lunes, 20 de noviembre de 2017

Las mismas viejas medidas anunciadas como nuevas. (Tercera Parte)

Cuba ha sido un país muy ayudado. Recordemos muy por arribita. Primero nos ayudaron los hermanos del campo socialista, liderados por los soviéticos en aquellos años. Nos llenaron el país de comida, siendo un país agrícola por excelencia desde el siglo XV, llegamos a comer papas y zanahorias encurtidas y coles rellenas rusas, sopa de letricas y estrellitas polacas, carnes y frijoles enlatadas, se vendía vodka, etc., nos proveyeron de ropas, zapatos, petróleo en grandes cantidades incluso para que el gobierno cubano lo vendiera en el mercado a precios internacionales, armas para mantener al ejército más poderoso de Latinoamérica, con cohetes nucleares incluidos, nos inundaron la programación de la TV y los cines con muñequitos y películas de los hermanos, los soviéticos comenzaron a caminar por las calles cubanas, siendo sus mujeres las pioneras del mercado negro en Cuba y nos hicieron creer que estudiando ruso nos salvaríamos. El inglés era el iddioma del Diablo. Recuerdo y me río, a  mis dos padres sentados frente a nuestro viejo radio estudiando ruso y tratando de repetir aquellas palabras que para nada parecían de un idioma civilizado.

Tanto nos ayudaron que nos desformaron. Se llegó a plantear que estábamos construyendo en Cuba, nada más y nada menos que en Cuba, el comunismo desarrollado. Tanto nos ayudaron que nos hicieron creer que éramos una súper potencia y que el mundo estaba siempre paralizado esperando por la decisión cubana.

¿Y qué quedó de todo aquello? Nada. Los soviéticos una noche decidieron volver a ser rusos y en la mañana Cuba despertó en la crisis más grande de su historia después de la llegada de los españoles en 1492.

Luego, pues nos ayudaron no pocas personas y empresarios de Latinoamérica, liderados por México querido. La misma Latinoamérica a la que por muchos años, excepto dos o tres guerrillas, habíamos olvidado. ¿Y de esto qué quedó? Nada. Hicimos millonarios a varios “empresarios” que se acercaron “desinteresadamente” y hoy deben quedar muy pocos. A muchos incluso todavía se les debe dinero.

Los chinos y su cultura milenaria. Aparecieron los chinos y nos dieron créditos para unos fines, que obviamente cogimos para otras cosas. Crearon empresas, Martica trabajo en una de ellas, aceleradamente se puso a los jóvenes a estudiar chino, lo que debió resultar bien incómodo por su poco parecido con el español, se hablaba de crear hoteles para el turismo chino específicamente y no sé que pasó, pero hoy, ni el arroz logramos tener de forma estable.

Nuestro ahijado apareció, Hugo, y como una mala copia de lo que en Cuba se había hecho, comenzó a transformar a Venezuela con asesoría cubana. Nos compró los centrales azucareros y Cuba dejó de producir azúcar. Increíble esa pequeña isla que fue uno de los mayores productores de azúcar de caña del planeta Tierra, hoy no tiene azúcar, sigue por la libreta. Ese “hermano país” no tiene qué comer y sus gentes, poderosas y ricas ayer, conocedoras de que el agua era más cara que la gasolina, grandes productores y por supuesto consumidores de carne de res, hoy están en las calles manifestándose contra el heredero del trono porque sencillamente no tiene qué comer.

Hemos sido muy ayudados, por muchos años, la ayuda nos compró y nos puso a fajarnos con el llamado imperialismo yanqui, llegando a pensar y a convencer a muchos, de que, en un posible conflicto armado, Cuba saldría vencedora, tal como lo hizo Viet Nam, sin tener en cuenta que no somos vietnamitas. OJO, seamos realistas, el primer golpe masivo aéreo de Estados Unidos hacia Cuba, por plan, demora 7 minutos, o sea, en 7 minutos dejamos de ver el Sol. En 7 minutos, seamos sinceros, no logramos arrancar los camiones rusos que tiene nuestro ejército y no logramos bajar de los estantes a los tanques de guerra, y en 7 minutos las Brigadas de Producción y Defensa no llegan a sus destinos para producir la comida que necesitarán nuestros militares. No somos Viet Nam.

Ayudar al pueblo de Cuba, idea que la mayor de las veces suena irreal, hueca, ficticia, y por qué no, hasta romántica, es difícil de visualizar en la práctica. Dulces sueños de los más buenos, que repetidos y repetidos cobra fuerzas como la buena publicidad.

He sido un tipo muy ayudado toda mi vida, por eso uno de mis grandes compromisos y exigencias conmigo mismo, y un poco con los más cercanos que me rodean, es el de ayudar. Como pago a la ayuda que he recibido, ayudo y ayudaré, muchas veces, llegando a hacer mío el problema ajeno, por lo cual he sido criticado. Las personas están dispuestas ayudar, pero no tanto. Yo estoy convencido de que, como postulado de vida, lo de ayudar siempre, está bien. Sin mirar a quién, sin pensar en cuánto me cuesta. Ayudar satisface, ayudar engorda.

Pero cuando me pongo a pensar en más allá de mi familia y amigos, lo de ayudar al pueblo de Cuba, bajo las estructuras actuales, no lo logro ver y entonces me entran dudas. Por lo que me gustaría pensar y hacer pensar en qué significa pueblo, porque así sola, la palabra es inmensamente grande.

Los hijos y nietos de Raúl son pueblo. Los familiares de los generales y los ministros son pueblo y todos sabemos que tienen determinadas ventajas que les permitirían incluso a ellos, ayudar. Los hijos de los que administran hoy paladares y hoteles son pueblo y aunque se disfrazan de sencillez, llevan a las escuelas Coca Cola en envases plásticos no transparentes y llaman a la langosta pescado, mientras sus papás toman “cervezas de latas” en los patios de la casa y echan la basura tres cuadras abajo, viven mejor que el hijo de la maestra de preescolar de la escuela del barrio, incluso que la propia maestra.

Los hijos de los que trabajan en firmas extranjeras, que aceptan como regalos silenciosos, las comisiones en divisas por sus resultados y los de los trabajadores del turismo, tiendas, etc, que día a día “luchan” su dinero, también son pueblo. Es duro de decir, pero la joven cubana, linda, de buen cuerpo, que cobra por sus servicios sexuales 100 dólares y tiene la ventaja de poder salir con un tipo en la mañana y luego otro en la tarde y si la cosa está buena con otro por la noche, también es pueblo y gana más que un cirujano de corazón, en realidad gana en pocas horas mucho más que lo que ese médico hace operando corazones todo el mes.

Una madre que recibe 300 dólares mensuales porque tiene 3 hijos “afuera” y con ellos mantiene como reyes y princesas a los “pobres que se quedaron” en Cuba, ella que administra 300 dólares mensualmente y todos los suyos que no trabajan, pero están a la moda en las ropas, las comidas, los paseos, también son pueblo.

Entonces a qué pueblo hay que ayudar. Es conocido que somos un pueblo complicado, imaginen, usted recibe 300 dólares mensuales, pero pelea cuando el café de paquetico, malo, muy malo, se demora en llegar a la bodega. Usted recibe 300 dólares mensuales, tiene dos tanques en el techo y una cisterna, pero se queja cuando no llega el agua todos los días. Usted recibe 300 dólares mensuales, pero hace guardia en el Comité y va a las fiestas cederistas con un viejo jarro a recoger un poco de caldosa hecha con motivos de celebrar el triunfo de la Revolución Cubana. Usted maneja 300 dólares mensuales y todo lo que de ello se desprende, pero está desesperada porque el mensajero le traiga el pan, malo y todo, porque el gobierno dice que a pesar de que usted tiene 300 dólares mensuales, hay que darle un pan todos los días.

El otro extremo, aquel del tipo joven fuerte, de sanos dientes y amplia sonrisa, que dice que no vale la pena trabajar y que es preferible sentarse en un contén a las 9 de la mañana a tomarse una botella de ron y esperar a que sus amigos aparezcan para jugar dominó y tomarse otra botella de ron. ¿Hay que ayudar a ese que no quiere trabajar? ¿Habría que ayudar a una persona que, todavía hoy en el 2017, a pesar de los desastres y descalabros, histericamente da gritos frente a una cámara de televisión enunciando las gloriosas frases de Viva la Revolución Cubana, Socialismo o Muerte, Viva Raúl y San Fidel o a aquel joven de unifirme del MINIT, policia o incluso de civil, judoca y karateca, que sale a la calle a golpear salvajemente a mujeres que caminan, equivocadas o no, con una flor en la mano? ¿Tendríamos que ayudar a un tipo que bajo el criterio de que estamos todos luchando, entra en casa de una viejita, la estrangula con sus propias manos para robarle su viejito televisor y la pensión que ella cobra mensualmente? ¿Tedríamos que ayudar a los recién repatriados, que huyeron del comunismo porque no lo soportaban y ahora, hipócrita, demagógica y oportunistamente, bajo la condición de residentes o ciudadanos americanos y también cubanos, van a Cuba a recibir servicios médicos gratuitos del mismo gobierno que no soportaban, o los maltrató e incluso los echó?

No sé, yo que siempre estuve confundido y ahora, sigo confundido.

Cuando llegamos a Lincoln fuimos ayudados, diría que muy ayudados. Una institución nos regaló, y no sólo eso, sino nos transportó y cargó los muebles que necesitábamos para no vivir en el piso y algún efectivo para comprar ropas de invierno. Luego nos dijeron, bueno, ahora ustedes necesitan conseguirse un trabajo, Welcome to America. Y yo, el historiador, el ilustrado, el que puede pensar, hablar e incluso escribir, el profesor universitario y profesorísimo del nada más y nada menos que Instituto del Comercio Exterior, único de su tipo en Cuba, y poseedor de un infarto y un stent en una de sus arterias coronarias, fui a parar a una fábrica de hacer jamones, que estoy casi seguro que después del trabajo que realizó Martí en las canteras de San Lázaro picando piedra, debe ser uno de los trabajos más inhumanos que se han inventado. (1) Welcome to America significa bienvenido al trabajo, al sacrificio, al esfuerzo, a las horas sin dormir, al cansancio y agotamiento, etc. Welcome to America significa "no hay ganancias sin dolor" como dice la frase que adoro y tengo puesta al principio de este blog.

La ayuda no se puede ver como una vacuna que se le pone a alguien una vez al año para que no le dé catarro, o unos zapatos viejos que se le regalan a una persona que viene descalzo. El pueblo de Cuba necesita desayunar, almorzar y comer todos los días, con alguna proteína incluida en las comidas. El pueblo necesita lavarse los dientes como mínimo dos veces al día, soy testigo de lo que significa lavarse los dientes con agua, sal, bicarbonato y jabón, con un solo cepillo de dientes para Martica y para mí, lo que es una muestra inigualable de amor, pero ….,  o un cepillo de diente partido a la mitad, nada de eso es lavarse los dientes, es sencillamente torturarse y torturar, por ejemplo, a los hijos pequeños. El pueblo de Cuba necesita recuperar aquella sensación de sentarse frente a una cesta de pan y comerse muchos panes con mantequillaaaaaaaa, en contra obviamente de lo que dicen los dietistas y médicos. El pueblo de Cuba necesita vestir luego de poder decidir qué ropa, qué color, qué modelo quiere usar y no conformarse con las ropas usadas que obtiene como regalos de los familiares comunitarios. 

El pueblo de Cuba necesita pintar su casa, arreglarla, poner flores a los santos, poner luces por fin de año, ampliarse, comprar, alquilarse. El pueblo de Cuba necesita tener la posibilidad de un auto que lo lleve y lo traiga sin sudarse o ensuciarse, o tener que compartir con … El pueblo de Cuba necesita tener dinero para vacaciones como lo tenía cuando yo era niño y poder aspirar a un hotel, una playa, un restaurante. El pueblo de Cuba necesita trabajar honestamente, dejar de luchar con lo que aparezca y se pueda vender en el mercado negro y que como resultado de su trabajo pueda vivir en paz. El médico no debería cambiar sus servicios por aguacates o dulces. El abogado no debería dar sus servicios a cambio de gasolina. Los maestros no deberían depender de los regalos de los papás para poder tener champú, jabones, una botellita de aceite o buen ron, o peor, los materiales para preparar sus clases. La prostituta no debería prostituirse para comer o comprar ropa para su pequeño hijo, ella debería prostituirse porque le gusta el sexo, porque es insaciable, porque le gusta ser puta y entonces cobrar no 100, sino 1000 dólares por prestar su lindo y joven cuerpo a un sesentón turista baboso.

El pueblo de Cuba no necesita ayuda para un día, pero lamentablemente no existe la ayuda para siempre. El pueblo de Cuba necesita saber que, si trabaja, como yo, en una fábrica de jamones, puede vivir honestamente, a su nivel, pero VIVIIIIIIIIIIIIIIIIIR y sobre todo SOÑARRRRRRRRRRRR y eso bajo las estructuras actuales es, además de imposible, un chiste.

(1) Si quieres saber cómo se fabrica el rico jamón que comes y recordarme cada vez que te pongas un pedacito en la boca, puedes leer lo que publiqué en mi blog bajo el nombre de "Farmland. The nightmare", el día 12 de abril del 2013. A lo mejor Martí no hubiera hablado tan mal de lo que le tocó hacer en las canteras habaneras. JAJAJA





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