domingo, 12 de julio de 2020

Los cubanos deberíamos ser más coherentes. (Segunda Parte)


Aprovechando una idea suministrada por el Chino en su comentario a la primera parte de este artículo, donde me dice que esto no es un problema de republicanos, ni de demócratas, quiero escribir sobre nosotros, los cubanos. Sé, porque me sobran años, que me enfrento a exponer ideas muy complicadas, sobre todo para mis amigos y familiares lectores. Hablar de cubanos, es como una especie de bomba, dispuesta a estallar en cualquier momento, que pone a todos en vilo y dispuestos a debatir. Somos buenos o malos, peores o mejores, nos lo merecemos o no, etc.

No escribiré sobre los cubanos que están regados por todo el mundo, en realidad no conozco como viven, por más que tengo amigos en muchos puntos que me cuentan. No escribiré sobre los cubanos que hoy están dentro de Cuba, ellos primero merecen mis respetos por el aguante y luego, su situación en el 2020 es tan precaria que cualquier cosa es entendible y justificable. No se puede pedir lo que muchas veces, no se estuvo dispuesto a hacer. No se puede exigir, a pesar de las evidencias actuales, lo que muchas veces renunciamos a pasar, soportar, etc. Cuba, no se puede ocultar, hoy exhibe todas aquellas condiciones objetivas, objetivísimas, más las subjetivas, subjetivísimas, que los clásicos del pensamiento y accionar humano definieron que, al unirse, explotarían. Los cubanos en Cuba están haciendo lo que cada uno de ellos sabe, puede y le conviene hacer.

Aunque si me parece justo decir que, no todos, nunca es todo para todo, pero muchos también tendrían que ser coherentes y un poco honestos. Gracias a Estados Unidos y su familia aquí, no todos, pero si muchos, reciben medicamentos, alimentos, ropas, zapatos, equipos electrodomésticos modernos, computadoras, herramientas, piezas para los automóviles, uniformes y materiales escolares para niños y jóvenes, otros materiales para trabajar, celulares y sus respectivas recargas sistemáticas y dinero en efectivo, lo que les permite, no a todos, pero si a muchos vivir incluso sin trabajar, por encima del nivel de vida del que allí trabaja. Nunca he entendido como se puede criticar al imperialismo yanqui, viviendo de los dólares americanos, nunca he entendido cómo se puede estar a favor de un sistema socio económico que poco provee viviendo dentro de las casas como si se viviera en Miami, no me queda claro como se puede pretender defender al gobierno cubano, viajando y disfrutando por 3, 4, 6 meses al año a los Estados Unidos, como escuchar hablar de “gusanos”, “mal nacidos”, “traidores”, “apátridas”, sin levantar la mano y decir, perdón mi familia vive allí y gracias a ella hoy vivimos. Sólo los cubanos entendemos esa forma de vivir y reaccionar.

Escribiré nada más sobre los cubanos que vivimos en Estados Unidos, donde, ante todo, me incluyo y mi primera idea, la más sencilla y complicada es que deberíamos ser más coherentes, todos. La coherencia, más allá de partidos políticos, grupos sociales, definiciones económicas, colores, gustos, es una de las características que más se le debe exigir a cualquier ser humano.

Todos los cubanos aquí, llegados de la forma que hemos llegado, deberíamos, primero que todo, amar a Los Estados Unidos sin reparos. Gritar que estamos enamorados de este país y que estamos entonces dispuestos a hacer cualquier cosa por mantenerlo y también, claro, mejorarlo.

Los que, habiendo nacido en Cuba hoy vivimos aquí, tenemos una de estas justificaciones:

  • El gobierno de Cuba quitó propiedades, intervino compañías comerciales, confiscó cuentas de bancos, etc.
  • Niños enviados solos por miedo al comunismo.
  • Durante estos últimos 60 años, por la reclamación para la reunificación familiar.
  • Refugiados políticos.
  • Delincuentes, presos y no, homosexuales, disidentes, intelectuales que el gobierno cubano en un determinado momento aprovechó para “exportar” a los Estados Unidos.
  • Navegando a través del mar sobre cualquier cosa que flota.
  • Caminando a través de selvas, ríos, carreteras, cruzando países y más países, invirtiendo semanas y meses, arriesgando vidas en el trayecto.
  • Volando en avión hasta llegar a fronteras de Estados Unidos con Canadá y México.
  • Enamorados, casados, porque el amor también existe.
  • Llegados como espías y colaboradores, nada nuevo en la historia humana, a los que se les debe dedicar una mirada aparte, pero no se pueden desconocer, porque están y llegaron utilizando una de las variantes antes mencionadas
Cada una de esas causas, llevadas a personas tiene detrás una larga historia, incluso aquella de que los llegados aquí, cubanos, no tiene intenciones políticas y ellos mismos, siguiendo la idea diseñada por el propio gobierno cubano, se declaran emigrantes económicos. No es de desconocer que muchas personas, quizás muchísimas llegaron aquí en busca de un automóvil, un celular, un TV grande, pero incluso ellos, apuntan a la imposibilidad generada por la política cubana de obtener sus añorados deseos económicos por vía del trabajo honesto dentro de Cuba. Esos que se declaran emigrantes económicos, están tratando de esconder la verdadera causa para, a mi entender, seguir jugando con las dos orillas, o sea, vivo aquí y vacilo allá, gano dinero aquí y me lo voy a gasta allá, aquí soy un don nadie con aspiraciones de estrella, allá soy famoso, las personas me quieren, me saludan, las chicas quieren ser mis novias, etc. Vivo aquí, gano dinero, pero me voy allá donde los servicios médicos, malos o buenos, son gratis, muchas veces solo me cuesta un regalito al médico amigo.

A mi entender, a pesar de buscar un televisor grande o la libertad de expresión, un celular y una casa con piscina o la tranquilidad de no depender de un CDR, de la verificación de la Seguridad del Estado o la opinión demoledora de un vecino, la posibilidad de comer un helado, dos, o diez o la idea de ver progresar a tus hijos por el camino del bien, tiene para el caso cubano, para el caso del control monopólico del estado sobre el 99% de los aspectos de la vida, la misma explicación: venimos huyendo de la política comunista, socialista y sus derivaciones desformadas, fidelista, raulista, canelista o como se le quiera llamar.

Entonces, llegamos, todos y obtenemos papeles de seguridad, papeles de legalidad. En mi caso específico y el de mi familia, para no hacer el cuento largo, llegué a la frontera, hice una colita, me dirigí al oficial de turno y le dije: _ “soy cubano”. El tipo, para colmo de bienes, sonrió y me dijo: _” y qué, yo soy ciudadano americano”, entonces mencioné las palabras mágicas, esas que han repetido miles y miles de cubanos, el tipo sonrió más y en menos de 24 horas, yo y mi grupo estábamos cruzando la raya amarilla que significa Estados Unidos y con papelessssssssssss oficialessssssssss para vivirrrrrrrrrrrrrr y trabajarrrrrrrrrrrr legalmenteeeeeee hasta que muera, en uno de los países más importantes del mundo, por no ser categórico y decir el más.

Para echarle a los Estados Unidos, para mostrar inconformidad, incluso de los que no viven aquí y dije que sobre ellos no escribiría, muchos hablan de lo bien que se vive en Finlandia, Noruega, Austria, etc. y las preguntas sencillitas son: ¿Podría yo haber llegado a Finlandia y correr la misma suerte?, ¿Noruega, por mi fresca cara y mi oración de “soy cubano” me hubiera dado casi por magia, a lo que canta un gallo, al chasquido de los dedos, los papeles oficiales para vivir y trabajar en ese país?, ¿Es tan fácil como coger un avión, entrar caminando por la frontera de alguno de estos países y decir me quiero quedar a vivir aquí porque me gustan los paisajes y que te permitan entrar, pero además te den papeles que legalizan tu estatus, pero además que te den ayuda económica, en dinero, comida, ropa? Cada cual tiene su experiencia.

Seamos coherentes. ¿Dónde está ese país que no sea Estados Unidos? Hoy yo, para no hacer el cuento largo, ciudadano americano por burocracia, tengo los mismos derechos de cualquier nacido en Estados Unidos, menos llegar a ser presidente. ¿No me creen? Pregúntenle a Arnold Schwarzenegger, inmigrante con un apellido extremadamente extraño y difícil de pronunciar a la primera vez, multipremiado físico culturista, actor y luego Gobernador del Estado de California, uno de los más importantes, entre el 2003 y el 2011. ¿Dónde está ese país?

Toda la Unión Europea tiene sus negros, nacidos e inmigrantes, sobre todo de África, pero muchos también de Latinoamérica. ¿Dónde están esos negros que no ocupan cargos en los gobiernos?, ¿Ellos están representados en los gobiernos a gran escala? No recuerdo un presidente, ni un vice negro en ninguno de esos países y sin embargo se habla desde Europa, europeos y cubanos, de racismo para culpar a Estados Unidos. Bueno la diversión es permitida. Pregúntele a Obama, aquí afroamericano, hijo de extranjero, no rico, no famoso como político, cómo pudo llegar a presidente de este país. Pregúntenle a Kanye West, rapero, cantante, escritor y productor de música, diseñador de moda, afroamericano aquí y hoy marido de la “celebre” Kin, que acaba de anunciar su postulación como independiente para correr en las elecciones presidenciales en el próximo noviembre 2020. Si, para presidente de los Estados Unidos.

Como dije, creo que la coherencia debería ser la madre de muchas de nuestras actuaciones. Entonces si fuéramos a ser coherentes, religiosos, creyentes y no, deberíamos cada día de esta vida, amanecer y tirarnos al piso a dar gracias, a rezar una plegaria a favor de este país. Tal como hacen los musulmanes, como acto de devoción al islam en dirección a La Meca, nosotros, los cubanos, deberíamos, estemos dónde estemos, rezar cinco veces al día en dirección a la Casa Blanca. Tal como dice el Chino, esto no es un problema de republicanos o demócratas, más, se me ocurre, no es un problema de Trump o la Virgen de los Caminos, no es un problema del gobierno norteamericano o el gobierno cubano, ya no es un problema del capitalismo contra el socialismo o viceversa, no es un problema tan siquiera de ciudadano o residente, es sencillamente un elemental asunto de lógica y agradecimiento.

Creo que los cubanos aquí, sin distinción, deberíamos estar a favor 100% del capitalismo mundial y 100% a favor de preservar a los Estados Unidos mientras vivamos aquí, no importa si dulce o amargo, si pasivo o agresivo. Salimos huyendo, porque a muchos nadie nos echó, ni todos podemos probar reales acciones anti-gobierno, del sistema comunista o como se le llame, que no nos dejó hacer, que nos imposibilitó crecer, que a lo mejor nos sancionó, nos apartó y entonces fuimos acogidos aquí, sin que se nos haya pedido mucho a cambio. Hoy yo soy ciudadano, puedo llegar a ser hasta el gobernador del estado que más me guste y no he hecho nada por este país, más allá de trabajar para, primero que todo, mantenerme.

Estrategia, política, politiquería, correlación de fuerza, “robo de cerebros”, no importa, fuimos acogidos aquí a cambio de muy poco y aquí hemos podido vivir en paz, reunirnos con nuestra familia, crear la nuestra propia, y en sentido general, progresar, ya sea porque estudiamos, trabajamos o sencillamente porque nos pudimos comprar un televisor grande.

Entonces, no entiendo cómo, aunque disfrazados debajo de un cartel político, una frase, o un determinado movimiento, no nos damos cuenta de que aparece la bandera comunista explicita, o sea, aquella de la hoz y el martillo. No sé cómo no detectamos que dentro de grupo de personas que supuestamente marchan por rescatar derechos civiles, aparecen representantes, dicen algunos pagados, de los gobiernos de Cuba, Venezuela. No entiendo cómo se nos puede escapar la imagen del Che en banderas, pullovers, no precisamente como símbolo de rock. No sé cómo no entendemos cuando las figuras líderes de determinados movimientos se autonombran orgullosamente, marxistas preparadas, profesionales, no importa los textos y en las escuelas donde hayan estudiado y declaran que la idea es darle candela o incendiar este país. Dicen que quieren cambiar, pero no queda claro qué, hasta dónde y sobre todo para dónde quieren ir o llevarnos. Se habla no de mejorar el sistema de educación, sino de ofrecerlo gratis igual que en Finlandia, pero no dicen que, a los pobladores de ese país lindo, se les descuenta como mínimo el 45% de su salario en impuestos. Muchos quieren ofrecer la atención médica y hospitales gratis como en Cuba, pero no dicen que, en ese país lindo, los jefes, sus familias, sus amigos, van a hospitales especiales como los hospitales privados aquí, que nada se parecen a los que hoy se ofrecen al pueblo, más parecidos a hospitales de guerra.

Creo que los cubanos deberíamos ser coherentes. Ninguno de estos llamados líderes conoce el comunismo. Nosotros sí. Ninguno de estos líderes sabe de lo que es vivir con una libreta de abastecimiento por casi 60 años que regula la miseria. Nosotros sí. Ninguno de ellos sabe lo que es bañarse sin jabón, lavarse los dientes sin pasta dental, vestir sin ropas, con ropas viejas o regaladas por otros, ninguno de ellos sabe lo que es comer sin nada para comer, menos lo que es estar 8, 10, 12 horas en apagón cada día de la semana. Nosotros sí. Ellos hablan de cambiar y llevar a los pobres y oprimidos al poder, ya eso nosotros los cubanos lo escuchamos y lo vivimos. Hoy somos más pobres, tenemos un país destruido y continuamos sin poder. A ninguno de esos líderes se les ha prohibido leer, expresar sus ideas públicamente, profesar una religión, aspirar a tener dinero extra. A nosotros sí. Ninguno de esos líderes, incluso los que se consideran más aplastados, se les ha pedido dedicar su vida a un proyecto sin resultados, para luego pedirle que dedique lo que le queda de vida al mismo proyecto sin resultado, pero además que, sin ver los resultados, confíen en que sí, que existen y existirá en un plazo de tiempo no determinado a futuro. A nosotros, los cubanos, sí. A ninguno de ellos, de ningún color, de ningún sexo o edad, se les ha exigido que confíen eternamente en lo que no existe. A nosotros sí. ¿Diferencias económicas, racismo, abuso de poder, ideas locas, represión, etc., no lo hubo en todos los países comunistas, incluyendo a Cuba? Si, los cubanos sabemos que sí.

Entonces ellos no saben de lo que están hablando. Nosotros sí. Ellos no imaginan, no lo pueden imaginar, lo que existe detrás de esas ideas bellas, románticas de igualdad para todos, de gratuidad para todos, de que todos seremos dueños algún día. Esos cantos de que todos, blancos, negros, campesinos, obreros, locos, anormales, homosexuales, bi, tri, trans, etc., mujeres y hombres, danzaríamos cogidos de las manos celebrando cada día, cada semana, cada año, los irreversibles logros que con nuestro trabajo alegre conseguiríamos y dejaríamos a los nuestros. Nosotros sí porque no sólo lo estudiamos, no sólo lo vimos en una película o leímos en un libro, sino que lo experimentamos en carne propia y no es mentira, muchos, millones de cubanos, aún lo están experimentando.

Los demócratas históricos no son comunistas, no lo pudieron y no lo deberían ser, pero entonces, ¿cómo no se dan cuenta de las tendencias y hacia dónde van las ideas? Los demócratas históricos no son comunistas, pero ¿están utilizando, a riesgo de las consecuencias graves, esos movimientos plagados de izquierdistas, según dicen algunos financiados, para sumar votos? He escuchado una interesantísima intervención de un super jefe de la KGB soviética, donde el tipo explica el proceso que, durante muchos años, décadas, se ha establecido sistemáticamente, desde las aulas, desde los centros de investigación, dentro de los movimientos civiles para desestabilizar a los Estados Unidos. Conozco que durante muchos años, “antimperialistas mundiales”, donde no excluyo a los autoridades cubanas, pretendieron, quizás todavía pretenden, minar a Estados Unidos de cocaína y otras drogas, para “enfermar” a parte de su sociedad, sobre todo a los más jóvenes.

Los cubanos, que, si sabemos lo que es comunismo, socialismo, o como se le llame en esa versión tropical que tenemos en Cuba por más de 60 años, deberíamos ser más coherentes y sin dejar de ser republicanos o demócratas, irle para arriba, pacíficamente claro porque estamos en la paz, a toda manifestación que hable de marxismo, leninismo, fidelismo, chesismo, incluso a la más pequeñita. ¿Hay cosas para mejorar? Claro, siempre, porque incluso lo que ayer funcionó, hoy con los cambios y el paso del tiempo, no funciona. ¿Hay cosas que están mal? Claro, siempre que exista el humano, es posible el error, la equivocación de buena fe y la de mala fe. Pero, ¿Esa mejoría es por la vía marxismo, esa de que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos, destruyendo a los ricos, a los que saben, a los que han logrado resultados, para recibir los beneficios en una de las siete vidas que tenemos para vivir, probablemente en la séptima dentro de 250 años?, ¿Es el marxismo leninismo, que hoy ni los propios padres quieren saber de él, al que han renunciado tantos y tantos millones de personas, la idea que nos salvará?, ¿Se quiere mejorar, construir o sencillamente destruir para luego repartir la destrucción como único logro?, ¿Se pretende joder a unos cuantos, para luego, como resultados, tener jodidos a millones?

A los cubanos que les gusta Trump, apóyenlo y lo tendremos otros cuatro años. A los que no les gusta Trump, pues trabajen duro, presenten un proyecto mejor, convenzan a los votantes, busquen una figura más linda, más inteligente, más creativa, más moderada, más “políticamente correcta”, que haga menos muecas, porque, como sabemos, Trump no es un faraón, ni emperador, bueno o malo, su poder tiene límites en acciones y tiempo. Pero seamos más coherentes, respetemos y amemos a este país.

Como paisano les recomiendo, si le gusta Finlandia, si usted no está de acuerdo con lo que aquí pasa, si cree que el racismo, la desigualdad, los problemas políticos son demasiado males, pues recoja sus propiedades en una maleta y tenga el valor de irse a vivir al país europeo y comenzar nuevamente desde cero. Si usted considera que las palmas son más altas en Cuba, los ríos y las playas son más lindos, el gobierno es más justo y usted podrá vivir mejor, no sufra, no haga sufrir, coja un avión y a los 45 minutos estará en ese paraíso que usted añora. Si usted cree que está explotado, que ha sufrido abusos o injusticias, no se torture, el estar aquí es voluntario, recoja cositas y múdese para su provincia natal, donde de seguro tendrá familia, amigos, donde no va a tener que hablar inglés, donde no va a tener que convivir con americanos locos, agresivos, medio cochinos, etc.

Vivir aquí no es fácil. Estados Unidos es un país que confunde, por un lado, la gran oferta, la gran variedad y la grandísima posibilidad, por otro las dificultades que existen para lograrlas. Es un país al mismo tiempo rudo y suave. Dadivoso, generoso y severo y exigente. Es un país para trabajar fuerte y luego para acceder a la parte que tu trabajo te permite. Muchos de nosotros estamos acostumbrados a la política del gorrión, o sea, abrir la boca y que nuestra madre, el gobierno, nos ponga en la boca la comida. Estados Unidos es un país donde buscarse la comida sin esperar a que te la pongan en el pico. A lo mejor, cosa entendible, a mucho lo que nos pasa es que estamos equivocados, hemos escogido, quizás deslumbrados por las luces, el lugar equivocado. Si usted quiere levantarse a las 9 de la mañana, tomar un receso a las 10:30, irse a su casa a pasar la siesta para reposar el almuerzo, volver a las 3:00 a trabajar, luego salir temprano para irse a un bar diariamente y tomarse un cafecito o unas cervecitas con amigos, este no es el lugar. Usted ha escogido mal, no podrá ser feliz nunca.

Si usted pretende, a pesar de las experiencias mundiales, las cubanas específicamente, hacer poco y obtener mucho de forma gratuita, si usted pretende vivir eternamente del gobierno, si usted pretende engañar toda la vida, este no es el lugar. Usted está dispuesto a sufrir. Entonces lo mejor es recoger sus maleticas e irse a otro lugar “mejor” o inventarse su propio lugar en el medio, por ejemplo, del Océano Atlántico.

Si usted es cubano, trabaja fuertemente, hace lo posible por hacerlo mejor, participa en los cambios que hay que hacer para mejorar, entonces descubrirá que Estados Unidos es el país exacto más allá del presidente de turno o el partido político que gobierne. Sea coherente, es difícil lo sé, pero trate de serlo, ayude a construir, no destruya. Apoye las ideas lógicas y buenas, no se sume al vandalismo y la violencia. Ayude al capitalismo, no se sume al marxismo, socialismo, comunismo del que huyó. Y sí, tal como dijera Trump, no sufra, no se atormente, si no le gusta Estados Unidos, con sus problemas reales, sus inconvenientes, sus trabas, sus malos momentos, pues entonces …, ADIOS, no regrese aquí ni de vacaciones.

Recuerda cubano, más allá de la política, más allá de los presidentes, de los partidos, la policía, los blancos, los negros, los latinos, los indios, más allá de lo fácil o difícil, la coherencia enseña que no se puede morder la mano que te da de comer.

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