lunes, 20 de julio de 2020

Solo para cubanos mayores de edad.


Sólo para cubanos es el título que se me ocurre para esto, aunque en realidad debería decir sólo para una parte de los cubanos, los más jóvenes de hoy, no deben conocer mucho, más allá de escuchar los cuentos distorsionados por el paso del tiempo y para los extranjeros debe ser muy difícil conocer y más difícil entender.

Hace 31 años ya, por estos meses, los cubanos un día amanecimos y luego vivimos varias semanas con lo que por primera vez veíamos públicamente. Un grupo de hombres revolucionarios, importantes, guerrilleros, combatientes, héroes, que, hasta aquellos momentos, en realidad desconocidos para muchos, habían sido valorado, queridos, homenajeados por la alta cúpula de gobierno, dígase el propio Fidel Castro, eran acusados y enjuiciados rápidamente por delitos graves, tales como: narcotráfico, posible sedición, enriquecimiento, tráfico se marfiles, colección de armas, todo esto como daño directo a la revolución y sobre todo y más importante que todo, daño a la figura del “invicto”.

La información sobre esos sucesos es todavía hoy muy limitada y segmentada. La mayor parte de ella es la que el gobierno oficialmente suministró, a partir de partes de videos de los juicios y la que circuló a través de la presa escrita monopolio del gobierno, más la versión de varias horas, prologo, introducción, desarrollo y conclusiones, que el propio líder histórico diera al contar la historia, por lo que todavía hoy me resulta difícil conocer y poder evaluar, lo que realmente ocurrió.

Creo que a todos los cubanos que fueron testigos de aquellos momentos y hechos, les deba pasar lo mismo. Los sancionados a largas condenas de prisión o a fusilamientos y sus familiares, sus, hasta aquellos momentos, grandes amigos, sancionados o no, apartados luego o no, en sentido general hasta hoy, han hecho mutis total. Son hechos que ocurrieron, todos los que los vivimos tenemos nuestras versiones, pero de eso oficialmente no se habla, tal como si nunca hubieran sucedido. Quizás algún día aparezca la información oficial, según dicen, todo está filmado, imagino fotografiado y escrito, hasta los últimos detalles. Es de imaginar que todo ese material esté a muy buen recaudo, escondido en algunos de esos lugares escondidos, que muy pocas personas conocen y tienen acceso en Cuba.

Una parte de nosotros, hablamos de los sucesos, quizás ahora magnificando a muchos de aquellos personajes, cada uno de nosotros trata de aportar lo que sabe, lo que le contaron o imagina. Cada uno de nosotros ha puesto su parte del cuento, tratando de, por un lado, escudriñar la verdad dentro de lo que se dice y luego evaluar si el desenlace ocurrido, fusilamiento de algunos, más largas condenas para otros, fue lo justo y no una maniobra desde el poder, para el poder.

Parece que fue ayer, sin embargo, se trata de una historia ocurrida en 1989. De ella no escribiré, es conocida en sentido general, los materiales que existen públicos pueden ser consultados en internet, Youtube, etc. No tengo la información completa y entonces el tratar de resumirla o contarla, aunque sea cronológicamente, me resulta imposible.

Lo cierto es que el 13 de junio de 1989, amanecimos en Cuba con uno suceso nunca antes visto, donde altos oficiales del Ministerio de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, algunos más conocidos que otros, algunos convertidos en leyendas por, sobre todo, sus actuaciones fuera de Cuba en campañas militares y misiones secretas asignadas por el alto mando de la revolución, dígase personalmente Fidel, fueron detenidos y acusados de traición. A partir de ahí se realizaron juicios, parte de ellos puestos en la TV y en 13 de julio, a sólo un mes de las detenciones iniciales, fueron algunos sancionados a largas condenas de privación de libertades y cuatro de ellos, dos de la FAR y dos del MININT, fueron fusilados.

El juicio, para mí gusto, fue todo un circo. Un fiscal, con un derroche gigantesco de histrionismo, petulancia, prepotencia e incluso falta de respeto y mala educación autorizada, practicada, quizás sugerida, con esa sugerencia del poder demoledor cuando se siente protegido, que a partir de ese momento fue bautizado por el pueblo de Cuba como “Juanito, charco de sangre”, abogados de defensa casi subnormales, de manos amarradas, abogados de oficio que a todas luces no conocían ni la información de sus defendidos, que de seguro fueron seleccionados por su incondicionalidad a la revolución y a Fidel, abogados malos como técnicos pero buenos como revolucionarios, que parecían, en su inigualables pobres actuaciones, más fiscales que defensores.

Ediciones y ediciones de los videos, cortes y más cortes, a través de los cuales se logra entender muy poco y dicen, la presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro, oculto, a la sombra, presenciando todo el tiempo lo que acontecía. Suspensiones de las sesiones cuando los del poder consideraban que los datos o declaraciones se desviaban por un camino no deseado. Intervenciones de testigos y los propios acusados muy débiles, echándose las culpas, llorando histéricamente, reconociendo los problemas, errores, salvando a todo costo la idea revolución y Fidel y una masa de personas, muchos de ellos, que vivían igual o mejor que los implicados, muchos que hasta horas antes eran amigos y compartían fiestas, vacilones, whiskies y muchachitas, muchos que admiraban públicamente a todos esas personas, participando para echarles tierra, para hacer leña no, sino cenizas de esos árboles caídos. Para tratar, a mi parecer, que la soga se partiera por ellos, que la historia quedara allí, que pasaran unas semanas, para que todo se olvidará, tal como ocurrió y seguir entonces en los vacilones, pues para eso se trabaja y se es garantía en Cuba.

El gobierno cubano muchos meses antes estaba siendo criticado y acusado internacionalmente de participar en tráfico de drogas, injerencia en los problemas internos de otros pueblos, tráfico de productos ilegales como el marfil, pero además, participación en lavado de dinero o compras de productos dentro del mercado norteamericano, más vínculo con lancheros a los que se les suministraba combustibles y otros cosas para su tarea de llevar y traer personas, droga, etc., desde algunos países de Latinoamérica hacia los Estados Unidos y viceversa. Tiempo durante el cual los altos dirigentes cubanos se dedicaron a negarlo todo y a culpar al imperialismo yanqui y sus lacayos de querer, una vez más, agredir a la revolución.

Claro, todo esto acompañado además de lo que se trató de demostrar en el juicio para desmoralizar y culpar más a los implicados, aquello que nos quisieron hacer creer, que el gobierno, que se vestía de ingenuo y desconocedor, habían descubierto el día 12 de junio, o sea, un día justo ante de los arrestos, descubrimiento no sólo increíble, sino enormemente hipócrita, sobre el alto nivel de vida y los disfrutes de algunos de los personajes tenia, muy por encima de lo que cuando conviene se le llama pueblo.

De las figuras sancionadas y fusiladas al mes de ser detenidas, los más famosos, fueron Arnaldo T. Ochoa Sánchez y Antonio de la Guardia y Font.

El primero venía junto a Fidel desde 1957 cuando se incorporó muy joven a la lucha revolucionaria en la Sierra Maestra, Oriente. Destacado en la batalla de Santa Clara, amigo de Raúl Castro y admirador y fiel seguidor de Camilo Cienfuegos, participante en la expedición hacia República Dominicana para sacar del poder al dictador Trujillo y participante en la defensa de Cuba frente a la invasión por Playa de Cochinos en 1961. Miembro del Partido Comunista Cubano, fue alumno destacado de las principales academias militares soviéticas. Participó como misión de encargo personal en la guerrilla dentro de Venezuela y a partir de 1967 participó en todas las campañas militares que Cuba tuvo en África, Congo, Angola y Etiopía. En 1985, por ser considerado el “guerrero” cubano de mayor experiencia, el más bravo, el más valiente, el de mayor arraigo en la tropa, en que mayores éxitos había tenido en operaciones militares, el más confiable, el propio Fidel Castro, lo nombró “Primer Héroe de la República de Cuba. En los momentos de su arresto el General Ochoa, estaba señalado a ser el Jefe del Ejército Occidental de Cuba, digamos, a mi poco conocimiento de estos temas militares, luego del Ministro de las Fuerzas Armadas, uno de los mayores rangos dentro del ejército.

El segundo, fue de esos héroes o super héroes ocultos, de esos hombres leyendas. De esos que son lanzados en la selva con una lata de leche condensada sin abridor y sobreviven. A decir, hombre de confianza personal del propio Fidel, actor de misiones secretas de gran importancia, digamos en el Chile de Allende, participante en muchas de las candangas que la revolución participó fuera de Cuba, etc., el Coronel Tony, en el momento de su arresto, era el jefe de una empresa de corte no estatal pública, o sea, media secreta o disfrazada, dominada y conocida sólo por los jefes altos, que se dedicaba, entre otras cosas, a hacer operaciones autorizadas para romper el embargo norteamericano y garantizar sacar productos y tecnologías desde los propios Estados Unidos para la revolución cubana.

El resto de los implicados, subordinados fieles, hombres de confianza, que se movían con plena autoridad, impunidad, manejando, casas, carros, almacenes, aviones, yates, viajes al exterior, residencias en países, dinero, mucho dinero. Que entraban y salían de Cuba, que vivían permanentemente en el exterior, que eran considerados por sus vecinos como héroes y sobre todo, a los que todos reconocían con licencia para matar, o sea, todo lo que hacían e incluso los altos niveles de vida que mostraban, estaba autorizado por “los jefes”

Este proceso, al que se le llamó Causa Uno, desencadenó otro posterior a los pocos meses, llamado Causa Dos, donde otros militares del MININT, todos militantes del Partido Comunista, todos hombres de antes, todos hombres de extrema confianza fueron arrestados, enjuiciados y sancionados, así como por arte de magia. Entre los más famosos de los famosos de esta Causa Dos, estuvo nada más y nada menos que el General José Abrantes Fernández, amigo personal de Fidel, su engendro, su “amor secreto”, jefe por muchos años de su seguridad personal, quizás una de las más profesionales, grandes y fuertes que pueda aspirar un presidente y luego Ministro del Interior, ministerio encargado de la seguridad del estado, la policía, más todos los departamentos secretos, la inteligencia, la contra inteligencia, sobre los cuales descansaba la estabilidad, permanencia y existencia de Fidel y todo su combo. Al que después de ser sancionado por ocultar información, desconocimiento, hacerse el bobo o estar en la jugada, le dio o “dieron” un infarto dentro de la cárcel y pasó a mejor vida.

Decenas de personas sanciona, pueblo sin entender mucho, personas conmovidas por la información que acordaban que se les sancionara, pero no estaban de acuerdo con la pena de muerte. Fidel, discurso “desgarrador” con la historia del tabaco para limpiar su imagen y la de su hermano Raúl, hilvanación inteligente de la información para convencer de que era necesario desaparecer a esas personas físicamente, propaganda de los repetidores que decían: “hay que fusilar”, pueblo convencido porque al final los fusilados no eran familia, etc. Fusilamientos.

Ya dije que semanas después de todo esto, más nadie habló. Siempre me ha llamado la atención de que los afectados que aún viven, aunque puedo entender por qué no habla y sus familiares no hayan hecho declaraciones. Sin embargo, hace tres días he visto, una entrevista que por primera vez la hija mayor de Tony de la Guardia diera al programa de Juan Juan Al Medio. Ella, que vive hoy en París, fue muy suave, nada agresiva, no hablo de sangre, no habló de venganza. Trato muy equilibradamente de dar su versión, sobre todo, de lo que ella personalmente conocía y había vivido.

En esa entrevista, que explica lo que todos sabemos, algo me llamó la atención, cosa que se puede empatar con la historia que conocemos o suponemos. Ella aseguró que su padre, como jefe de la empresa MC, tenía la misión de sacar de Estados Unidos tecnología de punta y productos para el gobierno cubano, o sea, de forma autorizada y orientada. El proceso para muchas de estas tecnologías y productos era el intercambio en alta mar. Lancheros sacaban los materiales de Miami, de forma clandestina obviamente y en el mar los entregaban a los miembros de MC, a cambio esos funcionarios daban combustibles, agua y otros insumos para que esos lancheros pudieran continuar sus viajes, que muchas veces eran con destino a países latinoamericanos, con el supuesto objetivo de cargar drogas, cosa que ella no podía asegurar. Luego afirmó que Ochoa, era un tipo que públicamente hablaba de cambios en Cuba, de cosas que debían dejar de existir y la idea de dar paso a nuevas acciones para el pueblo, lo que parece que otros de ese grupo compartían y que eran de dominio público a los altos niveles de gobierno. Aseguró, además, y ahí lo nuevísimo para mí, que cuando Mijail Gorbachov visitó Cuba, pidió entrevistarse privadamente con el General Ochoa, cosa que no gustó al alto mando del gobierno político y militar de la isla.

Esto se adviene muy bien a, primero Cuba implicada directamente en el tráfico de droga y segundo a las ideas de que ese grupo, que vivía muy por encima de los niveles que el gobierno otorgaba al pueblo, que vivían muchos de forma sistemática o permanente en países capitalistas, estuvieran manejando ideas de cambios. De lo contrario, por qué el amigo Gorby, acusado después de destruir él sólo al sistema comunista mundial, quisiera entrevistarse con Ochoa en privado, lo que no sería obviamente para hablar de medallas y guerras.

Luego también, mucho se ha hablado de la droga y los principales capos en Latinoamérica. Es sabido que, por aquellos años, los malos y los buenos, coincidieron como nunca en un mismo objetivo. Las malos, los traficantes y los buenos, los revolucionarios comunistas, intentaban destruir a Estados Unidos y el arma fue la cocaína. Pablo Escobar, el más malo de todos los malos de aquellos años, era antimperialista a su forma. Entonces se puede comprobar, de Panamá brincaron a Nicaragua, y el gobierno sandinista, los militares, los recibieron. De ahí, varios testigos protagónicos han declarado frente a las autoridades mundiales, entre ellas la DEA, que los sandinistas propiciaron o facilitaron los contactos con altos mandos del ejército cubano, por donde aseguran con cifras de cantidades de kilogramos y dinero, pasaba la cocaína con destino a Miami. Ahora no sólo los malos traficantes, Pablo y sus compinches, sino que luego, personalidades de la seguridad del estado cubanas, ayudantes personales del propio Fidel Castro, agentes de la inteligencia y contrainteligencia, han declarado que visitaban almacenes, conocían informaciones, etc., vinculadas a estos “entretenimientos”.


Entonces todo sigue siendo muy confuso. Fidel murió y Raúl disfruta de un encierro protector. Los altos militares supuestamente involucrados fueron fusilados, los muertos no hablan y los que no murieron de “muerte natural” producto de enfermedades crónicas o infartos y los vivos sobrevivientes que permanecen en Cuba, deben tener una alerta diaria que les recuerda, no hablar.

Entonces lo que tengo sobre esto son muchas preguntas, que les dejo en este escrito y les pido, si alguno de ustedes conoce más de lo que aquí he escrito, pues, como dicen hoy todos los llamados “influencer” de las redes sociales: compartan, compartan. Los muertos, muertos están, los presos aún seguirán presos, nada podrá cambiar por este escrito, sin embargo, siempre resultará bueno conocer la verdad.

  1. ¿El gobierno cubano, su alta dirección política, administrativa y militar, estuvo involucrada en el tráfico de droga, tal como dijeron las autoridades internacionales, algunos narcotraficantes profesionales y algunos de los propios integrantes de ese gobierno luego que desertaron?
  2. ¿Hubo intercambios, maniobras con los sandinistas de Nicaragua, entrega de dinero, compromisos y juegos antimperialistas entre los narcos y el gobierno de Cuba al más alto nivel, tal como han declarado oficialmente muchos testigos?
  3.  ¿Fueron ciertos los intereses de los capos colombianos de que Cuba les entregara armas de combate para poder lidiar con sus problemas internos incluso con el ejército colombiano y la DEA?
  4.  ¿Fueron Ochoa, Tony, verdaderos héroes que luego traicionaron a la patria, al Partido Comunista y a Fidel, o estaban actuando, cumpliendo orgullosamente órdenes, tal como siempre habían hecho como los hombres de extrema confianza que fueron?
  5.  ¿El gobierno cubano conocía de estos andares, tanto en África y en América Latina y mientras no se dio a conocer internacionalmente no sólo las autorizó, sino las estimuló haciéndose el de la “vista gorda?
  6.  ¿La idea declarada en los juicios de muchos de los enjuiciados de que, creían absolutamente que lo que hacían era de conocimiento y aprobado por los “jefes” sabiendo que se referían a Fidel, Raúl, Abrantes, es cierta o falsa?
  7.  ¿Se podía mover en Cuba flotas de autos, yates, combustible, aviones y aeropuertos, almacenes, sin que nadie se diera cuenta, sin que nadie lo detectara, sin que esas acciones pasaran como ilegales o al menos preocupantes para alguien, en un país donde el control es casa por casa, ciudadano por ciudadano, donde existe la inteligencia, la contrainteligencia, la contra de la contra inteligencia y por si pareciera poco, la contra de la contra y de la contra inteligencia?
  8.  ¿Nadie conocía del supuesto alto modo de vida, carros de lujo, casas a todo meter, colecciones de armas, piscinas, whiskies, muchachitas, etc., de lo que luego se les acusó a muchos de los enjuiciados, cuando muchos de los sancionadores, no sólo vivían igual, sino que compartían y se beneficiaban de los primeros?
  9.  ¿Por qué un caso de tráfico de drogas, alto nivel de vida, corrupción, terminó en Cuba con el fusilamiento ejemplarizante de varios implicados, altos jefes en sus posiciones, cuando el mundo a los narcotraficantes mayores de la historia de la humanidad, no los fusilan?
  10.  ¿Fue un caso de corrupción, droga, errores partidistas, olvido de los principios o un caso político que puso en riesgo a los jefes, por lo que a los que erraron había que desaparecerlos físicamente, a pesar de que le gustara al pueblo o no?
  11.  ¿Ochoa con sus según públicas “jocosas” declaraciones sobre cambios en Cuba, su entrevista privada con Gorbachov, más aquellas otras ideas que, según los investigadores y fiscales, se manejaban en las fiestas también privadas, podían dar indicios de una sedición en el alto mando militar o al menos un descontento o desacuerdo con lo que estaban haciendo los hermanos Castro?
  12.  ¿Los implicados, que reconocieron, quizás confiados en sus historias, quizás confiados en la humanidad del sistema, quizás confiados en su cercanía al propio Fidel Castro, estaban seguros de que les sancionarían, pero nada de fusilamiento, por lo que les perdonarían la vida?
  13.  ¿Los implicados, colaboraron voluntariamente, echándose la culpa de todo, reconociendo haber traicionado a Fidel injustamente o fue un pacto “voluntario” o forzado de honor, aquel que dijo: si te cojo, te tengo que fusilar, pero antes tienes que dejar claro que yo no tengo nada que ver, algo parecido a aquella carta de despedida injustificada del Che donde decía Fidel, yo te quiero, eres el mejor, el más capaz, el único, el que todo lo puede, el que siempre tiene razón?
  14.  ¿Cómo es que todo esto desencadenó una destitución del Ministro del Interior y una sanción de privación larga de libertad, más un infarto de oficio, por aguantar o desconocer información y como resultado de tener a muchos subordinados implicados y no resultó lo mismo para el Ministro de las Fuerzas Armadas Raúl Castro, quien también tuvo subordinados, de alto rango, grados militares, medallas de éxitos en guerras, incluso Héroe de la República de Cuba, no sólo implicados, sino que jugaron papel protagónico en todo esto, solo recordar que uno de los después fusilados, capitán de las FAR, cumpliendo órdenes, mantuvo contactos directos con el grupo de, nada más y nada menos, que “El patrón del mal”?
  15.  ¿La consecuencia de que el Ministerio de las FAR interviniera, ocupara, acaparara, y como resumen, destruyera al Ministerio del Interior, tal como ocurrió, era un viejo deseo de Raúl Castro por controlar lo que no había podido controlar, una purga dentro de los “perdidos” miembros del MININT en todas sus direcciones especializadas, una limpieza de aquellos que se creían diferentes por encima incluso del poder, un reclamo “venganza” de los propios integrantes del ejército frente a las diferencias más que visibles con que vivían, trabajaban y disfrutaban sus compañeros de trabajo, los integrantes del MININT?
  16.  ¿Esa purga, que repito, a decir de los conocedores, acabó, más allá de con los implicados, con todo el MININT, sólo era una idea obsesiva de Raúl o también de Fidel Castro, quien necesitaba el camino libre y confiable para sus deseos y, sobre todo, permanencia tranquila en el poder?

En resumen,


¿Todo ese proceso de investigación, juicio, sanción y fusilamiento en sólo un mes, 30 días, fue real o un circo que trató de maniobrar, que nada tuvo que ver con el pueblo, ni los intereses del pueblo, sino un guion montado por maestros en guiones, para lograr limpiar la imagen de determinadas personas que necesitaban a cualquier precio mantenerse en el poder?


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