Muchas cartas y llamadas
telefónicas han llegado a nuestra redacción pidiéndome que vuelva a escribir. Cartas
y llamadas superadas sólo por la enorme cantidad que llegaban al ICRT, a través
de las cuales, hombres y mujeres de todas las edades, incluso niños, pedían
desesperadamente que repitieran martes, miércoles, jueves, viernes y sábado, un
discurso de 8 horas que Fidel había pronunciado el lunes.
Yo, que al igual que
nuestro Comandante, soy un “esclavo de mi pueblo”, retomaré las letras y
dedicaré un tiempo, dentro de la crueldad del capitalismo feroz, a escribir para
contarles como vivo y pienso.
Como verán me he creado
un nuevo blog, el anterior “Dominicaneando” ya no cumple el objetivo para el
que fue creado, pues sirvió para escribir sobre lo que viví en República
Dominicana, lugar donde ya no me encuentro y sobre el cual podría seguir escribiendo,
pues conservo muchos amigos allí, pero ya no serían mis vivencias y entonces
podría resultar complicado hablar por boca de otro.
Lincoln in, mi nuevo
blog, tiene más o menos los mismos objetivos que el anterior. Primero, escribir
para mí mismo, no quiero que se me olvide y sé que inevitablemente con el paso
del tiempo, muchas cosas, incluso las más importantes, pierden intensidad.
Segundo, escribir para los míos, familiares y amigos, sobre lo que veo y vivo,
entiendo y no entiendo de este nuevo lugar donde ahora vivo.
¿Les gustará y estarán de
acuerdo conmigo siempre? No lo sé. Tenemos que esperar cada momento y valorar
cada idea. Por ahora lo más importante es compartir y de paso, si se puede,
aprender y enseñar.
Tengo memorias atrasadas,
pues mi último escrito fue cuando todavía estaba dominicaneando, por lo que me
será obligatorio regresar en el tiempo y reconstruir algunos hechos importantes
ocurridos hasta llegar aquí a este primer escrito desde Lincoln.
Ya pueden imaginar,
salida de Republica Dominicana, México D.F. como lugar de tránsito, entrega en
la frontera norteamericana, paso por el San Antonio de Texas, Miami, en fin,
poco tiempo pero muchas experiencias y cada una de ellas enormemente intensas.
Como siempre, no estoy
frente a una obra literaria, para nada me interesa competir en literatura, sólo
escribiré como si les hablara a cada uno de ustedes, debido a la real
imposibilidad de conversar compartiendo una taza de café.
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