viernes, 3 de octubre de 2025

631.- Miedo Adquirido.

Creo que todos los seres humanos, hasta los más aparentemente valientes o locos, sentimos miedo. Quizás nos diferenciamos en la frecuencia o la cantidad que padecemos, pero el miedo está presente en nuestras vidas, hasta que el miedo a la muerte deja de existir porque morimos.
Según la Real Academia Española, el miedo es “la angustia que se siente ante un riesgo o daño real o imaginario, o el recelo de que nos acontezca algo contrario a nuestros deseos”. 
En psicología, “el miedo es una emoción básica y primitiva que surge como respuesta ante la percepción de una amenaza, real o imaginaria, y que tiene una función de supervivencia, preparando al organismo para huir o luchar ante un peligro”.
El Salmo 74, lamentación clamando a Dios por una intervención divina, visto desde su ángulo nos narra, “¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué se ha encendido tu furor contra las ovejas de tu prado?
Entonces sentir miedo es muy humano, todo lo contrario de lo que aprendimos, nos obligaron o nos obligamos, y se manifiesta en diferentes niveles frente a situaciones, reales o imaginarias, que nos presionan, nos estresan, nos crean incertidumbre, peligro, etc., que puede convertirse incluso en patológico, llegando a interrumpir o paralizar la vida diaria.
Entre los miedos más comunes están: al fracaso, al rechazo, a la soledad, al cambio, a la insuficiencia, a la pérdida, al juicio, a la vulnerabilidad, a la muerte e incluso, aunque parezca mentira, al éxito.
Es cierto, parece que, con el paso de los años y la posible disminución de nuestras posibilidades reales, físicas y cognitivas, más, creo, un poco de madurez, comenzamos a sentir miedos que antes no teníamos o miedos más frecuentes e intensos.
Yo siento miedo todos los días. La primera idea es, amaneceré mañana, a veces la noche es larga, demasiado larga para los que no amanecen vivos. Claro tan pronto abro los ojos y me levanto, ese miedo desaparece en segundos, la real vida no da tiempo a invertir mucho tiempo en esto.
Luego, ya despierto después de mi primer café, cargo con una mochila llena de miedos. Hasta cuándo mi corazón funcionará, me dará otro infarto, qué pasa si tengo un accidente automovilístico, que hay de la salud y el bienestar de los míos, morirá Martica antes que yo, cómo será la vida de mis tres nietas, ellas llegaran a grandes, se enfermaran, tendré trabajo y por tanto dinero para pagar lo que necesito pagar el mes que viene, lograré portarme bien como quieren muchos de los que me acompañan, etc., etc., etc.
Y me siento bien, esos miedos, que quizás antes ocultaba por la sencilla razón absurda de que no se puede tener miedo, es lo que me hace actuar. Esos miedos, al menos hasta ahora, no me detienen.
Cada nueva actividad, incluso para los más expertos, trae posibles riesgos, aprender es un riesgo, muchas veces extenuante. Ahora hay dos caminos, aprendo, me arriesgo, cambio, restructuro o sencillamente no aprendo y me quedo como estoy.
El miedo entonces no sólo es un padecimiento humano individual, sino que se convierte en una herramienta, para, bien administrada, detener y paralizar. Si en algo son especialistas los gobiernos totalitarios, el cubano por supuesto, es en suministrar cuotas de miedo, a veces en pequeñas dosis que van trabajando poco a poco, a veces en dosis más grandes y aceleradas.


Y eso respondería a la pregunta grande que muchos nos hacemos. ¿Cómo un pueblo que no tiene electricidad, que no tiene agua, que no tiene ya prácticamente atención de salud, donde el comer diariamente se convierte en un proceso doloroso, al que se les están derrumbando las casas, en el supuesto caso que las tengan o que sencillamente viven como deambulantes primitivos, hoy durmiendo aquí, mañana durmiendo allá, o sencillamente no durmiendo, al que se les están yendo los familiares más cercanos, al que le queda muy poco que perder, porque muy poco tiene, al que enterrar a un familiar querido es más difícil que la propia muerte y que podría soñar con mejorar, el que tiene un apoyo casi masivo desde su comunidad que vive en el exterior, no se acaba de lanzar a expulsar al gobierno que, por muy preparado que dice estar, no podrá jamás con millones de personas pidiendo su renuncia? La respuesta es el miedo adquirido, ese miedo casi patológico. Ese miedo enfermizo y enfermante.
Es más que evidente que el gobierno cubano ha fracasado en casi todo, no existe un plan, una acción, algo prometido que hoy exista, sin embargo, por eso digo en casi todo, porque si ha obtenido un gran éxito, al menos de forma general, en crear el miedo y mantenerlo por décadas.
Desde el mismo comienzo en 1959, creó un “inminente” ataque de lo que se definió como imperialismo yanqui. Los gobiernos norteamericanos han estado todos, todos los días en nuestras vidas. Han sido el lobo que va a venir y no sólo nos lo va a quitar todo, sino que nos va a devorar.
El enemigo jurado que quiere quedarse con todo lo que existe. Los negros volverán a ser negros, las mujeres volverán a ser explotadas por sus maridos y la sociedad, los niños volverán a andar descalzos inundados de parásitos. Nos quitaran las playas, nuestras casas, se llevarán nuestras riquezas, imagino hoy las palmas reales que es lo que va quedando, no podremos estudiar porque las escuelas serán privadas, las personas morirán en las puertas de los hospitales y los yanquis se llevaran a los niños para, ahora sí, convertirlos en carne enlatada.
El pueblo de Cuba, según se lee en los libros de historia que se conocen, se distinguía por ser un pueblo valiente, arriesgado, entregado a causas nobles, luchador por ideales patrióticos, sin embargo, este mensaje de miedo, mantenido, en un país, además, donde el gobierno es dueño de todos los medios de información y comunicación, canales de televisión, estaciones de radio, periódicos y revistas, vayas e incluso los muros que se puedan utilizar como soporte, tal como la gota de agua aparentemente inofensiva que desgasta a la fuerte roca, penetra y penetra en los cerebros a partir de familias, amigos, escuelas, trabajos, vecindarios. Ese mensaje de que volveremos a la época neocolonial o peor a la colonial, miradas desde sus puntos débiles o negativos obviamente, hace que, incluso las personas que no vivieron esas etapas digan: “los fósforossssssssss, huye pan que te coge el diente”.
Durante casi siete décadas, donde pululan los discursos e intervenciones, se ha amenazado al pueblo de Cuba, describiéndole una realidad apocalíptica, muy bien estructurada que dice: no lo hagas, no cambies nada, te irá peor, será tu final.
Y así vivimos y crecimos millones de personas, odiando a un enemigo que nunca atacó y describiendo una realidad en y con él que no conocíamos.  
El lobo va a venir, aseguraba el gobierno, entonces la única solución que te queda es seguir bajo mi protección. Todo te lo van a quitar, vas a perder lo poco o mucho que tienes, porque el capitalismo voraz devorara todo, incluyéndote a ti mismo.
Paralelamente cada vez que se te ocurra sacar la cabeza como ciudadano que trata de ser libre, te la cortaron, por lo que no hace falta reprimir a todo el pueblo, no hace falta encarcelar a millones, con sólo un reprimido o un encarcelado basta. La autorrepresión y el auto encarcelamiento dentro de ti mismo, funciona.
Es cierto, los cambios son difíciles, por eso están reconocidos como uno de los principales miedos del ser humano, peor obviamente es ir preso a la cárcel, estar preso dentro de tu misma casa, perder tu trabajo o tus estudios, entonces es mejor, a veces, que todo quede como está y mientras tanto vamos tratando, en silencio, de ir escapando.
Para colmo de maniobra, estoy convencido de que el gobierno cubano, además de espías, tiene en Estados Unidos y en otros países, muchos agentes de influencia, a algunos paga, a otros beneficia, a otros les da cursos de entrenamiento, a otros enamora con cantos de sirenas y esas personas son las responsables de profundizar el miedo. El Sueño Americano no existe, hay que trabajar mucho, el dinero no alcanza, yo estoy aquí embarcado, en Cuba vivía mejor, este es un país racista, los negros son cazados y matados en plena calle, lo de la libertad de expresión es una total mentira, si no tienes mucho dinero, te mueres por falta de atención médica, etc. Conclusión, no vengas y no cambies para algo parecido a esto, sigue como estás, que por lo menos arroz con un huevo tienes y puedes estar presente en el momento que tu abuelita muera para vestirla y llevarla al cementerio.
Desde tan temprano, tanto como en junio de 1961, Fidel Castro, en su intervención como conclusión de las reuniones de los intelectuales envió un mensaje, que desbordaba el escenario de esos eventos, el mensaje, como de refilón, era para todos los cubanos, cuando afirmó: “Esto significa que, dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada. Contra la Revolución nada”. Y ese fue el mensaje que marcó el objetivo de cada una de sus acciones y las de los que todavía están.
Luego el mismo Fidel, en otro de sus momentos histriónicos, afirmó frente a un pueblo histérico y poseído: “Quien no tenga genes revolucionarios, quien no tenga sangre revolucionaria, quien no tenga una mente que se adapte a la idea de una revolución, quien no tenga un corazón que se adapte al esfuerzo y al heroísmo de una revolución, no los queremos, no los necesitamos”
Hay que soportar a la revolución, no importa cómo se esté o viva, no importa lo que se ha perdido y esa idea es la que mueve hoy al gobierno. Tienen que soportarnos porque somos la mejor y única opción, si no, “prepárate pa lo que te viene pa arriba”.

La antigua revolución y su gobierno se igualan a la patria, el partido comunista único es más que una religión de fe, es la única forma de existencia, el presidente es Dios, cualquier cuestionamiento serio para cambiar, termina en la definición de antipatriota, entreguista, mercenario, enemigo.
¿Se podría entonces planificar y organizar la pérdida masiva del miedo? Creo que no, eso de organizar y planificar, más luego actuar apegados a lo estructurado, no nos viene muy bien a los cubanos. Eventos como el que se supone que ocurra, para nada más y nada menos que sacar a un gobierno, que en estas últimas seis décadas se ha preparado muy bien, con el dominio además de las fuerzas represivas y el ejército, comienza con una gota, con una chispa y entonces ese detonante de dos o tres convencidos o locos, que han vencido sus miedos, podrá crecer hasta hacerse incontrolable.

Esperar a que todos perdamos el miedo el mismo día, a la misma hora, es un absurdo. Podría demorar cientos de años.

jueves, 2 de octubre de 2025

630.- ¿Pueblo Unido? (Tercera Parte)

Si en algo el gobierno de Cuba es profuso, profundo, gigantesco, creativo, imaginativo, fértil, etc., es en cambiarle los nombres a las cosas, quizás siguiendo los manuales operativos de cualquier otro gobierno totalitario.
Ese fue el caso del llamado “Período Especial” como nombre, creado por el creador de todo y aplaudido por no pocos, que venía a ocultar la palabra crisis manejada por todos en el planeta Tierra, más que crisis, súper CRISIS, con mayúscula, quizás la más grande que ha existido en la historia cubana desde 1492. Todas las anteriores con todas sus variantes, se quedaron pequeñas.
Crisis que no sólo abarca a influye en el tema económico, sino que se ha ramificado a todas las partes de la vida social y lo peor, al cubano como individuo. Todo lo vivo en Cuba está en crisis además de las cosas que no están vivas, incluyendo a los muertos, vean nada más cómo están los cementerios y el trabajo que se pasa para enterrar a un fallecido.
Crisis que como “Especial” estaba llamada o al menos así se informó, a durar un tiempo corto. Sería circunstancial, temporal, de la cual muy rápido se saldría de forma poco dolorosa. Los discursos fueron alentadores, el gobierno cubano había superado muchas crisis, por qué no una más.
Cuba que venía pintando un techo ya sin pintura, no sólo se quedó agarrada de la brocha seca, sino que cayó estrepitosamente y de la solución, ya ni a corto, ni a mediano, sino a largo plazo: bien gracias.

Estamos en 2025, hace más de 30 años que se inauguró ese período y aún no se ha salido de él, lo que es peor, no se sabe cuándo y cómo se saldrá. Al gobierno sólo le queda una solución, decir que están trabajando, tal como si los gobernantes no trabajaran y que necesita tiempo, más tiempo, pero más nada. ¿Mas tiempo? No existe la solución, una vez que ya se ha probado con todos y con todo y el resultado no es sólo el mismo, sino peor.
Esa mal llamada o mal apodada crisis como Período Especial, terminó por dividir al pueblo cubano que ya venía dividido. Del Período Especial, tal como dijo una compañera mía de trabajo, revolucionaria, militante e increíblemente una bella persona, cada cual tenía que salir por su cuenta. Inauguramos entonces un período que debió llamarse: “sálvese el que pueda”.
Lo primero que nos marcó de la noche a la mañana fue la posesión del dólar y la carrera acelerada de todos para poseerlos. Si no tenías un dólar, olvidando a los que todavía en aquellos momentos pagaban sanciones en cárceles por su posesión ilegal, literalmente no tenías posibilidades de vivir decentemente.
En un momento donde un profesional de experiencia ganaba 350.00 pesos cubanos, el dólar se cotizaba a 150.00 pesos, o sea, los que más ganaban por el Estado, sencillamente contaban mensualmente con 2 o 3 dólares para pasar un mes entero.
Los cubanos nos dividimos en tres grandes bandos o grupos, todos conspirando contra todos, todos tratando de sobrevivir y muchos tratando de pisarte para que no sobrevivieras.
Estos grupos que tenían varias subdivisiones dentro de cada uno de ellos, eran: los que recibían dólares por diferentes variantes desde el exterior, los que trabajaban en las tiendas, los hoteles, los taxis, las empresas extranjeras, a veces como profesionales o a veces como cocineros, limpia piscinas, cuidadores de perros, lavadores de carros, criados de esposas y niños y se buscaban lo suyo con la lucha y los que no quedaron ubicados ni en uno, ni en el otro y entonces desarrollaron, ampliaron, consolidaron el más que conocido y antiguo, además efectivo, mercado negro, como vendedores y compradores. Mercado negro, al que ahora el gobierno llama “informal”, tan efectivo en Cuba que merecería un ministerio y un ministro.
Sobre el segundo y tercer grupo, se ha escrito y hablado mucho. Dólares presidiendo las reuniones del partido y de la juventud comunista y luchas que enmascaran robos, desvíos, corrupciones en el segundo grupo. Venta de todo los productos y servicios, incluyendo las flores para los fallecidos y las capillas con mejores condiciones para ellos en el tercer grupo.
Ahora razonemos un poco sobre el primer grupo, o sea, las divisas recibidas, porque obviamente eran y son enviadas.
Creo además que el Período Especial marcó el inició de la separación total de muchos con relación al gobierno. La necesidad de salir por cuenta propia de la miseria que se avizoraba hizo que los que ya estaban separados, continuaran su camino, pero los que hasta ese momento habían defendido a capa y espada todo lo que se hacía, incluso lo mal hecho y sin resultados, comenzaron a cuestionar, dejando ver, por primera vez, como nunca antes, sus preocupaciones y desacuerdos. En Cuba decimos: todo está bien hasta que te pisan el callo”.
Claro, los que habían defendido hasta con los dientes todo aquello, se levantaron un día y encontraron todo en dólares. Inexplicable. Esos se quedaron sin argumentos combativos, su revolución, aquella de igualdad, beneficios para todos, prioridad a los más necesitados, soberanía, patriotismo, etc., comenzaba a desaparecer. Habías quizás combatido en la Sierra o en las ciudades, habías alfabetizado, habías defendido las arenas de playa Girón, continuaste con trabajos voluntarios domingos tras domingos, guardias, movilizaciones, internacionalismo proletario en guerras y paz, madrugadas de ejercicios militares siendo civil, medio olvido de la familia más íntima, y a partir de ese momento, si no tenías un dólar en el bolsillo, no podías vivir. Ahora tu revolución, no sólo te pedía que reconquistaras a tus familiares y amigos “gusanos”, sino que casi te orientaba que le pidieras dinero. Poco pesaba tu experiencia, tu labor, lo importante era el dólar.
Los cubanos que trabajan en aquellas empresas inventadas de “capitalistas buenos” y los que luchaban en tiendas, gasolineras, hoteles, comenzaron a mirar con lástima a sus vecinos que quedaron fuera. Esos aumentaron su miedo y sus mentiras, el vecino adolorido, bajo la “envidia revolucionaria” te podía acabar con tu vida. Sólo hacía falta un anónimo escrito, una llamada por teléfono, un comentario “ingenuo” que hablara de vivir por encima del nivel proletario o de un tal enriquecimiento ilícito y todo se podía acabar. Entonces los que venían mintiendo, desarrollaron su capacidad, escondieron sus verdaderas vidas, comían escondidos, disfrutaban escondidos y se le llegó a coger miedo hasta la misma familia. Nunca se sabe de dónde viene el palo.
A los cubanos emigrados nos parece que hacemos cosas extraordinarias y no es así, para nada. Todo emigrado, o al menos un por ciento muy alto, sale de su país pobre con el compromiso de tan pronto pueda ayudar a los que se quedaron. Muchos mantienen a sus familias desde el exterior.
Viví en República Dominicana, país que tiene 2 millones de habitantes en Estados Unidos, más otros en el resto del mundo. Los dominicanos mantienen ese vínculo familiar y ayudan extraordinariamente a sus familiares y amigos, suministrándoles aquello que en la antigua Quisqueya no pueden resolver. Luego me mudé a Nebraska y trabajé rodeado de mexicanos, guatemaltecos, hondureños, vietnamitas, todos enviaban dinero a sus países.
Caso más que famoso es el de los mexicanos, no paran de trabajar aquí y no paran de ayudar a sus familiares allá. Muchos se construyen casas, muchos se montan negocios, crían ganado, etc. Entonces no estamos haciendo nada del otro mundo. Salimos, tuvimos suerte y nos toca ayudar.
El papel de los cubanos salvadores está sobrevalorado por nosotros mismos los cubanos, tanto sentimental como económicamente. Para demostrar que quieres a tu familia más que nadie, anuncias que mandas dinero. Si no mandas entonces no quieres. Si mandas 100 dólares, dices que mandas 500, a sabiendas que ni mandando 5 000 000 puedes resolver el problema de una vez.
¿Ahora, qué pasa con México, Honduras, República Dominicana, Viet Nam y otros muchos lugares? Es sencillo, como esos países, muchos con una parte pobre incluso, funcionan, lo que hay que enviar es dinero, porque los pollos, los huevos, el pan, el arroz, la sal, la azúcar, los jabones, la pasta de dientes, la ropa, los zapatos, los medicamentos, los bombillos, las cucharas y tenedores, los platos, y todo lo demás, están allíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii y para nada tienen que ver con el gobierno. Los dominicanos, los vietnamitas, los ticos, etc., compran dónde quieren e invierten en lo que quieren. El gobierno no se queda con su dinero, así de fácil.
No es de ocultar que ayudamos, tenemos que ayudar e inevitablemente en un por ciento muy alto, ese dinero que va, para en las manos del gobierno, que ahora ha descubierto a la familia cubana en el exterior.
Y entonces aparece la gran contradicción que mucho padecemos. Por un lado, ya dije, tenemos que ayudar enviando las cosas más inexplicables que existen, además de dinero y por otro con esa ayuda estamos prolongando la existencia de un gobierno que no nos quiere, que nos echó, que no nos deja entrar, que cuando quiere nos nombra enemigos, malos cubanos, traidores, mercenarios, etc.
Difícil contradicción para resolver a sabiendas que nos están utilizando. Todos los que hemos vivido en Cuba sabemos lo que significa un paquete de café como regalo, unas libretas y lápices para los niños, unas medicinitas, que pueden ir desde una aspirina hasta la anestesia para una operación, una planta eléctrica para luchar contra los apagones de más de 20 horas diarias o sencillamente un frasco de repelente para los mosquitos, un vestidito para la niña que cumple 15 años y se resiste, ella y toda su familia a dejar pasar la fecha sin celebrar.
Todos los que allí vivimos sabemos lo que puede significar un bombón sobre el cual hemos estado dispuestos y tentados a comernos hasta la envoltura o una cuchilla desechable de afeitar, qué decir de un cepillo de dientes.
Entonces el gobierno cubano, estoy convencido que crea empresas aquí, con legalidad norteamericana, para envíos y trámites. Empresas que dan la vida porque Cuba se mantenga como está. De eso viven y viven muy bien.
Empresas, que han lucrado y lucran todos los días con la más que famosa miseria del pueblo cubano, para qué cambiarla entonces. Empresas que no sólo son creadas bajo órdenes y orientaciones del gobierno de Cuba, sino que es casi seguro que son creadas y mantenidas con el dinero que ese gobierno pone.


Estamos divididos, por un lado, no soportamos al gobierno de Cuba, por otro, muchos vienen aquí a criticar a mansalva a los Estados Unidos y llegan a decir públicamente que en Cuba vivían mejor. Por un lado, tenemos que mantener una ayuda casi diaria a los nuestros, enviando hasta sal a un país rodeado de agua salada con más de 11 meses de fuerte verano, por otro sabemos que esas empresas, con sus sonrisas nos están explotando y gran parte del dinero que recaudan va a parar a los que no nos quieren.

No somos un pueblo unido, no sabemos y no queremos saber cómo defendernos. No somos un pueblo unido y es que nuestra historia, al menos de estos casi 70 años no nos lo ha permitido, pero es peor, la pregunta que se impone es: ¿Cómo no estamos todos locos?