Aquello no le gusto a más de un
amigo dominicano, que aunque de acuerdo conmigo, me dijeron que había sido muy
agudo en el tema. Y paralelamente desató una gran búsqueda de otros amigos
cubanos, los que comenzaron a coleccionar los errores que encontraban a su paso
por la ciudad.
Recuerdo dentro de las más
famosas, estuvo aquella descubierta por Jaqueline en la súper tienda Jumbo
acabada de inaugurar en la Avenida Luperón que decía textualmente “No se envuelven
escolares” Difícil de entender por lo de
envolver a un niño o niña que va a la escuela.
Entonces he seguido caminando. En
República Dominicana, además de hobbie era parte de mi vida diaria, no llegué
nunca a tener un automóvil. Aquí en
Estados Unidos, como no me gustan los gimnasios, camino todos los días por
las calles como deporte, lo que quiere decir que he mejorado.
JAJAJAJAJA.
Sigo mirando constantemente para
conocer y aprender y en mis caminatas descubro cosas interesantes,
arquitectura, costumbres, negocios, parques, normas de convivencia, etc., sobre
las que un día escribiré algo.
Descubro aquí también lo de las
faltas de ortografía y eso me pareció raro, porque no es lo que dicen los
libros. Sin embargo, como dice el viejo refrán popular, me doy cuenta que donde quiera se cuecen habas. Uno no lo
puede creer definitivamente porque siempre que se habla de analfabetismo se
habla de los países pobres, y lo de imaginar este problema en la potencia más
rica del mundo es casi increíble.
- ·
afea mi ciudad,
- · crea malos hábitos en la población que lee y mira
- · y habla mal de mi gestión.
Fin del cuento, para los amigos dominicanos, no solo en la República se ven estas cosas, pueden estar tranquilos, también pasa en la unión.
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