domingo, 31 de agosto de 2025

622.- No lo duden, Maduro debe tener diarreas constantes.

¿Maduro se va, lo cogen o se queda?

Creo que el mundo o una gran parte de él, ha convertido a Venezuela en su centro de atención, con miles, como es entendibles, de incógnitas, porque todos aspiramos, ingenua o maliciosamente, a que el gobierno norteamericano nos diga por adelantado todos y cada uno de sus planes y todas y cada una de sus acciones.

Maduro, es un dictador moderno, que se las ha agenciado, siguiendo la definición del Diccionario de la Lengua Española, para asumir todo el poder político y ejercerlo sin limitaciones. Se las ha agenciado también, dicen, que, con la asesoría directa, de, nada más y nada menos, el gobierno cubano, experto en mantenerse en el poder a cualquier costo.

Maduro es la cabeza de un Estado Terrorista que utiliza el terrorismo de estado, que, según el mismo diccionario, es “un sistema político cuya regla de reconocimiento permite o impone la aplicación clandestina, impredecible y difusa, también a personas manifiestamente inocentes, de medidas coactivas prohibidas por el ordenamiento jurídico proclamado, obstaculiza o anula la actividad judicial y convierte al gobierno en agente activo de la lucha por el poder”.​

Para su mal, algunos gobiernos, a la cabeza el norteamericano, lo han identificado como el líder de un narco estado y parece bien identificado, donde sus principales funcionarios, incluyendo a los altos militares, son controladores de la producción y el tráfico hacia el exterior de cocaína.

Maduro es el presidente de Venezuela de forma ilegítima, porque bajo las reglas que su gobierno decidió y sin dejar de crear serios obstáculos a la oposición, las perdió estrepitosamente. No las perdió, sino que fue arrasado en las urnas, pero como fiel dictador que es, se las arregló para permanecer en el poder, a pesar de la oposición nacional e internacional, sin mostrar las actas de votación, por las que dice ganó las elecciones. Maduro, literalmente, se defecó en todo y todos y con los cuatro políticos y otros cuatro militares que lo apoyan, bajo obviamente beneficios, se mantuvo en la silla presidencial.

Entonces, para mi modo de ver y entender el fenómeno, Maduro, que además es extremadamente desagradable y bruto, tiene sobre sus hombros, dos mil justificaciones para ser cogido por el cuello y no sólo sacarlo del Palacio de Miraflores, sino, como mínimo, ser puesto de por vida detrás de las rejas en una celda de máxima seguridad, sólo y olvidado.

Por su parte Trump, quien parece tampoco las tiene buenas con Maduro, primero subió la recompensa por su cabeza, no queda claro si pegada al cuerpo o separada de él, o sea vivo o muerto, a 50 millones de dólares, acusándolo de dirigir el Cartel de los Soles que controla en la frontera venezo-colombiana la producción y el tráfico de drogas y recién acaba de desplegar una fuerza militar muy potente en el Caribe, que no se veía desde los acontecimientos de Panamá donde, en diciembre de 1989, los norteamericanos fueron a “recoger” a otro dictador narco terrorista, Manuel Antonio Noriega, quien se nombraba a sí mismo “el hombre”, aunque era más conocido por “Cara de Piña”. Noriega, quien fue sacado de Panamá bajo un operativo militar, después de “cantar” murió merecidamente en una cárcel de máxima seguridad en mayo del 2017.

No sé nada de guerra, recuerdo que cuando estuve obligado 6 meses en una unidad de combate de la Marina de Guerra, los universitarios allí marchábamos tan mal que terminaron poniéndonos a dar clases de historia a los reclutas, pero el desplazamiento de las fuerzas armadas norteamericanas cerca de Venezuela es grande.

El objetivo, según lo oficial es detener el tráfico de drogas que salen de Venezuela hacia los Estados Unidos y a los que todavía desde lugares como Cuba y Haití, pretenden llegar por mar, por carambola, no oficialmente se dice que la idea es ir a buscar a Maduro, sobre el cual pesa una definición de narcotraficante y por el cual el gobierno norteamericano ha propuesto una recompensa que lamento no saber dónde está el presidente venezolano.

Los que siempre están siempre en contra dicen que esto es todo un teatro, tal como si Trump, el gobierno y, sobre todo, los militares están tan ociosos y aburridos que necesitaban entretenerse. No lo creo.

Una operación – movilización como esta debe costar millones de dólares diariamente, que, cualquiera de los críticos de siempre pueden pensar que como aquí sobra el dinero, es todo un teatro para disfrute y crear noticias y de paso echar esos millones, nunca antes mejor dicho, por la borda. No lo creo.

Tampoco veo claro lo de una invasión a Venezuela, o sea, una guerra, primero, sería injustificada, los venezolanos no tienen la culpa, no son enemigos de Estados Unidos, segundo, la fuerza desplegada públicamente, aunque grande no sería lo suficiente para arrasar con el ejército de un país entero por muy mal que esté.

Sin embargo, sí creo y deseo que algo va a pasar. En algún momento, del cual no sabremos cuándo será hasta que no pase, van a ir por Maduro, de lo contrario el papelazo sería enorme. No creo que Trump en este evento esté dispuesto a tanto fracaso.

Estarán esperando el momento, estarán esperando a que alguien delate a Maduro y lo entregue para entonces en una acción rápida irlo a buscar, estarán esperando que el tipo por miedo trate de huir. Es conocido y está probado que se conoce exactamente cada movimiento de Maduro, dónde duerme cada noche, hacia dónde se traslada, etc., por lo que sería fácil enviarle uno no, dos drones y hacerlo volar en fragmentos no mayores de un centímetro, pero ese parece no ser el método. Ya lo hubieran hecho y el tiempo y el dinero hubieran sido muy inferior.

Si en algo Trump y yo estamos de acuerdo totalmente en este evento es que Maduro tiene que desaparecer, ya sea por ser un narcotraficante, por ser un dictador brutal o, sobre todo, por haber convertido a Venezuela en un país pobre. A Maduro y su clan hay que cogerlo y someterlo a la justicia. Trump y yo tenemos que devolverle Venezuela a los venezolanos para que ellos luego reconstruyan su país.

Eso justificaría el movimiento, la inversión, la movilización y daría a los críticos de siempre la confirmación de que esto no es un teatro para entretener a aburridos.

Nota: 12:30 pm. Trump, por tanto, el gobierno norteamericano no acepta la legitimidad de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela y reconoce a Edmundo González, hoy en España, como ganador de las elecciones y por tanto el presidente legítimo, por deseo popular mayoritario. Si Trump se reune con González, cosa que parece puede ocurrir y éste firma la posibilidad de entrar al país, bajo la justificación para el mundo de un gobierno delincuente y narcotraficante, los norteamericanos se van a meter, imagino que tratando de causar los menores daños llamados colaterales.

Trump ha definido que en el caso de las personas buscadas en Venezuela, cinco hasta ahora, con Maduro como protagónico, no existe asilo político, no existe la posibilidad de que se escape para otro país. El asilo político, dijo el gobierno norteamericano, no aplica para este caso.

Dentro de Venezuela, como es práctica común de manual, los del gobierno hablan del pueblo, de la patria, del patriotismo, de Hugo Chávez e incluso de Bolivar, de la afectación que esta acción generaría dentro de la población civil. Otra vez el pueblo como "telón de fondo".

Y es que no acaban de entender que el problema no es el pueblo venezolano, porque incluso ese pueblo sacó a Maduro del poder en las elecciones, que fue el único recurso que tuvo, el cual fue desconocido y burlado. El problema es Maduro y su camarilla de altos jefes políticos y militares y se equivocaron de enemigo. Pensaron, quizás, que Trump era un pendejo de "buche y pluma na´ma".


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