Aprovechando una idea suministrada
por el Chino en su comentario a la primera parte de este artículo, donde me
dice que esto no es un problema de republicanos, ni de demócratas, quiero
escribir sobre nosotros, los cubanos. Sé, porque me sobran años, que me
enfrento a exponer ideas muy complicadas, sobre todo para mis amigos y familiares
lectores. Hablar de cubanos, es como una especie de bomba, dispuesta a estallar
en cualquier momento, que pone a todos en vilo y dispuestos a debatir. Somos
buenos o malos, peores o mejores, nos lo merecemos o no, etc.
No escribiré sobre los
cubanos que están regados por todo el mundo, en realidad no conozco como viven,
por más que tengo amigos en muchos puntos que me cuentan. No escribiré sobre
los cubanos que hoy están dentro de Cuba, ellos primero merecen mis respetos por
el aguante y luego, su situación en el 2020 es tan precaria que cualquier cosa
es entendible y justificable. No se puede pedir lo que muchas veces, no se
estuvo dispuesto a hacer. No se puede exigir, a pesar de las evidencias actuales,
lo que muchas veces renunciamos a pasar, soportar, etc. Cuba, no se puede
ocultar, hoy exhibe todas aquellas condiciones objetivas, objetivísimas, más
las subjetivas, subjetivísimas, que los clásicos del pensamiento y accionar
humano definieron que, al unirse, explotarían. Los cubanos en Cuba están
haciendo lo que cada uno de ellos sabe, puede y le conviene hacer.
Aunque si me parece justo
decir que, no todos, nunca es todo para todo, pero muchos también tendrían que
ser coherentes y un poco honestos. Gracias a Estados Unidos y su familia aquí, no
todos, pero si muchos, reciben medicamentos, alimentos, ropas, zapatos, equipos
electrodomésticos modernos, computadoras, herramientas, piezas para los automóviles,
uniformes y materiales escolares para niños y jóvenes, otros materiales para
trabajar, celulares y sus respectivas recargas sistemáticas y dinero en efectivo,
lo que les permite, no a todos, pero si a muchos vivir incluso sin trabajar,
por encima del nivel de vida del que allí trabaja. Nunca he entendido como se
puede criticar al imperialismo yanqui, viviendo de los dólares americanos,
nunca he entendido cómo se puede estar a favor de un sistema socio económico
que poco provee viviendo dentro de las casas como si se viviera en Miami, no me
queda claro como se puede pretender defender al gobierno cubano, viajando y
disfrutando por 3, 4, 6 meses al año a los Estados Unidos, como escuchar hablar
de “gusanos”, “mal nacidos”, “traidores”, “apátridas”, sin levantar la mano y
decir, perdón mi familia vive allí y gracias a ella hoy vivimos. Sólo los cubanos
entendemos esa forma de vivir y reaccionar.
Escribiré nada más
sobre los cubanos que vivimos en Estados Unidos, donde, ante todo, me incluyo y
mi primera idea, la más sencilla y complicada es que deberíamos ser más
coherentes, todos. La coherencia, más allá de partidos políticos, grupos
sociales, definiciones económicas, colores, gustos, es una de las
características que más se le debe exigir a cualquier ser humano.
Todos los cubanos aquí,
llegados de la forma que hemos llegado, deberíamos, primero que todo, amar a
Los Estados Unidos sin reparos. Gritar que estamos enamorados de este país y
que estamos entonces dispuestos a hacer cualquier cosa por mantenerlo y
también, claro, mejorarlo.
Los que, habiendo nacido
en Cuba hoy vivimos aquí, tenemos una de estas justificaciones:
- El gobierno de Cuba quitó propiedades, intervino compañías comerciales, confiscó cuentas de bancos, etc.
- Niños enviados solos por miedo al comunismo.
- Durante estos últimos 60 años, por la reclamación para la reunificación familiar.
- Refugiados políticos.
- Delincuentes, presos y no, homosexuales, disidentes, intelectuales que el gobierno cubano en un determinado momento aprovechó para “exportar” a los Estados Unidos.
- Navegando a través del mar sobre cualquier cosa que flota.
- Caminando a través de selvas, ríos, carreteras, cruzando países y más países, invirtiendo semanas y meses, arriesgando vidas en el trayecto.
- Volando en avión hasta llegar a fronteras de Estados Unidos con Canadá y México.
- Enamorados, casados, porque el amor también existe.
- Llegados como espías y colaboradores, nada nuevo en la historia humana, a los que se les debe dedicar una mirada aparte, pero no se pueden desconocer, porque están y llegaron utilizando una de las variantes antes mencionadas
A mi entender, a pesar
de buscar un televisor grande o la libertad de expresión, un celular y una casa
con piscina o la tranquilidad de no depender de un CDR, de la verificación de
la Seguridad del Estado o la opinión demoledora de un vecino, la posibilidad de
comer un helado, dos, o diez o la idea de ver progresar a tus hijos por el
camino del bien, tiene para el caso cubano, para el caso del control monopólico
del estado sobre el 99% de los aspectos de la vida, la misma explicación:
venimos huyendo de la política comunista, socialista y sus derivaciones
desformadas, fidelista, raulista, canelista o como se le quiera llamar.
Entonces, llegamos,
todos y obtenemos papeles de seguridad, papeles de legalidad. En mi caso
específico y el de mi familia, para no hacer el cuento largo, llegué a la
frontera, hice una colita, me dirigí al oficial de turno y le dije: _ “soy
cubano”. El tipo, para colmo de bienes, sonrió y me dijo: _” y qué, yo soy
ciudadano americano”, entonces mencioné las palabras mágicas, esas que han
repetido miles y miles de cubanos, el tipo sonrió más y en menos de 24 horas,
yo y mi grupo estábamos cruzando la raya amarilla que significa Estados Unidos
y con papelessssssssssss oficialessssssssss para vivirrrrrrrrrrrrrr y
trabajarrrrrrrrrrrr legalmenteeeeeee hasta que muera, en uno de los países más
importantes del mundo, por no ser categórico y decir el más.
Para echarle a los
Estados Unidos, para mostrar inconformidad, incluso de los que no viven aquí y
dije que sobre ellos no escribiría, muchos hablan de lo bien que se vive en
Finlandia, Noruega, Austria, etc. y las preguntas sencillitas son: ¿Podría yo
haber llegado a Finlandia y correr la misma suerte?, ¿Noruega, por mi fresca
cara y mi oración de “soy cubano” me hubiera dado casi por magia, a lo que
canta un gallo, al chasquido de los dedos, los papeles oficiales para vivir y
trabajar en ese país?, ¿Es tan fácil como coger un avión, entrar caminando por
la frontera de alguno de estos países y decir me quiero quedar a vivir aquí porque
me gustan los paisajes y que te permitan entrar, pero además te den papeles que
legalizan tu estatus, pero además que te den ayuda económica, en dinero,
comida, ropa? Cada cual tiene su experiencia.
Seamos coherentes. ¿Dónde
está ese país que no sea Estados Unidos? Hoy yo, para no hacer el cuento largo,
ciudadano americano por burocracia, tengo los mismos derechos de cualquier
nacido en Estados Unidos, menos llegar a ser presidente. ¿No me creen? Pregúntenle
a Arnold Schwarzenegger,
inmigrante con un apellido extremadamente extraño y difícil de pronunciar a la
primera vez, multipremiado físico culturista, actor y luego Gobernador del
Estado de California, uno de los más importantes, entre el 2003 y el 2011. ¿Dónde
está ese país?
Toda
la Unión Europea tiene sus negros, nacidos e inmigrantes, sobre todo de África,
pero muchos también de Latinoamérica. ¿Dónde están esos negros que no ocupan
cargos en los gobiernos?, ¿Ellos están representados en los gobiernos a gran
escala? No recuerdo un presidente, ni un vice negro en ninguno de esos países y
sin embargo se habla desde Europa, europeos y cubanos, de racismo para culpar a
Estados Unidos. Bueno la diversión es permitida. Pregúntele a Obama, aquí
afroamericano, hijo de extranjero, no rico, no famoso como político, cómo pudo
llegar a presidente de este país. Pregúntenle a Kanye West, rapero, cantante,
escritor y productor de música, diseñador de moda, afroamericano aquí y hoy marido
de la “celebre” Kin, que acaba de anunciar su postulación como independiente
para correr en las elecciones presidenciales en el próximo noviembre 2020. Si, para
presidente de los Estados Unidos.
Como
dije, creo que la coherencia debería ser la madre de muchas de nuestras
actuaciones. Entonces si fuéramos a ser coherentes, religiosos, creyentes y no,
deberíamos cada día de esta vida, amanecer y tirarnos al piso a dar gracias, a
rezar una plegaria a favor de este país. Tal como hacen los musulmanes, como
acto de devoción al islam en dirección a La Meca, nosotros, los cubanos, deberíamos,
estemos dónde estemos, rezar cinco veces al día en dirección a la Casa Blanca.
Tal como dice el Chino, esto no es un problema de republicanos o demócratas, más,
se me ocurre, no es un problema de Trump o la Virgen de los Caminos, no es un
problema del gobierno norteamericano o el gobierno cubano, ya no es un problema
del capitalismo contra el socialismo o viceversa, no es un problema tan siquiera
de ciudadano o residente, es sencillamente un elemental asunto de lógica y agradecimiento.
Creo
que los cubanos aquí, sin distinción, deberíamos estar a favor 100% del
capitalismo mundial y 100% a favor de preservar a los Estados Unidos mientras vivamos
aquí, no importa si dulce o amargo, si pasivo o agresivo. Salimos huyendo,
porque a muchos nadie nos echó, ni todos podemos probar reales acciones anti-gobierno, del sistema comunista o como se le llame, que no nos dejó hacer, que
nos imposibilitó crecer, que a lo mejor nos sancionó, nos apartó y entonces
fuimos acogidos aquí, sin que se nos haya pedido mucho a cambio. Hoy yo soy
ciudadano, puedo llegar a ser hasta el gobernador del estado que más me guste y
no he hecho nada por este país, más allá de trabajar para, primero que todo,
mantenerme.
Estrategia,
política, politiquería, correlación de fuerza, “robo de cerebros”, no importa,
fuimos acogidos aquí a cambio de muy poco y aquí hemos podido vivir en paz, reunirnos
con nuestra familia, crear la nuestra propia, y en sentido general, progresar,
ya sea porque estudiamos, trabajamos o sencillamente porque nos pudimos comprar
un televisor grande.
Entonces,
no entiendo cómo, aunque disfrazados debajo de un cartel político, una frase, o
un determinado movimiento, no nos damos cuenta de que aparece la bandera
comunista explicita, o sea, aquella de la hoz y el martillo. No sé cómo no
detectamos que dentro de grupo de personas que supuestamente marchan por rescatar
derechos civiles, aparecen representantes, dicen algunos pagados, de los gobiernos
de Cuba, Venezuela. No entiendo cómo se nos puede escapar la imagen del Che en
banderas, pullovers, no precisamente como símbolo de rock. No sé cómo no
entendemos cuando las figuras líderes de determinados movimientos se autonombran
orgullosamente, marxistas preparadas, profesionales, no importa los textos y en
las escuelas donde hayan estudiado y declaran que la idea es darle candela o
incendiar este país. Dicen que quieren cambiar, pero no queda claro qué, hasta dónde
y sobre todo para dónde quieren ir o llevarnos. Se habla no de mejorar el
sistema de educación, sino de ofrecerlo gratis igual que en Finlandia, pero no
dicen que, a los pobladores de ese país lindo, se les descuenta como mínimo el
45% de su salario en impuestos. Muchos quieren ofrecer la atención médica y
hospitales gratis como en Cuba, pero no dicen que, en ese país lindo, los jefes,
sus familias, sus amigos, van a hospitales especiales como los hospitales privados
aquí, que nada se parecen a los que hoy se ofrecen al pueblo, más parecidos a
hospitales de guerra.
Creo
que los cubanos deberíamos ser coherentes. Ninguno de estos llamados líderes
conoce el comunismo. Nosotros sí. Ninguno de estos líderes sabe de lo que es
vivir con una libreta de abastecimiento por casi 60 años que regula la miseria.
Nosotros sí. Ninguno de ellos sabe lo que es bañarse sin jabón, lavarse los
dientes sin pasta dental, vestir sin ropas, con ropas viejas o regaladas por
otros, ninguno de ellos sabe lo que es comer sin nada para comer, menos lo que
es estar 8, 10, 12 horas en apagón cada día de la semana. Nosotros sí. Ellos
hablan de cambiar y llevar a los pobres y oprimidos al poder, ya eso nosotros
los cubanos lo escuchamos y lo vivimos. Hoy somos más pobres, tenemos un país
destruido y continuamos sin poder. A ninguno de esos líderes se les ha
prohibido leer, expresar sus ideas públicamente, profesar una religión, aspirar
a tener dinero extra. A nosotros sí. Ninguno de esos líderes, incluso los que
se consideran más aplastados, se les ha pedido dedicar su vida a un proyecto
sin resultados, para luego pedirle que dedique lo que le queda de vida al mismo
proyecto sin resultado, pero además que, sin ver los resultados, confíen en que
sí, que existen y existirá en un plazo de tiempo no determinado a futuro. A
nosotros, los cubanos, sí. A ninguno de ellos, de ningún color, de ningún sexo
o edad, se les ha exigido que confíen eternamente en lo que no existe. A nosotros
sí. ¿Diferencias económicas, racismo, abuso de poder, ideas locas, represión,
etc., no lo hubo en todos los países comunistas, incluyendo a Cuba? Si, los
cubanos sabemos que sí.
Entonces
ellos no saben de lo que están hablando. Nosotros sí. Ellos no imaginan, no lo
pueden imaginar, lo que existe detrás de esas ideas bellas, románticas de
igualdad para todos, de gratuidad para todos, de que todos seremos dueños algún
día. Esos cantos de que todos, blancos, negros, campesinos, obreros, locos, anormales,
homosexuales, bi, tri, trans, etc., mujeres y hombres, danzaríamos cogidos de
las manos celebrando cada día, cada semana, cada año, los irreversibles logros
que con nuestro trabajo alegre conseguiríamos y dejaríamos a los nuestros. Nosotros
sí porque no sólo lo estudiamos, no sólo lo vimos en una película o leímos en
un libro, sino que lo experimentamos en carne propia y no es mentira, muchos,
millones de cubanos, aún lo están experimentando.
Los
demócratas históricos no son comunistas, no lo pudieron y no lo deberían ser,
pero entonces, ¿cómo no se dan cuenta de las tendencias y hacia dónde van las
ideas? Los demócratas históricos no son comunistas, pero ¿están utilizando, a riesgo
de las consecuencias graves, esos movimientos plagados de izquierdistas, según
dicen algunos financiados, para sumar votos? He escuchado una interesantísima
intervención de un super jefe de la KGB soviética, donde el tipo explica el
proceso que, durante muchos años, décadas, se ha establecido sistemáticamente,
desde las aulas, desde los centros de investigación, dentro de los movimientos
civiles para desestabilizar a los Estados Unidos. Conozco que durante muchos
años, “antimperialistas mundiales”, donde no excluyo a los autoridades cubanas,
pretendieron, quizás todavía pretenden, minar a Estados Unidos de cocaína y
otras drogas, para “enfermar” a parte de
su sociedad, sobre todo a los más jóvenes.
Los
cubanos, que, si sabemos lo que es comunismo, socialismo, o como se le llame en
esa versión tropical que tenemos en Cuba por más de 60 años, deberíamos ser más
coherentes y sin dejar de ser republicanos o demócratas, irle para arriba, pacíficamente
claro porque estamos en la paz, a toda manifestación que hable de marxismo,
leninismo, fidelismo, chesismo, incluso a la más pequeñita. ¿Hay cosas para
mejorar? Claro, siempre, porque incluso lo que ayer funcionó, hoy con los cambios
y el paso del tiempo, no funciona. ¿Hay cosas que están mal? Claro, siempre que
exista el humano, es posible el error, la equivocación de buena fe y la de mala
fe. Pero, ¿Esa mejoría es por la vía marxismo, esa de que todos somos iguales y
tenemos los mismos derechos, destruyendo a los ricos, a los que saben, a los
que han logrado resultados, para recibir los beneficios en una de las siete vidas
que tenemos para vivir, probablemente en la séptima dentro de 250 años?, ¿Es el
marxismo leninismo, que hoy ni los propios padres quieren saber de él, al que
han renunciado tantos y tantos millones de personas, la idea que nos salvará?, ¿Se
quiere mejorar, construir o sencillamente destruir para luego repartir la
destrucción como único logro?, ¿Se pretende joder a unos cuantos, para luego,
como resultados, tener jodidos a millones?
A
los cubanos que les gusta Trump, apóyenlo y lo tendremos otros cuatro años. A
los que no les gusta Trump, pues trabajen duro, presenten un proyecto mejor,
convenzan a los votantes, busquen una figura más linda, más inteligente, más
creativa, más moderada, más “políticamente correcta”, que haga menos muecas, porque,
como sabemos, Trump no es un faraón, ni emperador, bueno o malo, su poder tiene
límites en acciones y tiempo. Pero seamos más coherentes, respetemos y amemos a
este país.
Como
paisano les recomiendo, si le gusta Finlandia, si usted no está de acuerdo con
lo que aquí pasa, si cree que el racismo, la desigualdad, los problemas
políticos son demasiado males, pues recoja sus propiedades en una maleta y
tenga el valor de irse a vivir al país europeo y comenzar nuevamente desde
cero. Si usted considera que las palmas son más altas en Cuba, los ríos y las
playas son más lindos, el gobierno es más justo y usted podrá vivir mejor, no
sufra, no haga sufrir, coja un avión y a los 45 minutos estará en ese paraíso que
usted añora. Si usted cree que está explotado, que ha sufrido abusos o
injusticias, no se torture, el estar aquí es voluntario, recoja cositas y múdese
para su provincia natal, donde de seguro tendrá familia, amigos, donde no va a
tener que hablar inglés, donde no va a tener que convivir con americanos locos,
agresivos, medio cochinos, etc.
Vivir
aquí no es fácil. Estados Unidos es un país que confunde, por un lado, la gran
oferta, la gran variedad y la grandísima posibilidad, por otro las dificultades
que existen para lograrlas. Es un país al mismo tiempo rudo y suave. Dadivoso,
generoso y severo y exigente. Es un país para trabajar fuerte y luego para acceder
a la parte que tu trabajo te permite. Muchos de nosotros estamos acostumbrados a
la política del gorrión, o sea, abrir la boca y que nuestra madre, el gobierno,
nos ponga en la boca la comida. Estados Unidos es un país donde buscarse la
comida sin esperar a que te la pongan en el pico. A lo mejor, cosa entendible,
a mucho lo que nos pasa es que estamos equivocados, hemos escogido, quizás deslumbrados
por las luces, el lugar equivocado. Si usted quiere levantarse a las 9 de la
mañana, tomar un receso a las 10:30, irse a su casa a pasar la siesta para
reposar el almuerzo, volver a las 3:00 a trabajar, luego salir temprano para
irse a un bar diariamente y tomarse un cafecito o unas cervecitas con amigos,
este no es el lugar. Usted ha escogido mal, no podrá ser feliz nunca.
Si
usted pretende, a pesar de las experiencias mundiales, las cubanas específicamente,
hacer poco y obtener mucho de forma gratuita, si usted pretende vivir
eternamente del gobierno, si usted pretende engañar toda la vida, este no es el
lugar. Usted está dispuesto a sufrir. Entonces lo mejor es recoger sus
maleticas e irse a otro lugar “mejor” o inventarse su propio lugar en el medio,
por ejemplo, del Océano Atlántico.
Si
usted es cubano, trabaja fuertemente, hace lo posible por hacerlo mejor,
participa en los cambios que hay que hacer para mejorar, entonces descubrirá
que Estados Unidos es el país exacto más allá del presidente de turno o el
partido político que gobierne. Sea coherente, es difícil lo sé, pero trate de
serlo, ayude a construir, no destruya. Apoye las ideas lógicas y buenas, no se
sume al vandalismo y la violencia. Ayude al capitalismo, no se sume al
marxismo, socialismo, comunismo del que huyó. Y sí, tal como dijera Trump, no
sufra, no se atormente, si no le gusta Estados Unidos, con sus problemas
reales, sus inconvenientes, sus trabas, sus malos momentos, pues entonces …,
ADIOS, no regrese aquí ni de vacaciones.
Recuerda
cubano, más allá de la política, más allá de los presidentes, de los partidos,
la policía, los blancos, los negros, los latinos, los indios, más allá de lo fácil
o difícil, la coherencia enseña que no se puede morder la mano que te da de
comer.
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