Tenemos dos grandes problemas los cubanos. Uno es con el gobierno y otro es con nosotros mismos. El primero abarca e influye en toda nuestra vida material y espiritual.
El cubano no tiene ropa, ni zapatos Es cierto que nunca hemos andado desnudos, pero desde siempre comprar ropas, tenis, calzoncillos, ajustadores, etc., ha sido un tormento. Siempre nos conformamos con usar ropa usada, regalada, remendada, etc. El acceso a la ropa siempre ha sido doloroso para todos.
Los cubanos tenemos problemas con el agua y nos hemos acostumbrado a que ella viene cada 4 o 5 días, a veces cada más. Cada casa es una sucursal del acueducto y tenemos entonces tanques y más tanques para almacenar el preciado líquido. En pleno siglo XXI nos seguimos bañando con un cubo, seguimos fregando con un jarrito y seguimos descargando nuestras tazas de baño, donde, a veces acumulamos 1, 2, 3 orinadas con cubos.
Los cubanos tenemos problemas con la electricidad y hemos nacido, crecido y muchos muertos e incluso velados con apagones, a veces programados diariamente 8, 10 horas, otras sin programación. 60 años de apagones con diferentes justificaciones, escasez de petróleo, planta generadores rotas, falta de mantenimiento, etc.
¿Qué hay de las calles y las aceras? Me arriesgaría a decir que no existen calles sin baches, peor, hay huecos que están en el mismo lugar desde hace muchos años y décadas. Las calles hoy parecen el resultado de un bombardeo masivo intensivo, en un país donde nunca ha caído una bomba.
Los alumbrados públicos, señales de tránsito, carteles lumínicos, se han ido extinguiendo tal como se extinguieron los dinosaurios.
Los cubanos no conocemos de un buen servicio. Existía, heredado del capitalismo, pero como hoy como todos somos iguales, los que están para servir, pues se lo toman como un favor. Puede ser que todavía existan personas de buen corazón, que sienten placer con ayudar al otro, médicos, maestros, oficinistas, dependientes, pero lo clásico, lo tradicional, lo que se ve todos los días es el maltrato, la grosería, la estafa, el robo, la corrupción, etc. Si hay algo que hoy nos caracteriza y distingue es el mal servicio generalizado, incluso en aquellos lugares donde hay que pagar mucho y en una moneda extranjera. Nos hemos convertido en salvajes para sobrevivir, entonces todo nos parece bien. Nos hemos acostumbrado a gritar y que nos griten, a maltratar y que nos maltraten, a robar y que nos roben.
¿Qué hay de la vivienda? Los cubanos vivimos hacinados unos arriba de los otros. La obra constructiva del gobierno ha sido, no sólo insuficiente, sino pésima. Hemos convertido nuestras casas en solares, cuarterías, al tener que dividirlas y dividirlas en busca de privacidad. Tres y cuatro familias en el mismo espacio físico. Baños convertidos en cocinas, salas de estar utilizados como dormitorios. Padres y madres junto a todos sus niños en un mismo cuarto, a veces en la misma cama.
Muchas familias hoy siguen viviendo en edificios construidos a principios del siglo XIX, declarado potencialmente peligrosos con posibilidades de derrumbes. Balcones caídos, paredes rajadas, techos que se filtran y caen a pedazos, escaleras rotas, sin peldaños, sin barandas. Casas imposibles de reparar, pintar, cambiar una puerta, una ventana lo que ha parado en el deterioro total.
No hablar del campo cubano, sólo decir que muchas personas viven en condiciones muy precarias, tan precarias como en el duro período de gobierno, no de Batista, sino de Gerardo Machado, o sea, más para atrás en la historia.
Hoy quien vive en una buena casa es porque recibe mucha divisa desde exterior, trabaja vinculado a la divisa en Cuba, roba en bue cubano “como un caballo” o forma parte de los del gobierno y entonces otros roban para él.
¿Qué ha pasado con nuestros parques, cines, nuestros centros deportivos? Muy pocos existen hoy, muy pocos quedan que no sea una ruina inservible. ¿Dónde está la gasolina a un precio pagable, los repuestos para automóviles?, ¿Existen hoy talleres para reparar, chapistear, pintar? No existe. Todo lo que sea reparar, arreglar, reconstruir, está en manos del mercado negro, a precios ridícula e inexplicablemente altos, para muchos impagables.
Existe la posibilidad de seguir describiendo problemas, carencia, necesidades, etc., tantos que harían interminable este escrito. Falta de herramientas para trabajar, falta de productos para la higiene, largas colas para cualquier cosa o trámite, dos y tres horas de espera para poder acceder a un transporte, pago de precios altos a particulares para trasladarse, caminatas de muchos kilómetros, 8, 10, 12 para ir y regresar incluso del trabajo.
El pueblo de Cuba, presumido como el mejor, es hoy un pueblo mal vestido, mal oliente, mal alimentado, mal cuidado. Es un pueblo que ha tenido que lavarse la boca con agua, con sal, con bicarbonato. Ha tenido que bañarse con hierbas y jabones inventados como los que se usaban en Europa, allá a finales del feudalismo. Es un pueblo que ha usado Vaginol como champú y magnesia como desodorante. Es un pueblo donde los jóvenes y no tienen dientes, ni tan siquiera dentaduras postizas.
Es un pueblo que no conoce de tabaco y de buenos rones. Es un pueblo que, rodeado de agua del mar, no puede pescar y no conoce de pescado, menos de mariscos. Es un pueblo donde comerse hoy una galletica, un helado, un bombón es un lujo.
Cuba tenía un ballet clásico famoso antes de 1959.
Cuba tenía pintores, escultores, poetas, escritores que no fueron productos de
la Revolución. Cuba, a pesar del desastre y olvido, todavía hoy exhibe una
urbanística, una arquitectura, esculturas, plazas, parques, famosos, ejemplo y
envidia de muchos países latinoamericanos.
¿Qué pasó?, ¿Quién es el culpable?, ¿Cómo explicar que un campesino trabaje la tierra descalza, que no tenga un machete y que tenga que arar la tierra halando con su cuerpo un arado de madera?, ¿Quién es el culpable de que la cosecha, después de recogida y almacenada, se pudra en el campo o que haya que echar a la tierra miles de litros de leche en una o varias vaquerías, porque nadie vino a buscar lo primero y lo segundo?
60 años del mismo gobierno con los mismos discursos. ¿No
nos parece, frente al desastre total e irreversible que hoy tenemos, que es
mucho?
Si un gobierno cualquiera, incluso con las mejores intenciones, sólo ha logrado que todo hoy esté peor que al principio, que las personas estén muy mal, que nada funcione, que los jóvenes desilusionados sólo piensen en irse del país, ¿es difícil concluir que tenemos que cambiar al gobierno?
¿Qué pasaría en Estados Unidos si al norteamericano
trabajador le prohíben comer carne de res y tomar cerveza?, ¿Qué pasaría en
España si los españoles hoy tuvieron que comprar los chorizos y el jamón en
yenes japoneses?, ¿Qué pasaría en República Dominicana si se les impone a los
ciudadanos una libreta de racionamiento y a través de ellas sólo van a recibir
tres plátanos por familia? Estoy seguro de que no alcanzarían los bomberos del
mundo para pagar los fuegos.
Es sencillo, sólo los ciegos, los hipócritas, los hijos de puta, corruptos y vividores no lo ven. La solución es cambiar al gobierno.
Claro que el gobierno no quiere ser cambiado, después
de 60 año en el poder, se ha acostumbrado a vivir bien, a no ser cuestionado, a
disfrutar de los privilegios, entonces siempre bajo una pataleta o una gran
actuación fingida, le mete miedo al pueblo y le dice: ustedes necesitan de
nosotros, sólo no lo van a lograr, van a morir. Entonces el gobierno chantajea
al pueblo y le dice: los negros volverán a ser esclavos, las mujeres volverán a
ser explotadas, los hospitales y las escuelas serán privatizados, no tendrás
que comer. Para colmo el gobierno humilla al pueblo y le dice: ustedes no son
capaces de hacerlo por sí solos.
El gobierno no quiere ser cambiado y entonces encuentra la mejor manera de resolver el problema, reprime al pueblo que debe defender.
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