Nebraska, la buena vida, es el slogan que preside el estado
donde vivo.
Es conocido que detrás de cada slogan que se utiliza para identificar
un determinado lugar o producto, se muestran cosas buenas y lindas y se esconden
también las malas, por lo que, tanto para defensores como para detractores,
nada es tan absoluto.
Sin embargo, después de vivir aquí por más de 5 años, puedo
asegurar que algo tiene de cierto eso de “buena vida”. Nebraska es uno de los
estados más ricos del país, de esa riqueza llamada vieja, basada en la tierra y
el trabajo.
En sus orígenes fue un territorio poblado por varias pequeñas
tribus indias o de nativos americanos como suelen aquí llamarlos, que recibió una
inmigración básicamente irlandesa, holandesas, alemana. Poca esclavitud, poca especulación, poca estafa y mucho trabajo como colonos libres.
Hoy Nebraska es uno de los principales productores de ganado
y granos de todos tipos, lo que genera anualmente una enorme cantidad de
dinero. Más allá del frío en invierno, a veces, el mucho frío, es una región
productora de calidad.
Esto se observa en las personas. En realidad, algunos
dicen que, por hipocresía, otros que, por personalidades y caracteres, las
personas aquí son suaves, como dijera mi amigo Ruso. Los niveles de violencia son muy bajos en
comparación con otros lugares de la misma Unión, por lo que incluso la policía es
suave. OJO, suave, pero no tonta. No confundir.
Lincoln, la ciudad capital, por ejemplo, durante muchos años
fue muy chiquita y estuvo rodeada de campos de siembras, por lo que pocas personas
son exactamente citadinos. Hay una gran parte de la población que proviene de
familias campesinas y el campesino, generalmente, donde
quiera que esté, es noble. OJO, noble, pero no tonto. No confundir.
Puedo asegurar que las personas aquí gustan de respetarse y saludarse,
incluso de un carro a otro. Las personas se dan los buenos días, aunque no se
conozcan, solo porque están caminando por la acera de frente de tu casa. Es
normal que, si te ven que vas a cambiar de carril o a salir de una entrada de garaje,
el tráfico se detenga a ambos lados de la calle para darte paso. Es normal,
cosa que me llamó al principio mucho la atención, recordar que venía de República Dominicana, ver a personas solas, mujeres incluidas, pasear un perro
o hacer ejercicios a altas horas de la noche, incluso después de la media
noche. Lo que hace entender que la gente no siente gran miedo.
Donde quiera que uno llega, lo primero que experimenta es
ser recibido por una sonrisa y un agradecimiento por haber llegado. En nuestro
caso, inmigrantes provenientes de un pedazo de tierra en el medio del mar que
para nada es famoso por estos lares, con nuestros colores extraños de piel,
pelos y ojos y para colmo nuestro mal y forzado inglés, es fácil de comprobar
si los que nos reciben son realmente buenos o malos y en sentido general
podemos asegurar que son más de lo primero.
Al ser un territorio formado por inmigrantes, donde cada uno
de los vivos aquí tiene una abuela que vino de un lugar diferente, hemos sido
bien acogidos. La bondad, según algunos, o la hipocresía, según otros, no
importa, nos ha permitido no sólo llegar o sobrevivir, sino insertarnos poco a
poco y disfrutar. También, aunque pueda parecer mentira, un poco enseñar e influir.
Sin embargo, no todo lo que brilla es oro, como dice el
viejo refrán. Nebraska ha sido declarado el noveno estado mayor consumidor de
alcohol de toda la Unión. Esto no está mal, o sea, no da para un récord, si tenemos
en cuenta que existen otros ocho estados donde se consume mayor cantidad de
bebidas alcohólicas, pero ser el noveno dentro de una lista de cincuenta estados,
es al menos un buen average.
Y esto, junto a lo de “la buena vida” también es cierto.
Aquí se consume muchísimo alcohol en forma de cervezas o bebidas fuertes. Según
la opinión de 24/7 Wall Street, se reportan en Nebraska y específicamente en
Lincoln, tasas de consumo excesivamente altas, muy por encima de la media nacional.
Desde el punto de vista general, o sea, comparando los
estados, la primera razón parece ser una correlación que existe entre la tasa
de consumo y los ingresos. Al ser mayores los segundos, se incrementa proporcionalmente
el primero, la gente consume más alcohol porque tiene más dinero. Sin
embargo, según la misma investigación dice que, si se observa a las personas, el
patrón es complicado, en aquellos lugares donde hay más dinero, las personas
consumen alcoholes más suaves y de calidad que en los lugares donde el dinero existe menos,
cuyos pobladores consumen alcoholes más fuertes.
Entonces 1 de cada 5 adultos en Nebraska bebe excesivamente,
todo esto, obviamente, teniendo en cuenta sólo los casos reportados
investigados por el Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo. Es
típico, lo hombres beben mucho, pero aquí, las mujeres beben mucho también.
Otras de las causas pueden ser la pertenencia y permanencia en zonas rurales, el campo como todos los
campos viene con alcohol. No hay mucho que hacer o visitar después de la fuerte jornada laboral, entonces ...
Puedo decir, a partir de lo que vivo, que el norteamericano
de pueblo, o sea, el simple trabajador, no consume cervezas importadas, porque,
primero, son más caras y segundo, tienen generalmente mayores grados de alcohol.
Ese norteamericano promedio, o sea, mis compañeros de trabajo, disfruta las
cervezas de producción nacional, cuya calidad en sentido general no es buena
para nuestros estándares, pero entonces se pueden tomar como mínimo 15 cervezas
en cada una de las actividades festivas, que, para algunos de ellos, son
sencillamente todos los días o bastantes días a la semana. Casi obligatorio los
fines de semanas, días festivos oficiales, juegos de pelota o futbol americano frente
a la TV, velorios, imagino que nacimientos, aunque no he participado en ninguno
hasta ahora, días de nieve, tornados, algo de lluvia, etc.
Los de menos ingresos pueden combinar un trago de
algo fuerte, con alguna pastilla o mariguana y así lograr el mismo efecto de borrachera. Los
que descienden de irlandeses, por ejemplo, son dados a mezclar la bebida fuerte
con cervezas, se pueden impulsar un shot de whisky seguido por la mitad de una
cervecita, o dejar caer el mismo shot con copa y todo dentro de una jarra de
cerveza. Igual pasa con los descendientes de mexicanos, solo que
cambian lo de whisky por el “amado” tequila. Los cubanos no nos quedamos atrás y lamentando no tener aquí nuestro buen ron, desembocamos ese sentimiento contra la cerveza, no nos importa mucho si es producida en USA o traída de remangalatuerca.
Existen muchos bares en Lincoln que fabrican sus propias cervezas,
a partir de las cosas que uno menos se imagina y cuando visitas el lugar tienes
frente a ti una enorme variedad de colores, sabores, tamaños, etc, donde poder
escoger, de lo que resulta, que, si no tienes mucha fuerza de voluntad, es
imposible salir de uno de ellos ileso, o sea, sobrio.
Una de las imágenes que más se ven en la ciudad, vinculada a
los bares, es precisamente la de los jóvenes borrachos. Más que borrachos, la
de los jóvenes casi inconscientes por la borrachera.
No sé en otras partes del país, pero aquí, la mayor, o una
de las mayores aspiraciones de los jóvenes, varones y hembras, es cumplir 21
años. Existe una prohibición de venderle bebidas alcohólicas en los lugares
públicos a los jóvenes menores de esa edad, por lo que todos, sin excepción,
esperan con ansias ese día de cumpleaños para, no sólo ir a un bar a caerse de
la borrachera, sino que para muchos esa fecha autorizada, marca el inicio de
una carrera hacia y sobre el alcohol.
Claro que toman antes de los 21 años, en fiestas, en casa de
los amigos, etc., pero lo de poder tomar bajo la ley tiene un sabor
definitivamente diferente.
Yo no acabo de entender si la medida de los 21 años es buena
o es mala. Pienso por un lado que estimula la ansiedad por llegar y luego
explota la idea del consumo sin límites, pero por otro lado pienso que por la facilidad y
la enorme variedad con que se vende el alcohol, de no existir la prohibición
o el límite de edad, consumirían desde edades mucho más pequeñas, casi desde la infancia. Esto está lleno de locos.
Es una enorme contradicción según los propios jóvenes.
Muchos se casan muy jóvenes, son responsables o no, pero se casan. Peor, muchas
chicas, muchísimas más de lo que uno se imagina, paren casi al comienzo de la
adolescencia, millones de jóvenes trabajan y se busca su dinero todavía estudiando
en la secundaria, otros, no pocos, van a las guerras, matan y mueren, sin
embargo, antes de los 21 años, sólo pueden tomar medio escondidos y nada de
poder comprar las bebidas personalmente. Todo eso crea una ilusión de mayoría de edad a partir de poder comprar legal y públicamente el alcohol, cosa que se ve en el orgullo con que muestran su identificación frente a alguien que la solicita antes de venderle una bebida alcohólica, acompañada del pensamiento secreto de, "te jodí, puta"
Lo de los jóvenes y los 21 años es llamativo. El día del
cumple es como iniciarse en una secta o salir de una jaula, donde el objetivo no es celebrar nada,
el máximo esfuerzo es emborracharse casi a los niveles de ambulancia. Luego, después de esta experiencia casi obligatoria, están los que se quitan y mantienen un consumo "light" o los que continúan y forman parte de esas estadísticas
que nos han puesto en el noveno puesto.
No sé exactamente qué parámetros se escogieron para lo de Nebraska la buena vida, porque siempre se piensa en factores profesionales como la economía, los ingresos, la educación, la salud, la naturaleza, etc. A lo mejor la definición tiene bases más simples, lo de la buena vida, pensándolo bien, puede salir y estar soportado sobre el alcohol. Puede ser que mis coterráneos no sean, ni tan sociables, ni tan hipócritas, sino que solo sean buenos borrachos. JAJAJAJA
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