viernes, 15 de agosto de 2025

620.- Ojalá que te mate un tranvía.

Claro está, no puedo quedarme sin escribir algo.

Hace dos días se estuvo celebrando el nacimiento 99 de Fidel Castro. Lo que en realidad no debía celebrarse pues nació como otro cualquier niño y su aparición pública y relevancia no tuvo que ver nada con su niñez. De haber muerto en el momento difícil del parto de su madre o luego por un accidente o enfermedad, sólo sus familiares, quizás, lo recordarían.

Los que no lo quieren, donde me encuentro, aprovechan la fecha para hacer un balance de sus fracasos. Vale la pena decir que, a no ser por su verborrea que lo llevó a ser conocido en el mundo, todo proyecto concreto que emprendió terminó fracasado, dejando a Cuba en el camino exacto e inconfundible y probablemente irreversible para la miseria que hoy vive. No existe un solo ejemplo de sus inventos y caprichos que haya perdurado en el tiempo. El Morro está ahí, el Túnel de la Habana y el Puente de Bacunayagua están ahí, el Capitolio Nacional está ahí, sin embargo, de los proyectos de Fidel no queda absolutamente nada, no hay azúcar, no hay leche, menos carne de res, muy poco tabaco y del hombre nuevo, ni hablar.

Tumba de Fidel Castro en Santiago de Cuba. Fue lejos a enterrarse.
Dice el artista que la realizó, que se inspiró en un grano de maíz.
¿Grano de maíz? A lo mejor quiso hacer un melón y le quedó mal.
Los que lo quieren todavía, a veces de verdad, otras por pura conveniencia, llevan varios días buscando y buscando de dónde sacar información para resaltar su vida, como siempre: el mejor, el invencible, el humilde, el único, el estadista, el libertador, el constructor sobre todo de una nueva Cuba y adentro de ella, un nuevo cubano, el papá de todos los niños, el que más conoció sobre José Martí, el amigo de sus amigos, digamos Che y Camilo, el mejor padre, etc., etc., etc. Poemas y cancioncitas ridículas al mejor estilo del culto a la personalidad que describen los libros.

Bien, hagamos un recuerdo. Según los textos históricos, la tradición de celebrar cumpleaños, siempre y únicamente a personas VIVAS, se recoge en Egipto alrededor de 3000 años a.C., o sea, hace mucho, muchísimos años.

Por aquellos entonces, no se celebraba el día del nacimiento biológico, sino la fecha donde el egipcio llegaba a faraón, debido a la característica de divinidad o dios que se obtenía cuando se era coronado.

Se cuenta que se hacían grandes fiestas, no sólo para los ricos, sino que, como algo exclusivo y “bondadoso”, se dejaba participar al pueblo. Regalos y comidas abundaban para esas celebraciones.

Curiosidad sobre cumpleaños de personas vivas. En Viet Nam cada persona celebra dos fechas de cumpleaños dentro del mismo año debido a la interacción entre el calendario gregoriano, (occidental) que todos conocemos hoy y el calendario lunar de tradición oriental. Los vietnamitas vivos tienen también una forma peculiar de calcular la edad basándose en el método conocido como "tuổi mụ", (edad extra), por el cual todos cumplen años el mismo día llamado Tét Nguyén Dán, ya que suman un año a su edad el primer día del Año Vietnamita que marca el inicio de la primavera.

Al parecer existen muchas formas para y por qué de la celebración de cumpleaños, pero lo que si me queda claro es que los cumpleaños únicamente se refieren, se destacan y se celebran a alguien que está VIVO.

Entonces me parece una locura o una enfermedad, referirse a alguien que está muerto, aunque sea Fidel Castro y que está al mismo tiempo cumpliendo años.

La solución la da el mejor uso del idioma castellano.

Tal persona hubiera cumplido hoy 125 años, pero como ya murió, entonces cumplió sólo 90 años vivo y a partir de ahí lleva 35 años fallecido, por lo que podemos celebrar su fecha de nacimiento y luego los años que lleva muerto.

Martí no tiene 172 años, no vale la pena celebrarle el cumpleaños. Martí murió con 43 años, entonces a partir de ahí celebramos o recordamos los 129 años de su muerte.

Si es fatal celebrar el cumpleaños 99 de Fidel Castro, me parece peor reunirse y picarle un cake como lo he visto a través de la TV, tradición cubana para los cumpleaños de los VIVOS.

Claro tampoco es tan ingenuo el tema. Mantener vivo a Fidel Castro, a pesar de estar muerto y mencionar cada cinco minutos la palabra “continuidad” le trata de dar legitimidad al gobierno actual. Un poco de legitimidad siempre es buena y le hace mucha falta.

Se trata de decir, lo que ya hoy muy pocos deben creer de verdad, que no ha pasado nada, que todo sigue igual y los que ahora se encargan lo hacen siguiendo el manual que el “Invicto Comandante” debe haber dejado por escrito. Se trata, al menos, de mantener pegados a aquellos que a pesar de los fracasos más que evidente, todavía siguen encandilados con la imagen del “guerrillero” que un día entró a La Habana, como una estrella de carnaval, encaramado en una carroza en forma de tanque de color verde olivo, lo que marcó su camino a lo que siempre quiso y no es menos cierto logro ser, una vedette.

Es llamativo y habla un poco de la enfermedad de muchos cubanos. Todavía hay personas que se desgarran las vestiduras hablando de revolución, de apoyo incondicional, etc., sin embargo, inmediatamente dicen que: Con Fidel tal o más cual cosa no hubiera o estuviera pasando, sin darse cuenta de que de esa forma están diciendo, muy veladamente, que el gobierno actual es una mierda. Entonces, sin declararlo abiertamente son revolucionarios de Fidel, pero no tanto de Díaz Canel.

Consejo. Celebre cumpleaños a los VIVOS, no importa la edad. Sé que es difícil a veces, hay personas que cada año cumplen uno menos, tanto que a lo mejor tendrán que ser enterrados como niños.

Comience a contar los años de fallecido y recuerde a esa persona en esa nueva condición.

Lo de celebrar cumpleaños, con cake, bocaditos, croquetas y ensalada fría a alguien que murió y si murió muerto está, por lo que no puede cumplir cumpleaños de vida, es punto menos que una enfermedad.

La cancioncita cubana dice:
Felicidades (Fulanito) en tu día,
que lo pases con sana alegría,
muchos años de paz y armonía.
Felicidad, Felicidad, Felicidad.

La versión a Fidel bien podría incluir en la segunda estrofa: “Ojalá que te mate un tranvía”

Fidel Castro murió, entonces lo de que lo pases con sana alegría, o sea, contento, divertido, no pega, más parece una burla. Lo de paz pudiera ser, porque cuando se muere alguien, como frente a la muerte “to er mundo é güeno” como dice la película, se pasa a estar tranquilo, al menos eso dicen, pero, ¿armoníaaaaaaaa????????????

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