cuba frente a las cámaras de TV informándole al pueblo, a lo que llama su pueblo y de refilón al resto del mundo, los días, semanas y quizás próximos meses que se vivirán en Cuba.

Los que vivimos y sobrevivimos el hipócritamente llamado “Período Especial” en Cuba durante toda la década del 90 y logramos salir de él sin grandes daños físicos y mentales, sabemos que cada vez que el gobierno se sienta frente a las cámaras de TV, es para dar a conocer lo que viene, tratando de restarle importancia a la gravedad con un juego de palabras que se repiten huecamente. En realidad, sabemos los cubanos de allí y los que estamos en cualquier otro lugar, que tenemos que escuchar y multiplicar, porque siempre la realidad será peor a lo que con “tranquilidad aparente” se anuncia.

De cierto modo es una situación extremadamente fácil para el gobierno, siempre lo ha sido. Se gestiona un espacio de televisión nacional de la cual es absoluto dueño, se cita a un periodista moderador de nombre Randy, que además de muy desagradable físicamente por su cara de sapo llena de baches y ser extremadamente mediocre, pienso yo que debe ser uno de los peores estudiantes graduado de la prestigiosa escuela de periodismo cubana, cuya misión es sonreír y aceptar todo repitiendo solamente las palabras que ha dicho en este caso el protagónico. Se colocan 20 sillas y en ellas se sientan a figuras del gobierno, cuya misión únicamente es escuchar y sobre todo no quedarse dormidos mientras están inmóviles escuchando. No se les pide participar activamente, no están para preguntar, sólo se traen para dar muestras al pueblo que el gobierno está de acuerdo y apoya lo que se está diciendo. Claro esto no cuesta mucho dinero, porque en realidad se lograría el mismo efecto colocando sobre las sillas fotos impresas sobre cartulinas un poquito retocadas con photo shop.

Es muy fácil porque el presidente en cuestión sabe que nadie le va a preguntar, nadie va a cuestionar, tan siquiera nadie va a tratar de que él dé una información coherente o más amplia en un aspecto u otro. Es fácil, porque el presidente y sus invitados saben que van a un circo contratados como payasos, donde todo, los tramoyistas, las luces, la orquesta, el domador, los leones y elefantes, la mujer con barba, los enanos, los trapecistas, los magos, etc., están allí para apoyarlos, al menos formalmente, aunque después al salir de allí, se vayan a un exorcista para que les saque del cuerpo lo que han recibido en las dos o tres horas de participar como público o ahoguen en buen alcohol capitalista las penas por las mentiras o se tengan que tomar un alka seltzer imperialista para aliviar la mala digestión.

Primero es más que todo una gran payasada, incoherente y sínica, como buen circo. Luego es una muestra más de la desconsideración que se siente por eso a lo que llaman pueblo, o al menos a la parte de esa definición que únicamente se quiere considerar. Es una muestra del descaro de un gobierno que no le importa mentir, no le importa afirmar sin hechos y verdades, que no le importa prometer y prometer sin que se vea obligado a definir qué y para cuándo.

Al escuchar intervenciones como esta, a mí me parece que cuando se es seleccionado en Cuba para ocupar cualquier cargo político-ideológico o de gobierno, a las personas se les entrega un listado de palabras independientes sin explicarle mucho el significado de cada una de ellas, se les pide que las memoricen y que luego frente a una pregunta, entrevista o intervención pública las comiencen a combinar de adelante hacia atrás o viceversa o de arriba hacia abajo y viceversa. Los profesores siempre les aclaran no importa lo que digas, no importa si pegan o no, no importa que tengan sentido, menos importa la opinión de los que escuchan. El asunto es llenar espacio y dar la impresión, sobre todo dar la impresión, de que se tiene todo controlado y que se está hablando con extrema sinceridad. La sinceridad es la primera gran mentira.

Los invito a que vean cualquier intervención y se aseguren de que este estilo que hizo muy famoso a Cantinflas es la forma en que desde hace muchos años el gobierno cubano, no importa la cara en cada momento, ha escogido para comunicarse, o mejor, informar al llamado “pueblo”. Cada dirigente en Cuba, cada designado a informar, incluso hasta los más jóvenes e incluso hasta algunos niños, tienen el mismo estilo. Todos mencionan a Martí hasta cuando no viene al caso, convirtiendo a nuestro Apóstol en un comodín a utilizar. Todos mencionan a Fidel en busca de prestigioso soporte a lo que están tratando de decir y todos sin excepción, sacan el manual Cantinflas para hablar. El manual Cantinflas para la dirigencia cubana es algo así como lo que fuera los famosos consejos del conocidísimo escritor colombiano Vargas Vila.

Mientras más cantinflesca sea la intervención, más les parece que hacen bien su trabajo; mientras más palabras inconexas repetidas, mejor les parece que han cumplido su misión. Todo se resuelve fácilmente echándole la culpa al imperialismo, puede ser la falta de petróleo o sencillamente un día nublado, lo que ya al cabo de 60 años suena ridículo hasta para el más agresivo imperialismo que se pregunta qué tiene él que ver con las nubes y la falta de Sol en un momento determinado.

Todo se resuelve hablando de un futuro que no está definido en tiempo, por lo que esa categoría adquiere dimensiones inmensas e inalcanzables. Para los dirigentes cubanos hoy es imposible decir en semanas, meses, años, para cuándo es. Todo se resuelve hablando de resistir y resistir, de seguir resistiendo, ahora de solidaridad dentro del pueblo para compartir la escasez, de preferir morir antes de claudicar en el intento de alcanzar un futuro que hace mucho dejó de ser, como define el postulado teórico, una visión positiva de futuro, para convertirse en una locura sin pie ni cabeza. Se sigue hablando con mucha fuerza y aparente convicción de muerte o socialismo, de donde lo único realmente garantizado es lo primero después de vivir una malísima vida. No nos dejemos engañar, mala vida tuvimos, mala vida se tiene aún en Cuba y mala vida, es lo que todavía hoy en septiembre del 2019 se está anunciando.

El actual presidente Díaz Canel, es el mayor exponente del cantinflismo cubano actual, es como uno de esos llamados cantantes reparteros quitándole las malas palabras; en realidad es más Cantinflas que el Cantinflas original. Es un personaje que preside un gobierno sin reales recursos económicos y para colmo de males, no tiene ni los más mínimos recursos de carisma, que ha devenido en un aguanta palos de los tradicionales dirigentes y militares cubanos. Es el presidente de un gobierno, donde el presidente no decide nada, pues sigue teniendo sobre él y más importante que él, al presidente del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, el octogenario ya Raúl Castro, al cual a cada rato se ve obligado a mencionar como muestra de sumisión, inventándose la frase de “somos continuidad” para demostrar alegría. Raúl, tal como hiciera Fidel con él, es ahora el verdadero poder detrás del trono, es el poder que controla personalmente el supuesto interés del partido, mucho más importante que el gobierno en los países comunistas y controla el poder militar.

Díaz Canel no puede resolver, ni resolverá nada, por el contrario, su período se ve y verá envuelto en una enorme crisis económica que arrastra a una sin igual crisis social y pérdida de valores, de la cual no va a salir nunca y con la cual se llevará a toda Cuba. Qué simpleza, es como para reír, la mayor preocupación del gobierno es tratar de que el pueblo no considere que se enfrenta a un “nuevo periodo especial”. Se habla ahora de una situación circunstancial, temporal, coyuntural, tal como si el nombre fuera algo importante. 

En realidad, no es un nuevo periodo especial, es algo peor. Es la muestra más desastrosa de lo que hoy se puede presentar como economía, es la muestra de a dónde a parado el período especial que comenzó con la caída del Socialismo en el mundo y que transfusión tras transfusión sólo han logrado alargar la vida a un moribundo, que al final morirá y sumará a su muerte el costo de las transfusiones.

Díaz Canel, Presidente de Cuba. Mesa Redonda con amigos y familiares.
¿Estarían hablando de restricciones y momentos difíciles?
Creo que hoy el gobierno ya no es comunista, ni tan siquiera tienen una leve inclinación socialista, tampoco están montados en una opción democrática a la vieja usanza. Hoy sobre todo el gobierno cubano, a la cara sin el menor rubor, es un gobierno MENTIROSO, interesado únicamente en salvaguardar y mantener a cualquier costo sus beneficios.
Mienten a la cara, porque piensan que nadie los va a cuestionar públicamente o el cuestionamiento no va a cambiar lo que ellos tienen. Mienten a la cara porque están incomunicados del pueblo, viven en lugares apartados y custodiados y suponen que el pueblo no los va a poder tocar. Mienten a la cara porque se saben por el momento con el poder militar, de la policía, de los grupos especiales armados para reprimir, mienten a la cara porque tienen miedo y la mejor manera de ocultar el miedo es mostrarse seguros. Mienten a la cara porque no tienen más nada que hacer.

Yo no sé nada de filosofía, ni de historia, menos de política. Yo no tengo la más mínima formación teórica, sólo soy parte de un pueblo que con las herramientas de pueblo trata de pensar y lo que me aparece como conclusión primero que todo es que MIENTEN. El presidente Díaz Canel miente, se muestra tranquilo pero en realidad está pidiendo a gritos en nombre de Martí, de Fidel, de Raúl e imagino que en secreto de las 11 000 vírgenes que le den nuevamente un chance, está llamando a que el pueblo tenga paciencia una vez más, a que aguanten una vez más, a que confíen una vez más y a cambio está una vez al no poder hacer más nada, prometiendo que se está trabajando por un futuro mejor, que ahora sí, puede demorar todavía un poquito en llegar. Creo que este es el peor de los pecados, mienten y saben que están mintiendo; mienten porque manejan entre ellos que de momento no va a pasar nada; mienten para ganar tiempo; mienten porque no respetan.

Yo no sé nada de filosofía, ni de historia, menos de política, pero me siento confundido cuando se habla de defender bajo los postulados comunistas al pueblo. Me siento confundido porque, por un lado, veo que la opción comunista luego de 60 años, sigue manteniendo pobre a ese pueblo, el comunismo sólo habla de escasez, de restricciones, de padecimientos, de resistencia indefinida en el tiempo, de que se están aún buscando las soluciones y por otro veo a un pueblo que desea cualquier cosa menos el comunismo. Veo a un pueblo que quiere vestir como en Estados Unidos, quiere comer como en Estados Unidos, quiere disfrutar de casas, carros, celulares, joyas, etc., como en Estados Unidos. Veo un pueblo que quiere tener electricidad, comida, entretenimientos como en Estados Unidos. Veo un pueblo que, confundido o no, quiere mejorar. Veo un pueblo que, más allá de postulados teóricos de libertad, democracia, etc., que muchas veces no conocemos o entendemos, quiere desesperadamente vivir.

¿A quién y qué se está defendiendo? Podría describir punto a punto la intervención de Díaz Canel y algunos de sus ministros, pero, primero haría esto muy largo para nada, los cubanos sabemos de qué va, segundo, no les voy a ahorrar el “disfrute torturante” de escucharlo personalmente si les interesa.

Una de las mejores muestras de honestidad, sinceridad, compromiso, lealtad, pureza, vergüenza, franqueza, decencia, entrega, etc., que recoge la historia de nuestro país, fue la figura del santiaguero Eduardo Chibás, del cual por razones obvias hoy no se habla. Como dice Alex Otaola, ahí te lo dejo Díaz Canel, si Eddy pudo, tú también podrás.


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