El artículo que había diseñado para una parte parió ideas y más idea, lo que me obligó a escribir una segunda parte, que luego parió y parió otras ideas y me ha obligado a escribir esta tercera parte. Trataré de terminar, porque el parto de las ideas, en temas sobre Cuba, suele ser infinito.
Del período post triunfo revolucionario con relación a la no paz y la violencia, también tengo mis memorias. Con ellas sólo bastaría para escribir miles de páginas, si se tratara de hablar, pues podría estar hablando años sin parar. Sólo mencionaré aquí lo que recuerdo por vivido o escuchado directamente, que estoy seguro de que sólo significa un pequeño por ciento de todo lo que ocurrió. Nuestra verdadera historia aún está por escribir. Veamos.
Tan
pronto se establecieron en el poder, como todo grupo triunfante, entendido por
lo de recién llegados, se comenzó a tomar acciones, todas alocadas, todas a la misma
vez, todas sin escuchar, ni tener en cuenta la experiencia existente, por lo
que Cuba se convirtió en un laboratorio humano, donde las ideas y acciones
estuvieron encaminadas a retener el poder y a cualquier costo, incluso el
humano, hacer desaparecer las posibles otras variantes y sobre todo la pasada
historia, donde todo, exactamente todo lo anterior se comenzó a decir que había sido malo. Como se debe
suponer en el mismo momento que se beneficiaba a unos, se generó un estado de
incertidumbre y violencias para otros. La paz comenzó a ausentarse. Y sobre
todo, comenzó aquella tendencia de emigración con la que hemos vivido hasta
hoy. Creo que aún no ha parado, manifestación más que suficiente como para devaluar a un gobierno, cosa que según dice, dijo el mismísimo Martí.
Lo
primero que pasó, dentro de ese grupo fue que una parte de él, incluso con
altos grados militares, bien ganados en la lucha armada, se negaron a aceptar,
a seguir lo que estaba pasando, se sintieron engañados. No voy a describir las
acciones armadas, los preparativos de atentados, etc., sólo decir que esos intentos
terminaron con encarcelamientos, fusilamientos y desapariciones. Conozco
familias que nunca vieron los cadáveres de sus familiares muertos.
Se desató
lo que conocemos como “los alzados del Escambray”, de los cuales pocos quedaron
vivos o libres, alzamientos que ocurrieron en realidad en otras varias partes
de Cuba de lo que poco se conoce. Pero lo complicado no fueron las acciones
armadas, sino que por aquellos lugares donde hubo o sencillamente pasaron los
llamados alzados, incluso por donde no pasaron, la población civil, o sea,
familias enteras, hombres, mujeres, ancianos y niños, fueron arrestados y sacados
de sus tierras. La tan mencionada y más que criticada, por salvaje y criminal, reconcentración
de Weyler en el siglo XIX, se volvió a poner en práctica. Las familias fueron
sacadas de sus tierras y casas y fueron enviadas a lugares distante como Pinar
del Río y Camagüey. Familias separadas, violencia y muerte. ¿Alguien puede
pensar que llegar a tu casa montarte en un camión sin tus pertenencias y
ponerte a vivir en un albergue como prisión, a miles de kilómetros de tu origen,
muchas veces separando a los miembros de tu familia, es una acción de paz?
Se
nacionalizó a las grandes compañías extranjeras urbanas y rurales, pero,
además, en varias oleadas, a todas las empresas grandes, medianas y pequeñas
cubanas. Desde una finca que producía aguacates o pollos, una fábrica de
galletas, hasta un pequeñito taller para arreglar zapatos o un tipo que en un
quiosco vendía pan con tortilla en una esquina, más todos y cada uno de los puestos
de café. Todo eso, o sea, todo, pasó a manos del “estado revolucionario”.
Escuelas, imprentas, hoteles, bares, restaurantes, empresas familiares, mega y miniempresas,
etc. ¿Alguien puede suponer que todas esas nacionalizaciones y expropiaciones
se hicieron en nombre de la paz y con la paz como herramienta, o sea cantando
cancioncitas de amor y chicas que bailaban? ¿Alguien que no lo sufrió en carne
propia puede sentir lo que realmente todo aquello costó?, ¿Puede resultar fácil
que alguien que no conoces, que viene con desmedido poder por sólo estar
vestido de verde olivo, se presente frente a ti y te quité lo que tu familia te
dejó, lo que tú habías construido con tu esfuerzo, dinero y tiempo, que por
demás funcionaba bien y en nombre de no sé qué, te deje sin nada? Muertes,
suicidios, frustraciones, incomprensión, pobreza, inconformidad, enfermedades
sobre todo del alma, emigración. Ninguna de estas cosas tuvo que ver con la
paz.
Inmediatamente se intervinieron todos los medios de información e inmediatamente se instaura hasta hoy una enorme censura, que no sólo se manifestó en escuelas de todos tipos y niveles, en centros de trabajos, sino en las ciudades, pueblos, barrios cuadra a cuadra, casa a casa y aunque pueda parecer imposible dentro de la familia. No se dejó hablar, no se dejó debatir, no se admitió absolutamente otra idea, ni incluso cuando la idea, por sí sola, fuera genial. La censura no es un invento de los cubanos, es un método utilizado por todos los gobiernos totalitarios, de cualquier sistema socio económico que haya existido, porque su intención es no dejar espacio para el análisis, no dejar que el conocimiento fluya y sobre todo desaparecer la historia anterior, para evitar, primero, las comparaciones, segundo, esconder los fracasos. La censura es la madre de una sola opinión que es la que emana del poder, repito cualquier que este sea. El resto, la diferencia, no puede tener opinión.
Violencia,
tortura física y sobre todo psicológica. Sanciones expeditas por sólo existir.
Marcas en el cuerpo y el alma si es que existe. Suicidios, estigmatización, sufrimiento
de familias enteras. No haré aquí una lista de los conocidos, sólo digo que tuve
un tío que fue a parar allí injustificadamente, en aquellos momentos donde cada cual hacía la justicia que le daba la gana. Intelectuales, artistas de todos los artes
desaparecieron de la escena pública, la lista es gigantesca, imposible de
reflejar aquí, algunos están hoy en el exilio, otros, peor, dentro de la propia Cuba.
No
haré la lista de los que conozco que pasaron por esta estrategia de muertos en
vida, sólo decir que hoy, después de 60 años, aún siguen existiendo con más
fuerzas que nunca, aunque ya no se llamen unidades de ayuda a no sé qué. ¿Alguien puede pensar que encerrar a una persona por su orientación
sexual, por ejemplo, y considerarla una desviación o degeneración, puede ser una
acción sanadora y pacificadora? ¿Se puede clasificar de amoroso el hecho de que
no te dejen escribir, publicar, exponer una pintura o una escultura, actuar en
la TV, el teatro o en una película, expone una idea, cantar una canción o sencillamente
que te lleven preso por años por sólo portar un pedazo de papel que dice, “Libertad”
o filmar con tu celular algo que está ocurriendo frente a ti?
Los cubanos llevamos 60 años comiendo a través de una libreta de “abastecimiento”, por no mencionar el tema de los otros productos llamados industriales necesitados, hasta incluso los juguetes para niños, mediate la cual el gobierno dictaba lo que se entregaría y lo que se comería. Violencia.
La idea era igualar a todos, o al menos a una
parte de todos, porque el gobierno y sus acólitos, quedaron con abastecimientos
especiales. Durante todos estos años, además, el gobierno, a su antojo e
imposibilidad, fue quitando comida a cubanos para enviar a sus amigos
extranjeros, para mantener guerras, para mantener escuelas internacionales de carácter
ideológico dentro de Cuba. Así vimos desaparecer cuotas de café y de azúcar, arroz, cigarros, por ejemplo, productos que forman parte de nuestra más rancia cultura doméstica. Decisión violenta que alguien “superior”
tomó por nosotros. Obvio, alimentos que jamás regresaron a nuestro consumo
diario y peor, que nunca volverán a regresar.
Guerras
y guerrillas en varias partes del mundo, en las que nos metieron por decisión
del ego de algunas personas. La idea fue exportar la revolución hacia el mundo y
entonces los muertos los puso el pueblo. Existen muchos cubanos que viven en
muchos lugares del mundo, pero también existen muchos muertos en tierras y
guerras extranjeras. Por cierto, ninguno de esos muertos pertenece a las
familias del gobierno. Ellos, los del gobierno eterno, no conocen ese tipo de
luto. Nos metieron en la violencia de la cual muchos, miles, regresaron locos,
mutilados, enfermos de hasta SIDA y como ya dije, dentro de bolsas de nylon o ataúdes.
¿Qué tiene que ver eso con la paz prometida?
Cuba
de 15 cárceles en 1959, ha pasado a tener 293 cárceles reconocidas, más miles
de calabozos regados dentro de las ciudades, más otros cientos de centros para
detener y retener a la población con fachadas de centros civiles, casas, etc. Cuba
hoy, con un poco más de 11 millones de personas, se coloca como uno de los
países con mayor población carcelaria del mundo. Quinto lugar. Violencia y más
violencia, en un país donde es muy fácil, por las leyes que el poder se ha
construido a su antojo, sancionar y encarcelar. ¿Alguien puede pensar que tener
un hijo o un esposo preso, puede generar tranquilidad en una familia?, ¿Se
conoce exactamente lo que pasa dentro de un calabozo?, ¿Es fácil de imaginar lo
que significa estar preso por escribir, por ejemplo, un poema? La impotencia,
la incomprensión, la ansiedad, etc., matan a los que están presos y con ellos a
sus familiares y amigos.
Los
cubanos, a partir de un momento de nuestras vidas, experimentamos ser discriminados
dentro de nuestro país. El gobierno, con tal de mantenerse, inventó lo de traer
extranjeros de “extranjelandía”, o sea, de cualquier lugar y los convirtió en
ciudadanos de primera clase. Los cubanos fuimos relegados, se nos prohibió
entrar en hoteles, se nos prohibió usar muchas de nuestras playas, casi se nos obligó
a dejar nuestros puestos de trabajos, incluso los profesionales, para trabajar
de porteros, taxistas, limpiadores de piscinas, cocineros o criados, etc., de
esos extranjeros que regresaron nuevamente a “recolonizar” a Cuba.
Extranjeros que aparecieron primero como “solidarios hermanos” con tiendas, repartos, servicios especiales, inmunidad y que poco a poco se fueron transformaron un día como “inversionistas buenos” que nos salvarían, que ocuparon nuestras casas, nuestras empresas, nuestras fiestas e incluso nuestras mujeres y por qué no, nuestros hombres. ¿Paz? ¿Quién o quiénes introdujeron las drogas fuertes?, ¿Por qué se desarrolló la prostitución, el proxenetismo, el tráfico humano? ¿Algo de eso está insertado dentro de una acción pacífica y sanadora?
Cuba
lleva más de 30 años necesitando de dólares en los bolsillos para comprar cualquier
cosa, ejemplo, la pasta de dientes o la sal. Los cubanos hemos tenido que ceder
nuestra economía al dólar americano para poder vivir, en lo que, paralelamente,
se sigue hablando del enemigo dólar norteamericano. Los cubanos hemos pasado por la moneda
uno, la moneda dos, la moneda tres, etc., para poder obtener el 97% de lo que
necesitamos. Los cubanos trabajamos por pesos cubanos y tenemos que comprar
dentro de nuestro país con otra cualquier moneda. Los cubanos todos ganamos solamente tres y cuatro dólares al mes, en un país donde una cerveza nacional vale un dólar. ¿Qué mayor violencia que
esta, que está presente como una regla o norma desde que un ser humano se despierta
en la mañana?, ¿Existe alguna madre o abuela, algún padre de familia, algún
joven e incluso algún niño hoy en Cuba que tenga paz?, ¿Paz es vivir sin
comida, sin ropas, sin electricidad, sin agua, sin medicamentos y servicios
adecuados, sin calles, sin combustibles, sin transporte y sin tan siquiera poder gritar?
Los cubanos vivimos bajo la emigración. Familiares, amigos, compañeros de trabajos y escuelas que poco a poco, a veces en silencio, a veces con ruidos fueron desapareciendo. La respuesta frente a un conocido que no se ve es: “te enteraste, fulano se fue”. Desde el mismísimo 1 de enero de 1959, muchos fulanos se han ido, a muchos de ellos se les ha echado. Solo baste recordar aquellas escenas, hoy reconocidas como “mítines de repudio”, donde el gobierno y el partido comunista, que en Cuba es lo mismo, no sólo permitió, sino que hasta el mínimo detalle organizó, estimulo, alentó, que se machacara moral y físicamente a otros cubanos.
Aquellos
actos dantescos donde muy rápido se pasó de la palabra a la acción física, donde se
arrastraron personas, se les hizo desfilar con carteles, se les golpeó, se les
cortó el agua y la luz dentro de sus casas, se les tiró todo lo que podía ser
tirable, etc. Familias enteras, incluyendo ancianos y niños, que sin distinción
sufrieron de aquellos actos, algunos de ellos extremadamente violentos. ¿Habría
que preguntarles a las personas, a las familias, a los niños que estuvieron
encerrados dentro de sus casas, frente a una turba que los ofendían, que
agredían rompiendo sus casas con piedras, palos, huevos, manchando sus paredes
con frases obscenas, dándoles golpes, tratando de desmoralizarlos, etc., si en
algún momento de aquellos interminables días y noches, sintieron paz?
Y para los que lo no crean o no recuerden, esas acciones extremadamente violentas, agresivas, cochinas, alentadas y organizadas por el gobierno y sus agentes, a la que se sumó como diversión un pueblo “revolucionario” y chusma, que se sumó al espectáculo, todavía hoy en 2023 se utilizan. Los desagradables y tristes mítines de repudio han vuelto. Cubanos contra cubanos, personas incluso traídas de otros lugares del país para pararlas frente a las casas de otras personas y dedicar 24 horas ininterrumpidas a ofender, maltratar, humillar, vejar, etc. Hoy en 2023, el gobierno sigue utilizando el método de convertir en "no personas" a los seres humanos que no les gusta, que les molestan. El gobierno tiene la decisión y la autoridad de atacar y destruir, sin que esto tenga consecuencias. Los cubanos en realidad sólo valemos para avalar al gobierno, cuando cambiamos de posición, dejamos incluso de ser cubanos. Somos gusanos, mercenarios, apátridas, enemigos, confundidos, utilizables, etc. ¿Paz?
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