domingo, 17 de octubre de 2021

Halloween 2021

Otra vez, ahora en 2021, preparándonos para Halloween. Creo haber escrito ya sobre esta fiesta de todos los norteamericanos, que a mí me sigue sin llamar mucho la atención. Puede celebrarse o no y no me cambia mucho la vida.

En realidad, es una tradición para la cual se preparan todos, las familias, los jóvenes, en los centros de trabajo  y sobre todo los niños. Creo que es, sin temor a equivocarme, una de las principales y más disfrutables fiestas en el año.

Jonathan. 2019

Mia e Isabel, su abuela paterna. 2019
Tan pronto comienza octubre, todo se vuelca para preparar Halloween. Unos salen a comprar disfraces, otros se los fabrican. Es típico lo de las calabazas, actividad que sobre todo los niños comparten con sus padres, porque lo lindo comienza por comprar calabazas, ya sea en los supermercados o ir a recogerlas  al campo, donde fincas y granjeros, cada año, hacen exposiciones de todos tipos y tamaños de calabazas para vender.
2021

Todo se adorna con ese objetivo, casas, carros, jardines, parques, etc. Como la idea está vinculada a lo oscuro, a crear miedo, los disfrazases y decoraciones, mientras más estrafalarios, mejor. Abundan las maldades, los chistes oscuros, todo con el objetivo de divertirse. Las personas salen a la calle a hacer visitas, a caminar por sus barrios, a fiestar.

Es el momento para disfraces donde las personas aparecen desformadas, vestidas de brujas y de esqueletos, aparentemente ensangrentadas, golpeadas, heridas, etc. 

Los niños son estimulados por las escuelas, los trabajadores son animados por sus centros de trabajo a salir a la calle a fiestar. Los primeros en las noches salen a recorrer sus barrios, tocando las puertas de las casas para tratar de asustar a sus vecinos, los que se supone que salgan a la puerta y para evitar el “mal”, regalen caramelos, chocolates, golosinas. Esa noche cada niño recoge una enorme cantidad de dulces que luego hay que administrarles en los próximos meses. Es una linda y, sobre todo, dulce tradición. Generalmente los vecinos, con niños o no, se preparan para las visitas durante toda la noche de los niños de sus barrios, pocos se arriesgan a abrir una puerta con las manos vacías.

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Aunque no me llama la atención, eso de disfrazarme y salir a la calle, quizás porque no lo tengo como tradición o soy, sencillamente, aburrido, conozco del tema de cerca por mi nieta Mia. Ella tiene seleccionado ya desde hace semanas sus dos disfraces para este año y, por supuesto, ha ido a seleccionar sus calabazas y como antesala del día de Halloween, ya ha disfrutado con sus papás el tema de la preparación, o sea, trabajar con las calabazas para convertirlas en adornos de miedo.

Debo decir, a favor de mi proceso de adaptación, que siempre he querido comprarme una de esas muñecas viejas y feas de tamaño real, con tipo de bruja, que encienden los ojos y dicen frases con voz de ultratumba, a la cual le tengo puesto un nombre en secreto, para sentarla en la sala de mi casa, pero Martica, más aburrida que yo, nunca me ha dejado.

Me llama la atención, porque en los mercados norteamericanos y muchos otros lugares, ya dije en fincas de campesinos, aparecen entonces miles y miles de calabazas que no se utilizan para comer, sino que se destinan a Halloween y luego pasada las fiestas, a los días, se echan a la basura.

¿Cuántas calabazas? Ni idea, pero deben ser millones porque vivimos en un país de más de 300 millones de personas y la gran mayoría, niños, jóvenes y viejos las compran para adornar. Pero, además, las comprar por grupo, cualquier casa o apartamento puede tener 3, 5, 7, o más calabazas en los portales o balcones, de diferentes tamaños y con diferentes diseños.

De más está decir que también para esta fecha se venden, no sólo trajes o disfraces, sino todo lo imaginable e inimaginable que puede complementar los diseños, adornos de plásticos, esqueletos y personas feas, desformadas, incluso de tamaño real, más, inflables, máscaras, etc. 

Halloween debe producir un gran dinero en el orden de los muchos millones de dólares en compras y alquileres. Muchas de ellas sólo usables el presente año, porque para el año que viene y así sucesivamente, cambian los diseños, los muñecos, etc. Lo que siempre se mantiene es la tradición de las calabazas

2021

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¿La calabaza de Halloween se come? Pues si claro, sin embargo, a pesar de que la calabaza aparece en diferentes variantes, tamaños, colores y obviamente precios, estas, las de Halloween, no son muy comunes de encontrarse fuera de esta fecha, por lo que supongo que nadie las usa para comer.

He visto calabacitas del tamaño de una pelota de baseball e incluso más chicas, hasta calabazones más grandes que una de esas pelotas inflables que las personas utilizan para hacer ejercicios. Creo que, sobre todo, estas más grandes, sería poco negocio, por lo tanto, poco probable comprarlas para comer, pues para agotarlas, cualquier familia tendría que estar comiendo calabaza todos los días por lo menos, como mínimo, por un año. Por suerte hay otras cosas para comer.

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