miércoles, 10 de julio de 2013

¿Dónde ha estado Raúl Castro en estos últimos 50 años?

Como muchas otras veces he comentado, no pretendo convertir mis blogs en espacios para valorar la ideología y la política en Cuba, existen hoy infinidad de lugares donde se puede leer sobre estos temas. Creo firmemente que para hacer estas valoraciones es mejor vivir dentro de la Isla como cubano de a pie, porque con el refrigerador lleno de comida, aire acondicionado central y gasolina para el carro, se puede correr el riesgo de ser injusto y entonces llevado por la pasión juvenil, caer en el juego de valoraciones a media.

Mientras viví en Cuba, mucho defendí mi derecho a hablar, criticar, valorar todo y a todos los que me rodeaban, sin importarme su apellido o jerarquía, lo que me trajo no pocos problemas. Para saber del tema cubano y tener derechos sobre él, hay que vivirlo todos los días. Lo otro, las variantes que sean, desde Estados Unidos o Australia, parecen ser puro cuento. Sin embargo, como aún estoy vivo, hay cosas a las que no puedo renunciar y dejar pasar por alto, y entonces apelando a ese derecho que yo mismo me abrogo por ser sencillamente cubano, escribiré hoy sobre la reciente intervención del presidente cubano Raúl Castro. Mama Ali, no te preocupes, es sólo un poquito.

La noticia me llegó desde República Dominicana. Tal como el propio Raúl vaticinó, los periódicos de ese país e imagino que otros muchos alrededor del mundo, se han hecho eco de sus palabras, a través de las cuales, de una forma muy directa, descarada y sínica, culpa a una parte del pueblo cubano de los pocos resultados que ha obtenido el gobierno es su gestión, debido según él, al ambiente de indisciplina que se ha arraigado en nuestra sociedad” lo que ocasiona “daños morales y materiales nada despreciables”.

Luego declara fácilmente que “Hemos percibido con dolor, a lo largo de los más de 20 años  de periodo especial, el acrecentado deterioro de valores morales y cívicos, como la honestidad, la decencia, la vergüenza, el decoro, la honradez y la sensibilidad ante los problemas de los demás”.

Y de ahí en lo adelante en los siguientes ocho párrafos, Raúl se dedica a “hacer un recuento de los fenómenos negativos más representativos, sin el ánimo de relacionarlos uno por uno”, donde define claramente que una parte del pueblo cubano es hoy salvaje, deshonesta, vulgar, vaga, ladrona, agresiva, etc. De madre, ocho párrafos dedicados a este tema, acompañados de la palabra dolor, lo que además de descarada hace su intervención ridícula. ¿Dolor? La persona que le redactó el discurso debe ser la misma que le redactó el discurso a raíz del incidente que llevó a la Causa 1, y evidentemente la palabra dolor le gusta. En aquella ocasión Raúl dijo que al irse al baño de su oficina a lavarse la boca con pasta de dientes, mirándose al espejo descubrió lágrimas en sus mejillas, sentía dolor por  los hijos de Ochoa. Ahora Raúl ha observado con dolor el deterioro de la sociedad cubana.  İQué descaro!!!!!!!!!!! Raúl no debe sentir dolor ni golpeándose un testículo.

Raúl menciona los problemas y las causas que le conviene, como buen alumno de su hermano mayor. Sí, es cierto, una gran parte de los cubanos nos hemos convertido en vulgares, ladrones o luchadores, jugadores de juegos prohibidos, alcohólicos, viciosos, suicidas, locos, etc., esa gran parte de los cubanos hemos nacido después de 1959 y eso es lo que tenemos como gran logro de estos 50 años de un “profundo proceso revolucionario”.

¿Ahora Raúl habla en Cuba de cívica? Lo de cívico casi que se abolió y quedó solo para los viejos nostálgicos. Las cosas en Cuba no eran cívicas, eran revolucionarias, o ya se le olvidó a Raúl que la palabra señor y señora se desterraron después de 1959 o peor se utilizaron para señalar a aquellas personas desviadas o débiles ideológicamente. ¿Moral y Cívica no era una materia de escuela obligatoria en la época de nuestros padres, que se quitó de los planes de estudios revolucionarios a todos los niveles? ¿No recuerda Raúl que durante estas últimas cinco décadas la palabra ciudadano se utiliza rudamente para denigrar, marcar y maltratar a muchos cubano? Eres ladrón, medio borrachín, mentiroso, etc., pero eres formalmente militante del Partido, eres compañero. Eres educado, correcto, de alto nivel académico, pero haces críticas al gobierno y no estás de acuerdo, eres un ciudadano.

Raúl habla de “amarga sensación”, pienso que debido al consumo de alcohol que dicen mantiene desde hace muchos años, de que hoy los cubanos somos “una sociedad cada vez más instruida, pero no necesariamente más culta” y no menciona a Martí, ni a Rubén Martínez Villena, menos al Che, sino al escritor español Miguel de Unamuno, como para dar la  imagen de un presidente culto en un país de salvajes. Apretó la persona que le escribió el discurso.
Mi única pregunta es: ¿Dónde ha estado Raúl en estos últimos 50 años?

Cualquiera que lo lee sin conocer los vericuetos de la Cuba revolucionaria, puede pensar que es una figura nueva, fresca, acaba de llegar, portador de nuevas ideas y sobre todo nuevas soluciones. Nadie podría pensar que es el mismo Raúl de siempre, el segundo en todo, el único de los partenaires de Fidel que ha sobrevivido y que siempre se dedicó a aprobar todo lo que a éste se le ocurrió. El tipo que, queriendo dar la imagen de honestidad y justificar su ningún logro, se da el lujo de hacer un inventario de nuestros defectos y deformaciones, pero jamás, ni por esbozo, menciona las verdaderas causas. La figura una vez más retoma el discurso retórico de siempre y plantea, tal como su hermano acostumbraba a hacer, que todos han sido culpables, menos él mismo.

Es real, los cubanos, somos muchas de esas cosas que Raúl menciona, quizás otras más y no es de ahora que se ve el deterioro, esto como un cáncer viene caminando a pasos sólidos desde hace muchos años. Habría que preguntarse cuántas personas dijeron esto mismo desde siempre y nunca se les escuchó o peor se les separó por tener ideas no acorde con el proceso.

El deterioro comenzó a partir de que muchas personas escogieron hacer lo que no sentían, de que siempre se levantó la mano para aprobar por unanimidad algo con lo que no se estaba de acuerdo, no se entendía o sencillamente para terminar con el asunto e ir a mirar la novela. Deterioro a partir de que para muchos lo importante era ser militante del PCC como pasaporte para los privilegios a partir de la supuesta confiabilidad. Deterioro a partir de que en vez de verdaderos militantes, la Revolución se fue cargando de simuladores, actores, payasos, a los que utilizó a su conveniencia.

Si es verdad, hoy después de cinco décadas de socialismo somos un pueblo mal educado, gritamos, somos irreverentes, decimos malas palabras, hablamos desmedidamente alto, porque eso en un momento significó ser proletario, ser compañero, en enfrentamiento a las manifestaciones burguesas que podrían sobrevivir.

Se le perdió el respeto a la ancianidad, a las canas como decimos popularmente. Todos éramos iguales, abuelos, padres, hijos. Se estimuló la confrontación dentro de la familia. Los padres comenzaron a fajarse con los hijos, los hijos con los abuelos. Los hermanos empezaron a dividirse por la política, unos a favor y otros en contra con posiciones bien enconadas. Nos fajamos a muerte con los que se fueron o comenzamos a esconder las relaciones con ellos.

Se marginó a la fe, muchos decidieron creer a escondidas, que es peor que no creer. Se limitó a los religiosos de pueblo, mientras muchos en el gobierno mantuvieron sus padrinos de religión y de pronto se cambió para un status laico, arremetiéndose equivocadamente con lo que la religión pudiera tener de positivo en cuanto a la familia, amistad, valores, ética, honestidad, solidaridad, etc.

Todos somos iguales rezaba el lema, con una igualdad inventada e irreal, pues algunos se apoderaron muy rápido de las mansiones de Miramar, Nuevo Vedado, Siboney, símbolo de la burguesía explotadora. Entonces, era igual el director y el subordinado, el médico y la enfermera, el alumno y el profesor, el arquitecto y el constructor. El ama de casa y el científico. El que trabajaba todo el día y el que declaraba a voz populi que al gobierno no le trabajaba.

Para colmo de males y de bienes a la misma vez, aparecieron los extranjeros. Los “gusanos” que un día violentamente echamos del país, regresaron convertidos en “mariposas” y casi se nos pidió que los recibiéramos con honores. Aparecieron los hoteles, bares, cafeterías, tiendas, en moneda convertible, los artistas, deportistas y técnicos autorizados en dólares. Como consecuencia, los que pueden acceder a la vida y los que no. Se impusieron los trabajos cómicos, las firmas extranjeras, las corporaciones, el turismo, las salas de hospitales y escuelas para extranjeros. Apareció a mayor escala la droga y la prostitución. Ser “jinetera” es malo, pero si ella pone la comida para la fiesta del CDR, entonces …


Seamos honestos, la Revolución no inventó la vulgaridad, pero si le dio cabida dentro de lo que se quiso ver como manifestaciones populares. La Revolución no inventó el robo, solo que en un lugar donde el que dirige, el que controla y el que trabaja roban, es más fácil de que esto se haga familiar.

Los militantes roban, los que no también. Roban los católicos, los santeros; los jefes y los subordinados, los del campo y la ciudad, los policías y por supuesto los delincuentes. Roba el trabajador y también el administrador, roban muchas personas.

La Revolución no inventó la mentira, pero se conformó con ella con tal de ganar aparentemente adeptos. La Revolución no inventó la desigualdad, pero ellos, los jefes, sus hijos, sus esposas y sus queridas, fueron los precursores de lo que significa vivir diferente a un pueblo. La Revolución no inventó el tráfico de drogas, el de armas, el de seres humanos, pero de vez en cuando jugó con estas acciones peligrosas. La Revolución no inventó las guerras, pero a su antojo, participó en muchas de ellas, bajo el noble lema de internacionalismos proletario, donde los integrantes del gobierno, no tienen un familiar muerto.

Se le olvidó a Raúl, pienso que porque no le convenía mucho hablar del tema en ese momento, que una gran parte de los cubanos sólo quiere una cosa, emigrar. Paradójicamente los jóvenes, los que no conocieron el capitalismo, los que son el resultado de la educación y la medicina gratis, los que tienen el derecho a practicar deportes, los negros que crecieron en un país sin discriminación racial oficial, los campesinos a los que la Revolución beneficio en primer lugar, en fin, muchos cubanos, tenemos una idea fija, irnos de la tierra que nos vio nacer. Irnos para cualquier lugar, cualquier clima, cualquier idioma, sin apenas garantías. Sólo una idea, emigrar


Entonces Raúl, amigo, bastante bien estamos. Somos un pueblo que en medio de tantas dificultades, no te roba, sino que lucha para sobrevivir y de vez en cuando tomarse una cervecita pues también es humano. No es que no trabajemos, sino que somos así de entretenidos y suaves, en el trópico hace mucho calor. No gritamos ni somos vulgares, sino que somos divertidos, alegres. Ya no tenemos mucho contra ti, ya no nos importa mucho quién dirige Cuba, pero evidentemente no tenemos nada en contra de nosotros mismo. Eso es lo que nos ha permitido sobrevivir al desastre llamado Socialismo Cubano. Si lo fuéramos a tomar en serio hace años que nos hubiéramos autodestruido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario